Aquí, sucumbiendo al encanto de esta comedia que tiene más méritos de los que yo le adjudicaba y menos de los que el éxito le justifica. Principalmente voy a decir que bonobos (después de googlearlo) son una especie de simios más pequeños que los chimpancés pero que tienen un apetito sexual desmedido, incluso eligen sus parejas casi al azar y suelen ser bastante promiscuos. Por eso se supone que el ser humano tiene más parentesco con esta especie que con los primates chimpancés. Zanjado este problema vamos a meternos de lleno en la obra. La pieza tiene la misma mano en la autoría de Laurent Baffie, el mismo de "Toc Toc" y lleva el mismo defecto o pecado: ser una elaboración episódica, con lo cual decae un poco la atención de una trama que podría haber tenido mayor consistencia. Sí, lo digo de una vez, el fuerte de esta obra son las actuaciones más que el argumento. Tiene interpretaciones soberbias por parte del equipo, y una diestra dirección de la mano de Alberto Negrín y Gabriel Chamé Buendía. Del último conocía sólo dos trabajos: la adaptación para niños de "Othello", en versión cómica, y un unipersonal de mimo, insoportable, que se tituló "Llegué para irme", con lo cual las referencias no eran para nada alentadoras. Del primero conocía más que nada su labor como escenógrafo, que es muy destacada, pero nunca en la dirección de una obra de texto. La dupla consiguió un éxito arrollador con esta puesta, que está liderando la taquilla del verano. La escenografía sí pertenece a Negrín y se luce realmente en el amplio escenario del Lola Membrives porque tiene un despliegue inusual.
Como argumento, nos presentan a tres sujetos con "capacidades diferentes": uno es ciego, Alex (Peto Menahem), el otro es sordo, Dany (Oski Guzmán) y el último, Fran (Campi), es mudo. Y están por lo tanto muy limitados en lo que a relaciones con mujeres se refiere, todo entra en la órbita del mercadeo, por eso Alex decide que ha llegado la hora de dejar de pagar por amor y merecer ser queridos por lo que son, ¿y qué se le ocurre? Ocultar sus falencias. Y la mejor forma de hacerlo es citándose con mujeres diferentes y colocando una cámara de video en la habitación vecina para que los otros le vayan dando las indicaciones de cómo manejarse al anfitrión. De ahí que supongamos que la catarata de carcajadas que suscite esto va a ser imparable. Nada más lejos de la verdad. Sólo en el caso de Campi se da, sustentado por una actuación impecable ya que no debe pronunciar ninguna palabra durante la obra y está limitado a manifestarse sólo por mímica. Es un golazo haber elegido a un cómico de la altura de Campi para este papel, que en manos de otro hubiese sido pobre. Él hace maravillas, ya sea cuando debe dar indicaciones a los otros o cuando las reciba. Las chicas que concurren a la cita son Bea (Anita Gutiérrez), Jessica (Lizy Tagliani) y Ángeles (Manuela Pal), tres féminas, que, a su manera, también tienen capacidades diferentes, ya que no entran en el común denominador de las mujeres. Lo que yo no entiendo, a ver si alguna mente suprema consigue explicármelo, es por qué aplauden tanto, vitorean y ponen muy por encima de sus compañeras a la Tagliani, que es un macho disfrazado de mina (perdonen si alguno se ofende), realmente me parece un atropello contra la hermosa condición femenina, la delicadeza, el buen gusto y otras virtudes. Pero es así, y no voy a cambiar a un público que va a ver la obra sólo con el propósito de ver a Lizy...
Tagliani interpreta a un oficial de policía femenino (con muy poco de femenino), con órdenes autoritarias, prepotencia y tosquedad. Pal compone a una mujer enamoradiza y bella, difícil de encasillar, mientras que Gutiérrez es una chica que sólo piensa en casarse y en tener hijos (3) y enamorarse del hombre indicado, que debe calzar 43 de zapato, ser de libra y tener su ascendiente del horóscopo chino en chancho. Algo difícil de encontrar. Pero que Fran (en una segunda vuelta) va a tratar de cumplimentar. Es muy divertido el dispositivo que le colocan a Fran para que supere su mudez: un control en el brazo que emite frases grabadas previamente que se amoldan a una estructura. Cuando deba aplicarlas a una situación se producirán las mayores (y mejores) confusiones. El caso es que el único que tiene éxito es Fran con Bea y consigue tener sexo con ella en su primer encuentro... con la mala fortuna que la deja embarazada. Cuando ella se junte con otro de los tres y le exponga que ya encontró al amor de su vida y el estado en que se encuentra se producen los mejores gags de Campi, desesperado al oír esto y teniendo que unir su destino por siempre a una mujer. Claro que los efectos que producen sus compañeros de elenco también son muy graciosos debido a las confusiones y entuertos que provocan en cada uno su discapacidad. Pero esto nos lleva a la reflexión, ¿quién no es discapacitado para el amor cuando de enamorar se trata? Porque no existe la conquista ideal, aquella en que nos salga todo perfecto, concordemos en todo con la mujer elegida y no temblemos al decir el consabido "te amo". Son muy intrincados y difíciles los terrenos del amor, tanto para hombres como para mujeres -sino háganme el favor de ver los sitios de citas lo lleno que que están-, sobre todo en estos tiempos en que todo se ha vuelto cibernético y especializado. Quienes no lo son pretenden figurar u ostentar una posición que no tienen o no han conseguido. Quienes son no encuentran la horma de su zapato por creerse muy especiales. Y miren que se los dice un soltero consuetudinario que tiende redes por todas partes sin éxito. Está muy complicado el tema de las relaciones hoy en día. No es necesario ser discapacitado para sentirse que lo somos. Al final de la historia primará el buen sentido común y todo se arregla de la mejor manera: diciendo la verdad, y sólo así lograrán ser aceptados. Que es en definitiva la única manera de hacer las cosas, no obrar con fingimientos y ser quien uno es para lograr lo que cada cual se proponga, y eso en todos los órdenes de la vida, no sólo en el amoroso.
Bueno, como dije antes se sostiene esta comedia gracias a sus actuaciones. Campi está superlativo, sobran los elogios, pero Peto y Oski también aportan lo suyo, simpatía, carisma y un muy buen desempeño a nivel actoral a la hora de marcar sus diferencias. Parece que hubiesen nacido para la comedia. En cambio Lizy... es muy grosera, qué quieren que les diga, la grasada le sale por los poros. Desde soltar mocos con la mayor naturalidad (sí, soltar mocos, y no me refiero precisamente a llorar) hasta el error garrafal de decir: "Bueno, no me acuerdo que había que decir acá", como si estuviera haciendo revista y no teatro de texto. Esto, amén de resultar gracioso en el momento, es una falta de respeto hacia sus compañeros de escena quienes están esperando un "pie" hasta la más elemental regla de "cortarse" por sí sola y no saber trabajar en equipo. ¿Qué es el teatro sino un equipo de trabajo donde cada uno está en función de los demás? Y eso debe saberlo cualquier actor, sino que no se suba a un escenario. Manuela Pal y Anita Gutiérrez, en cambio son dignas representantes de una labor de orfebre que se nota en la composición de sus criaturas y aportan belleza y sensibilidad.
El universo "Bonobos" funciona como un reloj. Todo está en su sitio y le hace muy bien a la comedia. Realmente se lo pasa bárbaro.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
Hola, fui ayer a ver la obra y te comento (porque yo me decepcioné al leerlo) que lo de Lizy "olvidandose la letra" es falso, está guionado. Por un lado me desilusionó porque me pareció graciosa la forma de pilotear el olvido y ahora que veo que estaba guionado me siento estafada. Ahora que sé esto, pienso que lo actuó bien entonces. Por otro lado, lo quería aclarar porque la juzgaste horrible y es algo que le indicó el texto. Además creo que la juzgas por tu prejuicio dada su situación de mujer trans, tal vez si el "olvido" hubiese sido de Manuela o de Peto, no te ofendía tanto.
ResponderEliminarIgual, a pesar de tus comentarios homofóbicos, me gustó mucho tu crítica porque pienso muy parecido respecto de la obra.
Saludos