Nancy Meyers lo hizo de nuevo. Esta hábil escritora y directora de películas tales como "Alguien tiene que Ceder" o "El Descanso" vuelve a jugar a los opuestos para plantearnos la comedia sutil, irónica, sentimental, romántica y sobre todo inteligente como las que nos ha dado en estos últimos años. Y digo que juega a los opuestos porque contrapone personajes que más diferentes no pueden ser entre sí, como sucedía en estas películas anteriores. Esta está jugada por el gran Rober De Niro y la inteligente y bella Anne Hathaway. Él es un viudo y jubilado que de tanto "ocio creativo" y después de recorrer mundo sale a buscarse un trabajo con el que ocupar sus días de jubileo. Y llega así a ser un "pasante" en una compañía de modas. Él es Ben Whittaker y ella Jules Osten. Él un tipo buenazo, solidario, atento, maduro de 70 años, galante y que además de vestir siempre con saco y corbata "lleva pañuelo" porque siempre se lo puede ofrecer a una dama. Ella es la antisocial y mandona, ultra ejecutiva y dinámica directora de una compañía que inició ella sola hace dos años y ahora tiene 200 empleados. Por un plan social se ofrece trabajo a adultos mayores de 65 años, cosa que ella aborrece porque es como estar con sus padres, a quienes no ve muy seguido y tolera menos. Por eso, cuando le pongan a su cargo a Ben le dará las tareas más ingratas, que él cumplirá puntillosamente y, siempre colaborando y ayudando a los demás, se convertirá en el gran amigo de todos. Claro que a ella también logra ablandarle el corazón, sobre todo cuando un día el chofer de ella ha estado bebiendo y él se ofrece a reemplazarlo. Así irá naciendo una complicidad entre ambos que lo llevará a decirle que le ofrece que ella sea enterrada en la misma parcela que él y ella lo reconocerá como su mejor amigo. Pero para eso tienen que pasar dos horas de película.
El guión es muy sutil y si bien está plagado de chistes ingeniosos, lo que más se recuerda es su manso espíritu de comedia que trasmite la película: acá lo importante son los climas que se generan. Tan alejada de la NCA (Nueva Comedia Americana), dedicada a lo escatológico y lo "políticamente incorrecto", Meyers logra interesar a su público y ponérselo en un bolsillo, con un guión siempre atento que constantemente avanza hacia adelante, no hay tiempos muertos ni retrocesos en la trama. Los diálogos son muy rápidos y brillan por su ingenio pero por sobre todo por lo disímiles de las relaciones. Ben saca de su portafolios 1973 ("de los más fieles que hay") el primer día, una calculadora portátil, sus anteojos, un teléfono celular, reloj y sus fieles lapiceras fuente, mientras que ella se maneja con toda la parafernalia de tecnología a su alcance. Y ella está buscando una compañía que se asocie a la de ella y de quien depender, pero Ben le dirá, después que haya hecho un negocio exitoso, y sobre el final de la película, que ella es el corazón y la cabeza de su compañía y que no necesita nadie que le dé órdenes. Jules está casada con Matt, quien parece el marido perfecto y con quien tiene una pequeña hija que se hace amiga al instante de Ben, Matt oficia de "amo de casa" mientras su mujer trabaja, pero Ben le descubre un romance paralelo que casi lo hace perder a Jules. Finalmente todo se arregla y él vuelve a su lado y como es común en las películas de Meyers todo cierra con moñito al final y en su perfecta armonía. Tal vez eso se le pueda criticar un poco ya que en la vida no todo termina tan bien ni se resuelven todos los destinos, pero, bueno, parece que esas también son las reglas de la comedia. (Habría que revisar esto que estoy escribiendo).
Pero el punto más alto acá (además de guión y dirección, como ya dije) son las actuaciones. Si Diane Keaton y Jack Nicholson brillaban en "Alguien tiene que ceder", aquí De Niro ofrece su mejor trabajo en muchos años, si bien fue un actor versátil y grandioso en las décadas de los 70, 80 y 90, actualmente ya sabemos que filma cualquier bodrio, siempre respaldándose en su calidad actoral. Y si siempre fue un gángster o un psicópata, en esta hace de hombre común, bueno y agradable a más no poder, que termina quedándose con la rubia masajista de la oficina, Fiona (una Renee Russo que tiene breves apariciones). Y de Anne Hayhaway qué podemos decir... que no sólo es hermosa (la chica de los ojazos y la sonrisa más increíbles de Hollywood), lo demostró en tantas películas también, coronada con su papel de Fantine en "Los Miserables", el musical en el que cantó y se llevó el Oscar hace tres o cuatro años. Aquí se luce de todas formas con ese papel de dura que en realidad es una mujer vulnerable y de corazón tierno, capaz de compartir una cama con Ben, envueltos en sus batas y comiendo lo que encuentran en el frigobar de un hotel "sin que pase nada" (se ponen a mirar por TV "Un americano en París") y ella se duerme mientras él lagrimea con las canciones.
Una película que pasó por nuestras salas sin pena ni gloria, y que merecía mejor destino ya que es una de esas joyitas que no suele deparar el cine norteamericano. Tal vez la exitosa y fallecida Norah Ephron fue la otra talentosa mujer que supo hacer comedias distintas sin salirse de los carriles del buen gusto. Y Nancy Meyers tiene mucho más para dar todavía ya que está en pleno auge laboral (si bien su última película era del 2009).
Gracias por leerme de nuevo y corran a alquilar/comprar o bajarse esta película con la que pasarán dos horas maravillosas y los dejará pensando (que eso es al fin y al cabo lo valioso de una buena comedia).
El Conde de Teberito (un crítico independiente).
No hay comentarios:
Publicar un comentario