Después de haber sufrido la muerte de mi papá, hace sólo seis días, deprimido y entristecido, decidí darme un respiro y volver a mis críticas. Y utilicé una comedia para esto. Se trata nada más y nada menos que de la adaptación para cine de la obra de teatro "Toc Toc", obra que en nuestro país fue un verdadero boom y que ya lleva seis temporadas en cartel a sala llena y con entradas imposibles de conseguir. La obra es del francés Laurent Baffie y la adaptación para la pantalla grande la hizo el propio director de la película Vicente Villanueva (2017), película todavía no estrenada en nuestro medio pero que es posible ver por Netflix o bajar del Torrent. La adaptación tiene un plus: mejora la obra (obra que a mí nunca me pareció del todo excelente, por otra parte). Generalmente las adaptaciones para cine de obras teatrales suelen ser desastrosas y arruinar la obra, en la Argentina esto es inevitable, y lo digo con conocimiento de causa: como guionista, las dos veces en que tuve que enfrentarme a guionizar mi propio material teatral me costó un esfuerzo terrible y los resultados fueron bien deprimentes. Me vienen a la mente dos casos que fueron exitosos, el de "El Vestidor" y el de "¿Quién le teme a VIrginia Woolf" y otros desastrosos como el de la reciente "Un dios salvaje" de Polansky, y en nuestro país un exitazo como lo fue "Esperando la Carroza". Es por eso que digo que es muy difícil "airear" una obra que fue planificada para cuatro paredes. Pero acá el esfuerzo valió la pena: hay exteriores justificados, hay personajes secundarios bien empleados y sobre todo el trabajo de puesta en escena le confiere una vitalidad inusual en estas propuestas (hay ángulos de cámara muy interesantes que expresan lo que en teatro sería imposible).
Ya todos sabemos lo que es un Toc (Trastorno Obsesivo Compulsivo) y los millares que han visto la obra saben que los hay de las más diversas calañas. En este caso se juntan en la consulta de un psiquiatra (que nunca aparece) seis pacientes con serios trastornos de personalidad que les afectan sus vidas personales de una forma tremenda y que limitan sus vínculos sociales. Cada uno llega a la consulta a la hora convenida (la misma para todos, al final sabremos el porqué) y arrastran consigo sus propias cruces. Está Federico, quien tiene el Síndrome de Tourette (Oscar Martínez, excelentes todos), lo que lo impulsa a decir groserías e insultos de alto calibre en los momentos más inesperados y sin mediar causa alguna. También una fanática religiosa y con una manía por revisar sus cosas cientos de veces, Ana María (deliciosa Rossy de Palma). Está el taxista afectado por aritmomanía, un TOC que lo hace cuantificar, sumar, restar, multiplicar y dividir con exactitud los más astronómicos números, que lo convierten en un portento digno de la televisión, Emilio (Paco León) También llega Blanca, una atractiva mujer de 35 años que sufre del síndrome de la limpieza y el terror a contagiarse enfermedades (Alexandra Jiménez), lo que la obligará a ir al baño cientos de veces a lavarse las manos cada vez que toca algo o alguien. La chica que tiende a repetir todas sus frases dos veces, una atractiva jovencita llamada Lilí (Nuria Herrera) y por último el poseedor del TOC por el que no puede pisar rayas en el piso y que es un obsesivo del orden y la simetría, Otto (Manolo, en realidad, pero su nuevo nombre es simétrico, Adrián Lastra). A esto se suma la también desopilante secretaria gorda Tiffany (Inma Cuevas) que le pone pimienta a la reunión con sus intervenciones.
Ya está conformado el plantel, ahora los jugadores a la cancha. Y lo hacen de la mejor manera posible, sacando el mayor jugo de cada uno de los papeles que les han tocado en suerte. Es una labor consagratoria para cada uno de ellos, aunque los conocidos por nosotros no necesitaban probarse en este terreno para mostrar sus aptitudes. Oscar Martínez, con su invariable tic en el ojo y sus desbocados y delirantes exabruptos ponen el toque "guarro" a la comedia y Rossy de Palma, ya una señora adulta persignándose interminables veces, rezando en silencio y lloriqueando porque no encuentra las llaves o porque debe haber dejado abierto el gas o el agua. Paco León es el "cómico" del grupo, quien va a desdramatizar las situaciones más embarazosas con su dudoso sentido del humor y su capacidad para mensurar cifras. Por su parte Alexandra Jiménez aporta frescura y dinamismo a su obsesiva por la higiene y provoca más de un desastre. Y la parejita joven, Nuria Herrera y Adrián Lastra pondrán el broche de oro romántico a la película creando un amor impensado e improbable.
Cuando el grupo ve que el Dr. Palomero tarda en llegar pues se ha demorado su vuelo desde Londres, empieza a funcionar como un sistema, ensamble de cosas en las que cuando falla una, falla toda la organización, buscan la complicidad del otro y tratar de aliviar juntos sus propias cargas. Por suerte se sacó en esta versión la larga secuencia en que juegan a un juego de mesa (no me acuerdo si era el "Monopoly"), que lentificaba bastante la acción, y optan por resolver los unos los problemas de los otros. Se proponen un reto: que cada uno pase tres minutos sin recurrir a su TOC. Por supuesto que esto resulta imposible, pero sobre el final se darán cuenta que con la mutua ayuda y la preocupación de cada uno por los problemas ajenos, hubo oportunidades en que no recurrieron a su TOC. No saldrán curados de la "sesión", pero sí con la esperanza de que, con dedicación y esfuerzo,, sus males son posibles de mejorar.
Trata de ser una comedia "psicológica", aunque acá la psicología brilla por su ausencia. Es más la carga de disparates y confusiones que se acumulan todas juntas sobre el escenario (o en este caso sobre el plano) que lo que esto pueda tener de verdadera terapia. Si bien se concibe como una terapia de grupo improvisada, su manual es más de autoayuda que de verdadero saber psicoanalítico o psiquiátrico.
Es de considerar que lo que en otras manos podría haber sido un drama, acá se torna en una comedia ligera y amable, poniendo el viso del humor sobre tanta negrura en los padecimientos psicológicos. Siempre la locura o los trastornos psíquicos han llevado más para el campo del drama que al del humor (hasta en una comedia como "Mejor... Imposible" se le asignaba su verdadero patetismo al TOC que padecía el protagonista -Jack Nicholson-), por eso es bienvenida esa bocanada de aire fresco que, como la ventana que insiste en abrir Blanca, inundan de claridad tanta desesperación. Sí, porque de eso se habla en el fondo, de la desesperación del vivir, y del vivir mal, a contracorriente de todo el mundo y de como nuestras limitaciones nos afectan en el devenir diario. "Todos tenemos un TOC", es el latiguillo de la obra de teatro, "¿cuál es el tuyo?", insiste. Y parte de verdad hay en eso. Nadie se salva de tener algún rasgo de obsesión en su vida, y todo nos condiciona. El director Vicente Villanueva realizó un excelente trabajo con un material que daba para mucho, bien llevado, y supo sacarle todo el provecho posible. Y el plantel de actores, un lujo. Véanla por Netflix o bájenla o esperen que se estrene en el cine, pero no se la pierdan ya que van a pasar un momento muy dichoso.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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