viernes, 6 de mayo de 2016

Mi crítica de "Viejos Hazmerreíres"

Afirma Dolina con total exactitud que la tristeza prevalece por sobre la alegría. Y pone un ejemplo: si a uno le dan dos noticias, una buena y otra mala, que se ha sacado la lotería y que se ha muerto su hermana, si uno no es un cretino, la noticia funesta pesará por sobre la alegre. Concuerdo plenamente con Dolina.
Pero hay un antídoto. Sí, hay un antídoto contra todos los males del planeta: contra no tener novia por 24 años, contra los discursos de la presidente en cadena nacional, contra los ministros, contra los primos prepotentes, contra Tinelli, contra los cómicos de la televisión, contra las subas del gas y la luz, contra los otros primos, los imitadores de cuarta, contra las colas para pagar los servicios, etc. etc. Es un antídoto que yo me aplico una vez por año y numerosas veces en su revisión por DVD.
Sí: Les Luthiers. Porque Les Luthiers son una forma de la alegría, no hay mayor dicha para mí que ver un show de ellos, creo que es lo que más disfruto en el mundo. Porque son talentosos, porque son excelentes actores, músicos, humoristas, cantantes, mimos; porque son la perfección en estado puro. Su humor es blanco, sin golpes bajos, sin malas palabras (apenas una por espectáculo), apelando a la inteligencia y a la mayor o menor cultura del público, siempre uno va a encontrar algo de qué reírse, apelando a la calidad y a un estilo que ya lleva dichosos 47 años. La estafa (sí, la estafa), es lo de menos, porque yo ya sabía de memoria lo que iba a ver, porque era una recopilación de años anteriores, un refrito, y ya me conozco los chistes de memoria. Pero siempre es bueno encontrarse con los viejos amigos, aunque uno ya sepa lo que le van a decir.
Pero vayamos a "Viejos Hazmerreíres". Es un espectáculo ágil, sincero, cálido, que dura exactamente 1h.50' y que se estructura como un programa de "Radio Tertulia" ("nuestra opinión... y la tullia") en el que Murena (Mundstock) y Ramírez (Rabinovich) conducen un programa radial que toca todos los temas, como los de fertilización asistida ("Gustavo de Villa Pueyrredón está muy interesado en la fertilización asistida y pregunta cómo se puede hacer para asistir a una"; "a mí me interesó mucho el método de la probeta, pero cuéntenme exactamente cómo es porque yo probé y me resultó incómodo") o de los funcionarios del gobierno ("el narcotraficante Freddie Esquivel Montoya fue detenido, podría concedérsele rápidamente su extradición, o bien... ser nombrado Ministro de Justicia"). El primer número es la "zarzuela náutica" "Las Majas del Bergantín", donde un buque de la corona española transporta unas prisioneras que deben ser llevadas a Cádiz, pero las prisioneras son de la banda del pirata Raúl y este los intercepta y pide que se las devuelvan. Es asombroso el desplazamiento milimétrico que hacen en escena cuando se desdoblan en las prisioneras y los marineros mientras cantan al "Estampado" Aníbal: 
"Qué maravilla su cuerpo tatuado,
anclas, gaviotas, sirenas, anguilas,
tiene tatuajes, por todos lados,
tiene tatuajes hasta en las axilas"
Y él contesta:
"Vean tatuado en mi vientre,
el Continente Europeo,
y... no les muestro Italia,
porque quedaría feo..."
Todo con el mejor aire de zarzuela y unas voces en Mundstock y Rabonovich que ya lucen cansadas. Pero se les perdona.
Sigue con "Loas al cuarto de baño" (obra sanitaria), un cuarteto de calephone (una tuba hecha con un calefón), lirodoro (una lira hecha con la tabla del inodoro), nomeolbidet (un bidet sonoro), y la desafinaducha (una ducha que mientras cae el agua va extrayendo notas musicales manejadas por un teclado. "Así hablaba Sali Baba" (verdades hindudables) un reportaje hecho al célebre swami Sali Maharishi Baba y sus sucesivas reencarnaciones ("Todos provenimos del mismo polvo", "ah, como los mellizos"). La bossa libidinosa "Amor a primera vista" interpretada por el 6° Luthier: Tato Turano quién hizo ya varios reemplazos y acá le brindan un protagónico como el cantante de Bahía... Blanca, que hace enardecer a los dos guitarristas de Les Luthiers porque según él la esposa de uno de ellos se fue con él. Le sigue la "música en serie" "Quién mató a Tom McCoffe" parodia de un policial negro en el que el teniente Stanley y el sargento Morrison deben esclarecer el asesinato del músico de jazz Tom McCoffe, supuestamente asesinado por Rizzos Negros. Allí se encuentran con una pianista de jazz negra ciega. "Oye negra... oye negra" "Es inútil. Ya le dije que es ciega. Ella no sabe que es negra. Cree que es hija de polacos". Muy buena música de un jazz pegadizo. El estreno "Receta Postrera" (vals culinario) donde las simpáticas viejecitas Clarita y Rosarito (ya conocidas por el vals geriátrico "Pasión Bucólica", de otros espectáculos) se pelean por ofrecer las recetas de unos crepes, musicalizados por un instrumento que no alcancé a definir bien desde donde yo estaba pero me parecía que eran coladores puestos con el mango hacia arriba, mangos que según los fueran apretando emitían armoniosos sonidos. Pero el teatro se viene abajo cuando llega la cumbia epistemológica "Dilema de amor", una cumbia villera interpretada por el cuarteto "Los Brillantes" que mezcla entre aires de música popular a nombres como los de Lacán, Aristóteles o Erasmo de Rotterdam:
"Los jóvenes se aman con tanto entusiasmo,
que sólo con mirarse,
ya llegan al Erasmo", contesta el coro ante el asombrado solista intelectual.
Y el final llega de la mano de la pieza para las conmemoraciones fúnebres del célebre ginecólogo Snerf von Uter: "Pepper Clemens Sent the Messenger, Nevertheless the Reverend Left the Herd" que no es otra cosa que un "ten-step" (género jazzístico) y es desopilante cómo van sumando y desechando instrumentos mientras Mundstock relata la historia, para sumarlo al final en una obra que combina la música barroca con el jazz más desenfadado.
El teatro se viene abajo de aplausos. Pero llega el "fuera de programa": "Los jóvenes de hoy en día" en donde nuevamente Tato Turano con un envidiable López Puccio en inmejorable estado atlético cantan un r.i.p. al rap en el que mencionan entre saltos y acrobacias las virtudes de ser adulto, ante los desmanes que cometen con las motos, la bebida, la droga y el sexo los jóvenes de hoy en día, llegando a la conclusión: "No hay ya ley, no hay derecho... no hay derecho a que la pasen tan bien".
En resumidas cuentas, un espectáculo para toda la familia en donde cada uno según su edad y sus conocimientos se reirá de distintas cosas, pero siempre con un humor sano, feliz, que celebra la maravilla de la música y del ingenio, que desmiente que lo popular debe ser flojo o chabacano, sino que se puede llegar a todos los sectores con el buen decir, el doble sentido (siempre muy cuidado) y la armonía musical. La mala noticia es que tal vez dentro de cinco o seis años se retiren (Mundstock cumplía ese día 72) y que tal vez Núñez Cortéz (el pianista del grupo) se retire antes ya que una artritis molesta le está afectando los dedos, la peor desgracia para el pianista. Pero no hay duda, el piano de Núñez Cortéz sigue sonando tan bien como en sus mejores épocas. Y ahora, en julio se viene el gran concierto en el Colón junto a Baremboim y a Martha Argerich. Un lujo que sólo los grandes como ellos pueden darse.
Y perdón si me extendí más de lo corriente esta vez pero el fervor me lo pedía. Gracias de nuevo por leerme. Y al que todavía no conozca a Les Luthiers le aconsejo: no se pierda este espectáculo.

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