domingo, 8 de octubre de 2017

Mi crítica de "Filosofía de Vida" (Teatro)


Ahora Teatrix desempolva del baúl de los recuerdos esta interesante obra protagonizada por Alfredo Alcón, Claudia Lapacó y Rodolfo Bebán, y dirigidos por Javier Daulte. Digamos en principio que se trata de una obra restaurada en homenaje al gran Alcón (se promete para octubre también su versión de "Rey Lear") y es una pieza del periodista y escritor mexicano Juan Villoro (1956) de quién se conoce también otra obra teatral: "Muerte súbita". La obra es sólida y está bien construída, si no fuera por algunos excesos en el lenguaje y en el dudoso gusto: parece que a toda comedia hay que ponerle malas palabras subidas de tono e insultos gratuitos con el fin de hacerla más reídera... Salvado este escollo podemos decir que su percepción del modo filosófico del pensamiento es correcto y arriesgado, ya que basar una pieza teatral en las estocadas intelectuales de dos filósofos puede resultar aburrido (para quién no guste de este arte que es la filosofía), si no fuera porque la obra tiene algo esencial que la caracteriza: sensibilidad y sentido del humor. Esto salva cualquier situación por engorrosa que sea.
Es mi deber decir que también, verlo a Alfredo Alcón en su silla de ruedas, con la cara deformada por la vejez (tenía más de 80 años cuando la presentó) y tirando puteadas al viento sin ton ni son, resulta poco menos que patético. Podría habérselo cuidado un poco más en el ofrecimiento de obra. No estoy para nada de acuerdo con mi amiga Amalia, quien dice que la actuación de Bebán, haciendo un pobre papelito de reparto al final de la obra causa vergüenza ajena. Para nada, Bebán aparece mediando la obra y su papel de sostén es imprescindible para el desarrollo dialéctico del conflicto. Zanjadas estas cuestiones, metámonos en la obra.
El Profesor (Alcón) es un gran filósofo que vive con su esposa, Clara (Lapacó, siempre brillante y ennobleciendo la escena), quien transcribe y redacta sus libros, y hace lo imposible por mantener la llama de ese amor encendida, rebajándose a ser la esclava de los deseos más perversos del Profesor o figurando un chofer de auto por un imbécil interpretado por un actor para que el Profesor tenga en quién descargar su ira. Este filósofo sesudo y renombrado (ha trabajado en los más altos cenáculos de filosofía del mundo) se encuentra trabajando en la ardua división del cuerpo/mente, lo cual sería renombrable sino fuera porque ese tema lo han abordado todos los filósofos del mundo de todos los tiempos, y podríamos decir que ya no queda posición por tomar, o sea que es una falta del texto situarlo en este contexto. Bermúdez (Bebán, un filósofo que ha crecido a su sombra, profundamente despreciado por el Profesor y con el que, en su juventud, han sido grandes amigos) viene a pedirle, suplicarle, casi, que acepte el honor de presidir la Academia de Filosofía, cargo que el Profesor está decidido a rechazar ya que se han acordado de él muy tarde, ahora, en las postrimerías de su muerte. Bermúdez no sólo comparte la pasión por la filosofía, su lugar de comensal en el ya desaparecido restaurante "El Hoyo 19", sino que ha compartido el amor de Clara con el Profesor, tal vez como una maniobra perversa para satisfacer los deseos ocultos de éste. Pero Clara quiere salir de ese rol de ser un botín de guerra entre dos mentes poderosas y egocéntricas. Y grita, para descargarse. Es una mujer todavía activa, más joven que el Profesor y, según se dice al final, la mente brillante que ha sido la verdadera creadora de los textos de este pensador. El Profesor no sólo está sentado en su silla de ruedas; no, también camina torpemente unos pasitos y deambula por ahí.
Pero todo se complica cuando llega, recién venida de la India, la joven sobrina del Profesor, Pliar Estévez (Alexia Moyano, muy hermosa y regular actriz), una escritora en ciernes que ha publicado su primer novela con críticas muy positivas y se conozca con el actor que interpreta al chofer "presocrático" del Profesor (éste lo ha bautizado así porque su existencia se remonta a antes de la razón), Esteban (Marco Antonio Caponi), un alumno de Bermúdez, quien es el tutor de su tesis en la facultad sobre "El ser en sí". Juntos preparan la comida macrobiótica que Pilar servirá en la cena, y como son jóvenes y talentosos... se enamoran. Pero Bermúdez reconoce en él a su alumno y todo el castillo de naipes de ilusiones se derrumba. Clara debe explicarle al Profesor que ha contratado a un actor para hacerlo enojar a él, pero que seguirá buscando mentiras que lo motiven a seguir batallando.
La obra tiene un texto difícil, se habla de mucha filosofía y se recogen pensamientos sutiles sobre la futilidad de la vida, sobre el amor y sobre el arte, además  de mencionar los cuatro Principios de Inmanencia de Kant con la forma de una novela policial (gran acierto del autor). Hay bajezas y altezas en el diálogo entre los dos pensadores (el Profesor dice que necesita su silla de ruedas para "pensar") y además de enterarnos que Bermúdez estuvo profundamente enamorado de la hermana del Profesor, sabemos que también sintió lo mismo por Clara, pero como una forma de poseer lo que le pertenecía al otro, con el afán de "ser" ese otro y poder suplantarlo, tal el grado de envidia al que llegó Bermúdez. La obra tiene mucha tela para cortar y desata pensamientos, éste es su máximo mérito. El deber de cada uno es apropiarse de esos pensamientos y desarrollarlos dentro de sus posibilidades. Conviene verla más de una vez ya que Teatrix nos lo permite. Y no se olviden que cliqueando el "Ver Obra" pueden acceder a la obra completa. Una pieza difícil, que requiere de gran memoria para sus textos y delicada de paladear.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

2 comentarios:

  1. BUENA OBRA.EXCELENTE ALCON ,MUY BUENA CLAUDIA LAPACO. DISCRETO EL TRBAJO DE BEBAN. BUENOS LOS JOVENES. LE SOBRARON PALABRAS SOECES QUE NO LE SUMARON NADA A LA OBRA.

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  2. La obra es excrlente. Las malas palabras estan muy bien ubicadas en el contexto. Alcon excelrnte. Lapaco muy bien. Beban, como siempre, mediocre. La pareja bien.

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