sábado, 28 de mayo de 2016

Mi crítica de "Cita a Ciegas" (Teatro)

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Pude ver esta genial obra del autor argentino Mario Diament gracias a la voluntariosa iniciativa de Teatrix, que la estrenó este mes para que todos podamos disfrutar de ella y de su maravillosa propuesta.
Cuando en 1992 Al Pacino ganó el Oscar por su composición de un ciego en "Perfume de Mujer" lo que se destacaba por sobre toda su actuación era el manejo de su rostro, impasible en la mitad superior, de la nariz a los ojos, ya que los ciegos no tienen expresividad en esta zona de la cara por el mismo hecho de carecer de visión. Lección que parece no haber tenido en cuenta Luis Agustoni al encarar su papel de escritor ciego en esta obra. Es una lástima ya que esperaba que me deslumbrara en la actuación tanto como lo hace en la autoría o en la dirección. Es un gran error de Agustoni manejar todo el movimiento de la cara y no preocuparse por dar más verosimilitud a su composición. Por lo demás podemos decir que es correcta, al igual que todo el elenco, ya que nadie sale de lo corriente en esta interesante pieza. En definitiva no importa si el escritor ciego sea Borges o no, como lo postulan muchas otras críticas, ya que lo que importa es el argumento de telaraña y las historias que entreteje.
Podemos hablar acá de la construcción de un pentágono, un polígono de cinco lados y cinco vértices cuyas historias se entremezclan, se unen y se separan con la plasticidad de una medusa. Son cinco cuadros los de la obra y cinco los personajes, todos perfectamente estructurados desde el guión. Empecemos con el encuentro casual (aquí esta palabra va a recibir mucha importancia) entre el escritor y un hombre, subdirector de un banco que ha decidido llegar tarde a su trabajo para sentarse en la plaza. Allí el escritor le explica la importancia de las casualidades, ya que habría miles de factores que podrían haber incidido para que no se cruzaran nunca ni intercambiaran sus historias. El tema del azar, del Destino o como quiera llamarse atraviesa toda la obra. Ya los griegos antiguos estaban bien anoticiados  sobre las consecuencias del azar en la vida y en las tragedias humanas. No otra cosa es el mito de Edipo y Yocasta. Pero volvamos acá. El escritor le explica al hombre que cree firmemente en la teoría de las realidades paralelas, que dice que mientras en nuestro universo está sucediendo un acontecimiento, en otros universos paralelos pueden estar pasando los mismos acontecimientos con otro desenlace. Esta idea tal vez es la que originó la propuesta teatral que presenciamos. Por otra parte, el escritor le cuenta a su oyente que en su juventud vivió en París un encuentro que lo dejó marcado: se cruzó unos instantes en ascensores distintas con una chica tan hermosa que no cabía en sí de emoción. No pudo hablarle y regresó en los días sucesivos a la misma hora para ver si la encontraba, lo cual fue infructuoso. A la vez el hombre le relata que conoció a una chica más joven que él en un vernisage artístico que lo conmovió profundamente y a la que rastreó para volverla a ver. Ella lo atraía sobremanera si bien podía ser su hija y creyó que él ejercía el mismo influjo sobre ella. Esta le vendió un cuadro de un desnudo propio hecho por su novio a la módica suma de 20.000 dólares. Acto seguido se acostó con él en signo de agradecimiento. Ella era escultora en hierro que se dedicaba a hacer imágenes abstractas. Él siguió llamándola y ella empezó a rechazar sus llamadas e incluso a no atenderlo. Pero ese día, lo llamó para decirle que tenía una noticia para darle, que se verían a la noche en su departamento. Creo que es superfluo decir que el hombre en cuestión está casado, con una psicóloga por la que no siente pasión (siendo correspondido) y que tiene dos hijos. Los eventuales conferenciantes se separan.
Acto seguido se presenta ante el ciego que sigue en su banco de la plaza San Martín, una chica de 28 años que le relata brevemente su vida, es escultora en hierro, vive con un novio al que creía un genio y que al ser ignorado por la crítica empezó a tomar y a drogarse  y que en la actualidad se está muriendo de SIDA. Él pintó un desnudo de ella el que vendió a un hombre con el cual tuvo una aventura, por 20.000 dólares. Evidentemente es la chica sin nombre (es curioso, ninguno de los personajes tiene nombre propio). Ella le confiesa al escritor que desprecia completamente a este hombre, que no sólo insiste con verla sino que además se disfraza y la sigue por la calle creyendo que ella no lo advierte. Lo ha citado esa noche en su departamento para decirle que se muda a Londres. Antes de irse le cuenta al escritor que ha tomado una sesión con una psicóloga a la que le contó toda su situación, obviamente sin dar nombres. A esta altura no tenemos que ser muy sagaces para advertir que la psicóloga es la esposa del hombre.
Luego presenciamos una entrevista de la psicóloga con una mujer adulta que vive al lado de un hombre por el que no siente nada, que tiene una hija con la que se lleva mal, que es escultora en hierro... Bueno, ya sabemos que esta es la madre de la chica. Le cuenta de sus ambiciones de joven de dedicarse al canto lírico y como fue interrumpida su carrera. La psicóloga es una típica profesional de esa rama de la ciencia que contesta todo con otra pregunta, lo que fastidia a la mujer que le echa en cara su falta de profesionalismo. Antes de terminar la sesión le cuenta que estuvo durante toda su vida enamorada de un hombre a quién vio una sola vez en el boulevard de Saint Michel en París, que con el tiempo supo que se trataba de un famoso escritor (al que fue a ver en cada una de sus conferencias, pero siempre sentándose en la última fila y detrás de la columna). El escritor ahora está ciego.
Los acontecimientos siguen enredándose pero no quiero seguir más en el argumento para obligarlos a que la vean. Sólo diré que el escritor que pretende ser Borges calcula la Eternidad como una gran biblioteca de 500 anaqueles donde está escrita la historia presente y todo lo que hubiera podido haber ocurrido. Detalle que nos dice que éste no es Borges, ya que Jorge Luis habla de la Eternidad en su cuento (tal vez el más conocido) "El Aleph" y la presenta como un punto en el espacio en donde pueden verse simultáneamente todos los acontecimientos del pasado, presente y futuro que se están dando en todos los rincones del universo. Que esto no es otra cosa que la Eternidad por comprensión y definición.
Hay muchos detalles más en la obra que conforman un bloque sólido e indivisible de literatura teatral, pero el espacio y mi reserva me impiden continuar. La dirección de la obra corrió por manos del propio Agustoni y es correcta, con buenas marcaciones a los actores y un timming de comedia (tragicomedia) de enredos dignas de los directores hollywoodenses de la década del 50. Recomiendo muy fervorosamente esta pieza, quien todavía no la haya visto (va por su tercera temporada en el teatro El Ojo, propiedad de Luis Agustoni), también pueden hacerlo por acá, por Teatrix, sería una buena excusa para asociarse y para no dejar pasar joyas como esta.
Gracias nuevamente por leerme hasta acá.
 El Conde de Teberito (un crítico independiente).

Mi crítica de "Viejos Hazmerreíres" (Segunda visión) (Teatro)

El Gran Rex está lleno de bote a bote. Yo estoy con mi amiga Amalia, con quien elegí ver por segunda vez este espectáculo de Les Luthiers. Ellos siempre fueron una de las formas más acabadas de la alegría y el regocijo de vivir. Pero esta noche hay algo incómodo. Se mezclan la alegría con la tristeza. Y es que hace casi un año que no está Daniel Rabinovich con ellos (con nosotros). No se puede ser plenamente feliz cuando ha muerto el amigo. Y es que Daniel era el integrante justo para Les Luthiers. Era el más histriónico, el más gracioso, el que mejor sabía hacerse el bobo o llevar una conversación hasta el extremo de lo imposible, quien hacía esos juegos de palabras increíbles que desataban la carcajada a cada nuevo trastabilar de Daniel, uno de los que mejor cantaba (desde bolero hasta ópera), quien tocaba más cantidad de instrumentos (formales e informales). Todo eso se perdió de un plumazo aquella mañana de agosto en que nos despertamos con la triste noticia (yo me acuerdo que fue un viernes y no pude ir a terapia por el dolor que sentía) y nos quedábamos para siempre sin la jocundidad y la inteligencia infinita del humorista fino, aquel que bordeaba siempre el doble sentido sin traspasarlo jamás ("Ya sé, capitán, vayamos disfrazados de prisioneras y una vez a bordo, les atacamos", "No, imagínate lo que nos harían si se dieran cuenta de que no somos mujeres". Rabinovich (en voz baja): "Ps, peor lo que nos harían si no se dieran cuenta"). Chiste perfecto, redondito, efectivo, sin caer en la grosería y a punto de caer en ella. Este chiste en boca de Daniel funcionaba de maravilla.
Pero hoy venimos a tomar examen. Porque están los dos reemplazantes de Rabinovich: Martín O'Connor y Tato Turano. Es cosa difícil reemplazar un personaje en una obra y más acá, donde el reemplazo no es de un personaje sino de una persona. Había que inventar otro Luthier que tuviera el mismo discurso delirante de Daniel y a la vez no quedarse pegado a él. Y tengo que decir con profundo orgullo que lo logran. Uno tiende a olvidarse de quien ocupaba esos papeles porque ahora están encarnados con soltura, destreza y profesionalismo. O'Connor reemplaza al Daniel parlante y cantante y Turano al Daniel músico. Y la inteligencia y profundo amor de estos muchachos los llevan a hacerlo bien. O'Connor tiene mucha gracia espontánea y sabe hacer suyas las palabras del otro, tiene a su vez una voz excepcional, forjada por la comedia musical y se posiciona con total comodiad en el papel de Ramírez en la inefable  "Radio Tertulia" (Nuestra opinión, y la tulia), que es la columna vertebral del espectáculo, así como en la zarzuela náutica "Las Majas del Bergantín" o la cumbia epistemológica "Dilema de Amor". Tato Turano, por su parte , conoce el mundo de los instrumentos y puede manejarse a la perfección con la tuba, la batería o el "calephone" (especie de tuba hecha con un calefón). Prueba superada ampliamente por los dos.
El programa es extenso (casi dos horas) y comienza con la Radio Tertulia en donde se irán hilando los sucesivos números musicales, sumados a los propios de la radio (el desopilante trío "London Inspection") con un también imperdible reportaje en "inglés" a los integrantes del trío en conexión desde Londres ("qué inglés cerrado. Estos me parece que son de Temperley", dirá Murena (Mundstock). Comienza por la ya citada "Las Majas del Bergantín", un fragmento de zarzuela que data de 1980 y todavía sigue vigente, haciendo partir de risa a los que la contemplamos. Siguen en pie Francisco "el estampao", Aníbal, "El insatisfecho", y los mellizos Julio y Agosto. Y el Capitán ("¡Es inútil!", "Sí... pero es el capitán"). Continúa un número tocado con todos elementos del baño, es "Loas al Cuarto de Baño" (Obra Sanitaria), que se ejecuta con "Calephone", "Lirodoro o Lira de Asiento" (una lira hecha con la tabla de un inodoro), el "Nomeolbidet" (un complejo artificio que toca Maronna empuñando un bidet con manivela) y la "Desafinaducha" (otro invento realizado con una ducha que, mientras vierte agua va tocando campanillas a su paso). Es uno de los puntos altos del programa. Sigue con las "verdades hindudables" del Swami Maharishi Sali Baba (un López Puccio inigualable) que vendrá a revelar verdades sobre el ser humano y el Cosmos. Sigue la banda de sonido de la serie "Deber Imposible", rebautizada "Imposible de ver", en el capítulo "¿Quién Mató a Tom McCoffee?", que aunque la haya visto decenas de veces sigue tendiéndome a la carcajada, con esa pianista negra ciega que, como es ciega, no sabe que es negra (ella cree que es hija de polacos) ¿Humor surreealista? Podría ser. Una extensa y deliciosa obra donde impera el jazz y el blues.
Continuamos con el estreno de este espectáculo, la "Receta Postrera", un enfrentamiento gastronómico entre las ancianitas Clarita y Rosarito, armadas por un instrumento a base de sartenes, que, al oprimir sus asas tocan un cómico sonido que les permite tocar su vals comestible. Sigue la bossa libidinosa "Amor a Primera Vista" tocada por el famoso guitarrista nacido en Bahía... Blanca. Y que cuenta cómo consiguió seducir a la esposa de uno de los guitarristas de Les Luthiers, para luego llevarse a la del otro. Va llegando el espectáculo a su fin y estallan las palmas para acompañar la cumbia epistemológica "Dilema de Amor", una cumbia villera sazonada con nombres de filósofos y epistemólogos famosos por parte del solista, lo que crea una gran confusión en los instrumentistas y coreutas que le adjudican al verbo "epistemologar" el significado que todos nos imaginamos. Y finaliza el espectáculo con lo mejor (musicalmente) de la noche, el ten-step "Pepper Clemens Sent the Messenger, Nevertheless the Reverend Left the Herd" (todo con "e"), cuya traducción es "Snerf el Mequetrefe, ese Repelente Vejete Verde". Si es original en la música lo es también en la parte leída que ofician Mundstock y O'Connor y que provoca que se junten gran cantidad de instrumentos informales sobre el escenario, y que sean ejecutados todos consecutivamente. Lo que empieza como una pieza barroca para órgano alterna con los latines (violines de lata) y se vaya complementando con la Flauta Bunsen, las bocinetas, la tuba, el piano y por último la Tabla de Tocar (una tabla de lavar con múltiples anexos) que los cuatro luthiers músicos tocan terminando en un jazz desenfrenado.
Y "fuera de programa" el r.i.p. al rap "Los Jóvenes de Hoy en Día", que demuestran que a sus 70 años López Puccio está ágil para saltar y rapear como el más afiebrado de los jóvenes.
Bueno, pasamos una noche magnífica en compañía de estos amigos de toda la vida (empezaron ellos dos años antes de nacer yo, así que me acompañaron durante toda mi existencia) y que ya cumplen casi 50  años de vida como grupo.
¡¡¡Larga vida a Les Luthiers y que sigan llenándonos el alma de juventud!!!
Y gracias por leerme hasta acá nuevamente.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

lunes, 23 de mayo de 2016

Mi crítica de "Ópera Prima" (F. Trueba-1980) (Cine)

Pude volver a ver esta película después de muchísimo tiempo, que me había hecho guardar un sabor dulce en mi memoria cinéfila, reemplazándolo ahora por uno un poco más amargo. Digamos que Fernando Trueba es uno de mis directores favoritos dentro del cine español, que aprendió mucho de sus errores de esta y logró obras más consolidadas como "El Año de las Luces" (1986), "El Sueño del Mono Loco" (1989), "Belle Epoque" (1992, con la que ganara el Oscar a la Mejor Película Extranjera), "Two Much" (1996, filmada en Estados Unidos con equipo norteamericano) y "La Niña de tus Ojos" (1998). De ahí en más le perdí el rastro, empezó a filmar peor o no se estrenaron en nuestro país sus películas. Digamos que para una ópera prima, el título no es del todo desacertado, ya que trata de la relación amorosa entre dos primos, pero el mismo título yo lo supe utilizar mejor en un guión mío que también trataba sobre la pasión entre dos primos hermanos, pero uno de ellos es un regiseur de ópera y toda la música de la película está compuesta por arias de ópera. El conflicto entre los primos se presenta porque él es ateo fulminante y ella una religiosa recalcitrante, pero a través de la atracción que sienten el uno por el otro empezarán a tambalear sus creencias. Acá no, todo es más ramplón, ella, Violeta (Paula Molina, bellísima) es una pésima violinista, de esas que parecen serruchar el instrumento, reencuentra en la calle a su primo Matías (Oscar Ludoire), quien se desempeña como reportero de un diario, junto a su amigo y mentor León (Antonio Resinés). Todo parece fulminante entre los dos primos, apenas dos cenas de por medio y a la media hora del film ella se desnuda y se mete en la cama invitándolo a él a compartir almohada. Después de un debut decepcionante (como eyaculador precoz), León le recomendará que tenga pensamientos sobre la muerte en el momento de acabar, lo que vuelve aún más traumática la situación (digo traumática y no cómica, ya que a esta comedia le falta el condimento del humor, y eso es muy serio en una comedia, casi como ser eyaculador precoz). Pasarán a vivir juntos y a amarse locamente, aunque su compañero de violoncello (que tiene el mismo sex apeal que un Capusotto español), Nicky (Luis González-Regueral) se ponga como una sombra oscura entre los primos, y cuando planean un viaje a Perú por un encuentro musical, y Matías no pueda ir, como prolegómeno, se acuesten juntos. Además Matías es "escritor de un best seller", una novela negra que avanza con grandes dificultades, a punto de verse atrapado en el capítulo VI. Las desavenencias empiezan entre entre ellos y es así que Violeta parte para Perú. Pero no se asusten, el final es feliz, cosa que no volvería a aparecer en la obra de este cineasta.
Trueba aprendió muy rápido a hacer cine y en esta obra de sus 25 años tiene muy buen uso del plano-secuencia, filmando casi toda la película en esta modalidad y dejando muy poco espacio para los primeros planos, prefiriendo un plano de conjunto que abarca la totalidad de la escena y sabe mantener el tiempo necesario. Otra particularidad de la obra es que se guíe mucho por la improvisación de los parlamentos, que los actores más sólidos (Resinés, Marisa Paredes) saben aprovechar con mayor soltura que los jóvenes. A veces, atarse a un guión de hierro puede ser útil para la comedia. Por supuesto el dilema ético del amor entre dos primos hermanos no es un problema que afecte acá (en mi obra tampoco), y se han dado casos en la historia de relaciones entre primos hermanos que han sido fructíferas (Dardo Rocha,, mi antecesor se casó con su prima  Paula Arana y vivieron muy felices). No debería por qué serlo tampoco.
Pero digo que le falló la comedia a Trueba (gran conductor de comedias por otra parte, ver "Belle Epoque") porque hay una falla estructural, el guión está mal trabajado y vuelvo en que se dejó mucho espacio para la improvisación de tipos que tienen la misma gracia que un hipopótamo, y sin la columna vertebral de la película, como es el guión, no hay quien pueda sacarla  a flote. No hay gracia en los diálogos, no hay gracia en las situaciones, no hay gracia en los rostros elegidos, todo apunta para el fracaso. Si se quiere ver como una película romántica, ahí tenemos más chances, pero tampoco es algo del otro mundo... Por lo pronto, no recomiendo ver "Ópera Prima" más que como piedra basal de lo que con el tiempo fue un gran director.
Gracias por leerme hasta acá nuevamente.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

sábado, 21 de mayo de 2016

Mi crítica de "El Gran Gatsby" (Vers. B. Luhrmann) (Cine)

Me ví compelido a ver esta película por iniciativa de mi gran amigo Miguel, quien me requirió para hacer juntos un tratado sobre política y arte y quiere que yo dé mi opinión sobre diversas películas. Así que allí me fui, a recorrer el texto de Scott Fitzgerald (el que confieso, no leí, no hay tiempo para leerlo todo en esta vida, y uno hace sus elecciones) a través de la mirada de alguien tan extremista como Baz Luhrmann. Debo reconocer que no la vi en su momento (2013) por la cantidad de malas críticas que recibió, y que a mí no me disgustó, pero tampoco me enloqueció.
Vamos por partes. Toda la película es un extenso flashback de un relato que está escribiendo Nick Carraway (el insoportable Tobey Maguire, con su perenne e inmutable mueca de sonrisa aún en los momentos más dramáticos) en un sanatorio en el que se ha internado por alcoholismo, desórdenes nerviosos y otras bellezas. "Mi padre me dijo que yo debía fijarme en lo mejor de las personas", comienza el relato en voz de Carraway, quien llegara a ser el gran amigo y compinche de ese misterioso Gatsby.
La película está hecha enteramente por computación, totalmente digitalizada y yo, como principio, estoy en contra de las películas "artificiales". Pero decir que por eso Luhrmann es un mal director es como decir que James Cameron o Peter Jackson también lo sean. Por la misma razón que no me gustaron "El Señor de los Anillos", la saga de "La Guerra de las Galaxias" o "Avatar" ("Titánic" me gustó bastante, eh). Y debo reconocer que nadie como Luhrmann para despilfarrar efectos especiales en mostrar una fiesta "salvaje" de los años 20 en Norteamérica, con todo el fasto, el despliegue, el uso de la música y las posiciones de cámara que ya lo habían hecho famoso en "Moulin Rouge!" (la cuál me encantó). Es el director indicado, pero ya cuando los planos de toda la película empiezan a durar entre 2 y 5 segundos y ¡corte! a otro plano empieza a cansar. El ritmo es vertiginoso y el montaje tan excepcional que deja boquiabierto. Pero no es una competencia de técnica lo que estamos juzgando sino un hecho artístico. Y sobre todo con un final trágico como el que acá se cuenta (un verdadero "melodrama" ya que el término se utilizaba en sus comienzos para definir los dramas con música). Las tomas aéreas de New York, las carreras de los coches, las fiestas, todo está digitalizado y montado a un ritmo alucinante (que hace alucinar, en el verdadero sentido). La presentación de Jay Gatsby en medio de fuegos artificiales y remarcado por la "Rhapsody in Blue" es hermosa, pero igualmente falaz.
La historia es la de la amistad entre Carraway y Gatsby (Leonardo Di Caprio, de él voy a hablar más adelante) y la relación que une a éste con la prima de aquel, Daisy, casada hace cinco años con el millonario Tom Buchanan, pero que se vio separada de Gatsby por la guerra y nunca dejó de amarlo, y su "feliz" reencuentro cuando éste ya es un millonario que reíte de los K... Encuentro que la llevará a separarse de su marido y planear su vida junto a Gatsby, pero que los conducirá a la tragedia. Leonardo Di Caprio es un actor enorme, que se consagró con esta película (ya se había consagrado en "¿A quién ama Gilbert Grape?" y "Mi vida como hijo", dos películas de su niñez/adolescencia), le bastan dos escenas para deslumbrar, cuando arremete con aires de toro para su reencuentro con Daisy en la cita del té en la casa de Nick y cuando se le avalanza al marido de Daisy con la furia de golpearlo y se contiene en el intento. Estas escenas lo muestran como el nuevo Marlon Brando y es inevitable que durante toda la película nos haga recordar a Robert Redford (quien hiciera la versión original junto a Mia Farrow) en algunos gestos cómplices que lo hacen muy semejante. Por eso, a Di Caprio deberían haberle dado el Oscar mucho tiempo antes y no esperar a ganarlo por ese mamarracho de "El Reventado", o "El repartido", o "El Renacido", o como se llame... Carey Mulligan como Daisy, esa "rubia algo tonta", como lo que ella espera para su hija, sale airosa de su papel y exige una entrega también importante.
Gatsby representa el Sueño Americano, y lo ha ido construyendo a través del contrabando de alcohol y de sus negocios turbios con Wolfsheim, otro mafioso y corrupto igual que él (¿de dónde es posible sacar tanto dinero, en todos los órdenes de la vida, si no es a través de la corrupción?) y vive anhelando ver ese esperanzador "rayo verde" en el horizonte al igual que los protagonistas de la película homónima de Eric Rohmer. Rayo que por fin alcanzará a ver Carraway.
En resumen, que me parece que no hace falta de tanto desborde tecnológico y pirotécnico para contar una historia que en sí es una tragedia, si bien en manos de otro director hubiese sido una película más, era necesario que Luhrmann se pusiera al timón del proyecto para contarla, pero se podría haber ahorrado unos cuantos millones de dólares sabiendo dosificarla mejor y unos cuantos dolores de cabeza (y de ojos) al pobre espectador desprevenido.
Gracias nuevamente por leerme hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente). Espero que esto te aclare dudas, Miguel.

Mi crítica de "Claveles Rojos" (Teatro)

Ver obra

¿Quién es normal y quién no en este mundo de anormales? ¿Cuál es el parámetro para medir la salud mental en esta sociedad de mentirosos, tramposos, olvidadizos, desmemoriados, ignorantes, incoherentes, absurdos e incapaces? La obra, escrita y dirigida brillantemente por el gran Luis Agustoni, con sus actores del teatro "El Ojo", y presentada ahora por Teatrix, al mismo momento en que cursa su cuarta temporada, pone el dedo en la llaga sobre el sistema jurídico, el de salud y los prejuicios.
Es que Liliana Doblas (una admirable María de Pablo Pardo) padece de un significativo retraso mental, lo que le hace hablar mal, arrastrar sus palabras, tener un hemicuerpo encogido, pero no le impide razonar y considerarse en pleno uso de sus facultades mentales y su dignidad como persona. Síntomas, que, por otra parte no difieren de los de quien ha sufrido un ACV, por ejemplo, aunque a su corta edad, 23 años, esto parece imposible. Pero su madre, Elena Suárez de Doblas (Teresa Solana) parece odiarla por todos los problemas que le ha infligido a su familia y pide que sea declarada insana para pasar a ser ella su curadora. Es una mala madre, además de una víbora ponzoñosa que se cava su propia fosa cuando la dejan hablar francamente en el juicio. Liliana, a la muerte del padre, reclama su parte de la herencia que consta de varias millas de campos y una estancia, y como su familia está en bancarrota, éste es el detonante para proclamar que no puede autovalerse, ni manejar dinero y menos comprar o vender. Pero afortunadamente Liliana cae en manos de un buen abogado, el Dr. Fernando Millán (Santiago Rapela), quien es su defensor y la defiende con uñas y dientes, haciendo las preguntas pertinentes y sagaces a todos los testigos. Le promete que van a ganar el juicio. Lo cierto es que Liliana tiene que pasar por cientos de tests, audiencias y entrevistas que dan su veredicto, es una persona por debajo de lo normal. Pero Liliana (quien no ha podido terminar la escuela primaria) se desenvuelve con soltura en un curso de teatro y ha conseguido recibirse de radioaficionada y trabajar con un colega que la defiende, en un programa radial. Ella tiene sus propios pensamientos críticos y sabe argumentar, así como enfrentarse a su rapaz familia. Consigue hacerse amiga de una secretaria del juzgado, Federica, (Ivana Cur) quien se vuelve cómplice en sus padecimientos. Se ve el enfrentamiento entre ambos abogados, el de la parte defensora como el acusador y todo transcurre en un ámbito jurídico, oficinas, estrados y dependencias.
La obra está bien construída y es sólida, no tanto el elenco, que como dije está formado por alumnos de Agustoni, destacándose los ya mencionados, con un gran trabajo de  María de Pablo Pardo, que logra conducir a su subnormal por los caminos de la dificultad expresiva y motriz. Del resto de muchos actores y actrices (algunos hacen hasta cuatro papeles) poco es lo que se puede agregar, ya que no alcanzan el brillo de los actores profesionales, y eso se nota.
Luis Agustoni es un gran director de actores, baste recordar sus obras "El Protagonista" y "Los Lobos", de gran éxito ambas y con excelentes actuaciones, y la puesta de obras como "El último de los amantes ardientes", "Loca" y sobre todo la adaptación y dirección de la inmortal "Brujas", obra récord del teatro argentino que duró 13 años en cartel.
Esta obra fue concebida como un libreto para televisión y luego adaptada a su formato teatral sin que le veamos las costuras, y el trabajo de cámara que se toman los muchachos de Teatrix es formidable, logrando primeros planos de gran expresión. Así es como los bigotes del juez, Dr. González Berger (Fernando Ricco) nos suenen falsos y malamente encanecidos. Pero lo que se ve es brillante, pese a estos pequeños inconvenientes.
Pero volvamos a la pregunta sobre la normalidad. ¿Quién puede establecer quién es normal y quién no? ¿Un grupo de peritos calificados, como médicos, psiquiatras, psicoanalistas, maestras, compañeros de estudio, novio malandra, etc.? ¿No está sobrevalorada la normalidad hoy en día? Cuando sabemos que todos tenemos nuestro propio TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) por pequeño que sea. Nuestras propias fobias (conozco gentes muy normales que no aparecen los días de lluvia porque le tienen fobia a la lluvia). ¿Quién no ha necesitado en alguna etapa de su vida de "la pastillita", ya sea para conciliar el sueño, para bajar neurosis o para vencer miedos? ¿Es tan "terrible" que Liliana aparezca un día "dopada", a sabiendas del terror que conlleva estar sometida a un juicio? Sólo debo decir que la obra se resuelve de la forma más saludable posible y genera un gran respiro para los espectadores. Si quieren saber más, vayan a verla, o véanla por Teatrix. Mis felicitaciones para una obra tan adulta y valiente de uno de los grandes autores argentinos contemporáneos.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.

El Conde de Teberito (un crítico independiente).

Mi crítica de "La Academia de las Musas" (Cine)

"La academia de las musas" es una película pseudodocumental del gran director José Luis Guerín, del 2015 que pasó con gran éxito por el Bafici 2016 de nuestra ciudad. Es una clara muestra de como la ciencia puede ser absorbida por el cine y transmitida sin caer en lo retórico ni en el aburrimiento, siendo a la vez didáctica y apasionante. Dudo mucho que, por sus características esta obra se estrene en nuestra cartelera (digo yo usando la metonimia), salvo en alguna sala reducida de cine arte, aunque su llegada podría ser bien acogida por el público masivo.
El tema central son las clases y vida de un profesor de filología, el italiano Raffaele Pinto, dando clases en la Universidad de Barcelona, Facultad de Filología. Esta rama del saber es la ciencia que estudia los textos escritos y en ella la estructura y evolución de una lengua y su desarrollo histórico y literario, así como la literatura y la cultura del pueblo o grupo de pueblos que las han producido. En principio asistimos a las clases de este profesor (clases pobladas de mujeres jóvenes y de algún que otro varón, las que lo admirarán y hasta llegarán a compartir cama con él). También somos voyeristas de parte de su vida conyugal con una mujer mayor, de la edad de él, quien también se encuentra entre su alumnado y discute y lo enfrenta en su casa en sus hipótesis sobre el valor de las musas, y con él, el de la mujer en general.
Raffaele toma como prototipo de musa a la Beatrice del Dante y su descenso a los infiernos, en donde conocerá a Francesca, mujer inspirada por la literatura, en donde encontró a la reina Ginevra que le robara un beso a su amado Lancelot. Ella cometió el mismo "error" y por eso ahora está condenada al Infierno. Se suscitan polémicas en su alumnado en torno a ésto y se derivan ramificaciones que nos va llevando por los difíciles caminos de esta ciencia/arte. Dice el profesor que la función de las musas es la de despertar pasión, y eso es lo que despierta él en sus infatigables conferencias. Otra de las definiciones es que tanto el amor como el deseo es un invento de los poetas (y de los antiguos trovadores) y que somos prisioneros del lenguaje, ya que sin él no podríamos escribir, ni pensar ni comunicar.
Discute con su mujer el que las musas pasan de su condición de mito a historia, al trocarse de imaginaciones a seres de carne y hueso como la Beatrice de Dante (que no sabemos a ciencia cierta si existió). Otro de los mitos que se citan es el de Apolo y Daphne, que cada uno de ellos fue atravesado por una flecha que tenía el poder de hacerlos enamorarse perdidamente de la primera persona que vieran, y se vieron ellos y vivieron una loca historia de pasión. Se nombra también el mito de Orfeo y Eurídice, y con él la función de la música y la poesía en las musas, que sería la de conectarnos con los muertos. Una de sus alumnas (todas son muy calificadas en el tema a través de sus preguntas y opiniones) trae el concepto de "ninfa", término del cual se desprende el de "ninfómana", reservado sólo para las mujeres, y que en la mitología sería el anverso del sátiro. Estas mujeres expresan la voluptuosidad de la sexualidad desenfrenada y del deseo constante.
El profesor hace un viaje a Cerdeña acompañado por una de sus alumnas, la bella Emanuela, que habla sólo italiano (uno de los más serios inconvenientes de la película es que la mitad está hablada en italiano y no trae subtítulos -los subtítulos que yo tengo están en inglés- y al no ser ducho en esa lengua pierdo bastante de las tesis, aunque algo logro rescatar). Es muy sospechoso que  Raffaele complete su formación con alumnas en su auto, a las que parece conduce a algún lugar. Pero volvamos a Cerdeña. Allí, con el invalorable apoyo de Emanuela entrevista a unos pastores/filósofos/cantantes/músicos/poetas que ponen su hincapié en la fuerza de la palabra como propiciatorio para el amor, y cantan bellos tríos o entablan poemas difíciles de superar por poetas profesionales.
En otro viaje, ahora a Nápoles, se hace acompañar por Mireia, una joven hermosa que tuvo un romance por Internet que la ha dejado muy satisfecha, pero cuando se encontró en la cama con su amante, este le pide que no aspire tan bajo de sus posibilidades. Entonces no tiene mejor idea que convertirse en la amante de Raffaele.
Según el profesor dice a su mujer, que la poesía es la pregunta sobre qué hay detrás de la muerte y que eso es a lo que aspira él, y ella le recrimina que lo busca a través de sus alumnas, a lo que él asiente. Hay una mudanza de por medio en donde se expresa la tirantez e incomodidad del matrimonio por la disposición de sus libros. Finalmente la esposa se entrevista con Mireia y esta le reconoce en la cara que es la amante de Raffaele y que éste escribe sonetos dedicados a ella. La mujer le contesta que han hecho un pacto con su marido, que si él muere primero ella se encargará de publicar todos sus sonetos y él le promete que si ella muere antes él sólo se dedicará a escribirle sonetos a ella. La película cierra con una imagen de cada una de las mujeres que han desfilado por la vida de Raffaele en este breve pero apasionante istmo de su vida.
Más allá de la historia de amor, que puede (o debe) ser inventada, son sumamente interesantes todos los debates sobre mitos, lenguaje, poesía, musas, música, escritura y todo lo que constituye esta apasionante rama de la ciencia, es una pena no poder transcribir cada uno de ellos pero sería como contar la película en su totalidad, algo que no debo hacer y que además excedería mi espacio. Una maravilla de obra de arte bien elegida para el Bafici, y, para los que no la hayan visto, para no dejar pasar.
Gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

sábado, 14 de mayo de 2016

Mi crítica de "2 Días en New York" (2011) (Cine)

Por fin pude ver la tan demorada por mí secuela de "2 Días en París" de, por y con la talentosa Jullie Delpy, continuación de la otra pero esta vez el marco de referencia y de residencia es New York en vez de la Ciudad Luz. Marion ha cambiado no sólo de residencia sino también de novio, ahora comparte piso y cama con un afroamericano de nombre Mingus (Chris Rock) y los dos días fatídicos son los de la visita de su familia francesa a la capital de la cultura (un padre viudo, con todo el espíritu lúdico a flor de piel, una hermana exhibicionista y un futuro cuñado drogón). Marion comienza y termina su película contándosela como un cuento de títeres a la que al final sabremos es la hija de la pareja (mulata). Una de las cosas que más asombra en el film es que todos tomen con tanta naturalidad la unión y enamoramiento de la rubia francesita con un negro como el carbón que no habla ese idioma, cosa que debería ser, por otra parte, lo más natural si no existiesen los prejuicios de unión de razas o de religiones (hasta de bandos políticos enfrentados). Todo está aceptado en la ciudad de New York y nada asombra a nadie.
Mingus trabaja como periodista en un programa radial y su sueño es entrevistar a Obama, sueño que va configurándose realidad; y Marion busca abrirse camino en el mundo de la fotografía y las exposiciones artísticas. Es por ello que para su primera muestra "vende el alma" (concretamente) por 5.000 dólares (puestos por el actor y director Vincent Gallo, de breve intervención en la película). Es que Marion no cree en la existencia del alma, así que eso es como un juego para ella, juego que le sale mal debido al pobre monto de dinero que recolecta. Pero lo principal es la familia... Convive con su novio y sus tres visitantes, más dos niños propios y ajenos en su piso de New York hasta que la situación se hace insostenible para Mingus (que debe soportar hasta que la hermana de ella utilice su cepillo de dientes eléctrico como vibrador junto a su novio) y éste le suplique que los mude a un hotel. El padre no, que a su edad siempre está dispuesto para hacer bromas o maldades, como esa de rayarle la limusina a un millonario con una moneda, o la de andar desnudo en el baño sauna.
Pero lo que prevalece en esta comedia (sí, porque de eso se trata) es el humor y amor con que la actriz/autora/directora trata a sus personajes. Está visto que Jullie Delpy es la Woody Allen con faldas, y no duda en poner un gag detrás de otro, todos de efectividad y conjugarlo con situaciones dramáticas. Es mucho lo que aprendió Delpy de su colega neoyorquino, si bien aquí todo pasa sobre el tamiz de lo francés en lugar de lo judío. Y Delpy sabe escribir, ya lo había demostrado en sus anteriores "Dos Días en París", "Le Skylab" y la recién estrenada "Lolo, el Hijo de mi Novia", además de la colaboración con Richard Linklater y Ethan Hawke para darle forma y color a esas maravillas que fueron "Antes del Amanecer", "Antes del Atardecer" y "Antes del Anochecer", que para mí ya son películas de culto, y a las que frecuentemente vuelvo para refrescarme el alma.
Decíamos que lo importante es la familia (como dirían los Campanelli), ya que a pesar de aguantarles las mil y una, en el momento cúlmine del film, cuando Marion se suba a un alto tejado para salvar a la paloma que ha quedado enganchada y esté por caer al vacío, serán las manos de toda su familia quiénes la salven del golpe mortal. Decimos que Marion (Delpy) es el alter ego de Woody porque es una chica nerviosa, neurótica, insegura de sí misma (capaz de agarrar por las solapas al crítico despiadado que está elogiando su trabajo, por las dudas nomás), capaz de fingir un tumor cerebral que le da un mes de vida ante la vecina que quiere desalojarla, una mujer que recorre un camino distinto al del resto del mundo. Y hay golpes maestros como cuando se finge atacada por el tumor o cuando se pierde en la calle en esa noche de Halloween donde los rostros enmascarados le devuelven como un espejo su distorsionada y apesadumbrada vida, o cuando trata de explicarle a sus hijos porqué es malo andar disfrazado de muerto. Sin hablar del último de los gags, el de la "paloma vengadora".
Jullie Delpy se ha instalado ya en el lugar de los directores sólidos, aún con sólo cuatro largometrajes a sus espaldas, diciendo en un reportaje que dirigir, es para la mujer 1.000 veces más difícil que para el hombre. Pero sus productos dan muestra cabal que tiene qué decir y sabe como hacerlo, recurriendo en todos los casos a un sentido del humor entre irónico y nostálgico, pero siempre chispeante. Recomiendo esta película como así todas las demás en que dirigió o colaboró (como en los casos de "Antes del...") o en las que simplemente trabajó (no podemos olvidar su eficaz colaboración con el maestro polaco Kryzstof Kieslowski en "Blanc", de su trilogía de colores). Así que véanla si la encuentran por cable o si la pueden conseguir bajar como hice yo. Dentro de poco mi crítica de "Lolo".
Y gracias por leerme hasta acá nuevamente.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

lunes, 9 de mayo de 2016

Mi crítica de "Tres" (Teatro)

¿Qué puede llevar a tres casi desconocidas con un pasado colegial en común a desear quedar embarazadas inseminándose, las tres al mismo tiempo y por el mismo donante? ¿La amistad? No me sirve, ya que fueron amigas pero en la actualidad son tres desconocidas. ¿El deseo de trascendencia? Es muy frágil la propuesta rápida para algo tan importante. ¿La soledad de las tres? Tampoco me cierra ya que una sola está sola contra su voluntad. Parece una pregunta sin respuesta, colgada con alfileres. ¿Será que estamos en el terreno de la comedia y no importa mucho la justificación de lo que pase? Hay comedias inteligentes que ofrecen una explicación del mundo como sistema. Esto es el punto de partida y lo que me hace ruido de esta jugosa propuesta. El autor es Juan Carlos Rubio, que desconozco si será argentino o español, debido a la insuficiente cantidad de datos en el programa de mano. Pero la directora es Corina Fiorillo (la misma de "El Principio de Arquímedes") y eso de por sí solo es toda una garantía. La puesta es ágil e inteligente, y está muy bien jugada por esas tres actrices maravillosas que son Patricia Echegoyen (Rocío), Viviana Saccone (Virginia) y Silvina Bosco (Ángela). El Don Juan espermático se llama Santiago Caamaño (José Ramón/Luis).
La velada de reencuentro de "Las Redentoras" se lleva a cabo en la suntuosa como superflua casa de Rochi (Rocío), donde, después de 30 años de terminado el secundario se allegan las tres amigas. Rochi es una prestigiosa actriz, que nunca hizo teatro ni cine, pero se entiende bien como comentarista de programas de chimentos y vive una vida de lujos, sexo desenfrenado y dinero por doquier. Pero está sola. Virginia es una abogada divorciada de un marido que la engañaba con su secretaria, obesa y solitaria que se separó de su marido y desde entonces empezó a adelgazar, a hacerse cirugías y a disfrutar de la vida. Ángela es la más desdichada de todas y la más patética y esperpéntica. Viuda desde hace seis años de Javier, el amor de su vida, se dedicó a sufrir e ir al psicoanalista y a tener una aventura pasajera con un taxi boy (ojo que esto es importante para la trama). Empiezan a tomar (Ángela directamente se agarra una borrachera atómica, no acostumbrada a los excesos, y será la más lanzada a la hora de "jugar" su rol) y a fumar porros, lo que hace que tanto Ángela como Rochi sean seducidas por la idea de Virginia de acudir a un donante de esperma que las fecunde para quedar embarazadas a la vez y ser madres al unísono. Ella no se anota ya que no quiere depender de un hijo que le arruine el resto de sus días. Cómo será derrumbada esa muralla con el correr de la obra es otro de los grandes misterios, pero lo que es seguro es que acepta. El planteo ya está hecho. Sólo falta encontrar al candidato eyaculador. Tiene que ser alguien hermoso, sexy, inteligente, con buen físico, con mucha plata y que estrictamente no debe tener ningún contacto sentimental con ninguna de ellas. Buscando candidato recuerdan a José Ramón, el hijo del portero del colegio y así como así dan con él. Este se presenta a la invitación y descubren que es un tipo muy pintón, con un lomo de gimnasio, que es maestro de escuela (por lo tanto ama a los niños) y que además maneja negocios en la Bolsa lo que le permite tener un BMW y un buen pasar económico. Después de unos prolegómenos le piden su esperma, a lo que el tipo se rehúsa terminantemente, pero como la corrupción existe en todos sus niveles, accede por 15.000 U$s que le ofrece Rochi.
De ahí en más las tres aparecen embarazadas conviviendo en la misma casa (para que los bebés se críen como hermanos) y con las discusiones y tiranteces diarias. Lo que no sabíamos es que Virginia vive un romance con él y se acuesta a menudo, mientras Rochi también tiene sexo con él. La única que quedó al margen es Ángela, que es quien está verdaderamente enamorada de José Ramón.
No conviene avanzar mucho más con la narración ya que hay varias inesperadas vueltas de tuerca. Sólo decir que ayer la fui a ver y pasé un muy buen momento ya que las risas son del principio hasta su dislocado momento final (risas, no carcajadas, eh). Las tres conforman un excelente tándem para llevar este barco a buen puerto y decíamos  que si bien Silvina Bosco es la más arriesgada en su juego (el licor y el porro le caen fatal) ya que se arrastra por el suelo en cuatro patas, se ríe y llora como una loca y se arriesga a aparecer en cofia y salida de baño con plumas, las otras dos no se quedan cortas. Patricia Echegoyen hace un muy buen manejo de la voz y lleva la voz cantante de estas "tres perras calientes", como se declaran y juega con su exuberante cuerpo provocando toda una serie de delirantes momentos. Viviana Saccone aprovecha también su muy buen físico y pasa de ser la gorda "Moby Dick" del secundario a una estilizada y seductora mujer de 46 años (la edad de las tres), insinuándosele todo el tiempo al galán José Ramón. Las tres son grandes histriones/histéricas/híster (útero) como mujeres que son. Y son algo más, grandes "capo cómicas", cada una en su registro pero juntas hacen explotar el escenario hablando al unísono o viéndose con panza a punto de parir las tres. Como dije antes, no hay que pedirle peras al olmo. Pasé un muy buen momento y me reí mucho (menos que los demás espectadores, en su totalidad mujeres), y pienso que esta es una obra escrita para mujeres, ya que es en ellas donde cae la ficha más rápido (tiene algo de "Brujas", una obra tan admirada por mujeres como por hombres). Aún me queda la intriga del por qué del deseo de una noche de borrachera se hace tan certero, verse impelidas a traer una nueva vida al mundo, con todas las dificultades, responsabilidades y también placeres que eso conlleva. Tal vez por diferentes motivos. Pero no sabremos cuáles... Si quieren divertirse una hora y media, no dejen pasar esta comedia con tres actrices en su mejor estado, y apúrense porque ya baja de cartel.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

sábado, 7 de mayo de 2016

Mi crítica de "Priscilla, la Reina del Desierto" (Teatro)

Después de incontables desventuras para ver "Priscilla", que incluye un día de función en pleno partido del mundial, un corte de luz en el teatro (sin generador eléctrico), y un robo de billetera con la entrada (además de documentación, dinero y demás pertenencias) y habiendo gastado entre todo como 1000 $, conseguí ver "Priscilla". Grande fue mi decepción ante el megaevento del año en la Av. Corrientes. Sí, "Priscilla" es pura cáscara, es un envase sin contenido alguno. Explico, en lo formal todo está muy bien, la música es muy linda, la escenografía de Ana Repetto también, la dirección musical de Gaby Goldman es brillante, la coreografía de Elizabeth de Chapeaurouge también y la producción se gastó toda. Pero la historia no deja nada, es más, deja un feo sabor por las groserías sin sentido y la falta de inteligencia de la propuesta.
La historia es simple. Tick (formidable Alejandro Paker) es un transformista que tiene una ex esposa y un hijo al que no conoce, quien le propone que cruce medio desierto de Australia para irlo a conocer (ya tiene 14 años). Él se encuentra en una encrucijada. Para ello recurre a una vieja drug queen, Bernardette (Moria Casán) cuyo marido acaba de morir, y a otro gay de nombre Adam a acompañarlo en la aventura. Como premio hay trabajo asegurado con un show que montarán los/las tres en el casino de la ex esposa de Tick. Se pelean, se amigan, se suben a un viejo camión al que bautizan "Priscilla" y se internan en el desierto australiano. Como es lógico vivirán "las mil aventuras", que incluye quedarse varados en medio del desierto, llegando por fin al casino y produciéndose el esperado encuentro, que es muy bien tomado por el niño quien dice admirar a su padre y le recomienda que se busque un novio. Para eso tenemos que soportar 3 hs de espectáculo con una música altisonante (sí, la graduación está por varios decibeles arriba de lo aconsejable para la audición normal) y los aplausos del cholulaje para cada aparición y "ocurrencia" de Moria.
Y en la Casán estriba el principal problema. Si bien Moria parece un travesti viejo, no es creíble que haga de un hombre que se transviste. No hay trabajo vocal ni gestual, cantando es un perro (sí, el año que viene me lanzo yo a hacer un musical) salvada sólo por las dúctiles voces de Paker y Juan Gil Navarro (otro puntal del espectáculo). Pero Moria no sólo es grosera sino que además es ordinaria y poco femenina, y no soy un exquisito al que ofendan las malas palabras (soy admirador de Pinti, el gran bocasucia nacional, pero Pinti las dice con un sentido, es para hablar de políticos, tortura, detención, corrupción o simplemente como muletilla de una inocencia que nos hace pensar en un niño transgresor). No, lo de Moria es peor, cosas como (a la gorda dueña del bar): "¿Por qué no agarrás ese repasador que tenés ahí, lo hacés un bollo parecido a un tampón y te lo metés bien en el culo? Es la única vez que vas a sentir placer en tu vida" ¿Con qué necesidad? Para despertar la risa fácil de los adictos a la pornografía. Porque yo la escuché a la Casán decir cosas subidas de tono en "Brujas" (que ví 5 veces) pero que no chocaban, ¿por qué? porque era una comedia inteligente, el contexto era otro. Acá la inteligencia brilla por su ausencia. Los chistes no son efectivos. Las bromas sobre sexo tampoco (digo yo, ¿hoy en día puede haber un público que se ría por ver a dos hombres haciéndose los maricones?). Pero por suerte tenemos la música. La selección musical tiene los mejores temas bailables y cantables de la década del '80 ("Say a little prayer", "I will survive", "Girls just want to have fun" y otros) que son muy agradables de oir y cantar (algunos en castellano, otros en el inglés original) y hasta una de las cantantes del coro de 3 (las que aparecen siempre suspendidas del aire, como tres ángeles, lo mejor del show sin lugar a dudas -Karina Hernández, Silvina Nieto, Gisela Lepio, vale la pena mencionarlas-) se larga con "Sempre libera", el aria para soprano del 1° Acto de "La Traviata", que se ve opacado por los gestos obscenos que Gil Navarro hace desde el techo del camión como contrapunto "masculino" a la cantante lírica. Otro problema es que no se entienden bien las letras de las canciones (en castellano, en inglés ni hablar) no sé si por el ruido que mete esa música o por un simple problema vocal del ensamble. 
Pero si tenemos que hablar de actuaciones tanto Alejandro Paker como Gil Navarro están excelentes en sus drug queens, con sus performances femeninas, sus falsetes y  todo tipo de inflexiones de voz y de posturas. El más sobrio y por ello respetado es un digno Omar Calicchio, quien hace del hombre sensible enamorado de Bernardette a quien entrega su corazón (me hubiese gustado mucho ver la versión de Pepe Cibrián Campoy). El resto del elenco está para cantar y bailar. Moria, como dije al principio, un desastre (mi paradigma de mujer humorista es Gabriela Acher, que es muy cómica, irónica, fina, inteligente y no acude a recursos bajos). La dirección corrió por cuenta de Valeria Ambrosio, que ha dado muestras de talento en sobradas oportunidades ("Mina... che cosa sei", "Ella", "Pimpinela, la familia", "Rent" o "Las mujeres de Fellini" -en estas dos últimas la disfruté yo-) podría haber dado muestras de mayor profundidad, si bien el resultado general es fastuoso.
Mi recomendación, si tienen que ver un buen espectáculo, no gasten tanta plata en este (las plateas salen 380$) y vayan a ver a Les Luthiers que saben entretenerlos mejor y con mucho mayor vuelo.
Gracias por leerme hasta acá.

Mi crítica de "La Casa de Bernarda Alba" (Teatro)


Ayer salí rejuvenecido, renovado del teatro de ver un buen García Lorca con un elenco maravilloso y una dirección aún más sustancial. Yo hace tiempo que no leo "La Casa de Bernarda Alba" pero estoy seguro que acá metió la mano Muscari como autor, el texto no debe ser el original (del que tengo vagos recuerdos) ya que acá, en toda la primera parte apuesta a un humor muy sano y tanto verbal como visual. La obra comienza con la música que Michael Nyman escribió para la película de Peter Greenaway "El Cocinero, el Ladrón, su Mujer y su Amante" (1987) y la surca durante toda la obra con otras melodías que Nyman escribió para Greenaway. Todas músicas obsesivas, repetitivas, siniestras, masturbatorias y profundamente inquietantes. El comienzo ya es genial. La escenografía es sólo una mesa larga y siete sillas y una especie de enredadera que recorre toda la pared y el techo. Un capítulo especial merece la iluminación, sobre todo en los tramos finales, que le da ese carácter de alucinación, de locura, de desesperación máxima.
Me hubiese gustado mucho ver la obra con Normita Pons, pero esta Bernarda de María Rosa Fugazot está sublime, roza la perfección, una actriz que por suerte emprendió caminos más saludables que su paso por la peluquería de Sofovich (insoportable). Debe haber una mano conductora muy segura y muy firme para sostener este elenco de nueve mujeres sin que se baje ninguna ni se peleen (salvo el honradísimo caso de la Pons), firme la mano de ese otro hombre/mujer que es el polifacético José María Muscarí. Yo había desconfiado hasta ahora de Muscari por esa forma de máquina de hacer chorizos que es su producción: una detrás de otra y sin solución de continuidad. Me parecía que eso iba en contra de la calidad. Pues estaba equivocado.
Los colores del vestuario son todos negros (dado que estamos de luto por la muerte del padre) y blancos a la hora de los camisones. Pero ese negro significa más que el luto, es el luto por la muerte de ellas como mujeres, por el encierro, por la represión, por la locura. Todas son flacas, escuálidas, sin pechos, esperpénticas (en el sentido de los esperpentos de Valle Inclán), están amargadas, pero deseosas de vivir la libertad y la sexualidad (temas predominantes en la obra) y lo tienen que hacer a escondidas, burlando la represión. Bernarda es la madre, una mujer despiadada, tiránica, que no permite a sus hijas que se acerquen a ningún hombre, ni que hablen sin permiso, ni que suspiren ni que lloren (acá la obra se toca con otro ícono, la pieza "No hay que llorar", de Roberto Cossa). Usa su bastón más que para apoyarse (ya que no tiene ningún defecto físico) que como arma, como emblema, más de una vez lo empuñará contra sus hijas. Pero una de ellas se va a casar, Angustias, la "vieja", ya que tiene 39 años y es la mayor (exclente Florencia Raggi), hija de otro padre. Está muy enamorada de su Pepe Romano, quien la visita todas las noches por la ventana, y el que figura ser un hombre muy rico, por eso es consentido por Bernarda. Pero en esa soledad desesperante, todas las hermanas desean a ese Pepe Romano para sí, incluso Adela, la más joven (una fresca Florencia Torrente, hija de Araceli González), quien no solo es la enamorada secreta de Romano sino que se revuelca con él en los pajares del establo. Pero existe también otra hermana, la bizca y asmática (y fea) Martirio, que compone a la perfección la bellísima Valentina Bassi, que también desea a Romano y se esconde su retrato entre las sábanas. Las hermanas son cinco, se le suma a ellas la marimacho compuesta por Martina Gusmán y la más anodina de todas, la de Leonor Blanco. Se le suma a ellas la presencia de la criada y empleada de la casa, que sirve de chismosa y que tutea a Bernarda, Poncia (otro trabajo espléndido de Andrea Bonelli), la sirvienta amante del finado marido de Bernarda (Mimí Ardú) y la abuela loca, enamorada de los hombres y eternamente vestida de novia, quien pone su cuota de humor cada vez que aparece (una exacta Adriana Aizemberg). 
Como decíamos arriba, en la primera parte el tono es de farsa, apunta al humor (dentro del drama, por supuesto), de las contestaciones avispadas de las chicas, de su expectativa por conocer hombres, de sus insinuadas experiencias con la sexualidad, de su ambición por salir de la tutela de esa madre cínica, autoritaria y represora, fatal, que es Bernarda. Por supuesto que en todos lados se nota las pinceladas poéticas de un García Lorca que no pierde actualidad ni sensibilidad. Pero la segunda parte se tiñe de sangre y muerte, el drama deja paso a la tragedia, cuando Bernarda descubre que su Adela mantiene romance con Romano, quitándole posibilidades a Angustias y sale, arma en mano dispuesta a acribillar al enamorado. Pero contar acá el desenlace sería desleal, así que por favor, vean esta obra magnífica que se está dando por segunda temporada en la Casa del Teatro (Teatro Regina) y que está por terminar su paso por la cartelera. No se la pierdan porque el elenco es sólido, el texto no tiene desperdicios, con una dirección de lujo y se van a reir y se van a conmover con la vida (sí, con la vida, porque las criaturas de Lorca siguen viviendo en el teatro una vez que baja el telón) de estas personas, que son mucho más que personajes.
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Mis críticas de Mario Martín haciendo Lorca y "Amadeus" (teatro)



Hola, ¿cómo están?, vuelvo a la carga con mis críticas teatrales.
Ante todo quiero felicitar a Mario por su emprendimiento lorquiano y por el buen momento que nos hizo pasar a todos. Si bien no es para todos el estilo y la poesía de García Lorca (hay que estar bien impregnado de su obra y del decir de este poeta granadino fusilado justamente "En tu Granada... ¡el crimen fue en Granada!", como cantara Machado) no es difícil acceder a su mundo siempre que se tenga la sensibilidad y la inocencia de uno de los mayores exponentes de la poesía española de todos los tiempos. Pero yendo a la función. Es elogiable el cariño que le demuestra Mario a Lorca desde su actuación y la dirección, con un estilo tranquilo, sin altisonancias, casi coloquial y de entrecasa que nos hizo sentir a todos muy a gusto. Es muy diferente (perdón voy a ser autorreferencial) el enfoque que le doy yo, cuando impongo un tono tenso y cuasi de barricada a sus poemas más bravos; Mario en cambio nos presenta un decir pausado, despojado, como un recitado entre amigos. Aclaro, ninguno de los dos enfoques es mejor ni peor, simplemente son distintos. Lo criticable de su espectáculo (y lo digo porque ya lo hablé con él) es que no todo el elenco habla el español castizo, unos sí (por momentos, salvo Mario, en toda la función) y otros no, creando una fisura en el oído. Bien elegidos los textos, con dos momentos brillantes como son las dos poesías emblemáticas de Lorca: "La casada infiel" y la "Muerte de Antonio el Camborio" (este último lo dice con mayor tensión Oski Guzmán en "El Bululú", como así lo decía su antecesor José María Vilches en la misma obra unos 30 años atrás, repito ni una ni otra versión tienen la palabra final al respecto). Excelente la coreografía y el desempeño físico de la bailarina clásica Jenifer Ferraro (muy sensual la brasileña) pero un poco duro el zapateo y el jaleo flamenco de Andrea Clementi aunque muy buena su tonada española. Repito, un grato momento entre amigos con el mejor teatro. Eso sí, Elsa no se priva de nada... después de la caída de las Torres Gemelas viene la caída de Mario en escena. Incluso la poesía dedicada a Elsa (fuera de programa) fue dicha con ese medio tono propio de la reunión de amigos.
Otra. El otro domingo fui a ver "Amadeus". Excelente, no se la pierdan, la puesta de Daulte es exhuberante, impactante. Excelente la excenografía, que básicamente alude a un clavicordio, con un piano que baja y que sube todo el tiempo y que hace a la vez de instrumento como de bancos o de mesas en donde se desenvuelven los personajes. Esta versión es diferente a la película (no ví la puesta de 1983, también con Oscar Martínez pero en el papel de Mozart) pero acá no tiene tanta preponderancia la música, sólo en su parte final, cuando suena la música del fantasma de "Don Giovanni" o las famosas partes del "Requiem" que le dan mayor dramatismo al final. Pero la estrella es Rodrigo de la Serna (¡qué novedad, un gran actor!) que pasa de ser ese chico eterno a genio malsonante e irrespetuoso a ser un hombre atormentado por la desesperación y el envenenamiento y que se la pasa llorando y largando mocos la última mitad de la obra. Oscar Martínez es un gran actor, pero acá está un poco desubicado en el papel de Salieri. Martínez es una buena peersona, y no puede disimularlo, no le "sale" el malo, puede decir parlamentos de envidia y maldad pero no es capaz de transmitirlo con su cara y su cuerpo, pero igualmente sus tonos de voz y su imponencia como actor lo salvan en la obra, en la que permanece en escena las dos horas y media que dura la obra sin abandonarla un instante. Igualmente ya hay ciertos "tics Martínez" que se repiten obra tras obra para los que venimos siguiendo su carrera que ya lo hacen inseparable al hombre del actor (error en que no hay que caer como actores)... pero igual es un genio... Otra gran obra que recomiendo ir a ver antes que la bajen de cartel. La entrada en primeras filas cuesta 250 $ pero comprando por Tickets pueden ahorrarse 95.
Y el jueves pasaado fui a ver "Le prenom". La disfruté del comienzo al final. La obra se sostiene con carcajadas durante las casi dos horas de función, con los tiempos muy medidos y bien ensamblados, como nos pedía Elsa que nos fijáramos. Con personajes bien marcados que si bien pueden caer en el clliché (la modelo, el homosexual, la ama de casa) no los pisan ni por un momento, siempre son personajes tridimensionales, con carnadura humana. Yo tuve el honor de estar sentado a una fila de distancia con Arturo Puig (el director de la obra) y verlo muy atento como seguía a sus personajes. La comedia es disparatada y se desencadena todo desde el momento en que el futuro padre anuncia que le van a poner a su hijo el nombre de Adolph (que suena como Adolf, ya sabemos por quién) y los personajes demuestran sus costados más intolerantes, egoístas, homofóbicos, snobs, encerrados en sí mismos, como una crítica muy dura a la sociedad francesa y desencadenará una pelea furiosa (con golpe incluído) que hace recordar mucho a la Yasmina Reza de "Un dios salvaje" (esto no sólo lo ví yo ya que viene comentado en el programa). Son las últimas semanas... ¡¡¡vayan a verla porque se pasa un momento muy disfrutable y con grandes actuaciones!!! Los cinco están geniales.
Bueno, y a ver ahora quien me toma la posta y se anima a criticar mi próximo unipersonal (ya sé, me anticipo, van a decir que es muy largo... pero es el repaso a 30 años de carrera, sepan disculpar)
Un beso a todos y perdonen por emplomarlos tanto.

viernes, 6 de mayo de 2016

Mi crítica de "Love, Love, Love" (Teatro)


Acá estoy, con algunos problemitas familiares pero entero todavía... Ayer fui a ver "Love, love, love" la obra de Fabián Vena y Gabriela Toscano, invitado por Fabián (que como algunos saben es mi amigo y por eso me permito el derecho de criticarlo y como saben... es enano...). Les cuento que la obra es muy buena, tiene momentos brillantes de comicidad,pero el trasfondo es muy dramático (yo no me fui exáctamente pum para arriba). Las  actuaciones son impecables (sobre todo la Toscano, cuando aparece ella brilla el excenario) pero Fabián insiste en hacer la misma actuación de siempre, el tipo que habla con acento norteamericano, desentonando con todos los demás que hablan un castellano argentino (si bien la obra transcurre en Londres). Yo hablá sólo 5 minutos con él  pero no le dije nada, ya tendré ocasión de preguntarle el por qué de su elección de tono. La obra es muy profunda, habla sobre muchos temas, el amor, la pareja, los hijos, la sexualidad, los ideales, la traición, la elección de profesión, el engaño a sí mismo, sobre todo LA RESPONSABILIDAD y sobre volando todo, la frustración...
La obra transcurre en tres épocas bien determinadas: la primera la de los años 67 con todo el idealismo hippie, el amor libre, la droga, el comunismo, que es cuando Dany y Sandra se conocen; a los 40 años de ellos, cuando están casados, con dos hijos adolescentes y un buen pasar económico, que es cuando deciden separarse por traiciones cometidas por ambos; y finalmente a los 70 años más o menos, cuando cada cual tiene su nueva pareja y los convoca la hija para reclamarles todo lo que no hicieron por ella en la vida y la terrible frustración que tiene al estar a punto de cumplir los 40 años (un impecable trabajo de Vanesa González).
 Quería comentarles esto, que pasé una muy buena velada pero aún a los grandes actores les podemos encontrar su talón de Aquiles. Quien quiera informar de otras obras que haya visto los invito en este espacio.
¿Cómo está la salud del "tanito de los peperuchos"? Supe que lo habían vuelto a internar. Por favor si alguien sabe algo que avise.
Un abrazo para todos.
Pablo.

Mis críticas de "La Dama de Negro" e "Incendios" (Teatro)


¡¡¡Acá llegan mis críticas de teatro, tan esperadas por ustedes!!! (Ja ja ja) Hace cosa de tres semanas fui a ver "La Dama de Negro" en su semana despedida. Me sorprendió gratamente por la perfección de cada detalle, desde las actuaciones hasta el sonido, pasando por la dirección, la escenografía y los efectos especiales. Es una historia de terror (que produce verdadero terror) a la vez cómica (que produce verdadera comicidad), es formidable la mezcla de estos dos géneros y la apuesta sale triunfante. Nicolás Scarpino y Fabián Gianola (en ese orden) están impecables. Después de ver una obra con tanta precisión, tanta perfección y tanta grandeza (aunque se trate de una historia chiquita) me pregunto "¿es necesario que actuemos nosotros (obvio, me incluyo)?". Por supuesto que nuestra querida directora me dirá que sí, que ellos son actores profesionales y tienen por detrás una gran producción... No sé, me da vergüenza subirme al escenario después de haber visto tal derroche de talento y de provocar sensaciones en el público.
El sábdo pasado vi "Incendios", basada en la película del mismo nombre y dirigida (la obra) por el gran Sergio Renán, protagonizada por Ana María Picchio, Jorge D'Elía, Esmeralda Mitre y Daniel Aráoz. Realmente me sorprendió. La puesta es ampulosa, es una mezcla de teatro, cine, ópera y coreografía, pero sólo se puede apreciar de la fila 5 para atrás (les advierto a los que vayan a verla) por la disposición escénica. El argumento no se los puedo contar ya que depara constantes sorpresas, sólo les diré que transcurre en el Líbano donde una mujer libre pensadora (sabe leer y escribir) a fines de la década del '70 es apresada y torturada por los musulmanes al ser ella libanesa pero de ascendencia católica. Es torturada y violada sistemáticamente por un sádico personaje que... ¡Véanla! Se las recomiendo de todo corazón, la verdad es que emociona y llega al espectador, es cruda pero es la verdad de los rigores de una guerra sin sentido (¿cuál lo tiene?). La acción transcurre una vez muerta esta mujer y que deja su herencia a sus dos hijos a quienes encomienda por testamento buscar a su desaparecido hermano y a su padre. Los jóvenes emprenden la búsqueda... y de ahí en más las emociones del espectador no se apagarán. Todo está contado de manera muy ágil (casi cinematográfica) y sin golpes bajos. Es una verdadera tragedia griega en los tiempos modernos. El único defecto es que actúan sin micrófonos en un teatro muy grande, y más allá de la fila 5 no se los puede oir bien. (Yo estaba en la 5 así que agarré los beneficios por doble parte)
Bueno, véanla porque está por bajar de cartel.
Esta noche voy a ver "33 Variaciones", con Marilú Marini, Lito Cruz y Malena Solda. Mañana les cuento. Y perdón si me alargo mucho con mis comentarios... pero es la pasión por el teatro, ustedes me entienden...
Gracias por leerme. Pablo.

Mi crítica de "33 Variaciones" (Teatro)

Hola a todos: Les cuento que ayer fui a ver "33 Variaciones", la obra con Marilú Marini, Lito Cruz y Malena Solda. ¡¡¡Es fabulosa e impactante, por favor no se la pierdan que son sólo 12 semanas!!! La obra habla esencialmente de la fugacidad del tiempo de la vida y del arte, de cómo hay que aprovechar el momento que se nos es dado.
Las 33 variaciones a que hace referencia el título son las que compuso Beethoven sobre un vals mundano del compositor poco conocido Diabeli, quien por encargo de este sugirió a los compositores más famosos del momento hicieran su propia variación sobre su vals. Pero Beethoven toma una pieza sencilla, casi desdeñable y no sólo hace una variación, sino que se obsesiona y hace 33 (dicen que para superar a Bach, cuyas Variaciones Goldberg eran 32). Pero lo hace no para intentar convertir una obra sencilla en algo sublime sino porque eran variaciones de su propia alma lo que estaba escribiendo con el correr de los años. También muestra la decadencia física y mental de un hombre que a los 26 años se quedó totalmente sordo y compuso la mayoría de su sublime música en tal estado.
La historia paralela es la de Catalina, una musicóloga quue empieza en el presente su estudio de las 33 variaciones e intenta encontrar qué significado tuvieron para Beethoven. Pero las transformaciones que se dan en la música también se van dando en el cuerpo de Catalina. Empieza la obra con un brazo caído pues sufre de esclerosis lateral amiotrófica y se traslada a Bonn para tener contacto con las obras originales del autor. Pero a medida que transcurre su búsqueda su situación va empeorando hasta el punto de llegar usar uan silla de ruedas ya que su cuerpo no le responde y a empezar a paralizársele la lengua. Ella decide que cuando no pueda comunicarse más se le administre morfina hasta hacerla morir. Finalmente logra terminar su ensayo  poco antes de morir.
Pero ver a Marilú Marini en escena supone una experiencia inolvidable. Lo que hace esta mujer son su cuerpo dolorido que se va transformando es impresionante y da una clase de teatro magistral. Lito Cruz como el atromentado Beethoven, cuyos dolores de cabeza y oídos y la enfermedad que va dejando de ser física para transformarse en mental es otra muestra de talento artístico, saliéndose un poco del habitual papel que Lito Cruz nos tiene acostumbrados a ver de él. Malena Solda, como la hija de Catalina, Clara, aporta belleza y sensualidad aunque su papel es muy limitado actoralmente. La presencia en escena de un pianista que va desgranando cada una de las variaciones engrandece la obra.
¡¡¡Por favor no se la pierdan, es una experiencia única de ver excelente teatro!!!
(Una recomendación, hagan como yo que voy a la mañana a Tickets -Diagonal Norte y Cerrito- y compren entradas para el día a mitad de precio en el teatro y ahí pagan un bono de 20 ó 30 $ según la obra, es un gran ahorro ya que el valor de las entradas ronda los 220 $ y ahí se ahorran 80 y pueden ir a ver más obras. Eso sí, tienen que estar alrededor de las 11 hs que es cuando abren y consiguen buena ubicación)
Gracias por su atención y disculpen que cada vez me hago más largo... es la pasión por el teatro ¿vio?


Mi crítica de "Los Elegidos" (Teatro)

Llego yo de nuevo a emplomarlos con mis críticas. Pero esta es urgente para que nadie se pierda esta obra que se levanta el domingo 24. Me encontré con la mejor obra de lo que ví en esta temporada.Es una obra que se presenta como comedia pero tiene mucho de dramático. Habla básicamente sobre el poder, sobre la fascinación y la trotura que puede ejercer el poder de quienes se saben superiores que otros. La historia es la de un grupo de cuatro jóvenes futuros escritores que deciden tomar un seminario con Víctor, un escritor y editor feroz, en el más amplio sentido de la palabra, será feroz con sus críticas, con sus acciones, con su desprecio pero también feroz en el uso de la palabra escrita. Acá los jóvenes se van sintiendo desechados por su mentor quien desprecia el trabajo de unos (arbitrariamente) y alaba el de otros, creando odios y resentimientos entre ellos. Finalmente logrará posicionarlos en el mercado editorial de una manera exitosa, pero para eso tendrán que pasar muchas pruebas, entre ellas las dos chicas deberán acostarse con él. Es un ser sin escrúpulos, que vive para criticar,, para drogarse, viajar a lugares exóticos y peligrosos y para tener sexo desenfrenadamente. El lenguaje utilizado es vulgar (algo que no le gustaría a Elsa) pero es así como se describen las acciones. El sexo está presente durante casi toda la obra y está utilizado como otro factor de poder (las mujeres tienen el poder de manejar a los hombres) e incluso Manuela Pal (excelente actriz) muestra sus tetas en la primera escena (con lo que a un baboso como yo lo conquistó de entrada y ya figura en el sitial de mis "novias ilustres") Paloma Contreras también está muy bien, desde esa asexuada chica del principio a esa femme fatal que termina cogiéndose al profesor al final. Víctor no tiene problema en acostarse con sus alumnas, incluso las más jóvenes son las preferidas por él... Me cautivaron las dos actrices jóvenes (y únicas de la obra), de más está decir, hermosas las dos. Pero este Víctor, que exige coherencia, verdad, pasión, autenticidad en sus escritos es también un fraude, él ha publicado dos novelas famosas hasta que se dedicó a plagiar a otros autores y terminó como editor. Y él eligirá entre esos cuatro candidatos al futuro sucesor de su talento (papel que encarna Esteban Meloni). Pero no sólo del poder se habla (esto es lo fundamental), se habla de la seducción que propicia el arte, del compromiso con si mismo, de la fugacidad del talento, del egocentrismo del artista, del sexo como arma de seducción (nunca de amor), de la prepotencia de los más fuertes contra los más débiles, de la competencia, envidias, resquemores, talentos aplastados por el poder... y muestra cinco actores en estado total de gracia. Ya sabemos que Jorge Marrale es un gran actor (lo había demostrado en "Baraka") pero acá está enorme, seduce y repele a la vez y muestra todos los matices en esa creación de Víctor, el escritor frustrado. Creo que es el mayor actor que ví esta temporada. Como señalé antes, los cuatro jóvenes también están perfectos. Y además las risas del público son constantes, es una comedia muy bien escrita (y traducida) por una autora descomunal como es Theresa Rebeck, desconocida por mi ignorancia pero a la que desde ahora le prestaré mucha atención. Vayan a verla porque es imperdible. De las dos comedias musicales que ví ultimamente me dedicaré en otro momento.
                          

Mis críticas a "Los Locos Addams" y "Vale Todo" (dos musicales) (Teatro)

Ah... el terror de la página en blanco... pero acá me enfrento... En las tres últimas semanas vi dos comedias musicales que confirman que el musical es un género que ya se ha instalado en la Argentina y con muy buenos resultados, a las pruebas me remito. Ví "Los locos Addams" y "Vale todo".
La primera tiene una puesta sobresaliente en el marco del teatro Opera, con unos decorados fastuosos y una gran dirección orquestal, con las actuaciones del Puma Goity (sí, para los que no lo saben fue un "Puma") y Julieta Díaz (otra de las que están en el panteón de mis novias eternas) y, la sorpresa de la noche: Laurita Esquivel, la ex "Patito feo". La historia es bastante simple, Merlina ha crecido y se enamora de un chico "normal" y decide presentarlo a sus padres junto con los padres de él y organizar una comida. Este es el disparador para una muy buena comedia, con excelentes gags y muy buenas actuaciones, desde ese Homero inefable de Goity hasta la abuela bizarra, el tío Lucas, enamorado de la luna o el Largo que se anima a cantar con muy buena voz de bajo (paradójicamente) y es en el fondo todo un tierno. La traducción de la obra corrió por parte de Pinti, y sorprende acá la falta de malas palabras con que nos tiene acostumbrados este monologuista cómico (se nota que está pensada para un público infantil, aunque es recomendable para todas las edades) y tiene muy buenos chistes adaptados a la Argentina ("como un argentino sin inflación", "como Boca sin su plantel", "...y Soldán se hizo para el peluquín"). El co autor de las letras es el gran Marshall Brickman, co autor de grandes éxitos de Woody Allen como guionistas ("El Dormilón", "Annie Hall", por la que además ganaran el Oscar como Mejor Guión Original en el 77, "Manhattan" y "Un misterioso asesinato en Manhattan"), así que ya tiene gloria de ser un muy buen escritor. La música no desentona pero no es de esas que se recuerdan después de salir de la función. La obra trata sobre la diferencia entre los "normales" y los "oscuros" y resalta las partes oscuras que hay en cada uno de nosotros. Que Goity es un gran actor nadie lo puede negar, pero además canta muy bien; Julieta, la verdadera cantante del grupo, no la encontré en un buen día, cantó correctamente pero no descolló, no supo estirar las partes del final de las canciones y se quedó bastante corta, se notaba que estaba resfriada o que estaba pasando por un mal día. Pero como dije antes, la sorpresa de la noche es la adolescente Laura Esquivel (actriz, cantante, bailarina y conductora, aquí, en Italia y en México, como figura en el programa de mano). Desde su personaje negro y oscuro, cuando canta, conmueve hasta las lágrimas con su voz cristalina, blanca y transparente, es un símil de aquel Emmet Ray que supo crear Sean Penn en "Dulce y melancólico", la película de Woody (sí, vuelvo a Woody, qué le voy a hacer) de 1999, un tipo que era despreciable, egoísta, mitómano, cleptómano, proxeneta, arrogante y todos los defectos que se le pueden achacar, pero que cuando tomaba la guitarra entre sus manos se convertía en un ser humano vulnerable, dulce y melancólico, el "segundo mejor guitarrista de jazz del mundo después de Django Reinhardt". Las funciones de esta obra siguen hasta el 17 de este mes y recomiendo verla porque es un gran refresco musico-cómico en la gran cartelera porteña.
Y ahora voy a hablar de la que ví el sábado pasado. "Vale todo" del gran Cole Porter. Acá sí la música es pegadiza y protaginista suprema, con un nivel muy amplio de los cantantes-bailarines-acróbatas-actores-humoristas que se despliegan en escena. El elenco está compuesto por Enrique Pinti, Florencia Peña y Diego Ramos, peor también aparecen en papeles importantes Josefina Scaglione (una gran cantante, que viene de hacer dos años del protagónico de "Amor sin barreras" en Broadway) injustamente relegada a un segundo plano, y además una cuasi desconocida en nuestro país, a pesar de que "es nuestra"; Sofía Pachano (como la atorranta amiga del gángster que hace Pinti, con gran manejo del cuerpo y de la voz y gran despliegue acrobático en su coreografía) y la gran Noralíh Gago (conocida por su personaje de Concha del Río, gran comediante y con gran variedad de matices en su voz y en sus expresiones y sin miedo al ridículo) y ese gran comediante y cantante que es Roberto Catarineu. Pero no sólo la música del viejo jazz (nunca tan actual) es maravillosa, todo brilla, desde la escenografía de un trasatlántico, hasta los vestidos vaporosos de las mujeres y los smockings de los hombres (el vestuario nos hace soñar con un tiempo perdido en que la vestimenta ocupaba un gran papel en los sueños de hombres y mujeres y es un premio ver a tan bellas féminas luciendo esos trajes hoy en día). Pinti es el gángster Moonface disfrazado de cura para no ser reconocido y desliza sus pequeños monólogos y parrafadas plagados de puteadas como es sello distintivo de su lenguaje, y es un gran capo cómico (toda la comicidad de la obra recae sobre él) que sabe cantar, moverse y pisar un escenario, pero lo verdaderamente sorprendente es nuestra amiga ("K") Florencia Peña. Hay que reconocer que ha nacido para la comedia musical, sabe cantar, bailar (es increíble los números de tap que se manda), tampoco teme al ridículo y su depsliegue por el escenario es como el de un huracán, en el papel de Reno Sweeney, otra mafiosa, atorranta con ganas de casarse, que regentea un cabaret. Acá está perfecta, tan distinta del papel que había asumido en "Un dios salvaje" de Yasmina Reza, en donde su performance (a mi gusto) desentonaba con el aire que sus compañeros le habían dado a la obra. Diego Ramos, como siempre es elegante, pintón, sabe cantar y actuar y también luce sobre el escenario. La trama también es simple, es una comedia de enredos tan de moda en el cine de los años 50 (recordemos las películas de Katherine Hepburn y Spencer Tracey o Cary Grant, o Doris Day, Bing Crosby, Bob Hope o tantísimos actores más que hicieron de aquella época el cine dorado de Hollywood), en la que se demuestra que "vale todo", acá los populares y reconocidos son los gángsters, los mafiosos o prostitutas por el sólo hecho de ser conocidos, y "prestigiar" el barco que los acoge. "Lo mismo un burro que un gran profesor" había sintetizado nuestro Discépolo. Es una comedia feliz, que derrocha entusiasmo, simpatía, gracia, buen gusto, fineza y delicadeza en la puesta y que se disfruta del principio al fin. Gran paso de Alejandro Tantanian que pasó casi del off Corrientes (si no me equivoco es el creador de ese espacio teatral que es "Timbre 4") a la gran producción.
Una vez más un triunfo de nuestra comedia musical en donde ya tenemos un buen nombre de intérpretes que descuellan.
¡¡¡Uy, otra vez me extendí muchoo y me excedí en el espacio!!! Sepan disculpar, es mi amor por los musicales lo que me impulsa. ¡¡¡Tan distintos de esa "Casi Normales" que era un bajón y nos hacía salir del teatro a todos llorando...!!! (esto lo digo con ironía, gran obra que supimos disfrutar y que afortunadamente se repone el año que viene)
Chau, gracias por leerme.

Mi crítica de "Una Relación Pornográfica" (Teatro)

El viernes fui a ver "Una relación pornográfica", con Cecilia Roth y Darío Grandinetti. La verdad es que salí decepcionado.
Explico: no me pareció mala (todo lo contrario) sólo que es demasiado parecida a la película (acá se estrenó con el título de "Una relación particular", dirigida por Frederic Fontayne), tiene la misma estructura y sólo hay dos personajes que sostienen toda la acción (si bien en el film había cuatro, acá los dos secundarios son asumidos un momento por los protagonistas). La obra cinematográfica era un total flashback (para los que no estén iniciados en el lenguaje cinematográfico, flashback significa lo que ocurre en un tiempo pasado, que puede explicitarse de forma de raconto o de recuerdo, diferente del flashfoward que es lo que ocurre en el tiempo futuro) desde el presente de los personajes que recuerdan con nostalgia esa particular "relación pornográfica". Acá también podría hablarse de un flashback ya que partimos del presente de los personajes, pero aquí se trabaja con la ruptura de la cuarta pared, los personajes hablan al público y se vuelven cómplices nuestros. Pero si el título asusta, de pornográfico no tiene nada, ni siquiera hay una escena de sexo, la relación se resuelve pornográfica porque se trata de dos desconocidos que se reúnen todas las semanas para tener sólo sexo y realizar sus fantasías más íntimas (que no sabremos nunca cuáles eran), hasta que se deja de hablar de "sexo" para pasar a decir "hacer el amor", y es que el sexo se va transformando en amor, hasta que los dos perosnajes terminan locamente enamorados el uno del otro pero por temor, él (acá se trata de "ella y él", sin nombres propios, ni identidad, ni direcciones, ni teléfonos) decide que la cosa puede malograrse y por inseguridad decide suspender los encuentros, perdiendo así el uno al otro el gran amor  de sus vidas. El planteo recuerda mucho al de "El último tango en París", la gran película de Bertolucci, donde dos desconocidos se reunían para tener sexo sin saber nada el uno del otro, con todas las perversiones que se pueda uno imaginar, hasta que ese deseo se convertía en necesidad y amor, pero con un final mucho más patético y trágico el de esta película. Hasta acá las semejanzas. Acá se habla mucho de sexo pero se ve poco, están muy bien resueltos los encuentros sexuales, con una coreografía en donde los dos cuerpos bailan, se mezclan, se abrazan y se entrecruzan mientras se van diciendo palabras amorosas o excitantes. Para los que vimos varias veces la película (y la tenemos, como es mi caso, dentro de las más de 2.500 películas que poseo) no hay sorpresa en las resoluciones, no está ese "qué pasará" del final, por eso sentía en más de un momento que estaba perdiendo mi tiempo y mi plata. Pero las actuaciones de la Roth y Grandinetti y el desconocimiento de la película valen la pena ver la obra, que termina (a apurarse) el domingo 24 de noviembre.
Gracias por leerme y esta vez fui más conciso, pero perdón por emplomarlos tanto...
El Conde de Teberito.

Mi crítica de "Dios Mío" (Teatro)

Hola... yo de nuevo. Con otra de mis desafortunadas críticas. Ayer fui a ver la obra "Dios mío" (o el día que Dios visitó al analista) con Juan Leyrado y Thelma Biral. Como buen ateo que soy escribiré la mayoría de las veces en potencial, ya que la presencia de Dios me parece un tanto absurda, pero bueno, son las reglas de la ficción en todo caso. Me gustó la obra, tiene una propuesta muy atractiva que es la de presentar un Dios de carne y hueso enfermo y con sentimientos de culpa, decidido a exterminar a toda la humanidad por lo mal que lo han tratado. Tanto la dirección de Lía Jelín como la adaptación de Jorge Schuscheim me parecieron atinados igual que las interpretaciones (Leyrado tiene muchos matices interesantes en su voz, desde lo autoritario hasta lo quejoso, y un muy buen manejo corporal, sobre todo en sus escenas en "ralenti", y Thelma se luce en su rol de actriz cómica, estando más cómoda cuando la obra tiende al melo -es una gran llorona-). La obra parte de esta psicóloga infantil con un hijo autista que no es capaz de pronunciar "mamá" y de el deseo de ésta de que llueva y se rieguen sus plantas. Ahí nomás se le aparece este hombre misterioso vestido totalmente de blanco que quiere tomar una sola sesión y que dice ser Dios. La analista se asusta y lo toma por un delirante y en seguida rehusa el tratamiento y lo deriva a un psiquiatra. Pero pronto develará que es ante el mismo Dios que se encuentra. Este dice estar enfermo, que se ha cansado de su mandato y que pronto vendrá un diluvio que terminará hasta con el último ser humano. Difícil la situación de la analista, curar el trauma de Dios y así salvar a toda la humanidad. El (así, con mayúscula, ¿les suena?) dice que sólo se acuerdan de El cuando las cosas van mal, nunca para agradecerle todo el bien que hizo. Y aquí comienza lo jugoso del relato. Ella no cree que haya hecho tanto bien (de hecho es atea judía que sólo se acordó de El para insultarlo y maldecirlo en toda su vida), le recrimina su sadismo y las atrocidades a las que ha expuesto al género humano, comenzando con Job, quien lo rechazó después que matara a todos sus hijos y esposa, mutilado a su ganado y mandado una enfermedad a la piel que lo hacía delirar de dolor, hasta retrotraerse a Adán, quien fue creado, según Dios porque necesitaba una compañía (necesitaba ser admirado y vanagloriado) y a quien terminó echando del Paraíso por desobedecerlo junto a Eva. Con todos sus pacientes anteriores logró sentir empatía, pero con El no lo consigue, así de odioso le es Dios a la terapeuta. Pero en virtud a su juramento decide tratarlo y así comienza a investigar el alma de alguien que no tuvo padres, ni niñez y que creó miles de galaxias con sus estrellas y planetas girando alrededor. De todas formas el análisis que va a aplicar la psicóloga no es violento ni muy profundo (juega con los tópicos comunes del psicoanálisis así como con los de la Biblia), mientras lo analiza continúa echándole las culpas de todo el mal en el mundo y defendiéndose con la ciencia ante las oleadas de religión que emanan de Dios. Este dice que ya no le hace falta echar maldiciones sobre el planeta pues el mismo hombre se está encargando de destruirlo, y eso es lo que más lo decepciona a él de su pobre criatura humana. Destruyéndolo con bombas atómicas, con contaminación con petróleo en los mares y en los polos, agujeros de ozono, talas indiscriminadas, guerras bacteriológicas y demás atrocidades. Ella debe al fin reconocer que El ha hecho un trabajo maravilloso y que es un gran artista, y que ahora toda la culpa recae sobre el hombre. (Es raro que una psicóloga hable de "culpa"). Por fin logra hacer empatía y perdonarlo de todo cuanto la hizo sufrir. (Para una analista judía no sería tan deshonroso aceptar a Dios ya que recordemos que nuestra religión es judeo-cristiana, siendo judía al principio hasta la aparición de Cristo). Por fin después de los benditos 50 minutos de sesión logra "curar" a Dios y este irse a descansar tranquilo sin deshacerse del género humano. Ella le recriminaba que ser omnipotente, piadoso y todopoderoso era una contradicción en él, ya que teneindo el poder de hacer todo, viendo el sufrimiento humano y siendo piadoso no podía hacer nada para detenerlo (pensamiento que también se le ocurrió a Voltaire como modo de destruir la idea de Dios, y que yo, mucho antes de leer a Voltaire también había desarrollado). Finalmente lo reconoce como un ser piadoso y generoso. El se va agradeciendole de un modo muy particular, le envía la ansiada lluvia para sus plantas y logra que su hijo pronuncie "Ma". No es un gran milagro para alguien que posee el don, que es al fin culpable de haberle creado un hijo con esa discapacidad y a quien ha logrado sacar un gran peso de encima de curarlo después de más de 5.000 años de sufrimiento.
La obra pasa de la franca comicidad y el disparate al melodrama más declarado decayendo su ritmo en los últimos tramos, que no son muchos ya que dura unos exactos 80 minutos.
Yo no estoy de acuerdo con el final de la obra porque no me parece justo disculpar ni curar a Dios, ni declaralo piadoso ni bondadoso ni pio, ya que seguimos sufriendo nuestro calvario personal justamente por la falta de un Dios en nuestras vidas, allí donde debería existir y darnos algún sentido. Yo coincido con Bergman que decía que si Dios existiera, lo menos que tendríamos que decirle es que es un hijo de puta...