A mi entender, ninguna otra película como "Recuerdos. Polvo de Estrellas" refleja con tanta veracidad la personalidad de Woody y su medio de vida. Si pensamos que está hecha a la medida -y cuando pensamos en el plagio- del "Fellini 8 y 1/2", al que le sigue a pie juntillas, no pensamos que la copia "hace la obra" sino que "permite hacer la obra", no podemos aislar esos detalles únicamente distintivos del genio de Manhattan. Sí la película está confeccionada siguiendo paso a paso la de Fellini, es innegable que el espíritu que se respira es el de la personalidad, tema, obsesiones y diálogos de Allen.
La película ofrece una trampa, es una meta-película, es decir, una película dentro de otra película mayor, que tiene escenas dentro de otra película, una triple meta-cinematografía.
Si bien la película de Fellini comienza con un sueño de angustia, esta empieza con parte del film que Sandy Bates (Woody Allen) está rodando, también muy angustiante y que desorienta a la gente del estudio: se trata de un Woody viajando en un tren con todos seres horribles, tristes y enfermos, mientras que en el tren de al lado, viaja gente hermosa, triunfadores, deportistas, disfrutando de la vida y bien vestidos; toda la película parece un calco de ese "Fellini 8 y 1/2". Se trata aquí de un director de cine al que se le realiza un homenaje -a Woody no le gustan esas cosas- en un lugar de playas -para colmo-, mientras que se debate entre hacer una película seria y deprimente que a nadie conforma, sólo a él. Ya de por sí "Recuerdos..." es bastante deprimente -aunque no le faltan los chistes de Woody- y que a casi nadie le gustó. El artista -tanto en la de Woody como en la de Fellini- está pasando un colapso creativo, no sabe ya qué filmar, y esto se convierte en el argumento de su obra, y se debate entre la realidad y la fantasía, sin faltar su complemento onírico. En "Recuerdos..." vemos escenas de otras películas de Sandy Bates, con sus artistas en el homenaje, mientras que en "Fellini 8 y 1/2" se asiste a escenas de la infancia de Guido -el director interpretado por Marcello Mastroianni- y sus ensueños diurnos, junto a sus deseos. Todo remite al pasado como único paraíso posible (Proust decía que los únicos Paraísos que existen son los Paraísos perdidos). Los dos personajes terminarán ambas películas con una muerte falsa, suicidio en el caso de Guido, asesinato en manos de un fan en el Woody/Sandy, quien, según dice la enfermera en la sala mortuoria de hospital, nunca aprendió el sentido de la vida. En las dos películas, el director se verá asediado por cientos de fans que no le permiten dar un paso sin felicitarlo, hacerle pedidos, entregarles guiones para que los lean o darles regalos. También se pondrá de manifiesto el desprecio que sienten por su público en la vida privada (ya lo veremos en el documental "Blues del Hombre Salvaje"), que no es tan privada como parece.
Woody trata de parodiar a Fellini, pero no lo logra, los rostros elegidos son feos o afeados, pero no patéticos y de la vida diaria, como ocurría con el director italiano. Aunque el trabajo de luces y de cámara se ensañen en afear los rostros, Woody no es Fellini y eso se nota (volverá al mundo del italiano en "Alice" en donde parodiará a "Giulietta de los Espíritus"). Igualmente, aunque los dos films sean asombrosamente parecidos y tengan la misma estructura, Woody la recarga con datos personales, la presencia de una única hermana con la que se siente culpable por no poder pasarle más dinero, como a sus padres también, el tener un Rolls Royce en la vida privada como en el film, a pesar de que en otras películas despotrica contra los autos que contaminan la ciudad, el sentirse impotente ante la muerte, de no poder ayudar al sufrimiento de la humanidad, vestir ropa descuidada que, sin embargo, acá está firmada por Ralph Laurent, el pedido de sus fans de que vuelva a hacer películas cómicas, y no esos "plomazos" serios e intelectuales (dos años antes había experimentado con "Interiores"), el encuentro con los extraterrestres y sus preguntas equivocadas, como la existencia de Dios o si hay vida después de la muerte, su mayor amor por una mujer desequilibrada mentalmente -como después volveremos a ver en "Maridos y Esposas", lo que a fuerza de repetición nos hace suponer que es cierto-, el instante de inmortalidad,con Dorrie (Charlotte Rampling) leyendo el diario y la canción de Louis Armstrong y el haberse ganado el Oscar, al que devolvería por un segundo más de vida.
La película está filmada en ese maravilloso blanco y negro de Gordon Willis y sus espacios deliberadamente geométricos, en busca del equilibrio que da la perfección, y propone un gran ejercicio para la imaginación, con imágenes surrealistas a veces, -como en "8 y 1/2", mezclada con su crisis personal (sin saber con qué mujer quedarse). El final, como en la obra, será gratificante, y hasta se adelanta a los comentarios del público, con los propios espectadores que habitan la película dentro de la película.
La película comienza por reconocer sus fuentes de inspiración visual. Nosotros vemos a un Allen claustrofóbico atrapado en el vagón de un ferrocarril (escena similar a la de apertura de "8 y 1/2" con Mastorianni atrapado en su auto) con fuertes contrastes de luz, mientras el tictac de un reloj sobre la pantalla nos da una referencia recíproca a la pesadilla con que abre Bergman "Fresas Silvestres". ¿Tienen estas películas las escenas exactas que Allen se imagina? Probablemente, pero eso no importa, él claramente destina la película "Stardust Memories" para sí mismo y la desarrolla como un retrato de las quejas del artista.
La mayoría de la acción de la película se centra alrededor de dos temas. El primero es un fin de semana durante el cual le realizan el homenaje, y el segundo es uno más familiar, relativo a las relaciones tormentosas de Allen con las mujeres. Los temas se mezclan en la queja básica de Woody Allen, persona que nosotros hemos llegado a conocer y a amar, y aunque pueda resumirse brevemente: ¿Si yo soy un personaje famoso y brillante al que todos aman, entonces, por qué nadie en particular me ama?
Allen hace su visión personal, y rueda a estas criaturas desafortunadas con un objetivo gran angular que los hace parecerse como marcianos con grandes narices. Ellos llegan a convertirse en una pesadilla, una invasión directa a su intimidad, un coro chillón de gente cuya alabanza para el artista es realmente un sufrimiento.
¿Qué otra cosa puede decir Allen sobre ellos salvo la burla y la crítica? Nada. En la película de Fellini que toma como referencia, el director se convierte también en un héroe rodeado por aduladores, hombres de negocios, colaboradores, esposas, señoras, los viejos amigos y todos quieren hablar sobre su humanidad. En la película de Allen todo se muestra del mismo modo, aunque con menos profundidad, lo que hace al film mucho más asequible al público, no hay grandes pretensiones personales.
El personaje de Sandy Bates es el de una persona impotente, desesperada, desanimada y con gran incertidumbre por no saber cuál va a ser su postura correcta ante la gente que lo abruma. Mediante la película, Allen habla de enfermedades, catástrofes y la mala suerte que sucede igual que el éxito. Si es que los artistas están para lanzar su imaginación, regocijar y entretener al público, "Stardust Memories" inspira cierto tipo de frustración, aunque para Allen es una manera de reflejar la impotencia que tenemos ante nuestro destino, sea cual fuere.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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