miércoles, 13 de octubre de 2021

Mi crítica de "Fátima Superstar" (Teatro-Musical)

https://www.teatrix.com/ver/fatima-superstar


 Ayer tuve la dicha y la sorpresa de ver por Teatrix este, mi primer espectáculo de la gran Fátima Flores. Me pareció brillante y genial, no sólo por el nivel de las imitaciones -que son geniales y rayanas en la perfección- sino por el desarrollo de la idea en general. Por supuesto que no está sola, sino secundada por un amplio cuerpo de bailarines y, sobre todo, por el talentosísimo Fernando San Martín y el menos afortunado Julián Labruna. Pero la gran estrella es aquí Fátima. Y sale airosa. Ha sido elegida la mejor imitadora hispanohablante y lo tiene bien merecido. Este es un show del 2018 llevado a cabo en el Teatro Öpera.

Y empieza con todo: imitando a la siempre querida y recordada Raffaella Carrá, muerta este año. Y lo hace de la mano de tres de sus éxitos: "0303456". "Hay que venir al sur" y "Fiesta". Y lo hace en ese castellano italianizado que la caracterizó y desafinando como una burra al cantar. En cada una de sus imitaciones se esconde una crítica mordaz al aludido. Interviene a renglón seguido un Julián Labruna con su personaje de Rómulo Berreti (una farsa de Roberto Galán), alguien que merecía mejor libreto, ya que va a oficiar de nexo entre uno y otro personaje. Fátima arremete a continuación con una perfecta y altisonante Susana Giménez que invita a dos espectadores para sumarse con un juego, mientras les hace comentarios muy propios de la diva en cuestión. Claro, canta y baila (mal) como Susana. Y llega uno de los momentos de lujo de la noche. Y es cuando Susana invita a cantar a Cacho Castaña, interpretado por Fernando San Martín. Como acá no hay afán de parodia ni de chiste, estamos ante una imitación perfecta, de tal modo que nos queda la duda de haber visto al propio Cacho, ayudado por una prodigiosa caracterización (¡¡¡aprendan, imitadores!!!).  Lo mismo ocurre en el caso de Sandro y de Joaquín Galán. Y acá lo hace cantando como Castaña "Septiembre del 88". Interviene también Valeria Lynch, de la mano de Flores cantando a voz en cuello "Me das cada día más" y "Baila conmigo". Acá el estudio de sus inflexiones y movimientos es asombroso.
LLega el turno de la gran diva de la TV: Mirtha. Y Fátima vuelve a echar mano a su amplia gama de recursos con un personaje difícil y menos transitado. Y lo compone a la perfección y con humor (agarrate Alejandro Althabe). Acá el invitado es Sandro quien interpreta "Por ese palpitar" y "Dame fuego" (con mucho talento escénico).
Aparecen después dos ídolos internacionales, en inglés: Michael Jackson ("Thriller") y Madonna ("La isla bonita"), tal vez la sección menos riesgosa de un show de alto voltaje.
Y de ahora en más Fátima, a cara descubierta se lanza a completar, ella sola, todos las personalidades del año de la revisa Gente, en rápidas y riesgosas pinceladas, pasando de un personaje a otro sin solución de continuidad. Con la sagacidad de un retratista y la orfebridad de una eximia humorista,  con velocidad pasan sobre la escena Moria y Nacha, Mariana Nannis y Charlotte Caniggia, Catherine Fulop y Gabriela Sabttini, Marixa Balli, Carmen Barbieri, Barbi Vélez, Vicky Xipolitaquis, Silvia Súller, Soledad Silveyra, Gabriela Michetti, Lilita Carrió (las dos más aplaudidas), Graciela Alfano, María Eugenia Ritó, Ileana Calabró, Maru Botana y Marge Simpson. Para imitar a la, por entonces Gobernadora de la Pcia. de Bs.As. María Eugenia Vidal, se calza peluca morocha. Y falta el gran y esperado (y reclamado por el público) final con la Dra., la abogada exitosa... Maléfica para los íntimos... Cristina Fernández, tan odiada como amada, más lo primero que lo segundo, según el pulso del teatro, quien cae bajo el fino bisturí de la actriz.
Y con el final a lo Pimpinela, con los agudos gritos de una Lucía Galán de ficción ("Yo qué soy", "Olvídame y pega la vuelta", "La Familia"), parece coronarse el show. Pero Fátima es generosa. Faltan aún Lía Crucet y Gilda, con una conclusión digna de los mejores espectáculos: "No me arrepiento de este amor". Humor blanco para toda la familia y todo el talento de una verdadera genia.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá y espero las devoluciones.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).