domingo, 6 de diciembre de 2020

Mi crítica de "Ensayo: La Celosa de sí misma" (Teatro)

https://www.teatrix.com/ver/la-celosa-de-si-misma


 Fruto de la prodigiosa mente de Tirso de Molina, un cura de hace 400 años atrás, llega esta obra, del ciclo "Teatro por streaming en pandemia", que Teatrix acerca a mi pantalla. Con un elenco formado por ocho actores y la dirección en silencio de Santiago Doria, quien sólo da unas breves indicaciones antes de comenzar y desglosa las escenas -no se ensaya la obra completa sino una sinopsis como para que pueda ser comprendida por el espectador-, la pieza se pone en marcha. Con escasos elementos de vestuario y sin ninguna escenografía, la pantalla dividida en una cuadrícula de 9 espacios y con apenas los movimientos imprescindibles, un texto en verso y en español antiguo, es muy poco lo que pude entender de la obra, máximo que se repasa a toda velocidad. Me pude enterar que hay una dama misteriosa y veleidosa que sólo enseña una mano, Magdalena (la bellísima Ana Yovino, que luce con su rostro tapado casi la totalidad de la obra), que enamora con ese solo rasgo a un joven y dado al amor Melchor (Andrés D'Adamo), quien tiene por escudero a Ventura (Paolo De Felice), quien le da sabios y prudentes consejos. A la vez, Magdalena tiene una ama de llaves llamada Quiñones (Irene Almés) quien actúa también para la pérfida y embustera Angela (Mónica D'Agostino) quien quiere hacerse pasar por Magdalena y casarse con Melchor, dado el anonimato de tan bella pretendiente. Esta a su vez tiene un hermano, Sebastián (Gastón Ares) y éste un escudero, Jerónimo (Francisco Pesqueira), entre quienes han armado toda la intriga amorosa, con tal de que Magdalena acabe casándose con Sebastián. Asimismo, el actor Gabriel Virtuoso encarna dos papeles, el del bonachón Don Alonso, propiciante de la boda entre Magdalena y Melchor y Santillana, un fraile algo tosco.

Pero el caso es que Magdalena no sólo ha mostrado su mano a Melchor, sino que lo hizo a la vez con ambos ojos, por separado, o sea que todo lo que sabe Melchor de su amada es que tiene una mano y dos ojos que lo han cautivado. Puede ser que así fuera la conquista amorosa hace 400 años, lo que hoy resuene como un amague idílico. Al mismo tiempo, Don Alonso ha sugerido a Magdalena, que en su actitud incógnita, adopte el nombre de Condesa de Chisinola, para desorientar más a Melchor que sí conoce el rostro de Magdalena y con quien planeaba casarse. De allí que la Condesa le dicte a su enamorado que se case con Magdalena pues ella en poco tiempo más debe viajar a Nápoles. Es por eso que una misma mujer se convierta en celosa de sí misma, dando título a la comedia de enredos que nos propone el bueno de Tirso. Siempre es apasionante asistir a un ensayo, más para mí en mi calidad de actor, pero esto de ver un ensayo por streaming, y con toda la obra "cocinada", superaba mis expectativas, nunca supuse que tendríamos que llegar a semejante artilugio. Decir que en la Compañía de Teatro Clásico, como se autodenomina esta formación, son todos excelentes, es una verdad de Perogrullo, pues salta a la vista la calidad de la formación escénica de todos sus componentes.
Poco más es lo que pueda agregar, porque, a más de decir que es una delicia escuchar el castellano antiguo tan bien pronunciado por estos actores y que la obra en verso tiene un plus pues debe esmerarse el autor en construir una trama que no sólo avance siempre hacia adelante, sino que además conserve la virtud estética de la rima. Digo que lo que pueda argumentar es muy poco porque no asistimos a una puesta convencional con movimientos, decorados y vestuario sino sólo al pasaje de letra por parte del elenco, y que ésta, por ser dicha en forma muy veloz no deja apreciar los verdaderos vericuetos del entuerto que propone el autor, lleno de suspicacias, dobles juegos, frases ingeniosas y malévolas complicidades. A lo que podemos asistir es a una idea de la obra pergeñada por Tirso de Molina, que, si bien no es acabada, deja entender su argumento principal y ver la pasta de los actores para montar una obra clásica en los tiempos que corren. Agradezcámosle a la pandemia que podemos tener el "texto" de la obra en nuestras casas. Que ya es bastante.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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