miércoles, 31 de julio de 2019

Mi crítica de "La Llamada Fatal" (Cine-Alfred Hitchcock-1954)

Después de "Mi Secreto me Condena", Alfred Hitchcock anunció que iba a filmar "Brumble Bush". Se trataba de la historia de un hombre que había robado el pasaporte de otro sin saber que el verdadero dueño era buscado por asesinato. Pero Hitchcock abandonó rápidamente el proyecto. "No marchaba bien". Se inclinó entonces por una obra creada en 1952 "Dial M for Murder", de Frederick Knott, del cual había adaptado unos años antes "La Soga". Veía en ese perfecto ejercicio de estilo una buena manera de recargar las "baterías creadoras". "Sabía que con eso podía moverme con comodidad", comentó. Pero los derechos ya habían sido vendidos. Alexander Korda los había adquirido por 1.000 dólares. Los revendió en 30.000.
Para escribir el guión, Hitchcock hizo que Frederick Knott, viniera desde Londres. Paradójicamente le pidió que no "aireara" la obra, como sucede generalmente. "Muchos cineastas -explicó HItchcock- parten de la obra y destruyen la unidad de lugar saliendo del decorado. En la obra, un personaje entra en escena y nos enteramos de que vino en taxi. En la película, los cineastas en cuestión, le muestran la llegada del taxi, los personajes que pagan el recorrido, suben la escalera, golpean la puerta, entran a la habitación. En definitiva,, muchas secuencias agregadas artificialmente y que no tienen ningún interés". En efecto, en "La Llamada Fatal" son pocos los momentos en que los personajes salen del decorado. Que la acción se desarrolle casi en su totalidad en el living no era un obstáculo, a su modo de ver. "Filmaría encantado una película dentro de una cabina telefónica", ironizará un día. Para reforzar el aspecto teatral, el cineasta llegará a usar durante el rodaje un piso auténtico, "para que se pueda oír bien el ruido de los pasos".
Cuando fue necesario poner a punto el reparto contrató a John Williams  para el papel del inspector. El actor ya había filmado con el director en "El Juicio Paradine" y corría con ventaja por haber interpretado a ese personaje en la versión teatral en Broadway. Para el marido que quiere a cualquier precio evitar el divorcio optó por Ray Milland. Y para su joven esposa recurrió a Grace Kelly. "No me había visto actuar ni en teatro ni en cine, sino en una prueba que había hecho para otro film -contará la actriz, convertida en princesa de Mónaco, a Bruno Villien-. Lo encontré sólo unos días antes del inicio del rodaje. Me habló del clima, que debía verse cada vez más oprimente".
En el transcurso de esa primera entrevista, Hitchcock le habló de su manía favorita cuando contrataba a una actriz con la que nunca había filmado: el vestuario. Hitchcock quería que llevara colores vivos y alegres al principio, y vestidos cada vez más oscuros a medida que la trama se volvía más "sombría", como decía él. Para la escena en la cual Margot se levanta en la noche para contestar el teléfono, Hitchcock sugirió que usara un salto de cama fantasía de terciopelo. La actriz le hizo notar que, en esa misma situación, ella usaría su camisón. El cineasta le dio la razón. "Desde ese momento confió completamente en mí en todo lo relacionado con mi vestuario. Me otorgó una gran libertad para elegir lo que iba a usar"
La actriz no dejará de destacar todo lo que le ha aportado el cineasta: "Con él aprendí mucho. Por ejemplo, en la escena del teléfono, para mostrar mi pánico primero había pensado en mi mirada, tal como había aprendido a hacerlo. Él sólo vio mis manos. Al principio estaba más bien molesta, pero él quería hacerme entender que era necesario actuar con todo el cuerpo. Después de eso, trabajé mucho en ese sentido".
Durante la filmación, el director no dejó de provocar a Grace Kelly, según su costumbre. "Un día -recuerda- se dirigió hacia mí después de haber contado historias escabrosas a Ray Milland y me preguntó: '¿No está impresionada, señorita Kelly?' Le respondí: 'No, frecuenté una escuela religiosa y a los trece años ya oía ese tipo de historias'". Poco a poco, la complicidad entre el director y su estrella siguió creciendo. Él le perdonó incluso su aventura con la figura principal, Ray Milland, que le costaría a la actriz la reputación de destructora de parejas. "Le fascinaba su manera de caminar, de moverse, su belleza", comentará Melvin Dellar, su asistente. En resumen, había encontrado a su nueva Ingrid Bergman. Enseguida, filmaron otras dos películas juntos: "La Ventana Indiscreta" y "Para Atrapar al Ladrón".
Y cuando Grace Kelly abandona el cine, Hitchcock no se detendrá hasta encontrar una actriz que se le parezca. De esta manera, se esforzará por modelar a "Tippi" Hedren -sin tomarla en cuenta realmente- a imagen de su actriz predilecta: Grace Kelly, o la quintaesencia de la actriz de Hitchcock: rubia, fría y distante.
En el momento en el que Hitchcock dirige "La Llamada Fatal", la industria cinematográfica hollywoodense estaba en plena crisis. La Warner -asustada por la expansión vertiginosa de la televisión, que había provocado una caída de la asistencia a las salas- había cerrado sus estudios durante cinco meses. "La Llamada Fatal" fue el primer film rodado después de la reapertura. "Estábamos aquí, sólo un puñado de actores en medio de un inmenso estudio", comentará Grace Kelly.
Preocupado por ver que la pantalla grande ofreciera un plus con respecto a la pantalla chica, Jack Warner le pidió a Hitchcock que dirigiera su film en relieve gracias a un procedimiento perfeccionado en 1953 por Polaroid (naturalvision). Hitchcock, aficionado a experiencias e innovaciones, aceptó pero no abusó de esa técnica. Al contrario, son pocos los planos filmados realmente en tres dimensiones, excepto el momento en el cual Grace Kelly busca el arma del crimen. No obstante, Hitchcock hará que se disponga de una fosa en el estudio para multiplicar las tomas de contrapicado, que tienen por efecto aumentar la impresión de relieve. "Una posición desacostumbrada que acentúa el malestar del espectador: comprende instintivamente que algo anormal está poro ocurrir", analizará muy justamente Patrick Brion.
No obstante, Hitchcock lamentó pronto haber rodado en tres dimensiones. Primero comprendió enseguida que el sistema pasaría pronto de moda. No se equivocó, cuando la película se estrenó, ocho meses más tarde el procedimiento estaba casi abandonado. En Francia, ¡hubo que esperar a fines de los años ochenta para que el film pudiera ser visto en relieve! Peor aún, la cámara especial utilizada era particularmente difícil de manipular. "Tenía el tamaño de una habitación -contará Grace Kelly-, y un día, alguien le dijo a Hitchcock, '¿Dígame, es su camarín?' Vivió momentos terribles. Rodar con esa cámara era como encontrarse en un ring de box con las manos atadas. Pero nunca vi que perdiera la paciencia ni que se enfureciera. Me enojaba por él cuando veía la frustración que experimentaba cuando quería hacer algo y los técnicos le decían: 'Es lamentable, pero la cámara no puede hacerlo'" Sólo la secuencia del asesinato duró una semana, mientras que el conjunto de tomas no llevó más de treinta y seis días, un récord para la época. Los ensayos de la secuencia en la que Margot Wendice apuñala al hombre que vino a asesinarla le valdrán a Hitchcock una de sus frases más cómicas: mientras Grace Kelly levanta su arma, él le lanzó a su jefe de decoración: "No hay bastante reflejo en las tijeras. Un asesinato sin tijeras que brillen es como espárragos sin mayonesa: no tienen gusto".
Entre sus numerosos defectos, el material utilizado tenía la particularidad de imposibilitar el rodaje de planos detalle a causa del "flou" (desfasaje en la nitidez de la imagen). Sin embargo, en los títulos de apertura, Hitchcock había pensado en mostrar un dedo marcando un número de teléfono que  comenzaba con la letra "M". ¿Iba a tener que renunciar a su idea? De ninguna manera. Hizo construir un gigantesco disco de teléfono que era accionado por un enorme dedo de madera. No obstante, era imposible multiplicar los bricolages de ese tipo. Resultado: "La Llamada Fatal" es considerada, desde el plano formal, como la obra más clásica de su autor. Sin duda, hay que ver en ello la razón por la cual Hitchcock nunca gastará energías para defender a su film.
Cuando Francois Truffaut comienza a hablar, Hitchcock lo interrumpe: "Podríamos pasar rápidamente, puesto que no tenemos nada importante para decir al respecto". Apenas reconocerá "haber hecho su trabajo lo mejor posible".
Hitchcock salió de la filmación literalmente agotado: había perdido veinte kilos. Ante esa pérdida de peso, pidieron a un médico que lo asistiera todos los lunes. "Lo único que le permitió apuntar fue los preparativos de 'La Ventana Indiscreta', analizará Grace Kelly. No paraba de hablarme de eso, mucho antes de proponerme que actuara en ese film. Me describía con mucho entusiasmo el decorado fabuloso de esa película, mientras esperábamos que la cámara se colocara en su lugar. Apenas tenía un instante de tranquilidad comenzaba a hablarme nuevamente de ello". De alguna manera, "La Ventana Indiscreta",, con sus múltiples aciertos de estilo, puede ser considerado como el antídoto para "La Llamada Fatal".
Nada loo impidió, la película tuvo en el momento de su estreno un buen éxito. Y si bien se trata de un Hitchcock menor, todos consideraban que era un verdadero logro. La televisión dará a posteirori  la prueba de ello al realizar tres remakes: la primera en 1958 con Maurice Evans y John Williams, la segunda en 1967 con Laurence Harvey y Diane Cilento y la tercera en 1981 con Angie Dickinson, Christopher Plummer y Anthony Quayle. ¿Quién da más?
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí. 
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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