lunes, 20 de julio de 2020

Mi crítica de "El Maestro de Música" (Cine)

Justamente hoy estaba pensando en lo poco de cine musical que vemos con Carlos. Como si me hubiera leído el pensamiento llegó el mail de visionar esta película, que sin duda está entre mis favoritas y engrosan mi catálogo de películas en DVD. Bienvenida sea entonces ver de nuevo "El Maestro de Música", de Gerard Corbiau. Corbiau es un director de cine nacido en Bruselas, Bélgica, el 19 de septiembre de 1941, por lo que tiene en la actualidad 78 años. Es mejor conocido por sus dramas musicales, como "El Maestro de Música" (1988), "Farinelli" (1994) y "Le roi danse" (2000) Las dos primeras fueron seleccionadas para el Oscar del Academia. Vive en Bélgica y actualmente está trabajando en varios proyectos. Esta película esta protagonizada por José Van Dam, otro belga, el barítono bajo conocido en todo el mundo por su carrera como cantante lírico. Van Dam fue el intérprete de otra película, el "Don Giovanni" de Joseph Losey de 1979, actuando el rol de Leporello (o Leporino, como bautizaron Les Luthiers a su personaje, combinación de Leporello y Nemorino).
Esta película se destaca sobre todo por su cuidada partitura, que está integrada por temas de Verdi, Mozart, Mahler, Schubert, Schumann y Bellini. Es asimismo prodigiosa la fotografía que realiza verdaderas imágenes pictóricas, con una maravillosa luz que nunca deja afuera a sus personajes ni a sus ambientaciones, todas ellas de principios del siglo XX. Es igualmente elogiable el vestuario con todos esos vestidos elegantes y añosos lo mismo que las locaciones, amplios palacios y elegantes estancias.
Todo empieza cuando Joachim Dallaynac (Van Dam) canta en Londres el "Cortigiani" de "Rigoletto", dando por finalizada, sorpresivamente, su carrera profesional, y dedicándose de ahí en más a dar clases particulares a alumnos selectos. Toma bajo su protección y enseñanza a la bella Sophie (Anne Rousell) una joven de 18 años que entra en competencia inmediata con su esposa Estelle (Sylvie Fennec) de 40 años, quien es su gran compañera y pianista asegurada. Sophie es puesta bajo su tutela por el tío Francois, un gran amigo de la pareja. Enseguida se produce por parte de la chica el enamoramiento de su maestro, como especie de transferencia psicoanalítica que parece muy adecuada para todas las relaciones tan cercanas de succión de conocimientos. "Te vas a enamorar de ella", le anticipa Estelle. "Ya lo hice", contesta Joachim, quien la recontra dobla en años. Así las cosas, empieza el aprendizaje, de un maestro severo pero cariñoso y sensible a la belleza (de la voz y de la persona). Aunque Sophie, en un arranque de furia le pregunta a Estelle: "¿por qué no me ama?" "Joachim se pertenece a sí mismo", es la enigmática respuesta de la compañera del cantante.
Pero en un viaje a la ciudad conoce a un astuto ladronzuelo de poca monta que está entonando una de las arias de "Los Cuentos de Hoffman", de Offenbach, y reconoce en él a un portento vocal. Logra salvarlo del linchamiento y se lo lleva bajo su tutela a su mansión para ofrecerle sus clases. Allí le da ropa buena y un buen pasar, pero es muy exigente con él; lo hace solfear a viva voz cuando ya todos se han ido a dormir. Joachim se demuestra como un ser egocéntrico, maniático, sensible y rigoroso (me enseñó a escribir esta palabra nada menos que Ortega y Gasset). En un paseo por el lago, Joachim en bote y Jean, tal el nombre de su alumno (Philippe Volter), a nado. Le sumerge la cabeza bajo el agua y cuenta hasta veinte para ver si es capaz de aguantar la respiración y convertirse en un tenor. Su impostura no le impide pegarle un cachetazo a su alumno. Luego, en un paseo por el campo con Sophie, ésta le pregunta "¿por qué te escondes bajo la máscara de maestro tiránico?", a lo que él contesta que "es por tí y por Jean, quiero sacarlos buenos". Ella intenta besarlo a lo que él le responde tímidamente pero le dice que no se puede enamorar de ella porque muy pronto uno de los dos ya no va a estar. Él es consciente de su fragilidad ya que sufre de ataques al corazón que le interrumpen los ensayos, y le aconseja "en el escenario estás solo, tienes que aprender a convivir con tu soledad". Ella se aleja indignada gritándole que "uno no puede cantar cuando no es feliz, y yo no lo soy". Se ve que todavía no ha aprendido a sublimar su embelesamiento por su figura de autoridad. A la noche, mientras ella ve por la ventana a su maestro cantar el lieder de Schumann "Du meine seele, du mein herz" y recorrer son su mano inquieta el cuello y espalda de su compañera, por despecho se abraza a Jean, quien desde hace bastante está interesado en ella y le ha dicho que si se quedaba allí era por ella.
Llega de visita Francois, el tío de Sophie y le trae de regalo a Joachim un gramófono, en donde puede oír su propia voz cantando "Recondita armonia", de "Tosca". Y trae la noticia bomba de que el Príncipe Scotti los invita a Sophie y a Jean a un concurso de canto. Este personaje es el antagonista de Joachim, ya que se enemistaron hace ya 20 años cuando a él se le quebró la voz en otro concurso compitiendo con Joachim y ya no pudo volver a cantar. Pero es un ser peligroso, es capaz de crear y destruir reputaciones de la noche a la mañana. También de impulsar nuevos talentos. ¡Por fin aparece el conflicto, todo había sido muy calmo en la película hasta ahora sin un trazo marcado en donde se deban dirimir dos opciones contrapuestas, como es la definición de conflicto en lo dramático!
Joachim los acompaña en el carruaje hasta la puerta misma del palacio, pero decide no quedarse para no enfrentarse a su rival. Confía en la pericia de sus alumnos que parece que todo lo que aprendieron lo hicieron velozmente. El secretario de Scotti es rengo, como para demostrar que todos tenemos defectos o venimos "fallados" en esta carrera por el éxito. Scotti conoce a Jean y se disgusta mucho al oír el amplio registro que éste tiene ya que deberá competir con su protegido, Arcas, y comprueba que los dos tienen la misma voz. Al volver a su mansión, Joachim es recibido por Estella, quien lo ve dormido en el carruaje y por un instante se lo representa muerto, como si vaticinara lo que iba a pasar.
Scotti le aconseja a su protegido que la primera impresión suele demoler, y que no bien conozca a su rival se ponga a cantar. Así lo hace, con "Questa o quella", de "Rigoletto". Jean comprueba que tienen la misma voz y sale huyendo. Mientras tanto Joachim muere en su residencia, y la taza donde estaba tomando el café cae al duelo fragmentándose, claro símbolo de cómo se sentía él de disociado entre su amor por las dos mujeres de su vida. Se presentan al concurso y va a cantar primero Sophie, y arranca con "Caro nome che il mio cor" y "Sempre libera", de "La Traviata", de Verdi, pero su compañero hace su parte entre bastidores, deslumbrando al público con su diáfana voz. Son muy aplaudidos ambos. Pero como queda en evidencia que ambos participantes tienen el mismo tono de voz se propone un reto con máscaras, interpretando el mismo tema. Los trajes son los mismos con los que aparecía el padre en "Amadeus" pero en vez de en negro, en un impecable blanco.
Y cantan "A tanto duol", de "Bianca e Fernando", de Bellini. Allí, a uno de los dos se le quiebra la voz, quedando triunfante Jean, después de un momento de suspenso. El Príncipe los felicita muy sinceramente y les ofrece contratos. Pero llega la noticia de la muerte del Maestro y todo se apaga. Ya en el lago donde iban a nadar, se llevan a cabo las exequias, llevando su cuerpo envuelto en una funda blanca, en un bote para ser depositado en el agua. Se oye "Ich bin der welt..." un lieder de Mahler. En el viaje en el carruaje, después de tanto drama, por fin Sophie y Jean esbozan una sonrisa...
He visto con inmenso placer esta película dedicada a la ópera, que es una de las artes que más me fascina en mi vida. Muy agradecido. Que se repita.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



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