jueves, 5 de mayo de 2016

Mi crítica de "El Gran Final" (Teatro)

Y sí, este finde hicimos duplete... Ayer fui a ver "El gran final-Tributo a Bob Fosse" que me había quedado pendiente de cuando la dieron en el teatro 25 de Mayo de Urquiza. Nada más placentero que sentarse en la butaca y escuchar los acordes de "Afyer you go" para saber de qué va la obra.
Bob Fosse es el director de cine y coreógrafo recordado por sus películas "Sweet Charity" (una revisión musical de "Las Noches de Cabiria" del maestro Fellini con guión de otro maestro, Neil Simon y coreografía propia), "Cabaret" (de 1972), "All that jazz" (1979) y "Star 80" (1981, esta, no musical, thriller sobre el caso del asesinato de una conejita de Play boy por su novio). Si bien su obra fílmica no es abundante, sí lo fueron sus espectáculos y coreografías. Este es el hombre que se anticipó a su propia muerte en forma cinematográfica. Muerto en 1987 a los 60 años debido a un infarto, fruto de su trabajo excesivo, sus excesos con droga, alcohol y cigarrillos, murió en la sala de operaciones cuando fue intervenido del corazón. Estaba junto a él su ex esposa Gwen Verdon. Tal como aparece en "All that jazz" 8 años antes, en 1979. Ahí, el personaje del coreógrafo Joe Giddeon (interpretado magistralmente por Roy Scheider) era adicto al alcohol, los cigarrillos y las anfetaminas, un mujeriego incansable, como incansable trabajador del mundo del espectáculo y perfeccionista al máximo, es operado del corazón y muere en el hospital acompañado de su ex esposa (Anne Reinking, también mujer de él en la vida real) y confundido en un sueño de autocelebración paródica al mundo del espectáculo y esperado tras el túnel de luz por una Muerte con la figura de una jovencísima y hermosa Jessica Lange.
Pero vayamos a este espectáculo. El argumento casi no existe. Sólo se trata de la gran fiesta que organizara Fossey para después de su muerte, en donde estuviesen invitados todos sus amigos, esposas y amantes (¡¡¡por fin un coreógrafo al que le gustaban las mujeres... y mucho!!!), en vez de gastar ese dinero en su funeral. A partir de esta premisa es que desfilan una gran sucesión de números musicales cantados y bailados por un cuerpo de baile excepcional (mujeres y hombres) que reproducen milimétricamente las coreografías del hombre de bombín y cigarrillo (usando una metonimia). El resultado es formidable. Una hora exacta de números musicales en donde se luce Gustavo Wons como su creador, director y principal intérprete (él es Fosse) y que recorre etapas de su vida desde su adolescencia a los 13 años cuando debutó en la danza y en el sexo (sí, porque hacía tap en un cabaret y era acosado por las "chicas"), su corto matrimonio (en la obra sale del lecho nupcial para ir a revolcarse con otras mujeres), hasta su programado final.
Esta vez la invitada fue Carla Peterson (sí, porque invita una cantante y bailarina por función) que se puso en la piel de la Sally Bowls de "Cabaret" para bailar con Wons a telón cerrado "Sitting Pretty" y cantar como solista la bella "Maybe this Time", además de otras performances. Las canciones aquí son en inglés y es muy difícil acertar al nombre de ellas, sólo diremos que es muy preciso el baile que hace Wons/Fossey con el Bob de 13 años al ritmo de "Té para dos". Hay mucho tap, mucho brillo, muchos trajes identificables como el bombachudo y corpiños negros para las chicas y los pantalones y remera negra para los hombres. Hay también strass y vestidos vaporosos y toda la imaginería Fosse puesta en acción. Diremos que la Peterson se amolda perfectamente al trabajo y aunque su interpretación dura dos días trabajó mucho para no desentonar con ese cuerpo de baile magnífico que recrea el trabajo de uno de los más grandes coreógrafos del arte popular de la historia. Aclaremos, Fosse no era Fred Astaire ni Gene Kelly, pero hizo de su estilo toda una marca, con su contoneo, su cigarrillo eternamente encendido, su arrastrar de pies, su interrelación con las mujeres (también está el número "Línea Aerótica" de "All that Jazz", muy sensualmente bailado por chicas con poca ropa y muchachos con el torso desnudo, lo que hace gritar a las damas de la platea cual si estuviésemos en un recital del finado Sandro). Finalmente un número coral al son de los acordes de la famosa "Money, Money" sirve de final para el tributo. Una fiesta de funeral plena de alegría, donde brilla el buen gusto por todas partes, la elegancia y la sensualidad. Es una lástima que sean sólo 12 funciones, (el próximo fin de semana termina), pero la verdad que las chicas y muchachos tienen muy bien ganado su precio en la boletería ya que "transpiran la camiseta" como locos.
Una gran obra para reponerme de "Sexo con extraños".
Gracias por leerme hasta acá nuevamente.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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