jueves, 5 de mayo de 2016

Mi crítica de "Travesía" (Teatro)

Cuando a mis 25 años, en 1994 estrenaba mi segundo unipersonal de 2 hs. una vieja profesora de historia del secundario dijo: "Este chico no está para acá, ésto está para el San Martín". No faltó el amigo que me dijera "Sí, pero para el Hospital de Clínicas..." Ahora paso la posta. Ayer fui a ver el espectáculo de mi amiga y compañera Cristina Passarelli y le digo, esto no está para acá, esto está para la calle Corrientes. Me explico, si yo fuera a ver este espectáculo con un nombre conocido, cobrando 350 o 400 $ la entrada no me sentiría para nada defraudado; imagínense la alegría que sentí de que esto pudiera hacerlo una amiga mía ignota, con 4 años de estudios teatrales y no sé cuántos de canto, trabajando a un precio mínimo ("que no hay que confundir valor y precio", cantaba Serrat), salí de verla orgulloso de ella y como perro con dos colas.
Cristina es una bestia de teatro y de canto. Así nomás se los digo, lo que ella hace tiene una calidad y una precisión poco vista en los novatos. Tengo entendido que es su segundo espectáculo y ya están preparando el tercero. Si yo fuera productor no dudaría en hacerla grabar un disco porque lo tiene todo, buena voz, personalidad, buen timbre, perfecta dicción, buena coloratura, matices y una incorporación del teatro a la canción que hace que cada melodía que canta sea única, la actúa, la vive, la siente de una manera tan particular uniendo letra con música que da un resultado poco visto en cantantes profesionales.

"Nunca aprendí a existir/ dijo en un rapto
el gran revelador que fue Pessoa
y yo tampoco/ confesó mi voz
de heterónimo apócrifo en la sombra"
comienza el poema "Todavía" de Mario Benedetti. Y lo traigo a cuento porque en este espectáculo se juntan Fernando Pessoa con Benedetti. El uno desde el libro  "El desasosiego" (y como un espectro sobre todo el recital) y el otro desde el poema "Dale vida a tus sueños" (¡excelente!). No sé si nunca aprendió a existir, pero la sensación que nos deja el portugués desde sus textos es de una profunda reflexión, de una elaboración intelectual, de una gran paz y armonía.
Juana (Cristina) dialoga con su conciencia que no la deja en paz con sus mandatos y órdenes, le invade la mente y el cuerpo, la transforma en lo que ella no quiere ser (por un momento temí que fuera el Inconsciente, pero después me dí cuenta que sí, se trataba de la Conciencia a un nivel poco freudiano). Y decide dejarla de lado. La conciencia es su profesor de canto y excelente actor y músico y cantante Rubén Lesgari, con quién comparte esta suerte de "bipersonal". Y llega el momento de las canciones. El impacto es fuerte. Abre con "La Canción de las Simples Cosas" de Tejada Gómez y César Isella y nos traslada(n) a otro lugar, un lugar íntimo y cálido como el útero materno gracias a su dulce voz y a su desgranar de la poesía en, justamente "simples cosas". Después llega el momento de los fados con "Mi musica do povo" y "Pequeñas verdades", donde entona un portugués muy bien pronunciado y hay además traducciones al castellano (¡¿Quién se encargó de las traducciones, son buenísimas?!). Se nota que tiene una atracción muy visceral y particular por esa música popular de Portugal porque la ama y la entona con especial dulzura y potencia en sus momentos más fuertes. Tiene un muy buen caudal vocal y mucha garra interpretativa. "Amapola", de Juan Luis Guerra es dedicada al novio y es una música muy romántica como para abrazar al que tenés al lado (yo por desgracia lo tenía a Ernesto, con el cual no me une ninguna particularidad amorosa -¡menos mal!-). La "Balada para un Loco" de los geniales Piazzolla y Ferrer es una creación única, nunca había escuchado una versión así (y mirá que se hicieron versiones) donde Cristina despliega toda su locura y su sensibilidad y se anima a cantar partes en portugués y en italiano. "Convencernos", de los también grandes Chico Novarro y Eladia Blázquez tiene toda la polenta que tiene que tener y nos convence y arranca aplausos. Llega el momento emotivo, sorprende a su ahijada invitándola a cantar "Naranjo en flor" (esta en una versión más tradicional) y nos convence de que esta chica debe seguir sus pasos. Y el final huele a fiesta, con un enganchado de tres temas, dos de Serrat y uno cantado por Ana Belén y Víctor Manuel: "Cantares-Hoy Puede Ser un Gran Día-Contamíname", en donde todos lo coreamos y batimos palmas azuzados por un cajón peruano que toca otra amiga de Cristina (lástima que falta su nombre en el programa porque es de gran talento lo que hace, luciéndose también en otros temas).
Ahora vamos al texto del espectáculo. Fue creado por la propia Cristina (como ya dije sobrevuela el espíritu de Pessoa todo el tiempo) y tiene gran sentido de lo actoral, de la gracia del diálogo rápido con Rubén y hasta de la improvisación (supo sortear con elegancia el quedarse sin sonido). El guión es de gran nivel creativo y poético y puedo aportarle algo, es muy realista cuando habla de los hijos, pero una amiga mía decía: "Cuando tenía dos meses yo decía, me lo comería, y cuando cumplió los 17 años dije, ¿por qué no me lo habré comido?". Te lo regalo Cris, si lo querés incorporar es gratis.
Como les dije antes, un verdadero lujo, recuerdo cuando, hace cuatro años atrás me tocó compartir escena con Cris en "La Marquesa de Larkspoor Lotion" de Tenneessee Williams y ella decía (les voy a contar una infidencia): "No me hablen de que hay que subirse a un escenario porque me pongo loca. Yo en el momento de la función me voy despacito hasta la esquina y desaparezco". Hoy domina un escenario y lo hace a la perfección y con gran destreza y soltura. Todas son rosas para vos, Cris.
Bueno, gracias por haberme leído nuevamente hasta acá y recomiendo ampliamente el espectáculo, cuando lo repita yo les voy a avisar.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

No hay comentarios:

Publicar un comentario