A lo largo de su carrera, Alfred Hitchcock alternó fracasos humillantes y éxitos magníficos. En 1956 está en el punto máximo de su poder. Películas como "La Ventana Indiscreta", "Para Atrapar al Ladrón" y "El Hombre que Sabía Demasiado" le dieron un lugar de privilegio en Hollywood. La televisión también le abrió sus puertas al confiarle un programa titulado "Alfred Hitchcock presenta". Es a partir de una posición privilegiada que aborda la realización de su film número cuarenta y dos. Está en condiciones de imponer lo que quiere. Después de varios divertimentos policiales preparados con la ayuda del guionista John Michael Hayes desea retornar con una forma más grave. "El Hombre Equivocado" le dará la oportunidad. La Warner, productora del film, no puede imponerle cualquier cosa en virtud de los acuerdos anteriores, el director había aceptado rodar esa película cobrando únicamente sobre las ganancias, y lo hacía, por supuesto.
Contrariamente a su costumbre, Hitchcock tomó de un periódico el punto de partida de su film. En efecto, en 1953 había leído en el muy serio magazine "Times" un artículo titulado "A case of identity". El 14 de junio de ese mismo año Christopher Emmanuel Balestrero, músico de jazz neoyorquino, regresaba a su casa cuando dos policías lo arrestaron y lo llevaron ante diferentes personas preguntando: "¿Es este el hombre?". Balestrero era sospechoso de un robo a mano armada. En el juicio, uno de los integrantes del jurado soltó, mientras la defensa interrogaba a uno de los testigos: "Su Señoría, ¿es necesario que escuchemos esto?". Como era evidente que este jurado había prejuzgado la culpabilidad del acusado, el juicio se postergó. En la espera de la nueva audiencia, el verdadero culpable fue arrestado. Pero entre tanto, la mujer de Balestrero se había hundido en la locura.
En 1953 este caso policial había sido adaptado para la televisión, "The Identified Men", sobre un guión de Adrian Spie, y había sido presentado en el marco de la serie Robert Montgomery presents. El papel principal fue entonces protagonizado por Robert Ellestein. a quien veremos algunos meses más tarde en "Intriga Internacional", donde encarna al asesino a sueldo que secuestra a Cary Grant. Esto no impedirá a HItchcock retomar el tema para "El Hombre Equivocado".Es cierto que la ilustración de la fragilidad de los testimonios humanos de los asuntos criminales remitirá directamente al tema preferido del cineasta: el de un hombre acusado de un crimen que no cometió, lo que entusiasmaba en extremo a HItchcock en 1956 era la idea de rodar un film lo más fiel posible a la realidad.
Desde un primer momento encargó a Maxwell Anderson, que redactar el guión, ya que éste acababa de escribir una obra sobre las resonancias morales del caso Sacco y Vanzetti. Pero el cineasta no estuvo del todo satisfecho con el resultado. Maxwell Anderson no era suficientemente realista para su gusto. Entonces le pidió a Angus MacPhail -quien realizó la adaptación de la novela "The House of Dr. Edwardes" para la película "Cuéntame tu Vida" y era el inventor de la expresión "MacGuffin"- que trabajara de nuevo el guión. A pedido de Hitchcock voló hasta Nueva York para impregnarse del ambiente de los sitios donde se había desarrollado realmente el caso. Encontró en esta ocasión a William B. Groat, el juez que oficiaba en el juicio. Por su parte, Hitchcock concertó una cita con Frank O'Connor, que había asegurado la defensa de Balestrero. ¡Y en la misma búsqueda de la verdad llevó a sus dos actores principales a Florida, adonde se habían marchado el verdadero Balestrero y su mujer!
¿Hitchcock, el hombre de lo novelesco, refrenó su imaginación? Seguramente. Y no dudará en formularlo en sus entrevistas con Francois Truffaut: "Mi voluntad absoluta de seguir la historia original fue motivo de grandes deslices en la construcción. El primero es que la historia del hombre está interrumpida, bastante tiempo, por la de su mujer, que deriva hacia la locura. Por esa razón, el motivo al que llegamos al juicio es antidramático. Por otra parte, el juicio se termina abruptamente, tal como sucedió en la realidad. Tuve mucho miedo de permitirme la licencia dramática necesaria". Respetar la realidad histórica le trajo, sin embargo, una excelente sorpresa.
Hacia el final, cuando el verdadero culpable es apresado gracias al valor de una almacenera de delicatessen, había previsto todo. "El hombre entraba al negocio, sacaba un revólver y reclamaba el contenido de la caja. El vendedor lograba por un medio cualquiera hacer sonar la alarma. Había lucha y el bandido era dominado". Gracias a su investigación, pudo reconstituir lo que había pasado. "Cuando el hombre ve el cuchillo de la vendedora se inquieta: 'Despacito señora, conserve su sangre fría'. La mujer permanece sorprendentemente tranquila. El hombre está tan confundido que no intenta hacer nada. Bruscamente, el almacenero aparece del sótano y acorrala al hombre en un rincón del negocio. El tipo no tiene otra reacción que implorar con voz quejumbrosa: 'Déjenme ir, mi mujer y mis hijos me esperan' Esa respuesta me encanta. Nunca pensé incluirla en un guión y al pensarlo creo que no me atrevería". Una vez más, la realidad superaba la ficción. El director no se contentó con calcar los hechos, filmó en los lugares mismos de la acción, procurando repetir los usos y costumbres. "En la cárcel observamos cómo los reos tocan, cuando llegan, su cama y su ropa. Luego elegimos una celda vacía para Henry Fonda y le hicimos hacer lo que los otros prisioneros acababan de hacer ante nuestros ojos. Lo mismo para las escenas que se desarrollaban en el asilo psiquiátrico, donde los doctores interpretaban su propio papel".
La puesta en escena que refleja la reconstrucción histórica es de una sobriedad ejemplar. Hitchcock le pidió a Robert Burks, su operador de cámara, una fotografía en blanco y negro, casi rudimentaria, para acentuar el aspecto "film de actualidad". Pero, y ahí reside todo el arte del cineasta, supo agregar al rigor documental de la película un verdadero punto de vista. De esta manera, a la inversa de un film como "Yo creo en tí", de Henry Hathaway, donde el espectador ve a James Stewart esforzándose por liberar a un inocente, "El Hombre Equivocado" nos muestra los acontecimientos desde el punto de vista de Balestrero. "Toda la puesta en escena es subjetiva -explicará Hitchcock-. Le pusimos a Henry Fonda un par de esposas que lo ataban a la muñeca de la persona que lo acompañaba. En el transcurso del trayecto de la comisaría a la prisión, cambia varias veces de carcelero pero, como tiene vergüenza, mira fijamente la punta de sus zapatos y mantiene todo el tiempo la cabeza gacha. Entonces no vemos a los carceleros, sólo vemos los pies de los policías, las pantorrillas, el piso, la parte inferior de las puertas, etc.
Para interpretar el papel de músico de jazz obligado a enfrentar una aventura digna de una novela de Kafka, Alfred Hitchcock eligió a Henry Fonda. Era, según Donald Spoto, "el actor adecuado para encontrar el sentimiento de indignación moral sentido pero no expresado por Balestrero". Ambos estuvieron a punto de encontrarse para el rodaje de "Saboteadores", pero el proyecto no se concretó. Sus relaciones siguieron siendo muy cordiales, aunque nunca hayan cultivado una amistad. Para el papel de esposa psicótica, primero rebelde, luego apática, optó por una de sus criaturas: Vera MIles.
Entre el director y la actriz todo comienza con el casamiento de Grace Kelly y el príncipe de Mónaco. En adelante, privado de su actriz fetiche, busca en ella una nueva rubia, elegante, fría, capaz de encarnar sus fantasías. Vera Miles será la indicada. Después de haber reparado en una publicidad para Pepsi-Cola, le ofrece contrato para cinco años y tres films, con una cláusula de exclusividad. Y según su costumbre, le pide a su modista, Edith Head, que le diseñe un vestuario completo. "Es una actriz de un talento extraordinario, pero no se viste de manera de darse la distinción que su papel requiere -afirma Edith Head-. Usa demasiados colores. Se hunde en los colores. Creo que si me ha impresionado tanto fue porque la vi en blanco y negro en la televisión".
Después de haberle confiado el papel principal de "Venganza", el primer episodio de la serie "Alfred Hitchcock presenta"... el cineasta la contrata para "El Hombre Equivocado". Mientras le envía rosas cada mañana, la somete a un régimen terrible, la hace ensayar, a veces hasta ocho veces por día, las escenas del deterioro psíquico de la señora Balestrero. A veces, Vera Miles, vacila por el agotamiento, Pero HItchcock no cede, La incita a ir más lejos. Mantiene con ella una relación exclusiva y sofocante. Pero la actriz quiere su libertad. ¿Es para plantear definitivamente las cosas? Lo cierto es que el 15 de abril de 1956 en pleno rodaje se casa con el actor Gordon Scott, que interpretaba entonces el papel de Tarzán en la serie de televisión. Contrariado como un pretendiente rechazado, Hitchcock se aparta de la actriz. Sus relaciones se limitarán en lo sucesivo a lo estrictamente necesario, lo cual no impedirá que le confíe algunos años más tarde, uno de los papeles principales en "Psicosis".
En los Estados Unidos, "El Hombre Equivocado" se estrena el 28 de enero. Una astucia que debía permitirle participar en la carrera para los Oscars. Pero la película no será seleccionada. Mal recibida por la crítica, tendrá un éxito moderado. Sin embargo es una de las obras maestras de su autor. Otro de esos films que demostraron toda la dimensión del universo de Hitchcock: aunque la película se presenta bajo la forma de hecho real, sentimos en cada plano la huella del cineasta.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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