https://www.teatrix.com/ver/auto-sex
Absolutamente inútil me resultó esta verdadera porquería de José María Muscari. Que alguien me explique si es posible encuadrarla bajo algún tipo de arte; tampoco cabría bajo el de la pornografía, ya que en rigor esa, la forma más baja del espectáculo, sirve para excitar al espectador, y de calentura acá no hay ni un gramo. Sirve sólo para que Muscari se pasee entre los autos, exhibiendo toda su alma gay, entre homos y lesbos y se sienta la reina de la noche.
Paso a explicar. "Auto Sex" es la misma propuesta que "Sex". el autopromocionado espectáculo de Muscari sólo que, en tiempos de pandemia, en un autoteatro, donde el público. desde su auto puede ver a los "actores". El escenario parece ser el de una orgía, en donde muchos cuerpos se mueven al compás de la música, pero como aquí lo denostado es la palabra y los cuerpos, mientras que sabemos que el mejor afrodisíaco es la palabra, no queda ya chance para la excitación. Y en cuanto a los cuerpos, parece muy salido de un programa de Tinelli, con poca ropa pero que no deja ver nada, y pasitos de baile coreografiados y hasta ¡¡¡un baile de caño!!!
Está el Tucu López, al que no se logra escuchar, porque no tiene voz para emitir, Adabel Guerrero haciendo el baile del caño menos excitante de la historia, Felipe Colombo, no se sabe para qué, el otro gay Diego Ramos gritando que se hagan la paja adentro de los autos, en modo transparencia de bulto y Gloria Carrá -¿quieren algo menos tentador que Gloria Carrá?- repitiendo la palabra "pija" muchas veces y con perfecta dicción. Y si algo faltaba... Miss Bolivia para ponerle el ritmo de cumbia tan fino con unas letras que por suerte no se oyen gracias al viento o a los micrófonos. Igual cree que con mostrar una teta se arregla todo.
Para colmo todos bailan entre los autos en pleno plan de fiesta, ignorando que hay millares de muertos por el Covid y que no hay nada para festejar. La mayoría de las que se asoman por las ventanillas para bailar son chicas de entre 30 y 40 años esperando encontrar un chongo para pasar la noche.
El sexo debe ser una experiencia enriquecedora y vivificante y no algo bastardo desde el comienzo como es esta propuesta nefasta, obscena y tinelliana. Por suerte no tuve que pagar para verla, me bastó sufrirla desde Teatrix, que por estrenar algo nuevo cada semana, viene derrapando.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente)
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