viernes, 6 de mayo de 2016

Mi crítica de "Testosterona" (Teatro)

Fuimos con mi compañera de teatro el sábado a ver "Testosterona", de la mexicana Sabina Berman (no confundir con el papá de todos los cineastas que ese es con "g"). Genial, soberbia, inteligente, bien actuada y estupendamente dirigida por Daniel Veronese. Veronese últimamente todo lo que toca lo hace brillar... El cuento de la testosterona viene así: es una hormona que  tiene el hombre la que le proporciona su fuerza viril, su empuje, su poderío sexual, pero también su ansia de poder, su lucha por encabezar, por subir hasta lo más alto. Y ahora se viene a descubrir que las mujeres también la tienen, que han dejado de ser el sexo débil para pelear por sus derechos, para encarrilar también sus ganas de triunfar en las empresas de los hombres y, según la obra, les proporciona una agudeza, una sutileza y una inteligencia mayor que la del hombre promedio que la hace merecedora de estar en el podio de los ganadores.
Los actores son sólamente dos: Osmar Núñez y Viviana Saccone, pero llenan el escenario. No paran de hablar, ni de moverse, ni de provocar con sus acciones. Son la pareja orquesta. Mirá, yo que la tenía a la Saccone como actrizucha de telenovelas, se carga ella sola sobre los hombros una obra que en el cuerpo de otra actriz sería impensable.
La anécdota es compleja y cambiante. Antonio es el director general de un diario de mucho prestigio que tiene su oficina en el piso 35 de un rascacielos ("¿para estar más cerca de Dios?"; "No, porque yo soy Dios") y tiene dos subdirectores asesores de contenidos muy competentes: Maggie Y Beteta (el enano fascista). En el día de Navidad Maggie llega de comprarle todos los regalos para la familia de su jefe (esposa y cuatro hijos) y alguno para ella. La trama no se hace esperar. Antonio la enfrenta diciéndole que tiene un cáncer en el cuello, justo entre medio del cerebro y el corazón, que es inoperable y que le queda poco tiempo de vida y debe nombrar un sucesor. El cargo está entre ella y Beteta. Quien presente el lunes las propuestas más originales, lúcidas y atrevidas se quedará con el cargo. El otro debe renunciar. Así de fácil el planteo.
Después de leer su legajo que incluye su vida sexual y amorosa (hace nueve meses que terminó con su novio, va a un lugar de solos y solas, los sábados por la noche tiene sexo casual y vive con una amiga muy parecida a Juliette Binoche con un hijo), ella se indigna por la intromisión a su vida privada y va que va la cosa que termina confesándole que siempre estuvo enamorada de él, por eso se anotó en su curso en la facultad, por eso se sentaba a verlo tomar café en el bar de enfrente de la universidad y por eso se metió en el cine imprevistamente y se sentó al lado de él para ver "Cinema Paradiso". Todo está muy claro, él la seduce (o se deja seducir), toman una botella de champagne y ya que está nevando afuera y él no puede volver a su casa se quedan a dormir en la oficina y hacen el amor al compás de la música de "Cinema Paraadiso" compuesta por Ennio Morricone. 
Al día siguiente él se levanta antes que ella y va a ver al médico y a encontrarse con Beteta. Las noticias que trae son apabullantes. El médico le aconseja que una nueva relación puede alargarle la vida y por eso le propone casamiento a Maggie y abandonar a su mujer y a sus hijos. Ella se muestra un poco reticente (se ve que su vida con Juliette Binoche le gusta mucho)... y la mala noticia es que ha hablado con Beteta y sus propuestas son inmejorables. Las de ella son increíbles, pero no puede rechazar simplemente a Beteta. Además el enano fascista se las ha arreglado para poner cámaras en la oficina y sacar 35 fotos de su encuentro amoroso, las que publicará si Antonio la asciende a ella y todo parecerá un acomodo por amor. Ella se indigna, le dice que ya no lo ama más, que desde que perdió su poder su libido se ha desinflado... pero no se dejará vencer tan así como así. Piensa hacerle una denuncia a Beteta por las fotos, pero si lo hunde a él hundirá también a Antonio y a ella misma. Hay una sola solución, proclama ella en un alarde de inteligencia, "me nombrás a mí directora del diario y los dos nos salvamos". Además expone que toda la seducción de la noche anterior, las miradas, los roces, el amor y finalmente la propuesta de casamiento no eran más que una estratagema para dejarle el campo libre a Beteta "porque es hombre". Es como "La carta robada" de Poe, si se quiere esconder algo nada mejor que ponerlo a la vista de todos. Él niega todo. Pero ella se dirige a la computadora siempre abierta de Antonio y redacta su ascenso al cargo, asegurándose de enviarla a los principales interesados y bajarla a tapa de diario. La llama Beteta indignado y ella le anuncia que el cargo por espionaje se paga con la cárcel así como el soborno y el chantaje. Antonio por fin reconoce que Maggie tenía las "pelotas" que él le pedía y se ha salido con la suya. Se va, entre contento y derrotado a reencontrarse con su mujer, aunque ella le confiesa que lo sigue amando.
El final puede parecer algo abrupto y desencajado, sacado de un culebrón mexicano, pero es exacto y conciso. Maggie ha demostrado que las mujeres no tendrán el poderío físico ni el erecto poder sexual del macho pero sí mucha inteligencia y determinación a la hora de llevar a cabo sus acciones.
Es una obra que a mí me dejó plenamente satisfecho por el sentido del humor tan sutil que arroja, por un planteo por demás original y por las buenas (excelentes) actuaciones llevadas a cabo. Lo único que empañó la noche fue que al saludo final Osmar hizo la V de la victoria (no sé si por "venceremos" o por "Perón vuelve"). Sino todo lo demás fue altamente disfrutable. Uno se ríe con ganas, reflexiona y pasa una hora y media de lujo.
Mi consejo, vayan a verla antes del domingo que viene porque baja de cartel.
Gracias por leerme otra vez hasta el final.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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