Acaba de morir Alberto Cortéz.
Lo siento en el alma y toda mi alma lo llora. Porque ha sido mi faro, mi guía, no sólo mi compositor preferido y amado sino un referente de lo que debo ser como persona, como ser humano. Desde chico pude apreciar las canciones de Cortéz y era un amigo más de la casa, a todos nos gustaba y comprábamos y festejábamos sus discos. Ya casi no sacaba discos a la venta, estaba casi retirado de su profesión de compositor, porque sentía que ya lo había dicho todo. Pero de vez en cuando alguna perlita salía, como ese último CD que sacó "Tener en cuenta", que trae temas ya emblemáticos como "Uno que sabe como es uno", ese entrañable "Frankestein", la hermosa "Lupita" o la tremenda "Perder un hijo". Decir que tuvo éxitos en su carrera es minimizarlo. Puedo contar una veintena de canciones que ya se han quedado en el alma popular. Entre ellas: "Cuando un amigo se va", "A partir de mañana", "Callejero", "Castillos en el aire", "Distancia", "Mi árbol y yo", "El abuelo", "En un rincón del alma", "Como el primer día", "A mis amigos" y tantos otros que nos acompañaron en nuestros jóvenes años y durante la adultez.
En mis espectáculos frecuenté a Alberto casi como una costumbre más: "Hay un niño en cada hombre", "El Vino", "A Daniel, un chico de la guerra", "Soy un ser humano", "La miel y las abejas", "Todos", "Soneto", "Dime qué tiras al agua", "Qué suerte he tenido de nacer" o aquella obra maestra cuya letra no le pertenece pero sí su música, pero que bien podría haber escrito él: "El amor desolado".
Tuve la suerte de conocer a Alberto a la salida de un recital, en Villa Gesell, en donde le había escrito una carta y sé que la leyó enseguida porque volvió uno de sus ayudantes al escenario a buscarle sus anteojos. Cuando lo vi en la puerta le dije, "yo soy Pablo, el de la carta", y me dio un abrazo. También mi primera novia, Mariana ("Qué cosas tiene la vida, Mariana/ qué cosas tiene la vida./ Cuánto más alto volamos, Mariana/ nos duele más la caída."), tuvo la fortuna de encontrarlo en la Feria del Libro, hace ya muchos años. Ella me había comprado el "Manual de las Zonceras Argentinas", de Arturo Jauretche y me lo hizo autografiar por él, quien me dedicó: "Para Pablo, con cariño, otra zoncera más, mi firma...", que aunque el libro no me gustó, sí lo conservo por el autógrafo. Lógicamente, a esa novia tampoco la conservo más...
Digo que hoy es un día muy triste para mí, porque con Alberto se fue una parte importante de mi vida, se fue mi niñez, mi adolescencia, mi juventud y los primeros años de perder el pelo. Llueve, como pasa siempre que se va un grande, como si Dios llorara su partida. Y yo también la lloro.
Porque fue el primero que se animó a ponerle música a poemas de selectos escritores españoles, allá por 1967: desde Machado al Marqués de Santillana, desde Lope de Vega a Góngora. Luego lo haría con Borges, con Neruda, con Almafuerte, hasta popularizó la canción de su amigo y compañero Facundo Cabral "No soy de aquí ni soy de allá". Era un gran amante de los animales y tenía en España un programa radial que defendía todo tipo de vida animal, y hasta se animó a decirles a los españoles que las corridas de toros eran una salvajada. Con su esposa René (belga, ella) formó una pareja inseparable, que, aun cuando no tuvieron hijos hicieron del amor una piedra basal. Cada canción que escribía, decía Cortéz, tenía alguna frase dedicada exclusivamente a ella.
Por todo esto y mucho más es que hoy es un día de tristeza y de duelo para mí. Porque se ha muerto el "poeta" y un gran amigo de la vida y de los amigos, que él tanto consideraba. Hasta siempre Amigo Alberto. Te llevo en un rincón del alma.
"¿Qué vale más? Inquietud de mi existencia.
Cuando llegue el final y quede inerte.
Si el arte por fijar mi trascendencia,
o el eterno misterio de la muerte?.
Por todo, más allá de ideologías,
más allá de lo sabio y lo profano,
soy parte del espacio, soy la vida...
por el hecho de ser un Ser Humano".
Q.E.P.D. Alberto Cortéz
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