"La Lección" (2014) es otra consistente película del dúo de cineastas búlgaros integrado por Kristina Grozeva y Peter Valchanov. Nos plantea desde el comienzo una sucesión anómala de cosas. Un robo de una billetera en una clase de una escuela primaria liderada por una maestra un poco autoritaria, Nade. Pero como nada es como parece ser, lo que nos plantea el film es que nunca sabemos de qué lado de la frontera nos tocará estar. La maestra parece muy severa y convencida de sus principios, pero el azar, o el destino, o como quiera llamárselo, terminará poniéndola a ella del mismo lado que el pequeño ladrón, sólo que a una gradación superior. Nade, además de su trabajo en la escuela hace traducciones, y esto es muy simbólico, porque la traducción supone un pasaje de un sistema a otro, de una transpolación de signos y convenciones, que es lo que vivirá esa maestra en carne propia cuando calce máscara y se apreste a robar un banco para salvar su casa y la de su familia. Es azarosa la vida humana y nunca podemos estar tan seguros de que no cometeremos algún ilícito, por más profundas que seas nuestras convicciones y nuestros principios, nunca sabremos adónde nos arrojará la suerte o la desgracia como para incidir en lo que jamás haríamos. Esto es lo que se plantea la maestra cuando decide desenmascarar al ladronzuelo que robó la billetera, apañándolo para que la devuelva primero, luego colocando un sobre colgado en la pared para que reintegre el dinero, y más tarde haciendo pagar a todos un porcentaje por el culpable. El dinero va a instalarse en la película como material de intercambio, lo veremos aparecer muchas y variadas veces y bajo diversas formas; es algo que parece tiene obsesionados a sus autores, como aparecerá más tarde en "Un Minuto de Gloria", también como tema central.
martes, 1 de septiembre de 2020
Mi crítica de La Lección -Cine-
La vemos hacer sus rutinas de vida de maestra, corrigiendo cuadernos, poniendo notas, mientras su marido ha comprado una motor home que se empeña en no arrancar, parece que todo se sume a un problema de cables. Pero un día, cuando ella regresa a su casa se encuentra con empleados del gobierno que quieren subastar su casa porque han sacado un crédito que nunca se pagó sino que el marido se gastó la plata en repuestos para su motor home. Le dan tres días para levantar la deuda y sino realizarán el embargo. Acá le steadycam de los directores es movediza como en la película que vimos antes, y siguen a los personajes de cerca, incorporándolos a nuestra propia realidad. Le deben plata a la maestra en su agencia de traducciones, y el jefe se la promete para la semana entrante, pero ella necesita el dinero para dentro de tres días... Se decide a pedirle plata prestada a su padre, pero al ver su modo de vida -éste vive con una chica mucho más joven que él, ligera de ropa y de cascos, desfachatada, y cuyo retrato figura en la pared junto al de su madre muerta y al de ella misma-, entonces decide renunciar al pedido no sin antes pintarle con un marcador la cara a la puta en su retrato. Y se marcha de la casa paterna para no volver. Desesperada, Nade, ve una tela de araña que cuelga del techo y siente que así de frágil pende su vida de un hilo. Esta escena es altamente simbólica para la vida de la maestra, que ve irse sus esperanzas por el desagüe.
Entonces va a una casa de préstamos y pide un crédito y enseguida deposita esa plata en el banco. Ya en el aula, saca un billete de su cartera y lo marca en un ángulo y lo deja allí, se esconde para ver si se lo roban y de esa forma puede atrapar al ladrón. Pero su labor como cazadora se ve frustrada pues recibe una llamada del banco diciéndole que debe depositar un dinero más para revocar el crédito y que debe hacerlo esa misma tarde. Lógicamente, sale corriendo de la escuela para hacer la nueva transacción. Por suerte se encuentra con su tío en el micro y le pide el dinero que necesita para depositar. Llegada al banco no puede depositar lo estipulado pues le piden un plus más para hacer la transacción, a modo de impuesto. No lo tiene y pide que la esperen antes de cerrar y sale corriendo a la plaza. Está contra reloj. Ya en la plaza pide dinero a la gente que pasa pero todos se lo niegan, se le enciende la lamparita y saca monedas de la fuente y con eso completa lo pedido. El banco todavía no ha cerrado -la están esperando- y consigue pagar lo adeudado. Cuando va a tomar el micro para volver a su casa éste justo se está yendo y tiene que hacer el trayecto a pie.
Cuando va a comprar cosas al kiosco del colegio, reconoce su billete marcado en manos de la empleada y sabe que se lo han robado. Entonces les dice a sus alumnos que la policía ya examinó el billete y encontró las huellas dactilares -descubrimiento argentino- del pequeño delincuente y que pronto será apresado. Pero nadie se da por enterado. Va a ver a los prestamistas y les dice que no puede devolverles la plata todavía pues su empresa de traducciones quebró y le quedaron debiendo. Pero el dueño le dice que su sobrino es alumno suyo y que siempre le pone bajas notas... que si le pone puntos de más, por cada punto que le ponga, será un día más que se extiende su plazo para devolver el dinero. Vemos como todo es material de intercambio acá, no sólo el dinero sino que cada acción se transforma en un favor que se cambia por otra. La maestra lucha con su conciencia pero le pone un seis a todos sus alumnos, entre ellos el sobrino del prestamista.
El padre de Nade se ofrece a prestarles la plata, siempre y cuando ella se disculpe con Galya, su novia. Se disculpa ante ella, pero no puede con su orgullo y le dice que su padre no hace más que salir con putas jóvenes, ella entre esas. Nueva ruptura con el padre. Entonces junta las joyas de su madre para dárselas al prestamista, pero éste no las acepta, y le pide que le pague con favores sexuales, ante lo que ella sale asqueada del negocio. Se dirige a hacer la denuncia por chantaje, pero en la oficina de la policía se encuentra con el mismo que le reclama el crédito, y sale corriendo. Finalmente toma coraje, se pinta y se arregla para hacerle los favores al prestamista, pero en el último momento se arrepiente. Se saca las medibachas y toma una pistola de juguete que le ha incautado a un alumno y se dirige a robar un banco, presa de la desesperación y por encontrarse en un laberinto sin salida. Le lleva toda la plata al prestamista, orgullosa de su acción.
Lógicamente no la vemos robar -algunas cosas quedan vedadas ante los ojos del espectador por el pudor de sus directores- sino que ella se reconoce en un noticiero que ve en el televisor del kiosco de la escuela. Ahora se convierte en una prófuga buscada. Ha logrado igualarse al niño que robó la billetera en clase. Y esa es la gran lección del título del film, la que ella misma no pudo impartir por tener que vivirla en carne propia.
Termina la película como empezó, a golpes de tiza en el pizarrón del aula y en fundido a negro.
Otra excelente película del dúo búlgaro y una lección para todos nosotros. Y una excelente lección de cine.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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