Y Teatrix no para de estrenar. Nos tiene bien acostumbrados (salvo algunos pequeños traspiés) y la propuesta que nos ofrece ahora es de la máxima calidad. Se trata de una obra moderna, que habla justamente de eso, de la modernidad, y está enfocada de una forma novedosa y actual. Estamos en tiempos del whats app y todos los códigos se manejan ahora como se manejan los dichosos (y molestos) telefonitos celulares. Es por eso que muchas partes de esta obra se reducen a eso: frases cortas del modelo de los mensajes y en su formato. Pero podríamos encarar esta obra como una pieza del absurdo, ya no a la manera de Ionesco sino de otra más actual, que tiene que ver con los códigos de la civilidad del hoy. Los intérpretes son dos: Lucía (Marta Mediavilla, hija de Patricia Sosa y de Oscar Mediavilla, réplica exacta de la madre, con lo cual toda expectativa de erotización se va a al tacho) y Esteban (Martín Goldber). Juntos forman una dupla arrolladora, en cuanto a talento, verborragia y carisma. Son una pareja joven, que atraviesa todos los conflictos típicos de la edad, y saben reírse de ellos (y de Ellos). Son también eximios bailarines, ya que gran parte de la obra está bailada al son de distintos ritmos (es desopilante la forma de encarar las diversas formas de la relación sexual al son de música country) y (tengo miedo de caer en el chiste fácil) se podría decir que la pareja ya está para el "Bailando tinelliano". La coreografía de la pieza merece un párrafo aparte porque es sobresaliente, no sólo en las escenas de bailes sino en los movimientos propios de actos cotidianos que se expresan con ritmos o inflexiones bien marcadas.
La excelente dirección corre por cuenta de Flor Yadid y sabe captar muy bien el cotidiano de un mundo neurotizado por dietas, plantas armonizantes, confusiones maritales y enamoramientos fáciles pero duraderos. Sí, porque la pareja que forman Lucía y Esteban parece destinada a durar sin solución de continuidad, aunque el principio comience con una falsa ruptura. Después iremos marcha atrás en el tiempo hasta llegar al mismo momento en que se conocieron, en un boliche bailando (no podía ser de otra forma) y con la diferente óptica de cada uno de ellos.
La ruptura del inicio da cuenta de la división de bienes, qué se llevará cada uno y qué le dejará al otro. Ya desde entonces empieza a aflorar un humor muy particular, el mismo que los acompañará durante toda la obra, porque esta es ante todo, una obra de humor. Son capaces de pelearse por ver quién se queda con la minúscula plantita de aloé vera, que tantos beneficios para la salud de los naturistas trae. Porque ellos son naturistas (o veganos, se podría decir ahora) obsesionados por no comer carne, y con la sospecha de cada uno de que el otro está consumiéndola, ya que está muy nervioso, y el comer carne, dicen ellos, ataca principalmente el sistema nervioso. Después de discutir sobre plantas medicinales, semillas orgánicas, aceites sanadores y dietas a base de jengibre y chía, comienza el escarceo amoroso: se dan cuenta que todavía se atraen sexualmente y eso pone fin a la separación. Nos retrotraemos ahora a un pasado cercano, cuando ella visitó a su ginecóloga preocupada por sus desavenencias sexuales, y todo se reduce a incentivar la imaginación (y el Eros) con disfraces, látigos, sopapas absorbentes y múltiples juguetes. Se entregan a la pasión. Lo que viene seguido por una noche en que ninguno de los dos podrá conciliar el sueño. Sobre todo porque él, se olvidó del cumpleaños de su madre. Y es hijo judío, y sabe que todo lo que haga para salvar la situación convertirá a la madre en una víctima segura. Así resuelven visitarla juntos, para presentarle él a su novia y decirle que ya están conviviendo. A lo que se sucede una catarata de chistes sobre madres judías y su relación con su nuera, de quien investiga si no es judía acaso. Y ella acusa haber tenido una abuela materna judía, y como la descendencia se trasmite por sangre materna, técnicamente ella también es judía. Zanjada esta situación viene una réplica de su hijo porque la madre dice estudiar cine... En realidad se juntan con amigas para ir a ver una película y luego le pagan a un coordinador para que medie sobre el debate lógico. La afinidad entre madre y nuera se entabla muy rápidamente, aunque, como es lógico, no vemos en escena a la progenitora de aquel muchacho inseguro, balbuceante, tímido y... ¡judío!
Ambos intérpretes resultan muy graciosos, aunque las palmas se las lleva Mediavilla, quien, aparte de ser muy expresiva tiene el don de la comicidad y sabe reírse de sí misma y de sus circunstancias, es indudablemente una gran show-woman. La comedia tiene un humor inteligente, y blanco, basado en reírse de las propias desgracias y falencias, los que los convierte en blancos seguros de sus propias ironías. Es realmente muy reídera y positiva, y además, como dije antes tiene el plus de la danza, lo cual los chicos saben hacer muy bien. Es una propuesta seductora, tanto en el ritmo como en su argumento (es una pena que los créditos no digan quien es el autor), como en las jugosas interpretaciones, ni que hablar de una más que aceitada dirección.
Todo puede ser motivo de discusión para esta pareja que se está formando (aunque en un momento acusen dos años de convivencia), pero el amor puede por sobre todas sus discusiones y asegura un buen tiempo más de continuidad entre estos dos seres tan semejantes que optaron por una dieta saludable y dejar atrás la ingesta de todo tipo de alimentos animales. El "amor sinfín" del título, más que significar una eterna cinta de moebius radica en que la comprensión y el afecto, unido a la sinceridad, preanuncian un gran futuro para esa dupla de seres que se encontraron como de casualidad en un baile. Y nosotros desde nuestra butaca, acompañamos todos los padecimientos o alegrías de ambos, con una curiosidad a prueba de aburrimiento por saber cómo se desarrolla la historia.
Desde ya, un más que saludable rato en compañía de esta pareja, que nos trae una bocanada de aire limpio a nuestras relaciones. Recomiendo verla. Y como es mi costumbre, acá se las paso, pueden acceder a ella haciendo un click en el "Ver obra" de arriba. ¡Qué la disfruten!
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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