domingo, 13 de octubre de 2019

Mi crítica de "Petróleo" (Teatro)

Un paraje agreste. Frío de bajo cero. Provincia de Neuquén. Un pozo de extracción de petróleo. Cuatro hombres aguerridos trabajando en el pozo...
Este es el punto de partida de una obra inusual. Divertida, potente, desacostumbrada, movilizadora. Sobre todo podo porque son cuatro chicas las que se ponen en la piel de esos hombres, y lo hacen a la perfección, creando personajes masculinos que rompen cualquier arquetipo de hombre. Son "machos", pero que dejarán aflorar sin embargo sus partes femeninas durante el transcurso de la pieza. De eso habla esta obra. De una situación de encierro, límite, en un paisaje desolado y abandonado de la mano de Dios, en donde se encuentran cuatro hombres rudos y toscos, separados de sus familias y en un ámbito propicio para los desbordes. La bisexualidad que todos llevamos dentro es el leiv motiv de la pieza -si bien hay muchos más-, pero se impone como marca de fábrica de estas maravillosas "Piel de Lava", tal el nombre artístico que se ha dado este cuarteto de jóvenes y talentosas actrices, cuyos nombres son, por riguroso orden alfabético:  Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes. La obra les pertenece en autoría y dirección, junto a Laura Fernández, y se nota un trabajo minucioso de composición de escritura y ni que hablar del entrenamiento físico y vocal para definir a estos cuatro hombres embrutecidos por el trabajo petrolero.
El grupo se formó en el 2003 y desde entonces han presentado cinco espectáculos los cuales les pertenecen en escritura conjunta y dirección: "Colores verdaderos" (2003), "Neblina" (2005), "Tren" (2010), "Museo" (2014) y este "Petróleo" de 2018. Lo presentaron por vez primera en el teatro Sarmiento y recién este año pueden acceder a la avenida Corrientes, con muchísimo éxito (bien merecido). Durante las casi dos horas de espectáculo asistimos a charlas entre los cuatro trabajadores del petróleo, chicanas entre ellos, machismos no disimulados, peleas abiertas y, paso final, un travesitsmo que da paso a la ambigüedad sexual en la que están ocultos los cuatro personajes (no olvidemos que son compuestos por mujeres). Los nombres de ellos cuatro son: el "Carli" (el líder natural del grupo, excelentemente delineado y trabajado por... no sé cual de las cuatro actrices ya que en el programa de mano no se transcribe la relación actriz-personaje), Formosa, Montoya y el nuevo, Paladino o "Paya". Este último va a ir escalando la posición de líder mientras transcurre la acción, y a través de írselo "robando" paulatinamente y sutilmente a Carli. "Paya" es mirado con recelo en la primer escena por el resto de sus compañeros al exhibir un tapado de piel con el cual cubrirse lo cual le da cierto aire ambiguo. Pero él arguye que es para su esposa, que se lo compró en Chile y que ella es albañil, apodada "la reina del fratacho". Así como todos van presentando a sus novias, Montoya es sospechado de mentir que tiene una ya que nunca se le conoció relación con mujer alguna. A pesar que este diga que su novia se llama Ayelén y que la tiene en foto en el celular para quien la quiera ver. Carli hace ostentación de machismo y con una voz masculina bien trabajada por la actriz que lo compone y un sonido de resoplar la nariz ya que tiene "una narina" obstruida. Todo no pasa, en el ámbito del dormitorio, de una cargada constante a los menos masculinos y un dejo de simpatía por Formosa, quien tiene el pelo encanecido por un susto que tuvo de chico y tener un soplo al corazón, que lo hace menos activo que los demás.
Ya en la cocina vemos que es Carli quien cocina para los demás, mofándose de que "estos chiquitos" sólo saben lavar los platos. Paladino hace alardes de buen cocinero y sale a la luz el tema de que a Carli le gusta orinar de sentado, una manía que, según él se refiere a que no le gusta hacerlo contra la pared porque no ve lo que tiene detrás. Todo no pasa de las constantes chicanas que se mandan unos a otros. Existe el fantasma del directivo joven, que viene habitualmente a dar órdenes y se va, dejándolos solos a merced del trabajo y las inclemencias del frío, y que según ellos, es un "borrego" que no va a durar mucho en el puesto. Pero después de cenar, se enfrentan en una pulseada Carli y Paladino... hasta que son interrumpidos por un brusco corte de luz. El generador ha fallado, y hay que salir en la noche helada a repararlo. Es finalmente Paladino quien se encarga de ello. Cuando se quedan los otros tres solos en el interior del trailer que sirve de cocina sale a la luz, paradójicamente en plena oscuridad, el tema traído por Formosa de que existe una presencia fantasmal que recorre los yacimientos, y que mientras estuvo trabajando en otro de ellos, pasó lo mismo con el corte de luz y mientra sus compañeros salían al exterior, él vio aparecerse al espectro del "ruso", "el anarquista" muerto que acabó con la vida de sus amigos y le lanzó una fría y aterradora mirada a él, lo que lo escandalizó. Su piel era blanca como la nieve y no había dudas de que estaba muerto. Todo esto lo dice en la oscuridad total, alumbrándose con los celulares. De pronto vuelve la luz, y Paladino entra victorioso, ganándole unos porotos al "macho alfa" de Carli. Prosigue la pulseada y Paladino logra imponerse sobre Carli, quien la ha apostado el 10 % del sueldo, representado en la bendita tarjeta Fallabela que tiene repleta de puntos. Las conversaciones ambiguas no dan tregua, así como el humor, que es un humor que es una comicidad bien construida, inteligente y que va a reparar en los pequeños detalles, gestos e inflexiones (bien por el trabajo de dirección). Formosa hace notar su soplo al corazón y se disculpa por no haber salido al frío del exterior. Pero vuelve a fallar la luz. Y así como están los cuatro, acaban saliendo a ver el generador.
Paladino es el que "sabe" todo, y les recita que ese generador no va a durar mucho tiempo más ya que es viejo y está anquilosado. Carli trata de argumentar sobre cómo arreglarlo pero el socio ya le ha captado su capacidad de dirigir, y se impone como el nuevo líder a seguir. Como la correa se ha roto, el "Paya" Paladino, extrae un corpiño de entre sus ropas y le saca un elástico con el cual reemplazar la correa. El generador funciona durante un momento pero se vuelve a cortar. Y aquí se instala el verdadero conflicto de la obra, apareciendo casi al final: deben optar por sacar el generador de la bomba de extracción e implementarlo para darse luz y calor en el interior o permanecer bajo cero toda la noche. Y se realiza la asamblea. Lo que tiene que decidirse por votación. Allí vemos el tironeo entre dos fuerzas opuestas que constituye en núcleo de toda progresión dramática, el "conflicto" teatral. A todo esto, Montoya, que ha sido por siempre el más cuestionado en su masculinidad, aparece en pleno desierto helado, vistiendo un vestido sin mangas y con lentejuelas, con el que se dispone a producir el quiebre. Aclara que es afeminado y que no tiene novia, y se va para adentro. Antes cantan los cuatro, por primera vez en verdadera confirmación de amistad un rock siguiendo la "respiración" del pozo el cual les brinda el ritmo de la música. Y se viene la votación. Para Carli prima el trabajo, la responsabilidad y el próximo retiro, así que es contrario a apartar el generador de sus funciones habituales. Pero todos los demás asumen que lo necesitan para pasar la noche, así que ganan la votación.
Una vez instalado, en el interior del trailer reina el calor de hogar. Y mientras Montoya aún no se ha quitado el vestido y se unta con cremas para la piel y se pinta la boca, Formosa exhibe unas piernas femeninas y Paladino está sentado con las piernas abiertas en posición de danza. La ambigüedad se ha convertido en el eje por el cual van a pasar sus vidas a partir de ahora. Incluso Carli se ve tentado a ponerse tacos altos, con los cuales se siente muy cómodo. Cuando Paladino se da vuelta (se ha soltado el pelo largo de mujer), se le ve, por debajo de sus medibachas, un traste abultado de mujer. Todo se ha convertido en el reino de la bisexualidad, ya no sabemos quien es hombre y quien no. Todo está sobre el borde de lo anormal, sino supiéramos que los cuatro varones están interpretados por cuatro chicas. Incluso Carli, deposita su "miembro" de goma arriba de la mesa...
Una excelente performance de maestría actoral es la que muestran las chicas de Piel de Lava durante estas casi dos horas, en donde no han dejado de hablar con voces graves o cascadas y tener movimientos masculinos. Un gran placer que podemos disfrutar sólo a fuerza de talento y sin golpes bajos por parte de este grupo inteligente, y sobre todo sensible, de cuatro actrices que demuestran que la calidad no está alejada del buen gusto y del trabajo del verdadero actor. Un placer.
Y gracias poro leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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