Anoche tuve el (dis)gusto de ir a ver "El Quilombero", la obra protagonizada por Nicolás Cabré y dirigida por Arturo Puig, quien como director es toda una garantía ya que se ha revelado en los últimos años con obras como "Le Prenom", "Lluvia de Plata" o "Piel de Judas" (esta última no la vi porque me pareció una excusa para ver a "la diva" Su). Bueno, qué quieren que les diga, en esta la pifió Puig. Sencillamente no me gustó. No me arrancó ni una sonrisa leve, a pesar de que todo el teatro se venía abajo de carcajadas (¿de qué se ríen estos tarados? ¿o seré yo el que está en discordancia?). Después me expliqué de qué se reían: estos actores son mediáticos, y tal vez de lo que se reía la gente es de cierto tufillo al "humor" televisivo. Otra de mis incógnitas era esa. ¿Por qué se habrá rodeado Puig de gente tan mediática como Cabré, Marcelo de Bellis o Alejandro "Huevo" Muller? Esto quedará como incógnita. La obra no es que sea mala, es insípida, no tiene sabor a nada más que a teatro viejo. ¿Se pueden seguir haciendo todavía chistes sobre gays? ¿Es posible que el "Huevo" éste derrumbe el teatro en aplausos por una estúpida "imitación" de Madonna cantando "Like a virgin"? Y sí, créase o no, es así. Además la obra es de Francis Veber, un francés que parece que sabe todo sobre comedias pero a mí ninguna de las suyas me causó gracia, tal vez sí "El Placard", pero porque estaba dirigida por otro sujeto y porque además la composición de Daniel Auteuil y Depardieu se ganaba las palmas. Pero Veber tiene en su haber obras como "La Jaula de las Locas", "El Juguete", "La cena de los tontos" o "Ruby y Quentin" (salvada nomás que de nuevo por el genial Depardieu). Ninguna de todas ellas me hizo la menor gracia, y sin embargo son ampliamente valoradas e incluso hechas su remake norteamericana (la cual tampoco me hizo la menor gracia). Será que entre este hombre y yo hay un problema de entendimiento. Otro misterio... Pero díganme la verdad, ¿quién se rió con "La Jaula de las Locas"?
La obra transcurre en dos habitaciones contiguas de un hotel frente al Palacio de los Tribunales, donde se espera la llegada a declarar de un acusado que puede perjudicar seriamente a una organización mafiosa. En una habitación Ralph, asesino a sueldo que deberá hacer desaparecer al acusado, en la otra Francisco Pignon (el mismo personaje de "El Placard", muy utilizado por Veber), fotógrafo que viene a cubrir el mismo evento, este intenta suicidarse porque su mujer Luisa lo abandonó. Ahí comienzan los enredos que terminan involucrando a Luisa, al Dr. Wolf, actual pareja de Luisa y a la policía. Todo esto adornado por las "hilarantes" apariciones de Vicente, el botones del hotel. Cada situación que genera Pignon irrita y complica a Ralph, haciéndole muy difícil el cumplimiento de su tarea. Esto en términos generales, los gags pasan de la torpeza al absurdo y del absurdo a lo estrafalario. Lo que no se entiende, por ejemplo, es por qué la dirección le hace hablar a Cabré con esa vocecita en falsete de tonto/víctima/gay/nenita a lo largo de toda la obra ni su comportamiento homosexual con respecto a Ralph en los momentos de pasión amorosa en que lo asume como Luisa, ni por qué el botones se define como un gay declarado (cita constante en los guiones de Veber). Ni por qué Luisa cambia de sentimientos a último momento, del odio encarnizado al amor por Pignon, se me dirá "quién entiende a las mujeres", pero me parece que esto es sólo un golpe de efecto para terminar bien la obra más que un planteo con lógica propia. La ambientación está bien, es grandilocuente y ocupa muy bien el amplio escenario del Lola Membrives, con dos habitaciones paralelas y las acciones que se suceden al mismo tiempo en una como en otra, lo que hace desviar la atención de una para fijarla en la otra. Lo que también es un acierto de la dirección es ese clima de vaudeville francés que le da el juego de las puertas que se abren y se cierran en el momento exacto, la simultaneidad de las acciones y un clima exacto de lo que una comedia que se precie debe tener. Que Arturo Puig es un gran conocedor de los engranajes de la comedia eso no se puede negar, sólo que aquí eligió mal el texto. Como el desafortunado título. Por el nombre yo no la hubiese ido a ver sino es porque leí críticas elogiosas en los diarios (se ve que les han pagado mejor que a mí). Lo que molesta es cierto "slapstick" dentro de la obra, que incluye golpes, corridas, caídas (sólo faltaban tortas en la cara). Y la otra cosa que incomoda mucho es la elección del elenco. Son todos muy televisivos y con escasa participación en el medio teatral. Está Cabré que salvo una actuación brillante junto a Alcón en "El Gran Regreso" y "Algo en Común" a los 10 años de edad no hizo nada destacable. Ese animal de teatro que es Luis Ziembrowski que es por lejos lo mejor del elenco, y el insoportable Marcelo de Bellis (yo no lo conocía ya que nunca seguí el material en el que trabajó) y el otro infierno "Huevo" Muller quien tampoco hizo nada recomendable. Se le suman Mercedes Oviedo, quien le da un poco de aire a la historia y un casi invisible Mauricio Macu como ese policía que es aniquilado por el asesino a sueldo. La obra empieza con garra: está por declarar un testigo que puede dejar mal parado a varios funcionarios, todo muy actual, pero se diluye enseguida en tonterías varias. Mi consejo, no pierdan plata en ir a verla si no es que buscan un teatro pasatista y alambicado.
Gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
No hay comentarios:
Publicar un comentario