miércoles, 1 de abril de 2020

Mi crítica de "Herencia de Sangre" (Teatro)

Pude ver, desde la modalidad "Teatro en Casa", desde el Teatro "El Extranjero", la interesante propuesta de Amancay Espíndola llamada "Herencia de Sangre", que cuenta con un elenco de ilustres desconocidos que, como pasa la mayoría de las veces, suelen ser más efectivos que los actores consagrados. La trama propone un sugestivo juego entre la ficción representada y la realidad (también representada), entre lo falso, que suele ser más verdadero que lo autenticamente verídico y lo real. Es la situación que se da entre tres hermanos, dos de los cuales comparten la misma madre y una tercera,Elisa, es hija de una sirvienta mapuche del dueño de casa. Habrá tensiones, provocación, incesto, violencia y todo lo que suele ser un cóctel explosivo para los espectáculos teatrales de "juego de la verdad", tan tentadores para los autores. Cuenta con la dirección de Sebastián Bauzá y un elenco formado por Luciana Carullo (Amanda, la hermana), Gonzalo Cirigliano (Manuel, el hermano), Magalí Bonfa (Elisa) y Susana Machini (Ana, la mucama). Todos ellos en perfecta sincronía escénica brindan un espectáculo inquietante que no llega a conmover, sin embargo.
Amanda está encerrada en una habitación sin que sepamos el por qué permanece allí enclaustrada aunque sabemos que es por decisión de su hermano Manuel, quien no la visita muy seguido. Ella duerme en una colchoneta tirada en el piso y tiene perchas con vestidos colgando y valijas llenas de ellos. En un primer momento asistimos a la visita de Ana, quien le lleva lo esencial para subsistir y las noticias del afuera. Hoy es su cumpleaños y su hermano vendrá a visitarla, y anuncia que llegará vestido de militar y ordena que ella se ponga el traje verde. Entre Amanda y Ana logran vestir a la primera con un traje de época y prepararse para recibir al visitante. No bien llega Manuel se entrelaza entre ambos un juego erótico que va más allá del vínculo de hermanos que los une, parece ser que ésto fue así durante toda su vida. Enseguida asumen roles específicos, actuándolos con la mayor convicción (sabemos que ella es actriz) mientras él asume el rol de su tatarabuelo en la vida real, un coronel del ejército sureño de Roca, ella se convierte en su propia madre, una actriz que interpretara el consagratorio papel de Vicenta, en "Juan Moreira"durante el año de 1880 (acá los papeles se confunden, no sabemos si Manuel representa al tatarabuelo o al padre) en la compañía de los Hermanos Podestá. Se van de sus papeles constantemente, sobre todo cuando la fuerza del deseo los arrastra. Y son interrumpidos todo el tiempo por Ana, quien no los deja consumar su unión, para avisar que la "señora" Elisa ha llegado. Manuel ha reservado para su hermana Elisa, el papel de una cuartelera que acompañaba el ejército de Roca en su campaña del sur, una mapuche esclavizada que aún conservaba sus costumbres e ideología. Elisa hace su aparición: es una "chinita" con trenzas y acento provinciano (asumimos que indígena) que hace honor a su tradición materna. La tirantez entre ambas hermanas no se hace esperar y pronto empiezan los juegos de poderío desplegados por la más caucásica sobre la aborigen.Pero esta no se deja pisotear, siempre estará atenta para retrucarle con claridad y valentía su propia verdad. 
Aunque no se hace muy explícita la dominación del ejército de Roca por sobre los indios, se siente la sumisión que estos debieron soportar, aunque el personaje de Amanda ponga negro sobre blanco al aclarar que no hubo tal prepotencia. Se le otorga a Elisa un papel teatral por el que debe representar, dentro de ese juego de la ficción que los dos hermanos establecieron como código con el cual comunicarse, su rol de acompañante de soldadesca. Y así transcurre la farsa, entre el juego, la representación, la realidad, la veracidad, los órdenes establecidos y el alcohol, que como en toda buena obra teatral que se precie, debe regar las gargantas de quienes quieran sacar de mentira verdad. Así Amanda se descompone de tomar champagna y quiere vomitar. Enseguida Manuel pide a Ana que le dé los tranquilizantes con los  que es corriente aplacarla. La ficción seguirá desempeñándose mientras Ana pasa a jugar el rol de la madre de los hermanos, quien murió de una forma no habitual, y Manuel se incorpore a la piel de su propio padre, en los momentos de agonía. Por supuesto habrá pase de facturas entre los tres hermanos, como para dejar en claro que nada volverá a ser lo de antes. Se revelan algunas verdades incómodas mientras los tres estallan presos del furor. No sin antes acceder a otra escena de presunto enamoramiento entre Manuel y Elisa, al bailar un tema lento muy románticamente. Lo que le rerprocho a la obra es su falta de humor, muy necesaria en una pieza de hoy en día, que la torna algo anacrónica y presuntamente "grave".
Las actuaciones están claramente delineadas por el director y muy bien llevadas a cabo por los intérpretes, en dónde Luciana Carullo saca la mejor tajada, sobre todo en un papel que la deja lucirse. No estamos ante una obra fundamental de la dramaturgia argentina ni mucho menos, pero se puede ver sin mayor problema, con la duración actuando a su favor, ya que no sobrepasa la hora. Es de destacar que el teatro independiente tiene muy buena salud en nuestras salas y forma una opción considerable frente al embate de lo comercial. "El Extranjero" es un teatro que presenta todos estos proyectos, abordados por gente no conocida a nivel masivo y que mantiene un nivel de calidad acorde al de las propuestas.
Para tener en cuenta.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



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