Motivado por la pandemia y por la deserción de algunos de los participantes de mi curso "El Seleccionado Sub-18 de Woody Allen" me he decidido repetir el seminario "Woody Allen, el hombre que filma por nosotros" dado unos años antes. Por eso nuevamente voy a la carga comentando películas de este afamado director que aquí presento como las mejores de su filmografía. Para empezar, la conocida aquí como "Robó, Huyó y lo Pescaron", cuyo nombre original es "Toma el Dinero y Corre".
Al culminar dos éxitos comerciales como guionista y actor: "¿Qué hay de Nuevo, Pussycat?" y "¿Qué pasa Tigger Lily?, y una pesada y odiosa carga como "Casino Royale", Woody se enfrentaba a un nuevo desafío, escribir y protagonizar una nueva película con él como figura principal ocupando la pantalla todo el tiempo. La cuestión era ¿quién la dirigiría? Ya se había hablado de que Woody podía dirigir una película (un proyecto abandonado por Robert Morse, que finalmente se convirtió en "Bananas") pero, al principio ni siquiera él se veía como director de esta. Jack Rollins tenía algunos reparos, porque consideraba que Woody podía dar la imagen de genio megalómano que deseaba escribir, protagonizar y dirigir sus propias películas. Aunque esto era precisamente lo que Rollins tenía en mente para él, aunque le parecía un poco prematuro. Pero a nadie se le podía ocurrir quién podía ser el director. Al principio se pensaba en Val Guest, uno de los diversos directores de "Casino Royale", el que había dirigido el fragmento de Woody. Luego enviaron el guión a Jerry Lewis, quien contestó que le gustaría filmarlo. (Woody siempre había sido un admirador de Lewis, cuando salía con Diane Keaton, la llevaba a los Catskills para verlo actuar). Así, de este modo, Woody viajó a Los Angeles y visitó a Lewis en su casa. A este le parecía que el film debía rodarse en color, mientras que Woody prefería el blanco y negro, más en consonancia con su estilo documental de "March of Time". El encuentro, no obstante, fue cordial, ambos llegaron a un principio de acuerdo y al terminar la cita Lewis acompañó a Allen a su hotel. Por aquel entonces, la United Artist, de forma inesperada, decidió no contratar a Lewis y Charles Joffe propuso a los estudios interesados que la dirigiera el propio Woody. Cuando a éste le preguntaron por qué creía que sería capaz de realizar el trabajo, él respondió: "Creo que puedo hacerla divertida".
Finalmente Palomar Pictures se avino a conceder a Woody un presupuesto de 1.700.000 dólares y, el alumno que había reprobado producción cinematográfica se convirtió en lo que ninguno de sus compañeros de clase habían logrado: un director cinematográfico. Aunque Woody consultó a unos cuantos directores de cine para pedir consejo, entre ellos a Arthur Penn, que terminaba de dirigir "Bonnie & Clyde", lo cierto es que leyó muy poco acerca del tema. "Carezco de una formación técnica. La industria del cine ha establecido un mito de que la educación técnica es muy importante, pero cuando miras a través de la cámara es cuestión de sentido común. Todo lo que necesitas saber sobre cámaras e iluminación lo puedes aprender en dos semanas. La cuestión es, ¿estás dispuesto en molestarte en buscar gente que no sólo tenga muchísimo talento sino que además se lleve bien contigo en el trabajo?" Y eso es precisamente lo que viene haciendo desde el primer día. "En mis películas me rodeo de expertos. Puedo explicarles lo que deseo y volverlo a ver al día siguiente si me parece necesario". Desde luego, con eso no quiere decir que un gran montador y un gran operador pueden proporcionarle una buena película a un mal director.
Woody es conocido por no entregar nunca el guión completo a sus actores, sino las páginas que deben rodar al día siguiente, por lo cual nadie conoce el final de la película hasta que ésta está terminada. Woody también procura rodearse de buenos actores, de gente que además de actuar bien den una imagen auténtica y nunca ha vacilado en contratar gente real y no actores que pretendan imitar a gente real. En "Toma el Dinero y Corre", los cajeros del banco fueron interpretados por maestros de escuela, el agente de seguros era un publicista y uno de los que formaban parte de la cuerda de presos era dueño de un sex shop. En cuanto a la bella heroína que no debe faltar en ninguna comedia, en este caso una dulce y alegre lavandera llamada Louise, Woody encontró el tipo exacto que andaba buscando desesperadamente -una muchacha romántica y sentimental, de larga cabellera morena- en la adolescente Janet Margolin, a la que entrevistó en el Russian Tea Room, situado en la misma calle de las oficinas de Rollins y Joffe. "Era muy bonita -recuerda Woody veinte años más tarde-. Regresé al despacho de Rollins y Joffe y durante diez minutos me quedé allí sentado, mirando el vacío y hablando en hindú o swahili".
"Toma el Dinero y Corre" se rodó en San Francisco en el verano de 1968 y las escenas de la cárcel están rodadas en San Quintín. Las autoridades de la prisión e incluso internos prestaron toda su cooperación, pero con una advertencia: "los guardias nos dijeron: 'si los toman como rehenes, haremos todo lo que esté en nuestras manos para salvarlos" -explica Mickey Rose, co-autor del filme-. No íbamos a ningún lado sin un guardia. Pero un día cruzamos el patio acompañados por un guardia que resultó ser un actor disfrazado".
Ya que toda película es una ficción, excepto los documentales -no obstante Woody también se encargaría de examinar y desmentirlo, años más tarde en su falso documental "Zelig"- Allen va a marcar en cada una de sus películas alguna línea que advierta al público que lo que está viendo es una ficción (el uso del blanco y negro en "Manhattan", "Stardus Memories", "Broadway Danny Rose" o "Sombras y Niebla"; el realismo mágico en "Edipo reprimido", la estilización musical en todas sus obras o el uso de la voz en off en los prólogos de "Manhattan" u "Otra Mujer", los intertítulos para "Hannah y sus hermanas"). Para su primera película en tanto director-actor-guionista también tomará un recurso para ficcionalizarla como el falso documental, con la historia de un marginal, entrevista a sus padres y a él mismo, como también a todos quienes lo conocieran en alguna oportunidad.
Todas sus películas sin excepción son un homenaje al cine -al que Woody ama tanto- y es sobre este tema que dará una vuelta de tuerca distinta: las películas de política ("Bananas" o "El Dormilón"), las referencias a Bergman o a Fellini ("Interiores" y "Otra mujer" al primero, y "Recuerdos. Polvo de Estrellas" o "Alice" al segundo), al cine expresionista alemán ("Sombras y Niebla"), las películas en episodios ("Todo lo que Usted siempre quiso Saber sobre el Sexo..."), los documentales ("Toma el Dinero y Corre", "Zelig", "Maridos y Esposas" o "Dulce y Melancólico") y , la más explícita de todas, como es "La Rosa Púrpura de El Cairo", aunque también homenajes al teatro chejoviano ("Septiembre") o a la radio y la música de su niñez ("Días de Radio")., se nota ese homenaje.
Y es así que para su primer opus elegirá ni más ni menos que parodiar a "El Ciudadano" ("Citizen Kane", 1940, de Orson Welles), considerada la mejor película de toda la historia del cine -aunque yo no esté convencido de ello-. Aquí toma la misma presentación de documental, sólo que en el anverso de "El Ciudadano" esto es, en la historia ficcionada del revés de Kane, un antihéroe como es este Virgil Starkwell. Y elegirá el método más absurdo para contar su historia. Absurdo que se entrona en la mejor tradición de Chaplin y de los Hermanos Marx. Un absurdo que se verifica ya en las primeras escenas, como cuando intenta tocar el violoncello en la banda, corriendo con su instrumento y la silla por la calle, o cuando exhibe a los ladrones de banco una película sobre los detalles del robo con un documental sobre la pesca, antes de iniciar la proyección en concreto.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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