jueves, 19 de diciembre de 2019

Mi crítica de "La Mecánica de las Mariposas" (Teatro-Brasileño)


Ahora Teatrix ha importado una nueva obra del teatro brasileño. Se trata de "La Mecánica de las Mariposas", obra dramática con texto de Walter Daguerre y dirigida por Paulo de Moraes (¿tendrá algo que ver con el gran VInicius?). La obra no es fácil de aprehender en una sola visión porque transita pro caminos diferentes, juega alternativamente con los mitos de Rómulo y Remo como así también con Abel y Caín y hasta con Edipo y Yocasta. Igualmente, gracias a la polisemia de los vocablos, las mariposas en cuestión pueden ser aquellas que la madre adora en su jardín y cultiva, o esa pieza de la moto de Remo, esa que falta en su carburador para poder arrancar y llevarlo de viaje iniciático por América del Sur. También es muy explícita la referencia a la vuelta del hijo pródigo, aquella de la Biblia. Sí, porque Rómulo y Remo (así se llaman los hermanos, bautizados por un padre ateo y comunista a quienes en una primera opción se iban a llamar Isaac e Ismael) son mellizos, han pasado su infancia jugando juntos pero uno de ellos decidió irse un día a recorrer mundo (Rómulo) y vuelve veinte años después a buscar su lugar. Claro, eso no le será fácil porque Remo se quedó. Y se quedó con un odio y un rencor difíciles de sobrellevar, con su profesión de mecánico y casándose con la primera novia de Rómulo, Liza, veterinaria ella y cuidando de la madre, Rosa o Rosalía, que coquetea con la demencia.
La vida en el taller no es sencilla, Remo debe convivir con su conciencia de haber visto morir a su padre, de tristeza o de melancolía tres años después de que su hermano partiera, dejándose estar sobre un sillón prendido a la televisión. También debe luchar con su esposa, quien por esas cuestiones de la competencia de quienes han estudiado, se siente un escalón por encima de su marido. Y está empeñada en abrir un emprendimiento en su granja, algo que ayude a las mujeres del pueblo a salir de la chatura: una iniciativa de exportación de tejidos con la adecuada recolección de lana y esquila de las ovejas. Para eso es fundamental la mano de Rosalía, hábil tejedora quien va a aportar su experiencia, más allá de su locura. Pero la vida se ve trastocada cuando, de improviso llega Rómulo, convertido en escritor de libros en inglés, sí, porque ha fundado su prestigio allende los mares y es conocido mundialmente como Romuld Wolf, seudónimo con el que homenajea a Virginia.
Y la vida no será la misma porque los dos hermanos pronto se enfrentan, uno con el odio y el otro desde la pasividad de quien sabe que está en falta. Remo le achaca la muerte de su padre y el haber robado para irse, son cosas que no pudo superar. Recordemos que en la tradición romana, Rómulo mató a Remo de una pedrada en la cabeza, cosa que este Rómulo hizo con su hermano al superarlo por medio de su ilustración y desplazarlo al lugar de un simple mecánico. Es más, el romance con Liza nunca terminó, y ahora juntos nuevamente, a ella se le vuelve a encender la llamita de la pasión, harta de la bestialidad y poca sutileza de su marido. Por eso que, una noche, después de fumarse juntos un porro de marihuana, Rómulo y Liza se entrelacen en las redes del amor. Y justamente sean observados por Remo, quien los hecha de su casa.
Antes de ese suceso, hubo que lidiar con el enamoramiento de Rosalía de su propio hijo, a quien confundió, desde su insanía con Otto, su marido, alguien que físicamente era muy parecido a Rómulo. Y así lo tomo entre sus brazos y lo besó apasionadamente, lo llevó a ver el jardín en el que había esparcido las cenizas del difunto y luego lo arrastró a su propia cama. Eso ante la mirada atónita de Remo y Liza quienes temen romper el hechizo diciéndole la verdad, aunque finalmente, luego de la traición entre cónyuges saldrá a la luz. El 16 de junio es el día en que Rómulo se marchó y tres años más tarde es la misma fecha en que murió su padre. Él  anota todo en su librito de apuntes, convencido que esa fecha es una cábala mágica que debe utilizar para alguno de sus libros. Él le ha traído un montón de sus publicaciones a su hermano, quien no puede leerlas porque están escritas en inglés. Rosalía reacciona impávida ante la fulguración de que quien está entre sus brazos no sea Otto sino Rómulo. Poco a poco va a ir entrando en razones, si bien nunca abandona su limbo. Liza deja el hogar después de haber sido descubierta entre las piernas del cuñado, por lo cual muestra un sincero arrepentimiento, declarándole a Remo que todavía lo ama. Él hace de tripas corazón y la manda de paseo con emprendimiento y todo: él es quien debe permanecer en la casa para atender el taller y ocuparse de su madre.
Remo había ganado la moto de manos de un viejo loco al que ayudó a reparar su remolque, que vivía en el bosque y al que todos tenían poro un ser siniestro que había matado a su esposa. Pero Rómulo vendrá a demistificarlo: le dice a su hermano que el viejo no era loco, sino simplemente un hippie que había quedado solo en el mundo después de la muerte de su esposa, y con quien él aprendió el amor por la literatura: fue el viejo el que le acercó los primeros libros de escritores importantes (entre ellos el "Fausto" de Goethe, que ahora reposa encima de una mesa) y quien le hizo interesarse por el rock y las canciones en inglés, con él recorrió los recuerdos de Woodstock y los míticos albums de los Beatles, los Rollings y demás personajes. Y fue justamente donde el viejo tenía su trailer que Rómulo puso su carpa después de haber sido echado de la casa por Remo y ahí,  justamente, donde dejen a su puerta la mariposa que le hace falta a Remo para completar su moto, y que Rómulo venga a ofrecérsela como gesto de reconciliación. Por fin Remo puede hacer funcionar la moto y decide emprender su viaje ritual por Sudamérica y reconciliarse con su hermano. No, no crean que todo termina mal, ellos se funden en un abrazo fraternal que servirá para restañar viejas heridas. Claro, la aparición de la mariposa no fue mágica, todo tiene una explicación que no conviene develar acá.
Liza le ofrece acompañarlo a Remo en su viaje, pero éste le dice que no, que mejor se quede a cuidar de su madre y a seguir con sus proyectos de exportación de tejidos, que lo espere para su regreso. Y así será que Remo se convierta en escritor, enviándole su libro a su hermano desde lo más profundo de América...
Todo termina en paz y la fábula de los constructores de Roma amamantados por una loba termina bien, diferenciándose de la leyenda.
La realización de esta grabación fue hecha en San Pablo en el 2012, pero recién ahora llega a las pantallas de Teatrix, por donde la pueden ver todos los  que hagan click en el "Ver obra". Los actores están bien, sin descollar ninguno, se dejan ver, como todos los elencos brasileños que pude ver por esta aplicación. Los nombres de ellos (sin saber qué personaje hace cada cual) son: Ana Kutner, Eriberto Leao, Otto Jr. y Suzana Faini. Ahí tienen una buena obra, consistente, con pasables actuaciones y con una dirección que apunta más al texto que a los sentimientos. Que la disfruten.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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