Vengo de ver "Lo Prohibido", este estupendo trabajo de Betty Gambartes con Alejandra Radano, Juan Darthés y Michel Noher, y estoy contento porque por una vez la pegué con mi elección. Es un musical fresco, creativo, que entretiene (lejos de "divertir", que significa "apartar de lo importante") y que mantiene alrededor de una hora y cuarto al espectador fascinado por lo que sucede en el escenario.
Betty Gambartes es regiseur de ópera y pianista, pero se ha volcado por hacer espectáculos con la música popular, desde "Arráncame la Vida", con Chico Novarro hasta "Manzi, la vida en orsai", la magnífica creación de Jorge Suárez y Julia Calvo. Y ahora vuelve con esta propuesta en donde coquetea con el culebrón o telenovela, apelando a todos sus códigos y mezclándolo con el melodrama (por definición: drama -ya sea comedia o tragedia- con música). Y logra resultados sorprendentes. Me dio un gran gusto ver la sala llena del Complejo La Plaza, en un momento en que al teatro le está yendo mal (que además hace una noche de perros por la tormenta), apostando por un producto de calidad. Yo no iba del todo virgen pues ya me lo había recomendado con entusiasmo mi amiga Ana y creo en su sentido del gusto.
La historia que se narra es simple: Amelia Garay, viuda de Sánchez recibe un llamado de la embajada diciéndole que su finado marido, Rolando Sánchez está vivo, que permaneció casi ocho años (Amelia es especialista en contar con meses y días las distancias en el tiempo) en una isla del Pacífico y que ahora ha vuelto, presentándose en la Embajada para hacer algunos trámites. Esto trastoca la vida emocional y sentimental de Amelia, pues está viviendo un apasionado romance con Roli, el hijo de Rolando, a quien debe fletar, aunque sigue atraída por él. El tiempo pasa y Rolando no se presenta más que en sueños o en la imaginación de ella, hasta que un día deja un mensaje en el contestador diciéndole que en algún momento se van a encontrar, todo muy distendido y desapasionado. Claro, ella lo imaginó desesperado de amor y sexo, que viene a saldar cuentas con su reemplazante y que le dice de todo al enterarse que éste es su propio hijo. Pero nada de todo eso pasa en la realidad. Eso sí, todo recreado con una infinita y casi ininterrumpida mezcla de boleros y canciones populares que ocupan casi todo el tiempo de la obra. La pieza es tan exquisita que da gusto y deseos de seguir escuchando a la Radano, a Darthés o a Noher interpretando canciones, queremos que dure dos horas más.
El cuarteto musical (en escena) se compone de Diego Vila (Libro y dirección musical), Fabián Fazio (clarinete y saxo), Jorge Pemoff (percusión) y Juan Bayon (contrabajo). Empiezan a tocar con un amague jazzístico pero luego se decantarán por el bolero (o canciones aboleradas) y llegando al paroxismo con "El muerto se fue de parranda", una rumba conocida y pegadiza que canta Darthés y que es coreada por toda la platea, con su complicidad. Así pasan canciones como "Te extraño", de Sandro, "¿Y cómo es él?", "Venganza amarga",o "Soy lo prohibido", por mencionar sólo unas cuatro. Lo cierto es que las canciones se entrelazan unas con otras formando una especie de carrusell musical, o se cantan a dúo dos canciones distintas (Radano-Darthés) creando climas muy festivos.
La historia del incesto daba para una tragedia moderna, pero gracias a la gracia de los intérpretes y a la mezcla de canciones se ha convertido en una comedia desaforada, donde cada acción es puesta en duda, pertenece al imaginario de Amelia y en realidad no sucede lo que acabamos de ver. Hay música de películas también, bendito homenaje al cine, como "Según pasan los años" (matizada con un video en que Amelia y Rolando personifican a Bogart e Ingrid Bergman en "Casablanca"), "Candilejas", de Chaplin o la banda de sonido de James Bond o de "El último tango en París", del Gato Barbieri. El montaje musical de los videos es otra grata sorpresa que se agradece, porque no abunda ni cansa y entretiene la visión en determinados cuadros musicales.
La calidad de los intérpretes no la vamos a poner en duda, Darthés ha trabajado en diversos musicales tanto en su faceta de cantante como la de actor, por ejemplo en "El Beso de la Mujer Araña", "El Diluvio que viene", "Molly Brown", "Nine", "Arráncame la vida" o "Un amor de novela", sumado a sus manifestaciones como actor en diversos programas de TV u obras teatrales. Radano vino al mundo de la mano de Pepe Cibrián Campoy en 1990 con "Drácula" y luego siguió con "Cats": "La Bella y la Bestia", "Chicago" o "Cabaret", para seguir con "La Ópera de Tres Centavos" de Brecht & Weill en el Teatro San Martín, también dirigida por Betty Gambartes hasta llegar a producciones internacionales en Alemania o Francia, llegando a trabajar con el gran Alfredo Arias en Francia, Italia y Argentina, quien la dirige en gran cantidad de obras. Y Michel Noher es el único no-cantante del equipo (quien sin embargo canta dos o tres temas) destacándose más en obras dramáticas.
La épica de la telenovela (tan elogiada por mi querida Cecilia Absatz) se demuestra en esta obra a través de rasgos que le son propios, como las llamadas telefónicas, los diálogos que mantiene con Roli o algunas escenas con Rolando (imaginado), quién hasta se da el gusto de cantar una versión de comedia musical de "Esta tarde vi Llover", la que termina fundiéndose con "Singing in the rain" con baile a lo Gene Kelly y todo. Cada canción está tratada de un modo especial y diferente a las demás, como puede cantar un tango como "Angustias" y fundirlo con una canción como "Sin tí" (Darthés-Radano) y lograr resultados increíbles. Esperemos por la salud de la cartelera porteña que esta obra dure bastante en cartel y como es de esperar, la recomiendo fervorosamente tanto para grandes como para los chicos ya que toda la familia la va a pasar bien.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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