La apasionante vida de la más grande cantante de ópera de todos los tiempos, María Callas, llamada "la Divina" por su público, es lo que recorre este interesante documental/documento biográfico en casi dos horas, dirigido por Tom Wolf. Con filmaciones tomadas de la TV, o representaciones escénicas o material de archivo privado, asistimos al largo derrotero de la, paradójicamente, corta vida de la diva, muerta a los 53 años de un infarto, o bien de un suicidio, ya que nunca quedó claro. La primera pregunta que ejerce el periodista de un prestigioso programa de entrevistas de la televisión francesa es: "¿cuánto hay de María y cuánto de Callas en su vida en el escenario así como en la intimidad?", a lo que ella responde que una depende de la otra, no podría haber una María sin una Callas, ya que su vida pública es igual a su vida privada, no hay diferencia entre su temperamento ni sus pasiones en una o en otra.
Así nos enteramos que Callas nació en New York un 2 de diciembre de 1923 (siempre se creía que era griega), descendiente de una pareja de padres de esa nacionalidad (la adoptaría definitivamente para anular su primer matrimonio, llevado a cabo en Norteamérica y poder casarse con Aristóteles Onassis, lo cual también fracasó). Los padres se separaron al tiempo de nacer ella y su relación con su madre siempre fue tirante y agónica, ya que la quería nada más que por su talento vocal y su visión para sacar dinero de ello, por lo demás, nunca dejó de ser una "gorda inútil". Sí, porque la Callas fue muy gorda en toda su niñez y su primera etapa como cantante, hasta que de un año para el otro rebajó 37 kg. para asumir el papel protagónico de "La Traviata", de tal modo que cuando se presentó, ni su director de orquesta la reconoció. En 1937 se fueron a Grecia con su madre a vivir, ella con su hermana, e ingresó en el Conservatorio, falseando su edad, ya que tenía sólo 13 años y no los 17 necesarios para entrar en esa casa de altos estudios. Tuvo una coloratura fantástica, que le permitió adoptar los más diversos roles, desde los más ingenuos del "bel canto" hasta los más trascendentes como Macbeth o la Brunhilda de Wagner, por su amplio espectro, ningún papel femenino le estaba vedado a su voz, ya que podía ser tanto soprano como mezzo o contralto. Su primer papel no profesional lo obtendría como Santuzza en la "Cavalleria Rusticana" de Mascagni.
Por medio de las grabaciones que quedan de sus actuaciones, asistimos a fragmentos de "Mme. Butterfly", "Carmen", "Macbeth", "La Traviata", "La Gioconda", "Othello", "Tosca" o "Norma", permitiéndonos disfrutar de su talento y su voz. Callas no sólo fue la mejor cantante, sino que poseía un don actoral fuera de serie, podía meterse en cualquier papel que se le exigiera. Se casa con Battista Meneghini, un empresario que la impulsa con su carrera, Pero el 3 de noviembre de 1959, lo dejará para casarse con su gran amigo y confidente, el multimillonario Aristóteles Onassis, aunque nunca lleguen a casarse. Él contraerá matrimonio con Jacqueline Kennedy, la viuda del presidente de Estados Unidos el 20 de octubre de 1968, lo que provocará una gran depresión en la Callas y la ruptura entre los dos amigos.
En una presentación en Roma, en 1958, en plena función de "Norma", María pierde completamente la voz, función a la que asistía el presidente de Italia y su mujer, y alguien más importante para ella: Vincenzo Bellini. Fue abucheada por el público y tardó mucho tiempo en ser perdonada. Ese momento está también registrado por este documento. Nos metemos por una hendija a su vida personal y ella nos descubre que su hobbie preferido y su gran manía era nada menos que coleccionar recetas de cocina, aunque nunca las llevara a cabo. En agosto de 1959 Meneghini, su ex marido le entabla un juicio del que sale triunfante ella. Pero su vida estuvo signada por los altibajos, tanto en su relación con los hombres como con el éxito, ya que nunca se le perdonaron sus traspiés. Tras siete años de retiro retoma su carrera profesional, y considera que una trayectoria que duró de los 13 a los 41 años ya podía darse por finalizada. Sin embargo seguirá cantando, aunque su voz ya no será la misma de los primeros tiempos, está gastada, luce cansada y deslucida, el público no perdona y los abucheos son constantes. Así como los nuevos enamoramientos y la caterva de aplausos y flores a granel.
En 1969 Pier Paolo Pasolini, el gran cineasta italiano le ofrece el papel protagónico en el film "Medea", el que ella acepta y debe filmar en Turquía y en Pisa, llegando a desmayarse después de una jornada dura de filmación. El film pasó sin pena ni gloria, pero con el tiempo se agigantó debido al peso de los dos nombres principales, el de la diva y el de su director. También fue asistida en puestas operísticas por otro gran cineasta: Luchino Visconti y también por Franco Zeffirelli, quien la homenajeara con la película "Por siempre Callas".
María Callas tenía un temperamento fuerte, casi despótico, apasionado hasta la desmesura, y por eso se la recuerda frecuentemente, algunas partes de este documental versan sobre ello, el mismo periodista de la TV francesa hace hincapié en preguntas referidas a esto. En los últimos años de su vida, y después de la separación de Onassis vuelve a ser su amiga y confidente y se ven a menudo: ella sabe que está próximo el fin de él y quiere acompañarlo hasta sus últimos momentos. En 1973, en Hamburgo, prepara su gira de regreso, la que sin duda será coronada con el éxito por parte del público pero con un gran fracaso a nivel profesional. Nunca volverá a ser la misma voz de antes.
Ese magnetismo que irradiaba la Callas en cada una de sus presentaciones, tanto escénicas como más pedestres, en reportajes o asediada por los periodistas, a los que siempre trató de evitar, como una dama que era, se ve acá acrecentado por la voz en off de Fanny Ardant, otra gran diva del cine francés. El 16 de septiembre de 1977, María Callas muere en su residencia de Francia, de un supuesto paro cardíaco, ya había tenido una internación anterior por intentar suicidarse por consumo de tranquilizantes, y nada parece indicar que no haya sido esa la causa de su prematuro deceso. María Callas vivió una vida agitada, tormentosa, pero se puede decir de ella que nos deja todo su talento y su presencia escénica, sumado a algunos registros de su impecable voz y de sus magistrales actuaciones. Este documental, que presenta material inédito quiere dejar constancia de ello, así como de fragmentos de su vida personal. Y termina con una maravillosa versión de "Oh, mio babbino caro", en su voz y figura, que la lleva a la gloria con su aria favorita.
Bendita seas María.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).