viernes, 9 de agosto de 2019

Mi crítica de "El Hombre que Sabía Demasiado" (Cine-Alfred Hitchcock-1956)

Hemos visto directores que filmaban la remake de un clásico para darle nueva modernidad. Conocemos norteamericanos que hacen la remake de una película extranjera a los deseos del público yankee. Pero nunca habíamos visto, o casi nunca, directores que emprendieran la remake de una película que ellos mismos habían filmado veinte años atrás. Sin embargo, es lo que sucedió con "El Hombre que Sabía Demasiado".
Hitchcock había filmado su primera versión en Inglaterra en 1934. La acción se situaba en Saint Moritz, Suiza, puesto que era el lugar donde había pasado su luna de miel con Alma.
Frente a Leslie Banks y Edna Best, quienes interpretaron a la pareja de turistas, Peter Lorre -el señor Maldito de Fritz Lang- encarnaba el papel de asesino a sueldo. Para Hitchcock la película llegaba en un momento crucial de su carrera. Acababa de sufrir tres fracasos consecutivos. En el momento de su estreno "El Hombre que Sabía Demasiado" tuvo un recibimiento excepcional tanto del público como de la crítica. La carrera de HItchcock se reanudaba: sus manos estaban completamente libres para filmar "Los 39 Escalones".
Sin embargo "El Hombre que Sabía Demasiado" le había dejado el sabor de algo inacabado. Aunque nueve guionistas trabajaron en el guión, tenía la sensación de no haber aprovechado mejor la situación del comienzo. Además es significativo observar que la segunda versión dura dos horas, ¡es decir treinta y seis minutos más que la primera!
Una nota a David O. Selznick con fecha de diciembre de 1941 indica que en esa época Hitchcock se hallaba trabajando en esta nueva versión. Comenzaba en Sun Valley, en Idaho, y continuaba en el Carnaval de Río, para volver a Nueva York. Pero la perspectiva política le parecía demasiado pesada, no quería herir ninguna susceptibilidad. En 1956, después de "¿Quién Mató a Harry?" se sintió listo para retomar su viejo proyecto. Su idea era contar una historia de una familia norteamericana amenazada por el terrorismo internacional. Hay que destacar que durante la preparación del film adoptó la ciudadanía norteamericana, diez años después que su mujer Alma. En un primer momento, Hitchcock había exigido que el juez fuera a tomarle juramento a los estudios, pero este se negó y Hitchcock tuvo que ir. Por el placer de la provocación, anunció que se iba a Gran Bretaña para las marcaciones de la próxima película: en efecto, había decidido situar allí la parte principal de la acción de su remake.
Para escribir el guión de esta nueva versión, Hitchcock llamó por cuarta vez consecutiva -después de "La Ventana Indiscreta", "Para Atrapar al Ladrón" y "¿Quién Mató a Harry?"- a John Michael Hayes. Sin embargo, sus relaciones habían comenzado a deteriorarse cuando Hitchcock perdió, una vez más, el Oscar al mejor director por "La Ventana Indiscreta", mientras que por la misma película John Michael Hayes recibió el premio Edgard al mejor guión de suspenso. Cuando Hayes mostró su estatuilla de cerámica al director, éste le lanzó: "¿Sabe que se hacen tazas de W.C. con el mismo material?" Algunas semanas más tarde John Michael Hayes publicó en el "New York Times" un artículo lisonjero sobre los films del maestro del suspenso. Lejos de mostrarse agradecido, Hitchcock lo convocó para decirle: "¡Joven, usted ha sido contratado para escribir para mí y para la Paramount, no para el 'New York Times'!"
Mucho más grave aún, para perfeccionar el guión de "El Hombre que Sabía Demasiado" Hitchcock también había contratado a uno de sus viejos amigos, Angus MacPhail, un viejo de los servicios secretos británicos. "Un alcohólico acabado: todo lo que podía hacer era sentarse en un rincón temblando", comentará Hayes. "Un viejo hombrecito eternamente ebrio al cual regañaba todo el tiempo", confirmará Daniel Gelin, uno de sus actores.
Todo hubiera salido casi bien si Hitchcock no hubiera querido que MacPhail fuera acreditado como coguionista en los títulos a pesar de su pobre contribución en el guión definitivo. "Si es así, llevaré el caso ante la 'Writers Guilds" (el equivalente norteamericano de la Sociedad de Autores) -previno Hayes-. "Si hace eso nunca más le hablaré y no trabajaré más con usted" -respondió HItchcock- "Para mí es un caso de principio e incluso de carrera -contará Hayes a Donald Spoto en su libro "La face cachée d'un génie: la vranie vie d'Alfred HItchcock"-. Los miembros de la Guild leyeron los borradores del guión y tomaron en cuenta las notas, y coincidieron que era completamente mi trabajo. El nombre de MacPhail fue retirado. Supe entonces que mis días con Hitchcock estaban contados".
En la segunda versión de "El Hombre que Sabía Demasiado" el personaje central es un médico, frágil, perdido, vulnerable que sin embargo logra reponerse para desenmarañar los hilos de la historia y salvar a su hijo, víctima de un rapto. James Stewart lo encarna, en su tercer encuentro con Hitchcock -los anteriores habían sido "La Soga" y "La Ventana Indiscreta"-. "Es una de las pocas personas de Hollywood con quien se puede tener una discusión de más de tres minutos", dirá el director para mencionar su complicidad con su actor fetiche.
Como Grace Kelly había abandonado el cine para dedicarse a su vida de princesa, para el principal papel femenino Hitchock optó finalmente por Doris Day, sobre todo porque necesitaba a una actriz que supiera cantar. En efecto, al oír cantar a su madre su canción favorita "Qué será, será", el niño se pone a silbar, lo que le permite al padre localizarlo.
Como de costumbre, el director supervisó con obsesión el vestuario de la actriz, pero siempre se mantuvo muy distante de ella. "Nunca decía nada, ni antes, ni durante, ni después de una escena, y yo pensaba que le desagradaba, lo cual me aterraba -explicará Doris Day a Donald Spoto- Filmábamos y eso era todo. Todo sucedía de manera muy cortés, pero tenía la sensación de que se sentía molesto por una actriz a la cual no quería". Al final de las escenas en exteriores, Doris Day pidió un encuentro cara a cara con el director. "Si lo que hago no le gusta y desea reemplazarme, puede hacerlo -le dije" Estupefacción de Hitchcock. "Me dijo que era justo al revés: consideraba que todo lo que hacía estaba bien y que, si no hubiera sido así me lo hubiera dicho. Después agregó que estaba más aterrorizado que cualquiera por las relaciones, las rupturas y la vida. Me dijo que tenía miedo de cruzar a pie los estudios de la Paramount para ir hasta la intendencia porque tenía miedo a la muchedumbre. Recuerdo el sentimiento de piedad que sentí cuando me dijo eso y, a partir de ese momento, estuve mucho más distendida con él en mi trabajo".
En la primera versión de "El Hombre que Sabía Demasiado", Louis Bernard, el francés que informa al personaje principal de la inminencia del asesinato de un diplomático es interpretado por Pierre Fresnay. Este es el único personaje que lleva el mismo nombre en la segunda versión, y es nuevamente interpretado por un francés, Daniel Gelin, que en ese momento era una figura muy importante de su país. "Hitchcock había pedido ver dos de mis películas -contará el actor a Bruno Villien, autor de "Alfred Hitchcock"-. Me recibió en el hall del hotel George V y lo hice reír, ya que simultáneamente con las fechas previstas para la filmación había concebido una locura: yo que no soy actor de tragedias, había aceptado interpretar a Antíoco en "Berenice". Le confesé que lo había hecho por el vestuario y por el '¡Ay!' final".
Para Daniel Gelin, el problema principal fue el del idioma. "No hablaba una palabra de inglés y mucho menos de árabe. Aprendí mi texto fonéticamente y cuando lo decía, los extras marroquíes se mataban de risa... lo que divertía mucho a Hitchcock". Es cierto que el director, en Marrakech, discutía con los extras. "Elegía un tipo para un primer plano y al día siguiente era otro el que venía: el primero había enviado a su primo para compartir la remuneración. Cuando el colaborador de Hitchcock dijo: 'Vamos a nombrar a los cocineros extras. Cada cocinero deberá colocarse una gorra roja con visera'´, al día siguiente, ¡todo Marrakech tenía una gorra roja! ¡Hubo que llamar a los bomberos para rechazar a todos los que querían ser extras!"
A lo largo del film, Hitchcock juega con una doble pregunta moral: ¿los MacKenna deben revelar lo que saben con riesgo de poner en peligro la vida de su hijo, o deben callarse? La interrogación culmina después de una secuencia en el Albert Hall de Londres, donde tendrá lugar el asesinato. Este pasaje es el fragmento de arrojo de la película: totalmente en silencio y de una duración de doce minutos, no tiene menos de ciento veinticuatro planos.
Desde el título, que se desarrolla en una sobreimpresión en una cantata de Arthur Benjamin, se comprende que un elemento importante de la intriga estará vinculado con la música. "El golpe de címbalos que va a cambiar completamente la vida de una familia norteamericana", puede leerse en sobreimpresión mientras que un músico levanta sus címbalos. Más tarde, el director nos permite escuchar dos veces la grabación de la cantata antes de que el asesino se dirija al concierto. "Eso se debía hacer para que el público participara por completo -justificará el director-. Hay probablemente en el público personas que no saben qué son los címbalos, y para ellas estaba bien mostrar a la vez el instrumento y la palabra 'címbalos' escrita con todas sus letras. Luego, era necesario que el público fuera capaz no sólo de identificar el sonido de los címbalos, sino también de imaginarlo por adelantado, por ende, esperarlo. Este acondicionamiento del público es la base misma de la creación del suspenso. En efecto, me di cuenta de que algunas situaciones de suspenso están comprometidas cuando el público no entiende con claridad la situación. Por ejemplo, dos actores tienen trajes casi iguales y el público ya no los diferencia. Mientras que el espectador intenta reconstruir la verdad, la escena se desarrolla y está vacía de emoción. Hay que aclarar constantemente".
Si la secuencia en el Albert Hall es común en las dos versiones de "El Hombre que Sabía Demasiado", la de la remake está mucho mejor realizada. La progresión dramática es impresionante ¡Hitchcock se da el lujo de dejar de lado a sus personajes para filmar la partitura musical! Además no cometió el error de la primera versión en la que el marido se quedaba encerrado. Ahí, James Stewart participa plenamente de la acción aunque no se lo oiga. "Tenía que hacer un largo discurso para explicar el complot -explicará el actor-, cuando de golpe HItch me dijo que dejara de lado el diálogo y me expresara con las manos y la cara porque mis palabras se perderían en la interpretación de la London Symphnoy Orchestra. ¡Y la orquesta -me dijo- era más agradable de escuchar que mi voz".
En sus entrevistas con Hitchcock, Francois Truffaut detallará con precisión las diferencias entre  ambas versiones. "En la primera, los planos eran a menudo móviles, había varias panorámicas (...) La remake está más desglosada y es más rigurosa". Hitchcock se contentará con agregar a este análisis: "Digamos que la primera fue hecha por un aficionado de talento mientras que la segunda fue hecha por un profesional".
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



No hay comentarios:

Publicar un comentario