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Vi "Pucha" en contra de mis prejuicios, ya que siempre el stand up me ha decepcionado, me parecen monólogos llenos de groserías sin sentido y sin un verdadero contenido. Además venía de la mala experiencia de haber visto a Malena Guinzburg junto a "Las chicas de la culpa", ya comentado acá que me pareció una verdadera porquería. Pero no, este show me resultó fresco y divertido que, si bien tiene una gran parte de groserías, no me pareció tan chocantes. Vamos a ser sinceros, no es Bernard Shaw este espectáculo, pero puede competir en ingenio y verborragia. Los comediantes son cuatro: la ya mencionada Malena Guinzburg junto a Diego Scott, Pablo Fábregas y Fernando Sanjieo, quienes se sacan chispas en sus respectivos monólogos. Todos tienen la condición de la gracia en sí, ya que los cuatro saben decir muy bien sus textos, aportando la necesaria cuota de humor. No debe ser ajena a esto la dirección de Diego Reinhold, el cual se luce con mano maestra.
La tecnología aporta mucho al armado, ya que toda la presentación e intervenciones de Diego Scott están apoyados por un gran despliegue visual, así como pasos de comedia de los cuatro juntos. Las pretendidas acotaciones científicas de Scott le son refutadas desde la pantalla con las más aberrantes guarangadas, que sin embargo en vez de empañar el show lo acrecientan. Enseguida viene Malena, la primera disertante, y va a hablar de cómo nunca llegó a nada: para enana quedó grande -ella admira a la enana Noelia ya que al menos lo consiguió- a obesa tampoco llegó. Según ella siempre se quedó en el camino. Por supuesto sabe reírse de sí misma con mucha sabiduría. Le hubiera gustado militar en causas como las ambientales pero su espíritu nunca se lo permitió. Por aquello de defender a las ballenas, harta de cualquier comparación. Odia a aquellos militantes de los deportes, como por ejemplo los runners, que más o menos te obligan a enrolarte junto a ellos convenciéndote de que corras 42 km, con el pretexto de que es por la paz. Como así los adictos a las series que te ponen entre la espada y la pared a ver si "la seguís", aunque sea un embole mayúsculo. Todo dicho con mucho humor y mucho desenfado, como es el estilo habitual de esta monologuista.
El segundo en presentarse es Fábregas, quien sostiene que se siente muy orgulloso de ser porteño, y de que hay algo que todo porteño cumple a rajatabla: el no cruzar jamás la General Paz, porque ahí nos volvemos sapos de otro pozo, nos taramos, no sabemos cómo desenvolvernos y además podemos estar seguros de que nos van a robar, secuestrar, o como mínimo, violar. Y expone con mucha convicción sus temores a cruzar el temido límite y que en su casa existía esa norma tácita: nunca cruzar al más allá. Y que cuando tuvo que hacerlo para ir a la casa de un compañero de facultad se armó la de San Quintín en su hogar. Así como el porteño no debe viajar a ningún sitio que quede a más de 50 kms. a la redonda de la Capital. No así como esos que viajan a Jujuy y después les falta el aire no bien bajan del avión. Y ni hablar de la fanfarronería porteña en Jujuy que intentan comprar todo lo que les suene a regional, hasta los hijos mism
Y el último en actual es Sanjiao el que va a hablaqen los shoppings y la educación de los niños. Todo con absoluto pesimismo y mucha gracia. Por suerte el espectáculo no tiene golpes bajos, más allá de algunos temas políticamente incorrectos tocados por Malena, pero bajo el reinado del humor todo está permitido. La hechura del show es impecable y como dije antes se destacan los rubros técnicos y ni que hablar del material humano y la amplia generosidad en humor desplegada por los comediantes. Sería muy auspicioso verlos alguna vez trabajando todos juntos en una comedia con argumento.
Pero bueno, por el momento es lo que hay. Casi dos horas de diversión asegurada y acá les dejo el link para que puedan disfrutarlo tanto como yo. Un espectáculo altamente recomendable.
Espero sus críticas y gracias por seguir leyéndome.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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