Ayer pude ver "Sexo con extraños", de la cual tenía gran intriga por lo endeble de su elenco. Guillermina Valdéz (de la que está prohibido hablar mal porque es la pareja de Tinelli) Y Gastón Soffritti (Sufriste) que hasta ahora se había desempeñado en televisión y en papeles para chicos/adolescentes. Para ambos era el debut oficial en teatro. Y con una puesta ambiciosa y arriesgada en su temática. El director Diego Coran Oria viene de hacer musicales que tuvieron mucho éxito en el circuito off como "La Parka El Musical" y "Alicia en Frikiland".
Sabía por críticas que la obra versaba sobre literatura, que se trataba de dos escritores o aspirantes a eso. ¿Hay literatura en la obra? Sí, hay, mucha, pero poco profundizada. ¿Hay sexo en la obra? Sí, lo hay, pero siempre "muy cuidado", en penumbras y ella con tanguita y corpiño y él con slip, no vaya a ser que ofendan a las buenas costumbres, ¿vio señora?
En definitiva, que la obra no es ni chicha ni limonada, ni fría ni caliente, se queda en un término medio que el corto aplauso de los escasos espectadores ratificó. ¿Qué decir de las actuaciones? Por definición alguien que se pare sobre un escenario y actúa se lo llama actor, entonces estamos en presencia de dos actores. Pero si entramos a fijarnos en la calidad ahí se nos complica. A ver, ni Guillermina Valdéz ni Gastón Soffritti pasarían una audición como actores para tan importante proyecto si no fuera que están manijeados desde las sombras. Hasta más o menos la mitad de la obra parecen dos estudiantes de secundario pasando letra para una obra colegial: a toda velocidad y sin el menor tono ni emoción en la voz ni en el cuerpo. Después de 45 minutos van tomando confianza y empiezan a puntuar sus textos. Pero ya es tarde. El sopor invadió la sala.
La obra no es una comedia, tampoco un drama, está atravesada por la tecnología y el uso de un arsenal de vocabulario específico de la informática. Para los que sabemos poco de eso nos perdemos gran parte de la pieza.
La obra comienza cuando Ethan Kane llega a una ¿hostería? perdida en mitad de la nieve y se encuentra con Olivia Lake que está allí porque fue a escribir. Él también fue a escribir. Pero ella es la escritora de una excelente primer novela que tuvo horribles críticas y él, autor de un blog en el que describía sus encuentros sexuales de una noche con miles de chicas desconocidas a las que luego descartaba. Y ellas publicaban en sus blogs lo maravilloso u horrible de la experiencia que habían pasado con el Gigoló (ahora que está tan de moda). De ese blog había salido justamente un libro titulado "Sexo con extraños" del que se siente un poco frustrado y quiere empezar a escribir una novela en serio. Olivia tiene los borradores de su segunda novela (que no quiere publicar, debido al rechazo de la anterior), pero que Ethan lee y afirma que es genial. Por supuesto enseguida se atraen, son jóvenes y lindos (ella mucho más grande que él) y pasan en cuestión de minutos al sexo.
Ethan se enamora de ella y ella de él, y éste anuncia que no tendrá más sexo con extrañas dedicándose por completo a ella. Ésta le cree por ahí nomás, maxime después de leer su libro proveniente de los blogs y asquearse por sus aventuras totalmente mecánicas y mercantilistas. Se quedan dos días en esa hostería teniendo sexo y tomando vino (la escritura queda para después) y él propone lanzar el libro de ella con un pseudónimo y hablar con su representante para que la impulse. Una vez en la ciudad se cumple todo esto pero a Olivia le proponen que cambie el final de su libro por un "happy end" que lo tornará vendible. Ella lo hace y en cuestión de pocos días su libro está en la calle y vende cientos de copias.
Pero los cruces entre ellos son varios y virulentos, por competencia, por desprecio de ella hacia las aventuras de él, por miles de cosas que por supuesto nunca incluyen al sexo: siempre es buena ocasión para hacerlo una vez más. Después de un año y medio de no verse vuelven a encontrarse y ella le cuenta que está por casarse con su mentor literario, pero la obra queda abierta con el "happy end" que, como le pedían para su libro, Olivia opta por seguir a Ethan a una cena...
La obra cuenta con una buena escenografía que es doble, la de la hostería y la de su departamento en New York, y hay un momento en el que baja una pantalla y reproduce todo lo que se puede ver en el monitor de una computadora con textos de el libro de él, comentarios de las chicas, imágenes de mujeres embelesadas por Ethan y otras cosas que nada agregan a la obra, sólo quiero destacar que el montaje de la obra parece ambicioso. Lo que no se entiende son los movimientos que llevan a cabo ellos en la escena (desde desdoblar y volver a doblar una frazada hasta el errático vagabundeo de ambos por el amplio escenario) que no reflejan los 4 años que ella estudió con Julio Chávez ni los seminarios en el extranjero ni él su paso por tantas tiras de factura infanto-adolescente. En fin, una obra que no calienta ni enfría, sólo demuestra que Tinelli tuvo muy buen gusto al elegir a su pareja pero como en él, los resultados artísticos van de la mano con sus vidas huecas.
Lamento haber perdido mi tiempo y mi dinero en esta obra, pero la curiosidad era mayor que el ahorro. Ahora tengo otras mejores en listado.
Gracias nuevamente por leerme hasta acá y compartir mis experiencias teatrales.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
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