miércoles, 27 de enero de 2021

Mi crítica de "A Chorus Line" (Teatro-Musical)

 Era mi primera salida al teatro en plena pandemia. Tal vez para quien no consista un hábito no puede imaginarse la falta que nos hacía. Es como un índice de que estamos vivos, de respirar, de saber que la cultura o la diversión son tan necesarias como el pan en la mesa. Fue una forma de decir "a mí el virus no me mató y todavía estoy acá". Fue, simplemente como un acto de libertad. Mi amiga Norah y yo nos escapamos, hace dos domingos y nos fuimos a ver este musical tan entrañable y que habla justamente de eso: del amor por el teatro y de lo miserable que puede ser una vida sin estar en las tablas. Yo la había visto hacía dos años con casi el mismo elenco y también de la mano de ese genial conductor que es Ricky Pashkus. Falta Laura Conforte aunque no sé quién hace su papel ya que el programa de mano no lo especifica. Lo que les puedo asegurar es que nunca resonaron tan fuerte los aplausos como ahora, con el teatro casi vacío, funcionando a un 30%. No sé si el vacío funcionaría como caja de resonancia pero lo cierto es que el teatro se venía abajo. Ta vez sea por ese agradecimiento de la gente de que les hayan abierto los teatros y de ver a sus artistas en escena, tan necesitada como estaba la gente de esparcimiento y de alegría. Se respira un aire muy lindo en esos teatros enormes semivacíos y con personas maravilladas y maravillosas. El protocolo de cuidado en el teatro se cumple a pie juntillas y nos sentimos muy cuidados. Encima nos tocó un palco lateral con lo que perdimos parte de la derecha del proscenio pero todo estuvo muy bien.

Vamos a la obra, "A Chorus Line" es una obra mítica en Broadway que duró más de 15 años consecutivos en cartel con la magnífica partitura de Marvin Hamlisch, otro talento que además de ganar un Oscar por la banda sonora y la canción de "Nuestros Años Felices" y componer la música para "Castillos de Hielo" y "El año que viene a la misma hora" tiene otro musical importante en su haber: "Están tocando nuestra canción". Además la música del final del musical que nos convoca: "One" es mundialmente conocida y no hay ser en el planeta que no se le vayan los pies o la tararee al oírla. Lo singular de este musical es que no tiene una pizca de escenografía: todo el talento depende de los cuerpos, el baile y el canto de quienes están en escena, esos 16 postulantes a llenar una línea de coro en un musical de Broadway. Porque de lo que trata la obra es justamente de eso: de la lucha por conseguir un puesto en el reparto de un musical, en esa fila de bailarines y cantantes que hacen de sostén para la figura principal. No hay egos ni hay brillos, nadie sobresale ni es más que el otro. Todos deben coincidir con precisión milimétrica a levantar sus piernas, sus brazos y sus galeras y a unir sus voces para que resuene el gran espectáculo.
Hasta Cassey, la ex pareja de Zack, el director de la obra, quien hace muchos años era la elegida para ser figura principal de todos los musicales y ahora está buscando un lugar en la línea del coro para no morirse de hambre: ya descree de su talento, aceptó la derrota, sabe que sólo será convocada para bailar en un comercia de papel higiénico y necesita trabajar. Zack no se resigna a darle el papel, sabe que ella está para algo más, pero finalmente bailará y brillará con esos trajes de luces que semejan el oro en el baile final de la obra. Pero antes deberá lucirse frente al espejo demostrando que es la bailarina que prometía y a la que amaba Zack. También está la maravillosa Mariu Fernández en el papel de Diana Morales, esa chica torpe y descuidada que supo convertirse en la señorita Nada, como bien lo expresa su canción, otro himno musical dentro del teatro de Broadway. Y lo más curioso es lo homogéneo del elenco, todos brillan en canto, baile y actuación: son perfectos en lo que hacen. Parecen haber nacido para eso, aunque, según el testimonio de algunos, no todos lo tuvieron claro desde un principio: para algunos el baile se convirtió en una escapatoria para no morirse de hambre. Como la Señorita Operada, dueña de unos pechos escandalosos y de un traste que le combina. Ella soñaba ser una Roquette de su pueblo, pero una cosa la llevó a otra, muchos fracasos en los castings hasta que descubrió que un bisturí era lo que podía salvarle la vida y hacerla brillar. Se operó y se convirtió en un monumento a la opulencia y desde entonces todo cambió. Como esta historia de vida hay una por cada postulante, todos tienen algo interesante a contar y todos llevan su propia historia de dolor y de fracaso. Pero sólo unos pocos serán elegidos para integrar este prestigioso musical y lucharán con alma y vida para ganar ese papel.
Esta es una gran obra, donde toda la potencia está puesta en el potencial humano que vemos sobre el escenario. Y nadie mejor que Ricky Pashkus para comandarla, alguien que sabe mucho sobre musicales y quien se movió mucho durante los meses más duros para hacernos la vida mejor por streaming. Todo brilla en "A Chorus Line" y si brilla es también en parte por la maravillosa coreografía de Gustavo Wons, quien también tiene su papel en la obra. Vayan corriendo a verla antes que muramos todos porque no tenemos el derecho de perdérnosla.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con la crítica. Llegué a este blog, buscando opiniones para ver si soy yo la equivocada... mal gusto a más no poder. No me rei ni una vez y la parte de los juegos....sin comentarios. Es sin didas lo peor que vi en mi vida

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