Acabo de poner la piedra basal y de fundar el Club de Fans de "Una Vez en la Vida" y de "Camarera", dos obras musicales que vi dos veces cada una y que me tienen totalmente subyugado. Tal vez si nos juntamos todos los que las hemos visto y somos sus fans hagamos que se ganen todos los Premios Hugo...
Me preguntarán por qué amo tanto estas dos producciones musicales...
Creo que todos los musicales que hemos visto en nuestras vidas nos dejan una huella difícil de borrar, pero hay algunos que son más poderosos que otros, por ejemplo, por recurrir sólo a estos últimos años, me gustó mucho más "Sunset Blvd." que "El Violinista en el Tejado", y alejándonos en el tiempo, mucho más "Mi Bella Dama" que "Los Productores". Pero es que estos dos musicales que postulo para los Hugo me tocaron el corazón, y en buena parte se debe a su protagonista femenina, de quien estoy eternamente enamorado: en el caso de "Camarera" es la divina Josefina Scaglione y en el de "Una Vez en la Vida", la brillante Paulal Reca y como actriz y música y cantante de reparto la inigualable María Armellín. Y cuando digo que estoy enamorado de ellas no lo digo como amor platónico, no: me casaría con cualquiera de ellas si tuviese la oportunidad (igualmente ya han recibido mis mensajes por el facebook). Y es que Jose Scaglione nos hizo quedar magníficamente bien parados a los argentinos cuando brilló en "West Side Story" en Broadway, nominada para los premios Tony, y acá la pude ver en un papel más bien chiquito de "Vale Todo" o en el protagónico de "50 Sombras... el Musical". Tiene una voz aguda y bellísima que es capaz de las más elaboradas hazañas. Ayer lo pude comprobar nuevamente, cuando fui a ver por segunda vez "Camarera", donde compone un minucioso trabajo siempre brillante en canto y actuación que me deja anonadado. Josefina Scaglione es un ángel tocado por la varita mágica. Igual que sus compañeros de elenco, sobre todo (por los papeles que les tocaron en suerte), Maida Andrenacci, Natalia Cociiuffo, Roberto Peloni, Mario Pasik o Guido Balzaretti. Es una hermosa historia diseñada por mujeres en su totalidad que reenmarcan la fortaleza femenina para desafiar adversidades. La producción es colosal, así como la orquesta y cada uno de sus intérpretes, sin olvidar a la encantadora Magalí Sánchez Alleno que, en un papel menor, sabe dar vida desde las escenas grupales.
El caso de "Una Vez en la Vida" es similar, es una excelente obra y puesta en escena que me rompió el corazón y me hizo lagrimear las dos veces que la vi (la última hace tres domingos atrás), que habla del amor imposible entre un músico callejero dublinés y una inmigrante checa. Les digo que esa obra me destrozó, porque es un amor tan profundo el que nace entre ellos (esos de los que se dan sólo "una vez en la vida") y que no se pueda concretar porque ella no se lo (auto)permita, que me deja profundamente decepcionado, tocado y, cada vez que la veo, espero que se produzca el milagro y nazca el beso entre ellos dos. La intérprete es la exquisita Paula Reca, quien estudiara en los Estados Unidos y en Londres y se luciera en "Casi Ángeles" y en las comedias musicales "La Novicia Rebelde" y "Mamma Mía!", por la que recibió un ACE como mejor actriz de reparto en el rol de Sophie, la hija de Donna. Tiene tanto talento musical como actoral, y además debió aprender a tocar el piano para esta obra, en donde se luce como pianista. "Una vez en la vida" cuenta con 14 músicos-cantantes-actores en escena, y todos son de primera línea, no sólo Paulita Reca sino también Mery Armellín, quien logra cautivar con su desenfado y su talento tocando la guitarra o el banjo, cantando maravillosamente bien o actuando con su acento checo (al igual que Reca, y todos los demás). Además es una cantante y compositora que a sus 24 años, ya tiene larga trayectoria, y pude escuchar sus cuatro últimos temas y son excelentes.
Es por todo esto que los dos musicales me mantuvieron sentado al filo de la butaca, esperando lo imposible, como en "La Rosa Púrpura de El Cairo", que la protagonista bajara de la pantalla (en este caso del escenario) y me viniera a buscar para huir juntos y vivir una hermosa historia de amor. Claro, no se dio, esto sólo puede pasar en la imaginación de Woody Allen, pero seguiré yendo a verlas al teatro hasta que esto se haga realidad y por fin logre cumplir mi sueño. Yo, por el momento lo único que puedo desearles es que se ganen todos los Hugo que les den los brazos para abarcar (no solamente a ellas, sino a todo el elenco completo), y que pueda renovar el placer de verlas en escena nuevamente, en otras propuestas tan innovadoras como estas. Y que su fama se haga cada vez más importante hasta que hablar de ellas sea ya moneda frecuente en el ambiente artístico y no sólo una rareza como hasta hoy (¿puede ser que todavía tenga que explicar quién es Josefina Scaglione?). Ya saben, todos los que me apoyen en esta cruzada sólo tienen que leerme y si quieren, dejarme algún mensajito. Pero cuantos más seamos más fuerza les daremos para que sigan brillando. Desde ya muchas gracias... ¡¡¡y que siga esta buena costumbre del teatro musical en Buenos Aires!!!
¡¡¡Aguante el musical!!!
Y gracias por compartir y por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico algo-dependiente).
No hay comentarios:
Publicar un comentario