Vi el opus 2016 de Sebastián Borensztein y debo decir, que más allá de unas cuantas críticas malditas, es una excelentísima película. Como siempre, Borensztein consigue sacar el no-Darín en sus películas y hacerlo crear un personaje, que en este caso tiene pasado, presente y futuro, tiene una historia, bhá, y está muy bien construido desde el punto de vista puramente actoral. Pero esta vez el festival empieza con la actuación-Oscar Martínez. El Pedro Belárdez que compone, el comisario del pueblito de Colonia Elena está para todos los Oscars. Verlo a Oscar Martínez en plan hijo-de-re-mil-putas-maldito es puro goce. Bien decía Hitchcock que para que una película fuera buena había que tener al mejor de los villanos. Cada segundo que está en pantalla se agradece, con su peluquín, bigote, cara mal afeitada y dientes postizos y matando a un perro porque le ladra, es una verdadera fiesta.
El inicio de la película anuncia que durante la dictadura militar una práctica constante eran los "vuelos de la muerte". Y justamente el film empieza con Darín (Tomás Kóblic) aprestándose para comandar uno de esos vuelos. Pero no se asusten, no hay más que eso. Sólo algunos segundos de flashbacks en toda la película, pero de lo que trata el film en sí es de una historia de amor, celos, venganza y muerte. Kóblic llega a Colonia Elena huyendo de su pasado como militar de la dictadura, en plena época idem. Llega para buscar refugio en lo de un amigo, Alberto, que se dedica también a los aviones, para colaborar con él y de paso "borrarse" del panorama castrense. Enseguida es bien acogido por su amigo y le da como tarea fumigar unos campos a bordo de una avioneta. Les recuerdo que Borenstein es un apasionado de los aviones, incluso pilotea él mismo, es por eso que conoce tan bien este mundo y trata de meterlo en todas sus películas. Pero pronto la avioneta empieza a fallar y tiene que hacer un descenso apurado en medio de la ruta. Allí casi atropella al comisario, que como dije es un ser sucio y despreciable (en el doble sentido de las palabras), que conoce por su amigo que es un cuatrero y le ha robado todo su ganado. Enseguida se presentan y Belárdez lo acerca con su auto hasta la comisaría. Pero pronto, por una llamada que Kóblic hace a Buenos Aires, llega hasta los oídos del comisario que aquel es militar, lo que lo inquieta bastante y lo manda a investigar, por las dudas que le quiera mover el piso.
Pero acá empieza la historia de amor. Kóblic va a buscar una garrafa a la estación de servicio y le dicen que se paga adentro. Adentro, la vendedora es la encantadora Nancy (Inma Cuesta) (presten atención, directores, porque es un rostro muy cotizado para el cine argentino, es realmente hermosa y acá está muy seductora). La atracción ocurre en un instante, y como Tomás no tiene cambio chico ella le dice que se la debe. Cuando se encuentren por la calle, más adelante, él se la paga. Él vuelve al negocio con cualquier pretexto y ya allí se besan. De eso a la cama hay un sólo paso. La diferencia con otros hombres, que ella no ha conocido, es que por primera vez alguien se interesa por sus intereses, por lo que ella piensa y quiere conocer de ella, mientras que él quiere ocultar todo su pasado. A la noche de haberse acostado con él, ella está en su cama matrimonial y vuelve su concubino, un gordo desagradable y prepotente que lo primero que hace es manosearla y reclamarle sexo. Ella se niega, encerrándose en el baño, pero el gordo tira la puerta abajo y la faja. Al día siguiente será más intenso su encuentro con Kóblic.
Omar Olivera Montes (el gordo) sospecha de que ella lo está engañando, y va a decírselo al comisario, quien no sabe qué pensar. Ella lleva el mismo apellido que su concubino porque además de gordo y desagradable... es su tío. El comisario empieza a recelar de Kóblic y se lo nombra como principal sospechoso. Omar, enloquecido, sale a matarlo. Se enfrentan en el hangar de Alberto y cuando lo va a matar suena un disparo por detrás y el gordo cae muerto. Ha sido Luisito, empleado de don Alberto que ha visto la situación. Ahí Kóblic toma el arma y le dice que se olvide de lo que hizo, que toda la responsabilidad es de él. Por la noche lo lleva hasta un sitio apartado, hace un pozo y lo entierra, dejando su auto en la puerta de un supermercado. Esta desaparición llega enseguida a oídos de Belárdez y llama a un abogado para que Nancy haga su denuncia. Ésta, de mala gana, la hace. Alberto le dice a Tomás que huya a Mendoza, que allí tiene contactos que podrán ayudarlo. En una confusa escena lo vemos subir a un micro y acomodarse en él, para qué, si después sigue en el pueblo. Hacen el amor con Nancy, de apurados, parados en la camioneta de Alberto y Kóblic le dice que se tiene que ir. Ella le pide que la lleve con él. Éste le dice que cuando las cosas se aquieten volverá a buscarla. Ella llora un poquito y se va.
Entretanto Belárdez asesina a Alberto por no querer darle datos sobre Kóblic, éste descubre el cadáver, tirado en el extremo del campo y todo el pueblo asiste a su entierro. Ah, una escena conmovedora es cuando Tomás sube a Nancy a una avioneta y la hace recorrer los campos desde el cielo, con gran cantidad de aves rosadas que vuelan allí abajo, copiada sin duda de la escena del vuelo en "África Mía" donde Dennis (Robert Redford) la invita a Karen (Meryl Streep) a recorrer los lagos en su avioneta mientras allá abajo pasan millares de flamencos volando. Claro, acá se hizo con un poquito menos de plata, pero el mensaje se entiende igual. ¿Se entiende?
Un viejo camarada militar se le presenta a Kóblic y le dice que no deje perder su carrera por un error, que al día siguiente lo quiere ver vestido de militar y volver a presentarse a las fuerzas. Y al día siguiente se viste de militar sólo para... ir a pegarle un tiro en la frente a Belárdez, por la muerte de su amigo. Luego quema el traje. Tiene un incidente con tres miembros de las "fuerzas" que van a matarlo, pero él se les adelanta y los rocía con plaguicida y los duerme con cloroformo. Luego los dejará atados en un avión sin piloto del que él se lanza en paracaídas. Sabemos que se arrepintió de su vuelo de la muerte, que se negó a abrir la puerta para que lanzaran al mar a los detenidos, y que por eso fue apartado de la Armada. Y además lo sabemos por la cara de asco que pone Darín en toda la película, como si todo oliera a podrido en Catamarca (perdón, quise decir Dinamarca). Una película que prometía más de lo que da, pero lo que da está muy bien. Sin golpes bajos (las películas acerca de la dictadura son propicias para ésto), sin escenas incómodas (las que más duelen, obviamente son las de los detenidos tirados al mar, pero que son chispazos breves) y muy bien conducida por la sabia mano de Borensztein, que sabe entretener sin aburrir durante poco más de hora y media. Basta decir que la interpretación de Inma Costa logra conmover y enamorar, sin grandes despliegues. Y como dije antes las actuaciones, sobre todo la de Martínez está para el medallero completo. Totalmente recomendable y ¡fuera! esas malas o tibias críticas.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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