martes, 29 de septiembre de 2020

Mi crítica de "Enemigo de Clase" (Cine)

Enemigo de clase levantó mucha polvareda entre mis amigas y compañeras de cine que vieron la película y con quienes la discutí, teniendo visiones diametralmente opuestas del film. Puedo decir que esta es una película para la polémica. Hablemos primero de su director, Rok Bicek, nacido en Novo Mesto, Eslovenia, en octubre de mil novecientos ochenta y cinco, con lo que tiene apenas treinta y cuatro años. Declaró: El instituto de la película es como una sociedad en miniatura a imagen y semejanza de mi país. Fue candidata al premio Luigi de Laurentiis a la Mejor Opera Prima en la  Mostra de Venecia desde su selección en la Semana de la Crítica. Enemigo de clase consiguió siete premios Vessna, equivalentes eslovenos a los Goya españoles, incluyendo el de Mejor Película.

Un nuevo profesor ha ingresado al colegio que será el mundo de esta película, un colegio de cuyas paredes no saldremos a lo largo de todo el metraje y en cuyo interior se desarrolla toda la acción. El profesor en cuestión es Robert Zupan, nuevo maestro de alemán, que viene a reemplazar a la maestra Nussa. Al comienzo de la película nos enteramos que la madre de Luka, uno de los alumnos ha muerto y Zupan les habla de los rituales, como el de pararse cuando un profesor entra a la clase o el de levantar la mano para hablar. Una de las primeras imágenes del film es muy demostrativa. Sabina, una de las alumnas, está tocando el piano, ensayando para el festival del carnaval. El profesor entra a la sala a escucharla y cierra la puerta tras él. Nosotros quedamos afuera. Y cuando una puerta se cierra en una película, se cierra una puerta, sin más ni más. Es el prolegómeno para todo lo que pasará después. Los examina en alemán, lengua elegida no al azar ya que tiene la dureza y características que nos evocan directamente al nazismo, y así es como se pretende pintar al profesor, como un nazi hecho y derecho, que es mi opinión sobre él también, aunque después me la hagan cambiar. A Sabina le pregunta si sabe lo que quiere ser, a lo que ella contesta que no, entonces le hace buscar en el diccionario de alemán la palabra "perdedor" y le pregunta si quiere ser eso toda la vida. Sabemos poco de Sabina, que es una chica sensible por su afición a la música, que es poco comunicativa, que no mira a los ojos y que tiene una sola amiga a quien regala una pulsera hasta que pase el concierto de carnaval. Al día siguiente nos enteramos que Sabina se ha suicidado. ¿Fue por la presión del profesor? ¿Tal vez algún otro conflicto no resuelto? La rectora recoge de la casilla de la alumna sus pertenencias y los compañeros se las arrebatan. Tratan de dilucidar si se había comportado de manera diferente peor no consiguen llegar a buen puerto.
El profesor los examina, un alumno quiere pasar y Robert le dice que el hijo mayor de Thomas Mann se suicidó y que éste no asistió al funeral. Zupan no ha suspendido sus clases por la muerte de Sabina, lo que es muy mal considerado por sus compañeros y se lo critica. El alumno se sienta y lo califica. Mientras tanto la profesora de psicología -un personaje totalmente ridículo- da su clase explicando las distintas fases del duelo y los ubica en qué fase se encuentran en ese momento, algo sacado de toda lógica y que aparece como inadecuado. Luka se levanta y escribe "pulpo" en el pizarrón -algo sobre lo que la psicóloga había metaforizado con la muerte de su madre- y se retira del aula. Le reprochan al profesor que siga dando clase en medio del clima de tragedia, éste les dice que la vida sigue, los alumnos se levantan y se van, lo culpan al profesor por su conducta nazi. Cuando éste llega para dar clase todo el piso del colegio está sembrado de velas en homenaje a la difunta, entra al aula y todos se ponen de pie. Les dice que han entendido mal los rituales. Ahora, si este sujeto quiere predicar con el ejemplo, flaco favor es el que le hace a su accionar de esa forma. Yo tuve un maestro muy rigoroso en séptimo grado, que nos enseñó prácticamente todo lo que mis compañeros y yo sabemos sobre las normas de conducta: que había que ponerse de pie cuando una madre entraba al aula, que había que ofrecerle una silla, que las chicas entraban primero al aula y que nadie debía sentarse hasta que no estuvieran todas sentadas, que no debíamos decir malas palabras en presencia de las chicas, etc. Pero predicaba con su ejemplo de buena persona y de ser humano cariñoso y comprensivo, había también momentos para la diversión y para la carcajada. No era acartonado y nos llevó por el camino del saber y de la corrección, algo de lo que veníamos careciendo a pesar de la buena educación que se nos daba en nuestras casas. Siempre recordaremos al maestro Dante con cariño, emoción y respeto, algo que Zupan no supo ganarse entre sus alumnos por más que, según me digan mis amigas de cine, estaba dando el buen ejemplo.
Donde Sabina tocaba su música surge una música de piano, el profesor abre la puerta y hay un pasacassette reproduciendo la música. Nunca la copia logrará reemplazar al original. Quieren conmoverlo pero ni así... Los chicos van a acusarlo con la rectora del suicidio de Sabina, ésta les dice que le den una oportunidad. Los estudiantes más rebeldes toman la palabra desde la radio del colegio, culpando abiertamente al profesor y haciendo un panegírico de la muerte de Sabina. Otros profesores tratan de disuadirlos, sin éxito. Zupan sigue dando clase como si nada. La rectora cita a los díscolos de la radio y les da una semana de suspensión y la obligación de disculparse con el maestro. Pero ellos se rebelan contra él y le dicen abiertamente que es un nazi y que por culpa suya Sabina se mató -lo que no saben los chicos es que los padres de la suicida fueron a hablar con la rectora para decirle que su hija era adoptada y que nunca se lo habían dicho y que al enterarse se suicidó-, le hacen el saludo del Fhürer y se van de su clase.
Regresa la profesora que se había licenciado por maternidad y les dice a sus alumnos que le puso a su hija el nombre de Sabina, pero éstos le reprochan que se hubiese ido y que los dejara en posesión del nazi y que no la vieron en el entierro. La profesora sale disparando... Llega Zupan, todos se ponen una máscara con la cara de Sabina, el profesor también, y le da a la mejor amiga, Mojca, un texto en alemán escrito por ella donde dice que Sabina lo hizo por ella, que aunque todos piensen ahora en ella lo hizo por puro egoísmo y que no tuvo que extrañar a nadie como ahora todos la extrañan a ella. Es raro que una chica que tenía tan pocos amigos haya cosechado tantas adhesiones después de su muerte si no era querida antes, ¿no? O será lo que decía el viejo Proust, que los únicos paraísos que existen son los paraísos perdidos... La rectora habla con Zupan pero este no da su brazo a torcer. Dos estudiantes están peleando, entre ellos Luka, y cuando Zupan trata de separarlos este le pega al profesor. Hay una reunión con los padres de todo el alumnado y la rectora les dice que no se expulsará a todo el curso si los dos chicos se disculpan. Entre los padres no hay dos que se pongan de acuerdo, cada cual lleva agua para su propio molino.
En la clase final, el profesor cambia el rígido alemán por el esloveno- situándose al nivel de todos, por fin- y les pregunta qué hizo mal. Le responden que fue injusto y que tomó el suicidio de Sabina como parte del proceso educativo. Él les dice que lo tildaron de nazi, pero que para los nazis existían los buenos y los malos, mientras que él los trató a todos por igual y que si fue que nunca habló de lo de Sabina fue porque la decisión fue de ella. Que ellos no saben elegir por sí mismo, mientras que Sabina eligió. Culpan al sistema pero el sistema funciona: es rigoroso, frío y matemático, sólo que si tienen fuerza pueden sobrevivir en medio de la corriente. Les desea lo mejor en la vida y se despide de su última hora de clase. No sé a ustedes, pero a mí la lección no me alcanzo, me parece muy poco para tanta indiferencia frente a un hecho tan ominoso como es la muerte desde un referente para una juventud desorientada y dispersa como es un maestro de clase. Faltó calidez, empatía, comprensión, calor humano, en fin todo lo que un líder -cómo en este caso se trataba- debe brindar a quienes esperan una palabra de él.
Sabina recorre el barco del viaje de egresados, donde todos ahora disfrutan despreocupadamente, sin que nadie advierta su presencia allí.
Y digan lo que quieran, Sabina cada día compone peor. ¡Volvé a la droga, Joaquín...!
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



lunes, 28 de septiembre de 2020

Mi crítica de "Franz y Albert" (Teatro)

https://www.teatrix.com/ver/franz-y-albert


En este nuevo estreno de Teatrix se nota que levantó un poco la vara con respecto a los anteriores, porque Franz y Albert se transforma en una experiencia digna de ser apreciada, por la calidad de su texto, de Mario Diament y la de su director: Daniel Marcove, que logran imprimir interés y verdad a una propuesta tan intensa como improbable: la reunión ocasional entre Albert Einsten y Franz Kafka, ambos en Praga, en abril de mil novecientos once. Hace poco que Einstein ha llegado a la ciudad para tomar su cargo en la Universidad y no parece improbable que estas dos grandes mentes se hayan encontrado y hayan debatido acerca de sus pensamientos. No pueden ser personalidades más opuestas, y sin embargo, complementarias: uno optimista y el otro no, uno creyente y el otro ateo, uno posiblemente feliz y el otro atormentado por el sentimiento de culpabilidad. Pero hay algo en ellos que los atrae, que los une, es la singularidad de sus mentes y de sus experiencias de vida, aparte de la condición de judíos de ambos. Se encuentran en una fiesta en la que ambos son invitados y el diálogo empieza cuando Franz, escondido, le pregunta a Albert si ve en la plaza a un hombre de sombrero verde que probablemente lo está siguiendo. Einstein viene de tocar el violín para la anfitriona. Mozart, la sonata N° 21, lo que llama la atención de Kafka, inútil para ejecutar cualquier instrumento, hasta de cantar una simple melodía sin desafinarla. Einstein le dice que en cambio, él es incapaz de hacerse el nudo de la corbata. Primer puesta en claro que toda genialidad tiene sus límites. Pronto se presentan y se reconocen: Einstein es un profesor de física que da clases en la universidad, el otro es un abogado que se ocupa de accidentes laborales. Pero saben que hay un científico que está revolucionando la física y que existe un escritor que está poniendo patas arriba la literatura. Sí, son ellos: Einstein y Kafka, dos mentes preclaras del siglo XX. El primero cuenta con 32 años: el segundo con 28. Franz le dice que gracias a su trabajo advierte que la crueldad y la injusticia humana superan cualquier imaginación. El escribe sobre su vida: sus sueños, por ejemplo. Una de esas noches soñó que se convertía en un insecto. Diament va a echar mano a los tópicos más difundidos de ambos personajes para hacerlos más reconocibles por el público. Lo que tiene de interesante la escritura de Diament es que va a transformar el diálogo en una batalla campal de exposición de ideas y teorías, más que substraerse a las acciones físicas, su pieza se sustenta en la palabra hablada, haciendo muy interesante de seguir esos jugosos diálogos que por momentos se tornan difíciles de atrapar. La dirección de Marcove trata de hacer dinámica la puesta, recurriendo a algunos movimientos bien calculados pero que agilizan lo que en manos de otro hubiese sido una puesta estática.

Einstein, por su parte, tratará de demostrarle a su nuevo amigo que el tiempo no existe. Y le expone lo que para él es el sentido del tiempo. Explica el movimiento, extrayendo un mazo de cartas de su bolsillo y reproduciendo el movimiento como los distintos fotogramas de una película: momentos congelados que al tomar velocidad nos dan la idea de continuidad en el tiempo. El tiempo, dice, es la cuarta dimensión, ya que el mundo posee cuatro dimensiones: tiempo y espacio se combinan para hacer la dimensión espacio-tiempo. Dice que todo lo que ocurre en nuestras vidas ya ha sucedido, que somos como los actores de una obra escrita por otro autor, haciendo el paralelismo entre la obra que están actuando Julián Marcove y Miguel Sorrentino y sus personajes de Franz y Albert. Esto es lo que él llamó Teoría de la Relatividad. Me acuerdo lo que me contaba un psicoanalista que yo tenia: Einstein decía, le explico la teoría de la relatividad, ¿la entendió? No. Ahora se la explico de nuevo. ¿La entendió? Todavía no. Se la explico nuevamente, ¿ahora? Ahora sí. Bueno, pero ya no es la teoría de la relatividad...
El hombre está atrapado en una estructura atemporal, ¿me entiende? Claro, anuncia Kafka, si esa es mi vida... Vive todavía en casa de sus padres, lo cual le resulta un tormento, así como levantarse todos los días para ir a un trabajo que le resulta tedioso. Einstein acota que si la gente se sacara la máscara de la sociabilidad todo explotaría en un minuto. Albert lo invita a tomar un licor, a lo que Franz se niega ya que nunca probó el alcohol. ¿Cómo hace para no sucumbir a las transgresiones?, le pregunta. "Me controlo", es la inocente respuesta que da Franz. Una transgresión que siempre quiso probar y nunca se animó es el baile, ya que una vez lo halló su padre bailando solo en su habitación y el silencio humillante fue la única respuesta. Y le pregunta si no le podría enseñar él a bailar, para lo cual Albert se niega. Einstein está esperanzado de vivir en el siglo XX ya que es un siglo revolucionario, caracterizado por las revoluciones en Rusia, Portugal o México, por la música de Stravinsky, la pintura de Picasso o Matisse, las teorías de Freud acerca de la sexualidad, y aclara que él no adscribe a ningún partido, mientras que Kafka admira a los muchachos socialistas, pero desconfía de los políticos. Y piensa en el antisemitismo que recorre Europa: Franz ha pensado en huir a Palestina, para lo cual está estudiando hebreo; Albert se ha pasado la vida emigrando, por eso no le es extraña la idea. El presiente que pronto habrá una guerra, pero que esta será distinta a las otras, será brutal, devastadora, más teniendo en cuenta que Alemania no puede soportar la paz. Einstein le ofrece la palabra "metamorfosis"; Kafka la toma, agradecido, pensando en escribir su cuento de la transformación en insecto. Franz se define como débil de salud, salvado sólo por su escritura. Einstein dice que mientras que los científicos miran hacia el exterior, los escritores lo hacen hacia el interior. Pasan a hablar de Dios, para Albert existe aunque no en la forma que lo enseña la religión, sino más en la creencia de Spinoza, por la belleza y la perfección de la creación; Kafka presiente en cambio que el infierno está en la Tierra, que vivimos básicamente solos. Pero Einstein le dice que no sea injusto, que dependemos de un montón de otra gente: la gente que confecciona nuestra ropa, la que hace nuestras comidas, la que escribe nuestra música. Kafka le habla de una máquina que ideó para administrar justicia: sería como una cinta por la que van pasando los acusados y unas agujas muy poderosas le inscriben sus culpas en la piel así hasta matarlos. Y describe vivir con la figura intimidante de su padre. Por eso acepta a beber aunque el alcohol le provoque risa. Por culpa de su padre no pudo nunca ser feliz. Kafka le pregunta a Einstein si él es feliz, si el matrimonio no le provoca felicidad. Einstein dice que con todo lo que pudo entender en la vida aún no ha podido descifrar a la mujer. Tocan el tema del sexo: Franz lo practica con prostitutas pero no lo disfruta debido al terrible olor de la mujer. Einstein continúa diciendo que una simple ecuación sería capaz de destruir al mundo, si se pudiera saber cómo dispersar la energía contenida en un átomo sería el fin de la humanidad. La culpa de Kafka, en cambio, le anidó la idea del suicidio. Dice que su culpa fue no haber detenido el suicidio de una mujer que conoció, de la cual estaba enamorado secretamente pero que nunca se atrevió a decírselo. Ella se mató porque estaba embarazada de cuatro meses... y no precisamente de él. Por ese tema es que la policía está detrás de él, y declara que la culpa es el sistema ya que un hombre que se siente culpable es totalmente manejable. "No me da miedo morir- dice Kafka- lo que me aterra es seguir viviendo". Y se sube al balcón para tirarse. Einstein, en un intento por detenerlo, lo hace mirar el cielo y plantearse interrogantes. Esto lo salva. Y confiesa cuál es su culpa. La culpa que arrastra Einstein es que con Mileva, su mujer, tuvieron una hija antes de estar casados. La dieron en adopción, pero enfermó gravemente y murió. La gran contradicción en él es que queriendo conocerlo todo, es incapaz de averiguar si su hija murió verdaderamente. Cuando se encontró con Kafka éste estaba a punto de tirarse por el balcón, pero lo disuadió la música de Mozart que emanaba del violín de Albert. El arte pudo salvar su vida.
En ese momento suena un vals, y al pedido de Franz, Albert le enseña a bailar...
Una obra profunda y didáctica, que si bien acumula muchos -demasiados- datos, nos hace reflexionar sobre dos de los hombres que conmovieron los cimientos del mundo del siglo XX en Europa. Sea o no cierto este encuentro, bien pudo haber sucedido y planteado de esta manera. ¿Quién sabe?
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

Mi crítica de "Invisibles" (Cine)

"Invisibles" es una película de Gracia Querejeta del año 2020. Gracia, de 58 años, es nacida el 13 de agosto de 1962, hija de la diseñadora de vestuario María del Carmen Marín Malkila y del productor Elías Querejeta, famoso por haber producido todas las películas de Saura, quien le abrió el camino en el mundo del cine. Nunca tuvo vocación de actriz y estudió Historia Antigua en la Universidad Complutense de Madrid. En 1992 dirige su primera película en solitario: "Una estación de paso", premio especial del jurado de la Semana Internacional de Cine de Valladolid. A su ópera prima siguieron "El último viaje de Robert Rylands" y "Cuando vuelvas a mi lado", una película que cuenta la historia de tres hermanas que vuelven a encontrarse después de fallecer su madre. En 2004 dirigió "Héctor" que fue galardonada a la mejor película en el Festival de Málaga de Cine Español en mayo de ese año. "Siete mesas de billar francés" le supuso diversas nominaciones al Goya del 2007, como mejor dirección y adaptación de un guión. En 2008 recibió el premio Ciudad de Cuenca del Festival Internacional de Cine de Mujeres en dirección en reconocimiento a su trayectoria.

"Invisibles" no se trata de una gran película, está más bien en la categoría de las películas "chiquitas", esas que son entrañables aún sin deslumbrar demasiado por su puesta en escena ni su dirección. Se trata de la historia de tres mujeres que pasan los 50 y que van contando trozos de sus vidas cada jueves que se reúnen a hacer caminatas por el parque. Es una comedia amable, tocada por algún destello de drama que manifiesta esa desazón constante que viven esas mujeres al borde de la menopausia que se dan cuenta que ya les pasó su cuarto de hora, que ya no son atractivas para los hombres, prefiriendo siempre a una veinteañera, y que son justamente, invisibles para su entorno. Deben adaptarse a esta nueva vida, y eso les cuesta y les pesa, trayendo cada una los sinsabores y resentimientos de esta nueva experiencia. Las amigas son Elsa (Emma Suárez), una ejecutiva que se siente sexy para su edad y que no se lo va a perdonar dejar de serlo, Julia (Adriana Ozores), tal vez la más resentida, la que le escapa a la amistad y se ha tornado en la más pesimista y negativa de las tres, y Amelia (Nathalie Poza), la más empeñada en dar lástima, la más pobrecita y apaleada, que con su cara de víctima constante lo dice todo. Lo destacable de la película es que ha sido filmada enteramente en exteriores, sólo en el entorno de ese parque que eligen para discurrir sus pormenores, y empieza con una toma cenital de una fuente surcada pro flores y hojas, para dar paso a los largos discursos de las amigas.
Empieza la historia un día cualquiera de sus encuentros, el 7 de marzo para culminar el 9 de mayo, cuando en el hemisferio norte están en plena primavera. Empieza Amelia diciendo que le ha desaparecido un libro de su mesa de luz y que seguramente la responsable de esto es Ana, la hija de su pareja con la que decididamente se llevan muy mal; mientras que Elsa programa su viaje a China junto a su jefe quien le manda mensajes a las 11 de la noche con el propósito de seducirla. Tienen la sensación de que no son lo suficientemente fuertes como para decirle a la cara a la gente las cosas oportunas en el momento correcto. Amelia a su hijastra, Elsa a aquella jefa que le paga menos que a sus colegas hombres. Hablan del matrimonio y el sexo y es ahí cuando se dan cuenta de que ya son invisibles, que son prescindibles para cualquier relación de pareja que intente satisfacerlas, que son perfectamente intercambiables y que los hombres se desviven por mujeres más jóvenes. Pareciera que los 50 son esa barrera infranqueable que hace que toda mujer se convierta en un fantasma para quien pasa a su lado. Como ese hombre que está invariablemente sentado en un banco de la plaza todas las tardes y que cree que nadie lo ve, hasta que Elsa se sienta a su lado... pero esto viene un poco más tarde.
Julia sabe que ya no existen alumnos por los cuales valga la pena dar sus clases de matemáticas, antes existían esos cuatro o cinco que hacían que todo tuviera sentido, ahora sólo tiene una alumna preferida: Violeta, que la impulsa a dar sus clases un poco menos desganada. En el próximo jueves Elsa no está -está de viaje a China- y Amelia le cuenta a Julia la última que le hizo su hijastra: la dejó en la calle cerca de cuatro horas, pues ella había olvidado sus llaves y la llamó a la pequeña cretina quien le dijo que no podía bajar a abrirle hasta que no terminara de repasar un tema... y tardó cuatro horas. Se queja de su falta de oportunidades con los hombres y de cómo está atada a ese novio que la comprende pero cuya hija la martiriza. Amelia está harta de que sus amigas la juzguen y allí estalla el drama: Violeta se ha suicidado. Ha saltado por la ventana. Al jueves siguiente ya ha vuelto Elsa y se encuentra muy decepcionada que su jefe haya sido tan flojo en el negocio de su venta de películas... y además no se la ha insinuado. Se le tuvo que tirar Elsa pero él la rechazó, porque según él, se sentía muy halagado que él le gustase, pero ella no le gustaba a él. Y Elsa sabe que eso no es cierto. No puede creer que ya no tenga el mismo poder hipnótico que ejercía sobre los hombres hasta algunos años atrás.
En otro jueves, Amelia se encuentra con un ex suyo, ahora criando dos hijos propios, que cuando salía con ella le decía que no quería estar atado a los niños. El encuentro termina en discusión y en furia incontrolable de ella hacia él y con ella misma. Otro jueves y Elsa y Amelia hablan sobre el cumpleaños de Ana, su hijastra y ella no sabe qué regalarle, Quiere que sea algo extraordinario, que la ponga de buenas con ella y se separen los odios. A todo esto, el jefe de Elsa está muy distanciado de ella, y ésta se pregunta el por qué. Mientras a Julia, que estaba con alta médica en el colegio, después del suicidio de su alumna, le dieron la baja médica. Otro jueves Julia va sola, un perro la ataca y es defendida por el dueño, pero estalla en llanto sola en un banco. Otro momento nos encuentra con Elsa y Julia, ésta última va con anteojos negros, por un ojo en compota. ¿Ha sido su marido? se pregunta Elsa. Julia se excusa de que fue jugando al paddle, mientras, el jefe de Elsa la va a demandar por acoso y le anunciaron el despido. Porque ella, enojadísima con su indiferencia, se presentó en su casa y le abrió la puerta su esposa, el jefe la arrastró hasta el medio del jardín diciéndole que no quería verla más en su vida. Julia para para vomitar, y Amelia se acongoja de que el regalo de su hijastra no le ha gustado y le echó en cara de si quiere comprarla, y ella acabó dándole un cachetazo.
Elsa va a ponerse a hablar con el misterioso hombre invisible del banco de plaza, y éste le dice que lo han despedido y que, si bien no tiene miedo de contárselo a su esposa, sí a sus hijos. Lo despidieron por viejo, Y allí se le junta todo a Elsa, dónde va a conseguir otro trabajo a su edad, no es tan vieja después de todo, ¿o sí? El tema de la edad, junto al de la falta de trabajo vuelve a hacerse presente y a moverle el piso. En otro paseo Amelia, quien llamaba incesantemente a su amiga depresiva Mara, se encuentra con ella muy feliz, besándose con su atractiva personal trainer y le dice que cuando murió su marido pensaba que todo giraba en torno a él, con el tiempo fue cambiando y trocó el llorar por él a vivir una vida más feliz y permitiendo que entre el sol a su existencia. Amelia comprueba con dolor que Mara las desprecia, pues no quiere volver a juntarse con su grupo de caminatas. Mientras que en otra ocasión cuenta que su novio se ha enfrentado a su hija y le dijo que no fuese inmadura, que no va a destruir la unión que hay entre él y Amelia, mientras ella acepta las condiciones que le pone él porque no quiere estar sola.  Se ha descubierto quién golpeó a Julia: fue el hermano de Violeta porque descubrió que la última llamada se la hizo a ella y ésta no le contestó y dos minutos después se suicidó. A Elsa finalmente la han despedido, y el jefe se despidió de ella atracándosela en la oficina a dónde la llamó de noche para firmar los papeles. Le dijo que hacía dos años tenía ganas de eso.
Cae la lluvia: Julia mira el banco vacío de su alumna Violeta, Amelia permanece sentada bajo su paraguas afuera de su casa porque está en un día que su marido no le da permiso para entrar mientras que Elsa le hace ojitos a un muchacho joven, que no le presta atención, debiendo conformarse con un hombre mayor. Así termina esta película que, si bien no pasará a la historia del séptimo arte, distrae y nos ofrece un rato de buenas actuaciones, un guión lúcido y los planteos de la edad madura, todo visto según la óptica de la mujer, una mujer que a fuerza de protagonismo se ha vuelto invisible. Gracias Gracia.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente)

Mi crítica de "Trastorno" (Teatro)

https://www.teatrix.com/ver/trastorno


Con el estreno de "Tarantorno" -diría el personaje de la villera de Juan Pablo Geretto-, Teatrix sumó un poroto más a su lista. Es una obra sumamente perturbadora, pero no por el tema que toca, que hubiese sido buen material para Freud o un descendiente cercano del Edipo de Sófocles, sino por la desmesura de las actuaciones de todo el elenco. Al frente está el gran Pompeyo Audivert, encarnando a una madre monstruosa, devoradora de hijos como Cronos y totalmente avasallante como la peor de las plagas tebanas. Pompeyo, con su gran porte y esa cara que lo pone siempre al borde de la monstruosidad, con su máscara clownesca-pesadillesca es el intérprete exacto para trepar sobre sus hombros los vestidos femeninos y la peluca, sumado al maquillaje expresionista que lo convierten en un esperpento de la más profunda raíz de Valle Inclán. El desborde está presente también en sus hijos, Ernesto, José Alfredo y la muy tímida Silvia y en esa enfermera también descomunal llamada Tití. La madre, Rosario, guarda un gran secreto familiar, compartido sólo con José Alfredo, el hijo que abandonó la casa señorial de principios de siglo ideada por Florencio Sánchez en su obra "El Pasado" para hacerse comunista o anarquista. El trastorno es lo que arrastra la familia toda en la podredumbre social que arrastra, no por el hecho de ser de clase alta y dueña de media provincia, sino por la descomposición de un secreto bien guardado que, como "La Carta Robada" de Poe, sin embargo está a la vista de todo el mundo. El problema de ese enigma son sus consecuencias y la capacidad de seguir engendrando monstruos, como los que habitan esa mansión de desquiciados, desprovistos de toda humanidad -sólo la animalidad que vive encerrada en un baúl y devora todo lo que se le pone a mano- parece ser lo que habita el corazón de esos seres funestos. El problema no es engendrar monstruos sino cómo disfrazarlos. Suelen usar perfume francés, pasear por las callejuelas de Londres y vestir con finos encajes importados, por no hablar del personaje de la abuela, otro ser tan siniestro como el que más, que busca la figura de un dictador que venga a poner orden en este sagrado país. Sangre y muerte es de lo que se alimentan estos monstruos, que en sí no difieren demasiado de los de Dino Risi o los del musical del mismo título visto años atrás en nuestro país. Repito una vez más: sin la tragicómica figura de Pompeyo Audivert con sus ojos desorbitados de huevo frito y su corpachón enorme, esa Rosario no hubiese tenido el peso dramático en la obra que se le asigna y que infunde tanto temor entre sus hijos como en el público.

La anécdota es simple: Rosario, Tití y Silvia están levantadas a las 3 de la mañana pues Ernestito no ha vuelto a casa, después de visitar a su novia Carmen Arce, heredera de otra cuantiosa fortuna. Llaman a su otro hermano, José Antonio, a quien no visitan desde que se hizo comunista y huyó con la criada para casarse con ella y tuvo dos hijos a los que su abuela llama "simios", abrumados porque después del suicidio del padre de familia, Ernesto es la joya más preciada que queda en casa. Rosario dice de sus nietos que el trastorno mental crea monstruos, sin querer reconocer que la iniciadora de esa estirpe no es otra que ella. Decide sobre todo, piensa por todos, actúa por todos, tal vez para no dejar ver las grietas de su pasado por donde entra el agua que puede hundir el barco. 
Ernesto llega, borracho y demacrado porque le han cerrado la puerta en la cara en casa de su novia justo la noche en que le iban a decir al padre de ella que el compromiso iba en serio. El asunto ya toca ribetes de escándalo social. Dada la clase social el motivo puede ser dificultosamente tratado dentro de la política imperante en el país -algo que ya está tan perimido como la clase social que manda, una oligarquía conservadora que muestra sus fisuras por doquier- José Antonio, quien llega a la casa sobresaltado y ya encontrándose con su hermano viene a exponer su discurso netamente contrario al de la familia. Ernesto se confiesa con él: se ve en el desmoronamiento de su pertenencia social y no se cree ya en cualidad de sostenerla ni de merecerla. Ahora se denota la complicidad entre la madre y José Antonio por ese dichoso secreto. Se intentará poner fin de todas formas a la relación de Ernesto con su novia Carmen antes de que las consecuencias sean trágicas. Aparece en escena la abuela -otro ser repulsivo- y José Antonio se violenta con ella porque él no cree en Dios y la abuela lo maldice. Hay una intriga entre Rosario y la familia Arce y José Antonio está al tanto: es el encargado de ir con el cuento de que vio a Carmen en brazos de otro, como para que Ernesto se olvide definitivamente de ella. La abuela aparece con un revólver y quiere matar al apátrida de su nieto comunista. Es desarmada por Rosario, mientras se sostiene una palea entre Silvia y Tití por la soltería: ésta se defiende diciendo que si se quedó soltera es por servir a los de arriba, mientras que a la otra le faltaron candidatos y ya está a punto de convertirse en una solterona vieja y desahuciada pues nadie la querrá con su edad, mientras que ella no tuvo que envidiar pretendientes.
Rosario entonces inventa la excusa de que se rumorea que alguien de la familia de los Arce está tuberculoso, para que sus hijos no se encuentren más. Pero el Señor Arce se ha hecho presente, Rosario teme este encuentro y manda a encerrarse a todos a sus cuartos por el posible contagio. Así nos enteramos que en el pasado Rosario ha tenido amoríos con este hombre y que Ernesto y Carmen son hermanos. Rosario se le va encima tratando de revivir la vieja pasión pero su respuesta la inquieta. Ernesto se cruza con el señor Arce cuando este va de salida y le dice que no hay motivo para tener cerrada su puerta para él. Arce se retira. Pero Ernesto trae una carta de Carmen donde le dice que importantes problemas de familia los separan. Ernesto le obliga a decir a su madre si es cierto que él es hijo de Arce y si ella mató a su padre. Ella asiente, trastornada. Ernesto queda solo con José Antonio y con Silvia y se desmorona contra un espejo, como demostrando que ha quedado fragmentado en dos, alienando su personalidad. Tití, que se ha enterado, está contando todo por teléfono a una amiga y con el diálogo, salen todos sus resentimientos de clase. Mientras, aparece Ernesto con la efigie de su padre, es manejado como un títere por José Antonio quien le hace decir lo que él quiere y hacen una parodia de sus padres: Rosario y Ernesto padre. Finalmente, envuelto en el trastorno, Ernesto saca un arma y se suicida y pasa a formar parte del baúl que encierra al monstruo de la agresión. Era de él toda esa ira que ahondaba allí y que no era permitido salir y a quien alimentaban con muñecos que representaban seres vivos.
Finalmente todo vuelve a la normalidad, y llega de visita José Antonio con sus dos hiitos-niños-simios a saludar a su abuela, y vuelve a vivir en la casa. Su esposa está donde le corresponde estar, en la cocina fregando los platos, y según el pedido de la abuela, después subirá a hacerle la cama. El trastorno ha desaparecido como por arte de magia, la nobleza de clase vuelve a recobrar el viejo lustre y el incesto ha sido evitado, con su execrable contingencia de la descendencia de nuevos monstruos.
Y un toque más: Pompeyo se define como un muy buen intérprete de piano, en esa madre carnívora que puede tocar las piezas más dulces al piano y por el otro lado fagocitarse a sus propios hijos. Una gran lección de teatro. Pompeyo impecable y cada intérprete en el rol que le tocó jugar, le sacó lustre, siempre con la desmesura y la altisonancia que caracteriza a esta obra, mezcla de expresionismo y grotesco más descarnado.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



Mi crítica de "Crímenes de Familia" (Cine)

 En primer lugar me parecía extraño que viésemos con Carlos una película argentina. Tenía que ser moooooooooy buena para eso. La película sin duda lo es, pero hay tantas otras buenas que sin embargo no hemos visto... Pero todo misterio tiene su solución. Sebastián Schindel, el director, nacido en 1975, tiene a la sazón 45 años, es director, productor, guionista, director de fotografía y montador. Estudió Filosofía en la UBA y cine en la ENERC. Es profesor de cine documental en la ENERC y en la Universidad de San Martín. Dirigió "Rerum Novae" (2001), "Que sea rock" (2006), "Mundo Alas" (2008) -y acá se me empezaron a poner los patitos en fila-, "El Rascacielos latino" (2012), "El patrón: radiografía de un crimen" (2014), "El Hijo" (2019) y esta, "Crímenes de Familia" (2020). ¿Vieron como todo se acomoda? Y elige para sus dos protagónicos a Cecilia Roth y Paola Barrientos -dos militantes K- ésta última ostentando su pañuelo verde desplegado en su consultorio de psicóloga... mmm, que mala profesional, Licenciada... Todo me cierra ahora. Pero la historia es buena. Habla de cómo en la clase alta argentina se pueden cometer crímenes, tanto desde la célula misma de la familia como en su servicio doméstico, y que los dos ilícitos estaban entrelazados, y cómo la buena conciencia de la dueña de casa viene a poner en orden lo que puede remediar. No hay demasiado simbolismo ni alegoría para desentrañar, tal vez sólo un travelling que recorre el pasillo que da al baño como si se desplazara por el canal de parto hasta dar con el más atroz de los crímenes, el infanticidio llevado a cabo por la empleada de la casa en el momento de nacer su bebé.

Cecilia Roth, aparte de su ideología, supo ser una de las mejores actrices argentinas de su momento, y todavía lo es -aunque ya no depare sorpresas como cuando su asociación con Aristarain-, en cambio, Miguel Ángel Solá está confirmado que es uno de los grandes talentos de todos los tiempos de nuestro país, y sigue asombrando como con su participación en "El Último Traje". Pero acá el que se roba la película es el chiquito que hace de Santi, más extrovertido y espontaneo no puede ser, si sigue su paso ante las cámaras será el gran actor del futuro. Pero vayamos a la historia. Alicia e Ignacio Arrieta, ingeniero él, son un matrimonio bien avenido de Recoleta, que tiene un hijo, Daniel (Benjamín Amadeo), quien a la vez está separado de Marcela (Sofía Gala -y no me vengan ahora con que es una gran actriz, es una pobre chica creída, más fea que la madre, si se puede, y peor actriz que ésta, si se puede-), con la que tiene un hijo, Martincito, al que no se lo dejan ver. Ahora, con Alicia e Ignacio vive Gladys (Yanina Ávila), la empleada, que tiene un hijo también de cerca de 4 años, Santi, que a Alicia le dice tía, y al que prácticamente crió ella. Así pintada la reunión familiar vamos a hablar ahora de los crímenes.
Daniel, al comienzo de la película, llama a su madre desde la cárcel, pues lo han aprehendido por los cargos de lesiones agravadas, violación de propiedad y agresión sexual entre otros, demandado por su ex. Él jura y perjura que todo esto es falso y que le han tendido una cama. Y que ha vuelto a las drogas porque ya de por sí es adicto. Mientras se nos muestra una siniestra sombra de Gladys yendo y viniendo desde ese baño ensangrentado del comienzo y también ella cubierta de sangre, buscando un trapeador. Alicia e Ignacio visitan a Daniel en la cárcel y ven la forma más eficaz de sacarlo de allí. Pero deberá afrontar el juicio. Y si su hijo consumía drogas es porque su ex esposa le hacía comprar para ella hasta que empezó a probar y ya no pudo desligarse. Que lo maltrataba, lo engañaba con compañeros de trabajo. No le permitía ver a su hijo y se inventó una amenaza de muerte y de violación. Todas estas son falacias que irá argumentando Daniel en la visita de sus padres.
Alicia se pinta delicadamente y toma una pastilla -como queriendo demostrarnos que en las altas esferas todos son drogadictos- No, señor mío, yo te puedo asegurar que por tomar un Rivotril no te hacés drogadicto. Yo tomo pastillas para los nervios y no me considero drogadicto y durante la pandemia aumentó escandalosamente la venta de ansiolíticos y no por eso tenemos un país de adictos, así que mucho cuidado con el uso de las metáforas gratuitas. Mientras, en una narración en paralelo, asistimos al juicio por la mucama, atestigua Ignacio y dice que la contrataron en el 2014, hasta que "pasó lo que pasó". Le criaron ellos al hijo ya que ella era prácticamente analfabeta y no se sabía desenvolver: lo llevaron al médico, le enseñaron las primeras letras, lo alimentaron, le dieron un buen jardín de infantes...
Marcela, por su parte, declara en el tribunal algo que, después de haber escuchado la declaración de su ex esposo llorando, parece a todas luces mentira -Tengan en mente "Testigo de cargo", del gran Billy Wilder- De cómo él inventó todo, que la culpaba de engañarlo con sus compañeros de trabajo, ella que se deslomaba trabajando, de cómo la agredía psíquica y físicamente, hasta cómo llegó a violarla en ese encuentro programado por él. Hasta se quiebra cuando dice que tuvo que venderlo todo, haciéndola pasar por una mercantilista absoluta. Ignacio aconseja que reconozca que la violó pero que estaba drogado cuando lo hizo, para que le contemplen la pena.
A todo esto vemos a Gladys rezando el rosario con la panza descubierta y haciéndose cruces con un cuchillo, como premeditando el acto que va a cometer. Echazábal, un contacto de Ignacio, le pide a Alicia 400.000 dólares para hacer caer el expediente de su hijo. Ella duda, no tiene la plata, pero habrá llegado el momento de vender su amplio piso y mudarse a algo más chico con tal de salvar a Daniel... Gladys es acusada de homicidio agravado por el vínculo, ya que dio a luz un bebé en el baño de sus patrones, al que asfixió momentos más tarde. Aunque la defensa va a tratar de exculparla en el juicio, distrayendo al médico que la asistió con preguntas suspicaces. El padre de Daniel, en paralelo, quiere que su hijo se declare culpable, harto de pagar por él, siempre fue una máquina de comer dinero. El papel de Licenciada que le toca a Paola Barrientos, especializada en infanticidio, explica que para Gladys el nacimiento no iba a suceder, era algo que tenía negado, la negación le puede provocar incluso que no le crezca la panza. En su cualidad de semianalfabeta y con un retraso madurativo incipiente, no es culpable de nada de lo que se le acusa.
Echazábal obtiene el informe sobre el ADN de Daniel inscripto en su semen, que fue retirado de su víctima y se lo "vende" a Alicia y le aconseja destruirlo.  Alicia miente en el juicio por Gladys, ya que niega haberle dicho que no fuera a tener otro bebé. Mientras consigue dejar libre a Daniel. Ignacio se ha ido de la casa, dejando a Alicia sola en su aventura de rescatar a su hijo. Daniel viene a comer con ella y Santi -que ha quedado a cargo de Alicia momentáneamente- y empieza a pedirla más plata de la venta del departamento para montar un negocio nuevo, que está destinado al fracaso. A Gladys la encuentran culpable y le dan 18 años de cárcel. En una visita que le hace Alicia a prisión, con Santi para que vea a su mamá, ésta le dice que el hijo que mató era de Daniel, que él la forzó. Alicia queda desorientada y se desahoga cuando llega a su casa embalada para la mudanza, al romperse un juego de tazas y platos y llora desconsoladamente. Se nota que no llora por los platos ya que son de muy baja calidad. Entonces, en un acto de reparación, Alicia le lleva el estudio de ADN a Marcela para que se haga justicia. Su hijo cae otra vez preso y ahora es su madre quien no contesta a sus llamadas. Desde ahora la invitan al cumpleaños de ese nieto que durante tanto tiempo le han impedido ver. El vínculo con Marcela se ha recompuesto porque se comprobó que todo lo que ella decía era verdad.
Santi ha quedado en manos de Alicia por pedido de su madre y lo cría como si fuera un nieto de su sangre. No sé porque me siento atraído por las películas de juicios, debo tener algo de abogado en mi sangre, aunque no tenga ningún familiar de esa profesión. Desde "Doce hombres en pugna" en adelante, no hay película de juicios que me pierda, y esta es una muy buena muestra de ese género. Me gustó. Muy buena.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).


miércoles, 9 de septiembre de 2020

Mi crítica de "La Casa de los Espíritus" (Cine)

Es bueno que cine y literatura se unan a veces, pero es una lástima que se obtengan resultados tan mediocres como en esta ocasión. Bille August, su director, cosechó lauros importantes en otros tiempos, como la magnífica "Pelle, el conquistador" (1988) que ganó el Oscar a la mejor película extranjera, entre otros premios, y "Con las mejores intenciones" (1992), film que narraba la infancia de Ingmar Bergman, quien lo eligió a August para que dirigiera la película y en donde conoció a la excelente actriz que sería su esposa: Pernilla August. El danés Bille August, de 71 años dirigiría en 1993 esta adaptación de la excelente novela de la chilena Isabel Allende, novela que en mucho excede la calidad de este film. Las novelas de Allende están sembradas de detalles, de cosas que parecen nimias pero que dan espesura a su escritura. Generalmente son sagas familiares, como en esta, que trascienden los límites del tiempo y el espacio y se prolongan hasta más allá del tiempo. La película es lo que yo llamo un "bolso de viaje", porque trata de meter en el mínimo espacio la mayor cantidad de cosas posibles. Como nunca en ninguna otra película se cuentan tantos hechos en una velocidad tan grande: se trata de compendiar un libro de 500 páginas en poco más de dos horas y veinte. Para eso se cuenta con un elenco multiestelar: Jeremy Irons (con su maquillaje burtlancasteriano absurdo), Meryl Streep (que es una de mis actrices favoritas, pero en esta película está inaguantable, luciendo su espíritu angelical de imbécil, no hizo ninguna otra película tan mala, salvo "Mamma mia!"), Glenn Close, una de las mejores actrices del mundo, que deja muy chiquita a Meryl con su papel de vieja bruja Férula, y los jóvenes Winona Ryder y Antonio Banderas, a los que no les toca papeles tan complicados porque dada su juventud no se trata ya de "componer" un personaje. La película no mejora al libro, sí saca algún provecho de la posibilidad narrativa del cine de la imagen por sobre la palabra, sintetizando situaciones con una visión que condensa el lenguaje escrito. Se pierden, sí, las reflexiones jugosas de Isabel Allende, que dejan siempre una profunda huella en quien disfruta de sus páginas, y con el apuro se le olvidó a August contar, por ejemplo, que Clara (Meryl Streep) tuvo dos hijos más que Blanca (Winona), y que la que fue torturada por el régimen pinochetista no fue Blanca sino su hija, Clara, cuando ésta ya contaba 18 años, por estar de novia con un estudiante de derecho comunista, Miguel. Se pierde mucho de la épica familiar que narra la autora con esta supresión de personajes. La novela es de 1982, y sólo voy a decir a favor de Allende (ahijada de Salvador, a quien consideró como un padre), que el libro que más me hizo llorar en mi vida -pero llorar con ganas, eh- es "Paula", en el que escribe de un modo novelado-documental la muerte de su propia hija después de meses de estar en coma. Algo que también se pierde en la película es el comentario de que el gobierno de Salvador Allende fue la única democracia de carácter comunista en el mundo votada en libertad de urnas y por voluntad del pueblo.

La película comienza con la niña Clara profetizando hechos que irían a ocurrir y pudiendo levitar objetos a voluntad. Mientras Esteban Trueba (Irons) era el prometido de su hermana Rosa. Rosa, una verdadera belleza muere a poco de iniciada la obra, por el hecho de tomar vino de la copa destinada a su padre, un candidato conservador. El hecho es preanunciado por Clara, quien, al sentirse responsable, decide dejar de hablar. Queda muda mientras pasan los años, hasta que Esteban vuelve a la casa familiar para pedir ahora la mano de Clara. Ahí ella se despabila y le pregunta si vino a ofrecerle casamiento. Revuelo general en la casa porque la joven Clara (ya nos comimos una punta de años) habla. Pero no por eso dejará de ser la tolola de siempre. Todos creen que como vive en ese mundo angelical rodeada de los espíritus del aire, del agua y de la tierra es un ser especial. Y lo es: nadie como ella para hacer mover las cosas a su antojo, poder éste que poseía la abuela de Isabel Allende, según nos cuenta. Pero la hermana de Trueba, Férula, es una mujer consumida por los celos y el resentimiento y ante el casamiento de su hermano se reúne en secreto con Clara para aclarar quién se va a ocupar de ella. Clara le dice que no tenga miedo, que se irá a vivir con ellos, y le ofrece su cariño haciéndola llorar y temblar de emoción, pues nunca en su vida había sido tratada con amabilidad y amor. El trabajo de Glenn Close roza la perfección y está lleno de matices: es de destacar que durante toda la vida en común Clara llevará vestidos de tonos blancos mientras que Férula vestirá siempre de negro riguroso. Se van a vivir los tres a Las Tres Marías, hacienda que Trueba había comprado luego de encontrar oro en una mina y de reconstruirla a fuerza de voluntad durante 20 años. Férula pasa a adquirir protagonismo -se convierte en el personaje más interesante de la película- cuando le cuenta al cura en acto de confesión su curiosidad malsana por la vida sexual que llevaban su hermano y cuñado, espiándolos a veces mientras tenían relaciones y deseando haber conocido hombre. Mientras, Esteban viola a una de las campesinas dejándola embarazada sin saberlo, y visita a una prostituta llamada Tránsito a quien le presta 50 $. Esta conexión le servirá de mucho en su futuro. A todo ésto Clara ha quedado embarazada de Blanca (los nombres de las mujeres denotan todas una cierta luminosidad y candidez: Clara-Blanca-Alba). En un viaje que hacen los padres de Clara para ir a visitarlos, tienen un accidente de auto y son atropellados por un tren, donde la madre pierde, literalmente, la cabeza. Por suerte Clara visualiza dónde está la cabeza y van a buscarla con la policía. En ese momento se le ocurre parir.
Ya nos salteamos otro montón de años (ah, perdón, en cine se llama elipsis temporal) y encontramos a Blanca de aproximadamente 7 años, cuando, en una tarde de juegos, entra a la casa el hijo que Trueba tuvo con la campesina y por un acercamiento que tiene con Blanca nos enteramos que trae resentimiento: está a punto de abusar de ella o de ahorcarla, quiere repetir lo que el patrón hizo con su madre. Blanca y Pedro, el hijo de uno de los campesinos, llamado Segundo, se bañan desnudos en el río, provocando el escándalo de su madre y la violencia del padre, quien impide que se vuelvan a ver. Pero Blanca vuelve, ya crecida, y se encuentra con Pedro de noche en el río para hacer el amor, como cada año mientras regresaba a Las Tres Marías en las vacaciones estivales. Se produce el primer enfrentamiento de Esteban con Pedro, pues lo halla movilizando a los campesinos para que reclamen salarios justos y días de descanso semanales. Hace dispersar a la multitud a punta de escopeta y al joven le da correazos con su cinturón. Mientras, los conservadores tratan de presionar a Trueba para que se presente como senador, y de presentarle un conde francés, Satigny, para que sea el novio de Blanca. Después de un terremoto, vuelve a su estancia y encuentra a Férula durmiendo junto a su esposa y la echa de la casa así sin más. Clara, que ha escuchado todo, lo rechaza. 
El conde Chatigny es un asiduo visitante de la familia Trueba y se ha puesto de novio formal con Blanca -lo que no dice la película es que llegan a casarse-. Una noche se presenta el espíritu de Férula para despedirse, ha muerto. Cuando Clara va verla en la mísera casa en que vivía, le revela al cadáver que sabe todo lo de la relación de su hija con Pedro, y que está muy orgullosa de ellos porque reivindican su amor y al campesinado. Pero el conde los descubre haciendo el amor junto al río y va a delatarlo al padre de Blanca, Esteban, preso de la ira, sale a buscarlos y se encuentra con Blanca volviendo y la desmaya a correazos. Clara se interpone y su marido la golpea, entonces ella le dice que desde ese momento dejará de hablarle para siempre. Clara y Blanca toman el tren y se van de la plantación. Segundo, el indio padre de Pedro también se va pues no quiere estar allí para cuando Esteban encuentre a su hijo. El hijo natural de Trueba se presenta para delatar el escondite de Pedro. Esteban lo encuentra dormido en un cobertizo y trata de matarlo, pero tiene muy mala puntería y Pedro se escapa.
Blanca está embarazada, y su padre le dice, en una visita a la casa familiar, que ya ha matado a Pedro, Blanca se enfurece y lo ataca, pero Clara la calma diciéndole que está vivo, que lo puede ver. Trueba deja la cámara del Senado para ir a ver a su mujer y pedirle perdón y pedirle de volver. Clara lo deja con la condición de no hablarle. Llega el cumpleaños de Alba, quien ya tiene 7 años y se presenta a la fiesta el hijo de Trueba y pide hablar con el Senador. Le dice que es su hijo y que quiere alistarse en el ejército y que necesita plata para sus estudios. Esteban le dice que lo va a conectar con gente conocida en el ejército. Mientras, asistimos a la elección presidencial: ha ganado el Frente Popular, el senador Trueba queda desolado. Pedro llama a Blanca por teléfono y se encuentran junto a la hija de ambos. Tras la derrota, Clara y Esteban vuelven a unirse y revisan fotos viejas juntos. Han expropiado la estancia de Las Tres Marías. Es Navidad -¿alguien le puede avisar a August que en Chile para navidad no nieva ni hace frío?- Clara está adornando el árbol y le da un ataque: está muriendo. Sólo está con su nieta, y le dice que no le tenga miedo a la muerte, y que le diga a su abuelo que pronto volverá para buscarlo. Y se muere. Asistimos al entierro, en donde hay varios militares que saludan al viudo. Los militares toman el poder. Lo que la película no dice que otro de los personajes es Pablo Neruda, que morirá pocos días después del suicidio de Allende, al entregar el poder.
Ahora vienen por Blanca. Ella sabe que no puede escapar, pide despedirse de su padre y le dice que Pedro está escondido en el sótano y que lo ayude a salir del país. Hay racias por la calle. La interroga su hermanastro y la golpea duramente. Esteban, desesperado por su hija pide ver al ministro, pero es recibido por un soldado y él le dice que si no sabe con quién está hablando, que gracias a él están ellos en el poder y que fue él quien hizo el contacto con los americanos. Pero le confiscan el auto.
Mientras el hermanastro de Blanca la tortura y la viola, y se da a conocer con sutiles referencias al momento vivido cuando ella era niña en Las Tres Marías -no me dan los tiempos-. Hay un momento de suspenso cuando Esteban lleva a Pedro escondido bajo el asiento del auto -¿cómo, no se lo habían confiscado?- al llegar a la embajada canadiense. Pedro logra escapar, gracias a la prostituta Tránsito -la única que no envejeció- quien ahora está en las altas esferas y le debía a Esteban un favor. Torturan a Blanca y la dan por muerta, pero el espíritu de su madre la rescata para volverla a la vida y la tiran en un descampado. Ella vuelve a su casa.
Luego que todo ha recobrado su orden Blanca lleva a su padre a Las Tres Marías para morir junto a Clara. Blanca dice que su madre lo ha dejado todo escrito para dejar testimonio de esos tiempos vividos y ella se pregunta si quiere seguir con esa historia de odio, rencor y venganza y encuentra que la vida es lo más valioso, junto con su hija, Pedro, la luz y el futuro.
Y así termina este gran bodoque pastiche que junta y rejunta cosas para que entendamos cómo llegamos al comunismo en Chile y cómo duró tan poco tiempo. Un consejo: lean el libro, que es mucho más interesante que este frankensteniano film.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

lunes, 7 de septiembre de 2020

Mi crítica de "Despertar de Primavera" (Teatro-Musical)

Sacada del baúl de los recuerdos, pude disfrutar de esta "Despertar de Primavera", estrenada en nuestro país en el 2010, hace ya 10 años, y con una camada de actores y cantantes jóvenes que despuntaban al estrellato, como Florencia Otero, Fernando Dente, Federico Selles, Eliseo Barrionuevo, Julieta Nahir Calvo o Belén Pasqualini. Toda una sorpresa al encontrar esos nombres tan queridos en esta versión. La producción general y adaptación corrió por cuenta de Cris Morena, muy arriesgada al saltar de las novelas juveniles al meterse con temas tan espinosos como el despertar sexual, la revolución de las hormonas, el suicidio o el aborto. Esta obra está basada en la pieza homónima de Frank Wedekind y tiene música de Duncan Sheik y letras y libro de Steven Sater. Esta obra produjo un revuelo dentro del teatro musical para adolescentes y contó con su propia horda de seguidores fieles, esos que van a verla en varias funciones y se conocen de memoria todas las canciones, algo que no volvería a pasar hasta el suceso de "Casi Normales", otra obra que despuntó en varias temporadas y miles de seguidores en nuestro país.

Debo decir que lo primero que me saltó a los oídos fue el disgusto, al escuchar casi todas las letras acompañadas de una música de rock estridente, salvo algunas pocas baladas con un ritmo más tranquilo, que es lo mejor de la obra. Igualmente, ninguna de estas canciones van a pasar a formar catálogo para los seguidores de musicales, ya que no hay ninguna que valga la pena recordar. Yo en el momento de su estreno no la había visto, pero ahora me salvó el recuerdo la plataforma de youtube. Las actuaciones son muy jugadas, ya que, como dije, tocan temas muy ríspidos, y hay incluso la representación de un acto sexual en el escenario con plena luz y desnudos parciales. Se destacan Flor Otero como la jovencísima Wendla y Fer Dente en el rol de Melchior. También tienen roles de bravura Federico Selles como Moritz, el mejor amigo de Melchior, Eliseo Barrionuevo (que me conmovió con su papel en "Una vez en la vida") en el rol del adolescente Hanschen, que busca su deseo homosexual, o la talentosa Belén Pasqualini en el papel de Martha, una jovencita golpeada y abusada por su padre. Me sorprendió ver en el casting a Ayelén Varela, una de las chicas de Operación Triunfo de la cual supe estar enamorado (después me olvidé) en el rol de soporte Cantante 4.
La anécdota transcurre en un pequeño pueblito alemán de normas escolares muy rígidas, en el cual vive la quinceañera Wendla, que al ser tía por segunda vez le pregunta a su madre que le revele la verdad sobre cómo se conciben los hijos, pues ella no se traga más el cuento de la cigüeña. La madre, acalorada, no puede esquivar el bulto y le dice que para que una mujer se embarace debe estar muy enamorada de su marido. Punto final. Lo que no aclara las dudas de la jovencita para nada. Mientras, algunos jóvenes recitan ante su severo profesor textos en latín, sólo piensan en mujeres y en sexo, o por lo menos lo que ellos creen que es sexo, ya que no lo tienen muy claro todavía. Cantan sobre sus sueños eróticos. Al mismo tiempo, las chicas sólo piensan en chicos con el tema "Sos mi adicción", muy bien interpretado por el quinteto de chicas jóvenes con sus bellas voces y alejándose de la balada rockera, por suerte. Los jóvenes manifiestan sus experiencias onanistas y las llevan a cabo, mientras piensan en sus regordetas profesoras. Melchior está escribiendo un ensayo, en esos momentos se está dedicando al tema de la vergüenza, al mismo tiempo que el pastor en la iglesia da su sermón asociándola con el pecado. Moritz es el amigo timorato de Melchior, al que hay que instruir sobre todo en los temas sexuales, con la vasta pluma de su amigo que le describe a la perfección el cuerpo de las mujeres y los actos sexuales, salpicado por explícitos dibujos que aquel atesorará como el más preciado de los tesoros.
Una tarde se encuentran paseando por el bosque Wendla Bergman y su amigo de la infancia Melchior Gabor, empieza a sentirse atraídos el uno por el otro, ahora que ya han crecido y están visiblemente aceptables. Se sientan juntos bajo un árbol y empiezan a seducirse y a tocarse mutuamente con el bello tema "Todo es tan irreal", mientras Melchior alaba el hecho de encontrarse en una sociedad industrial unida al progreso, que en el futuro les permitirán compartir las aulas a chicos y chicas.
Martha canta y cuenta su pena, de cómo es castigada por su padre con cualquier cosa que la lastime, incluso su cinturón con la hebilla, y de cómo este finalmente abusa de ella. Sus amigas la escuchan aterrorizadas. Pero esto repercute en Wendla, quien al encontrarse con su amigovio le pide que la golpee, para ver qué se siente, ya que ella nunca sintió nada. Lo que empieza como un pedido sordo termina en una escena de agresión física por parte de Melchior quien decide pegarle trompadas, en un acto sádico por su parte. Para esto se le ha informado a Moritz que repetirá el año, lo cual hace que su padre descargue toda su furia sobre él en forma de cachetadas y humillándolo todo lo posible. Lo que desemboca en que el adolescente piense en huir y le pida a la madre de Melchior el dinero necesario para irse a América. De lo contrario puede que piense en matarse. La madre le niega la plata porque no la tiene, pero se congratula de que piense en ella como una amiga y un sostén.
Melchior se disculpa con Wendla por haberla agredido, y la reconciliación viene en forma de amor físico exploratorio: sobre una tarima colgante se hacen el amor muy apasionadamente sin cuidarse -claro, ella todavía creía en la cigüeña- y sobre todo lo disfrutan, no lo toman como un pecado ni con culpa, es con la inocencia de los dos "debutantes", como cantaría en su canción Joan Manuel Serrat. En contrapunto con esto, en la iglesia, el pastor dice su sermón sobre la palabra de Lutero. A continuación de esta escena de amor, Hanschen vive su primer amor homosexual con otro compañero, también como fase explorativa de lo que va a convertirse en su sexualidad adulta. Moritz ha conseguido un revólver y va a suicidarse, pero la irrupción de Ilse lo rescata. Ella lo tienta y lo seduce de las mil y una formas, pero él termina poniendo fin a su vida, tal vez por negarse a seguir sus impulsos de amor. Entierro con una canción emotiva alejada del rock -menos mal-. El profesor acusa a Melchior de haber escrito un ensayo inmoral y corrupto, con escenas pornográficas, que han encontrado entre los papeles de Moritz y lo acusan de haber sido él el que lo arrojó en brazos de la muerte.
El médico de cabecera de Wendla le advierte a la madre que ella está embarazada, y ésta la enfrenta. "¿Cómo puedo estar embarazada si ni siquiera tengo marido?", se queja ella, reprochándole a la madre el por qué no le dijo cómo se concebían los hijos. A todo esto, Melchior ha escrito un ensayo antiburgués con palabras verdaderas, sus padres, en vez de enojarse, lo apoyan en todo. Pero lo mandan a un reformatorio por haber destruido la vida de la jovencita. La madre de Wendla junta sus dineros y la lleva a abortar, poniéndola "en manos de Dios". Melchior le escribe desde el reformatorio para escapar juntos. La va a buscar a la iglesia a la noche, a la hora convenida, pero Wendla no asiste. Allí descubre la lápida y ve que su gran amor ha muerto, llora y se desespera. Tratará de cortarse el cuello con una navaja, pero los espíritus de Moritz y de Wendla vienen en su ayuda. Con un desgarrador final termina la obra, salvada por una canción muy esperanzadora que canta el equipo completo. Me gustó, al final, pensé que iba a ser una tontería adolescente más, pero al descubrir que tenía valores sólidos y profundos y tratar temas álgidos me convenció, lo único que no me gustó fue la música y las letras intrascendentes que pululan por toda la obra. Pero me gustó. Y las actuaciones, brillantes. ¿Les dije que amo a Flor Otero, Julieta Nahir Calvo y Ayelén Varela? Se me juntó todo el hembraje en una sola obra. Y si se los dije perdónenme la repetición...
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente). Bhá, más o menos...

martes, 1 de septiembre de 2020

Mi crítica de La Lección -Cine-

"La Lección" (2014) es otra consistente película del dúo de cineastas búlgaros integrado por Kristina Grozeva y Peter Valchanov. Nos plantea desde el comienzo una sucesión anómala de cosas. Un robo de una billetera en una clase de una escuela primaria liderada por una maestra un poco autoritaria, Nade. Pero como nada es como parece ser, lo que nos plantea el film es que nunca sabemos de qué lado de la frontera nos tocará estar. La maestra parece muy severa y convencida de sus principios, pero el azar, o el destino, o como quiera llamárselo, terminará poniéndola a ella del mismo lado que el pequeño ladrón, sólo que a una gradación superior. Nade, además de su trabajo en la escuela hace traducciones, y esto es muy simbólico, porque la traducción supone un pasaje de un sistema a otro, de una transpolación de signos y convenciones, que es lo que vivirá esa maestra en carne propia cuando calce máscara y se apreste a robar un banco para salvar su casa y la de su familia. Es azarosa la vida humana y nunca podemos estar tan seguros de que no cometeremos algún ilícito, por más profundas que seas nuestras convicciones y nuestros principios, nunca sabremos adónde nos arrojará la suerte o la desgracia como para incidir en lo que jamás haríamos. Esto es lo que se plantea la maestra cuando decide desenmascarar al ladronzuelo que robó la billetera, apañándolo para que la devuelva primero, luego colocando un sobre colgado en la pared para que reintegre el dinero, y más tarde haciendo pagar a todos un porcentaje por el culpable. El dinero va a instalarse en la película como material de intercambio, lo veremos aparecer muchas y variadas veces y bajo diversas formas; es algo que parece tiene obsesionados a sus autores, como aparecerá más tarde en "Un Minuto de Gloria", también como tema central.

La vemos hacer sus rutinas de vida de maestra, corrigiendo cuadernos, poniendo notas, mientras su marido ha comprado una motor home que se empeña en no arrancar, parece que todo se sume a un problema de cables. Pero un día, cuando ella regresa a su casa se encuentra con empleados del gobierno que quieren subastar su casa porque han sacado un crédito que nunca se pagó sino que el marido se gastó la plata en repuestos para su motor home. Le dan tres días para levantar la deuda y sino realizarán el embargo. Acá le steadycam de los directores es movediza como en la película que vimos antes, y siguen a los personajes de cerca, incorporándolos a nuestra propia realidad. Le deben plata a la maestra en su agencia de traducciones, y el jefe se la promete para la semana entrante, pero ella necesita el dinero para dentro de tres días... Se decide a pedirle plata prestada a su padre, pero al ver su modo de vida -éste vive con una chica mucho más joven que él, ligera de ropa y de cascos, desfachatada, y cuyo retrato figura en la pared junto al de su madre muerta y al de ella misma-, entonces decide renunciar al pedido no sin antes pintarle con un marcador la cara a la puta en su retrato. Y se marcha de la casa paterna para no volver. Desesperada, Nade, ve una tela de araña que cuelga del techo y siente que así de frágil pende su vida de un hilo. Esta escena es altamente simbólica para la vida de la maestra, que ve irse sus esperanzas por el desagüe.
Entonces va a una casa de préstamos y pide un crédito y enseguida deposita esa plata en el banco. Ya en el aula, saca un billete de su cartera y lo marca en un ángulo y lo deja allí, se esconde para ver si se lo roban y de esa forma puede atrapar al ladrón. Pero su labor como cazadora se ve frustrada pues recibe una llamada del banco diciéndole que debe depositar un dinero más para revocar el crédito y que debe hacerlo esa misma tarde. Lógicamente, sale corriendo de la escuela para hacer la nueva transacción. Por suerte se encuentra con su tío en el micro y le pide el dinero que necesita para depositar. Llegada al banco no puede depositar lo estipulado pues le piden un plus más para hacer la transacción, a modo de impuesto. No lo tiene y pide que la esperen antes de cerrar y sale corriendo a la plaza. Está contra reloj. Ya en la plaza pide dinero a la gente que pasa pero todos se lo niegan, se le enciende la lamparita y saca monedas de la fuente y con eso completa lo pedido. El banco todavía no ha cerrado -la están esperando- y consigue pagar lo adeudado. Cuando va a tomar el micro para volver a su casa éste justo se está yendo y tiene que hacer el trayecto a pie.
Cuando va a comprar cosas al kiosco del colegio, reconoce su billete marcado en manos de la empleada y sabe que se lo han robado. Entonces les dice a sus alumnos que la policía ya examinó el billete y encontró las huellas dactilares -descubrimiento argentino- del pequeño delincuente y que pronto será apresado. Pero nadie se da por enterado. Va a ver a los prestamistas y les dice que no puede devolverles la plata todavía pues su empresa de traducciones quebró y le quedaron debiendo. Pero el dueño le dice que su sobrino es alumno suyo y que siempre le pone bajas notas... que si le pone puntos de más, por cada punto que le ponga, será un día más que se extiende su plazo para devolver el dinero. Vemos como todo es material de intercambio acá, no sólo el dinero sino que cada acción se transforma en un favor que se cambia por otra. La maestra lucha con su conciencia pero le pone un seis a todos sus alumnos, entre ellos el sobrino del prestamista.
El padre de Nade se ofrece a prestarles la plata, siempre y cuando ella se disculpe con Galya, su novia. Se disculpa ante ella, pero no puede con su orgullo y le dice que su padre no hace más que salir con putas jóvenes, ella entre esas. Nueva ruptura con el padre. Entonces junta las joyas de su madre para dárselas al prestamista, pero éste no las acepta, y le pide que le pague con favores sexuales, ante lo que ella sale asqueada del negocio. Se dirige a hacer la denuncia por chantaje, pero en la oficina de la policía se encuentra con el mismo que le reclama el crédito, y sale corriendo. Finalmente toma coraje, se pinta y se arregla para hacerle los favores al prestamista, pero en el último momento se arrepiente. Se saca las medibachas y toma una pistola de juguete que le ha incautado a un alumno y se dirige a robar un banco, presa de la desesperación y por encontrarse en un laberinto sin salida. Le lleva toda la plata al prestamista, orgullosa de su acción.
Lógicamente no la vemos robar -algunas cosas quedan vedadas ante los ojos del espectador por el pudor de sus directores- sino que ella se reconoce en un noticiero que ve en el televisor del kiosco de la escuela. Ahora se convierte en una prófuga buscada. Ha logrado igualarse al niño que robó la billetera en clase. Y esa es la gran lección del título del film, la que ella misma no pudo impartir por tener que vivirla en carne propia.
Termina la película como empezó, a golpes de tiza en el pizarrón del aula y en fundido a negro.
Otra excelente película del dúo búlgaro y una lección para todos nosotros. Y una excelente lección de cine.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).