Y vamos llegando al final del pretendido seminario que cada vez veo más lejano poder dictar este año. La pandemia nos ha afectado de una u otra manera de formas muy íntimas. Pero bueno, al menos hice el repaso de la filmografía de mi tan admirado director y sirvió para compartir con ustedes opiniones y debates. Hoy entrego la última presentación, la crítica de "Match Point", del 2005.
No es sólo porque el escenario es Londres en lugar de Nueva York, porque lo que suena en la banda sonora son viejas grabaciones de Enrico Caruso en lugar de jazz o porque falta el eterno hombrecito neurótico representado por él mismo o por actores que se sienten en la obligación de imitarlo, hay otros motivos por los cuales desde el comienzo sorprende este nuevo film de Woody Allen.
Algunos son anecdóticos como los citados más arriba, el hecho de que la mayor parte del elenco sea inglés o la carencia de chistes. Otros, más sustanciales. El género elegido, por ejemplo: el film apunta a ser un drama familiar y de a poco va convirtiéndose en una especie de thriller cargado de espeso erotismo. Del cuento moral se desprende una escéptica visión del mundo atravesada a ratos por un pesimismo chirriante y perturbador. Si el humor asoma, no lo hace bajo el formato de la línea de diálogo ingeniosa, sino de un modo sutil y sesgado y en una versión bastante más oscura. Y aunque el drama romántico vuelva a ocupar un lugar central, esta vez conduce a otros territorios -la reflexión moral acerca de la infrecuente coincidencia entre el bien y la recompensa y el mal y la condena- con lo que tanto se aproxima a la propia obra anterior del autor -más precisamente a "Crímenes y Pecados"- como al Dostoievski de "Crimen y Castigo".
Pero este Woody que ha vuelto a su mejor forma da un paso más y a partir de una metáfora tenística (la pelota que da en la red, se eleva vertical y tanto puede picar de un lado como del otro, decidiendo quién gana y quién pierde), llama la atención sobre la incidencia del azar en la vida de los humanos. "Da miedo darse cuenta de que hay una infinidad de cosas que no podemos controlar", se oye decir al comienzo, y es oportuno que se le recuerde en un mundo que descarta lo accidental, cree que nada es imprevisible, suele reducir todo al principio de causa-efecto y parece interpretar la vida entera como uno de esos menús de posibilidades a los que nos tienen acostumbrados las centrales telefónicas o las computadoras.
La suerte juega su papel en buena parte de la historia de Chris Wilton, el joven irlandés bajo cuya formalidad y simpatía se oculta un objetivo preciso, el ascenso social. El tenis le negó su entrada en el círculo de los deportistas de elite, pero le permite, como profesor de un selecto club londinense, trabar relación con jóvenes de la alta burguesía. Primero es su alumno Tom, que lo integra a su grupo porque, como él, comparte el gusto por la ópera; después, Chloe, la hermana de su nuevo amigo, a la que pronto conquista, más tarde los padres, que lo ponen bajo su protección, le abren la puerta a una de sus empresas e impulsan su vertiginoso ascenso como ejecutivo. Sólo la perturbadora presencia de la novia de Tom, una norteamericana aspirante a actriz, hace tambalear a Chris, la pasión que los enlaza, sobre todo cuando se prolonga más allá de los límites de una secreta aventura erótica, desarregla los planes del hombre, ahora casado, integrado a su millonaria familia política y establecido en el mundo de los negocios. El film alcanza su pico dramático y la suerte vuelve a jugar un papel decisivo.
En "Match Point" el crescendo es constante, gradual y preciso. El paso se hace más firme y enérgico a medida que crece la tensión y esta se manifiesta sobre todo en un terreno poco frecuentado por Allen, el de la carga erótica, a la que tanto la voluptuosidad explosiva de Scarlett Johansson y la perceptible química que se establece entre ella y Jonathan Rhys-Meyers, cabezas de un elenco formidable, como la lucidez de una puesta hábil para hallar el apunte visual que ambienta o completa cada escena. La ligereza que se impone a veces es sólo aparente, pero ayuda a asimilar el denso contenido del film.
Ahora quiero transcribir dos cartas de lectores publicadas con motivo del estreno en el diario "La Nación"
Señor Director:
"Me ha llamado mucho la atención el enorme parecido (y quizá algo más) que guardan el argumento y la estructura narrativas, en su totalidad del film "Match Point" de Woody Allen con aquel superclásico de Hollywood llamado "Ambiciones que matan" ("A Place in the Sun, 1951, de George Stevens), protagonizado por Montgomery Clifft, Shelley Winters y Elizabeth Taylor.
"En ambas hay un joven de 'otra clase' (Montgomery Clifft/Jonathan Rhys-Meyers) que viene de otro lado, que conoce a dos mujeres, a una parece que la ama, aunque luego no tanto. Se casa con una de ellas, la chica rica, a la que aprovecha para comprarse ropa y mantenerse como empleado de su padre. Acosado por la amante (Shelley Winters/Scarlett Johansson) decide matarla. La esposa (Elizabeth Taylor/Emily Mortimer) nunca se entera.
"En 'Match Point' se suplanta la muerte en el lago por un escopetazo. En las dos, en el final, reina la ambigüedad y predomina el saber del espectador.
"Woody Allen aprovecha esta íntima complicidad para desatar su cuerda moral y orientar a la audiencia en la responsabilidad de su juicio. Otro tanto propone 'Ambiciones que matan'.
"Habrá que destacar la habilidad del creador neoyorquino para envolver la trama en el arabesco de una pelota de tenis (marca de suerte) y para transformar el desenlace equivocado de los jueces de 1951 en un despiste de la policía londinense de 2005.
"Espero no haber expuesto más de lo necesario del argumento ni humillar con este hallazgo la admiración que siento por el creador de 'Manhattan', pero fue descubrir en mi memoria aquel viejo film, mientras veía 'Match Point', para saber que iba a ocurrir a cada paso y todo ocurría tal cual"
Claudio España, crítico de cine
Señor Director:
"A raíz de la nota publicada el 29/4 de Mario Diament, sobre la revolución de los blogs entré a Internet para ver si encontraba en algunos de esos sitios las similitudes de la película de Woody Allen 'Match Point' con la vieja película de George Stevens que aquí se llamó 'Ambiciones que matan'. No encontré ninguna. Pero recordé que el 17/3 el respetado crítico de cine Claudio España había señalado en una carta de lectores esas oportunas coincidencias con fidelidad y humor. Estoy absolutamente de acuerdo con el señor Claudio España. Cuando leí la síntesis de 'Match Point' antes de su estreno, inmediatamente me acordé de 'Ambiciones que matan', cuyo director tuvo la honestidad de poner en los créditos que era una adaptación de 'Una Tragedia Americana' de Theodore Dreiser.
"Al ver la película de Allen confirmé mi apreciación. Me molestó que este gran director pusiera en los créditos "escrita y dirigida" por él. Debo decir que admiro a Allen, pero me sentí decepcionado porque no me pude imaginar que ignore el libro de Dreiser y la película 'Ambiciones que matan'. También me decepcionó que ningún crítico argentino (salvo España) hiciera mención a las similitudes de ambos guiones".
Lic. Enrique Szerman
"Coincidencias", que le dicen, ¿no? O como dice el "diccionario" de Les Luthiers: "Plagio: fuente de inspiración".
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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