martes, 26 de julio de 2016

Mi crítica de "45 Años" (Cine)

Hoy voy a comentar una película que vi en DVD pero que está en la cartelera de los cines todavía: "45 Años" del excelente director Andrew Haigh con los más que soberbias actuaciones de Charlotte Rampling (lo que le valió una nominación a los últimos Oscars) y Tom Courtenay (imborrable en su papel consagratorio, el del joven Pasha de "Dr. Zhivago", de David Lean). Realmente las actuaciones lo son todo en esta película chiquitita, (sí, sigo decantándome por las películas pequeñas, de bajo presupuesto y con pocos actores aunque debo reconocer que me satisfizo "Titanic"), muy bien elaborada en cuanto a un tema que, no por rebuscado, deja de ser atrapante. Kate y Geoff Mercer son una pareja de casi ancianos, que se manejan muy bien, sin hijos, que están viviendo la semana en que van a realizar su fiesta de 45 años de casados. Todo transcurre en el lapso de una semana, bien separados los días por intertítulos. La convivencia es buena, se quieren, se respetan y se ayudan en sus mutuos achaques. Todos los días de la semana empiezan con un Gran Plano General en donde ella está paseando a su perro Max por los terrenos de la campiña inglesa, donde viven. El primer día llega una carta en alemán para él que le informa que en el interior de un glaciar en Suiza, han encontrado el cuerpo de Katya, quien fuera su novia hace más de 50 años, en 1962, y que cayó a ese lugar por accidente en una escalada que estaban haciendo los dos junto a un guía. Claro, el cuerpo que encontraron es el de esa chica de 27 años que fue, congelado y perdura con su fisonomía de aquella época. Le piden que viaje a Suiza por ser su pariente más cercano. Él queda trastornado por la noticia y se lo cuenta todo a su mujer, quien al principio lo comprende. Pero pronto el fantasma de la novia muerta empieza a cobrar unos inesperados celos para Kate, sobre todo cuando comprueba que su marido piensa en hacer el viaje a Suiza. De repente ve derrumbarse sus sueños de tener una fiesta de aniversario en paz.
En un momento de la película en que bailan y se comportan como dos jóvenes en su casa, Kate y Geoff se lamentan de no tener fotografías colgadas en las paredes. Lo atribuyen a que siendo solos, no tienen hijos o nietos que exhibir, pero que bien podrían haberse tomado alguna foto de ellos cuando eran jóvenes o de sus mascotas. El tema de la fotografías lo traigo a colación porque tendrá mucho significado en la trama. Luego de ese baile se van a la cama e intentan hacer el amor, pero él fracasa en el intento. Ya no son los mismos de antes. Y ante sus preguntas, él le dirá que se lo considera el pariente más cercano de la chica ya que por aquel entonces hacían creer que estaban casados, para ser aceptados socialmente viviendo juntos como vivían, y que planeaban casarse no bien llegaran a Italia, de vuelta de su viaje por Suiza. Kate le pregunta si de veras se hubiese casado con Katya. Él le responde que sí, que por supuesto todo fue antes de conocerla a ella. Pero la incomodidad vuelve a instalarse en Kate, quien se siente que no es lo suficiente para su marido.
Una noche, él se levanta y va al desván a buscar una foto de Katya y su mujer se la pide,  él se la enseña a regañadientes y esa foto causa una profunda impresión en Kate. Los días se acercan para su fiesta de aniversario, y cada vez hay más dudas de llegar indemnes a ella. Una tarde que él sale, Kate sube al desván y se pone a buscar la foto, y da con una caja de diapositivas tomadas durante el viaje por las montañas con Katya. Se pone a verlas. Allí descubre la belleza de la chica y algo todavía más terrible: estaba embarazada. Esto termina por minar el ánimo de Kate quien literalmente se derrumba, siendo interrumpida por un llamado del D.J. de la fiesta quien le reclama la música que tiene que pasar.
La figura de Charlotte Rampling se mantiene intacta al paso de los años, impecablemente erguida y delgada, con sus facciones, si bien, arrugadas, mantenidas con el tiempo y unos luminosos ojos verdes que la hicieron la belleza que fue y que es. Tom Courtenay luce más achacado, a sus 79 gloriosos años, se finge desgreñado, con el pelo disperso y una barba sin afeitar desde hace algunos días y un encorvamiento provocado que lo hacen un poco más vulnerable (por eso es el personaje más golpeado de la película, su mujer lo soporta con mayor estoicismo). Kate siente que ya no es indispensable para Geoff porque la presencia de lo inasible, el "nosferatu" (lo no-muerto), se ha interpuesto entre ellos inexorablemente y para toda la vida. Ve a su marido sufrir, apesadumbrado, caído para movilizarse y corroerse por dentro.
Llegan a un acuerdo, de despertarse al día siguiente como si nada hubiese pasado y volver a empezar. Geoff la despierta de buen ánimo, con una taza de té en la cama y promete hacer huevos revueltos. Después sacan a pasear a Max los dos juntos (por primera vez). Así llegan al día del aniversario, dónde él le regala un precioso colgante para que luzca esa noche. Y se presentan al salón gloriosamente vestidos, ella de largo y él con smocking. Son recibidos por aplausos por cientos de amigos invitados. En el esperado discurso de él, éste se reprocha de los errores y aciertos que pudo haber tenido durante su vida, pero reconoce que su mejor acierto fue proponerle casamiento a Kate y le agradece su vida junto a ella. Luego se deshace en lágrimas. Pero sus amigos Lena y George les han preparado una sorpresa: un pizarrón lleno de fotos de ellos dos. Se muestran  muy agradecidos, pero la presencia fantasmática termina por arruinarle la velada a Kate.
En el baile de comienzo de la fiesta se escucha "Hay Humo en tus Ojos", por Los Plateros, y lo abren bailando Kate y Geoff. Él se muestra convertido en un galán de primera y trata de seducirla, canta, baila, todo un derroche de alegría. Pero eso no la convence. Tal vez por eso sea que el humo que nubla los ojos de Kate en la última escena y la deja definitivamente sola (aunque esté bailando con su marido) sea el humo provocado por la desconfianza, los celos y una profunda soledad.
Y perdonen si les conté toda la película, pero igual merece ser vista por las excelentes actuaciones, la fotografía y una estupenda dirección.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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