miércoles, 4 de mayo de 2016

Mi crítica de "Chicos Católicos, Apostólicos y Romanos" (Teatro)

Ver obra

Gracias a Teatrix (sí, sigo asociado), he podido ver esta obra irreverente que bajó de cartel el año pasado después de largas temporadas. Dirigida por Carlos Kaspar es una obra ágil (demasiado para mí) donde se pierde mucho del texto (y del subtexto) por culpa del griterío y risas destempladas entre los personajes y de un público que festeja cada chiste con algarabía.
Lo primero que hay que decir es que no es una obra para católicos recalcitrantes, ya que como dije antes tiene muy poco de reverente y se toma en solfa supuestos elementos sagrados (un personaje va a cantar el "Ave María" de Schubert o de Gounod y termina cantando la versión de David Bisbal, ejemplo como ese hay a montones) y con un lenguaje fuerte, aunque nada desconocido del habitual diario que bien puede escucharse por televisión. Los personajes son cinco: Gerardo (el "gordo" y más carismático del elenco), Álvaro (un joven homosexual abiertamente afeminado y muy bien actuado), Seba y Emilio (los "chicos" menos carismáticos del grupo) Y Guido, el guitarrista del elenco ("Empleado", le grita Gerardo con verdadero desprecio discriminatorio, "no te me acerques"). Los protagonistas son cinco chicos que están por los 8 años ya que están por tomar la comunión y están magníficamente interpretados por el quinteto de actores juveniles. A su vez, cada uno de los cuatro alumnos interpretará a un cura profesor con igual maestría y solvencia (el gay hace una monja que de tan desopilante bordea el ridículo y la pantomima). Las preguntas básicas que se hacen los chicos son en relación a la religión, pero también están en pleno descubrimiento del sexo y cometen equívocos muy divertidos con respecto al tema, y hasta estigmatizan al gay, no por su condición de gay sino por la de judío. Es interesante observar esto: en un ambiente de escuela católica no se discrimina tanto a un chico por su faceta homosexual (sí, se lo discrimina, pero con liviandad) sino más por su condición de pertenecer a otra religión que no sea la "oficial". Los chicos oyeron hablar de que Jesús era judío, y se lo preguntan a uno de sus maestros sacerdotes (genial el padre Francisco interpretado por el actor gordo) (¡Ay, esa ausencia de nombres propios correspondiendo a los personajes, no podemos nombrar a los actores por su verdadero nombre!) y a este se le revuelven las tripas antes de aceptar el judaísmo del Mesías, lo que confirma soterradamente. Los chistes son muchos y muy buenos, basados sobre todo en el juego de palabras (las mujeres tienen un "cofre" y los varones tienen la "llave"; las hostias se guardan en el cofre de Jesús, por lo tanto Jesús es mujer porque tiene "concha", dictaminan los párvulos). El gordo pasa a mejor vida por darse un atracón comiéndose todas las hostias para que al día siguiente no haya ninguna para la confesión (el pecado está muy asociado con la idea de la muerte en la obra) y resucita por obra divina encarnando a nuestro Señor... Román, ya que no quiere llamarse Jesús... (¿Cómo se llama a Nuestro Señor? ¿Dios, Jesús, Cristo, el Salvador, Padre, eh?). Al Padre se le pregunta si tuvo hijos o por qué lo llaman padre. Las confusiones son tales y se suceden a un ritmo tan vertiginoso que uno no puede parar de reírse de una ocurrencia que ya viene otra (no todos los chistes poseen el mismo nivel, esto hay que aclararlo, pero la mayoría son efectivos).
La escena está despojada, sólo cuatro cubos que servirán de asientos y de un montón de cosas, se movilizan constantemente en escena, pero eso es suficiente dado la simpatía de los cuatro actores y del músico, que insiste siempre con la misma canción.
En conclusión, y hoy voy a ser breve. Una obra simpática para ver en una tarde de lluvia con amigos, se pasa un rato entretenido. No es la quintaesencia del humor pero se deja ver con una sonrisa en la boca, y ya saben, alejarse los Santos Varones (o Mujeres).
Gracias nuevamente por leerme hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente)

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