viernes, 6 de mayo de 2016

Mi crítica de "Casi Normales" (Teatro)

Acá vuelvo yo, después de unos días de mucho calor a ver teatro y a escribir mis críticas. Sé que a muchos los embolarán, y les pido disculpas por mi intromisión, pero sé también que hay quienes las leen con gusto y hasta les sirvo como una modesta guía de recomendaciones sobre lo que se puede ver.
Lo admito, hay veces que ir al teatro sirve también para llorar un rato y ver una obra preciosa. No sé si seré masoquista pero confieso que me gusta que me hagan sufrir en el teatro, y sobre todo con la altura y el nivel de esta obra. Para todos los que padecimos, o padecemos de problemas psiquiátricos y necesitamos de las tan ansiadas pastillitas para sobrevivir, esta obra nos dice mucho. Habla del dolor de una pérdida. Pero también habla del dolor de no ser del todo normal (o sí, quién puede considerarse normal en un mundo lleno de anormales). Pero básicamente habla del dolor. Diana y su marido Dan viven cómodamente con su hija Natalie, una genio de la música y un tanto "freak", que vive para sus estudios sin darse un momento para vivir su vida. Un buen día Diana se despierta y ve que algo no funciona bien en ella, está sobreexcitada. Le diagnostican un cuadro de bipolaridad (lo que llamamos maníacos-depresivos). La empiezan a medicar y la saturan de pastillas, lo que le impide vivir una vida normal. Pero las depresiones continúan. La causa es fácil de detectar. Diana y Dan habían tenido un hijo anterior a Natalie que murió de una obstrucción intestinal al año de edad, y con cuyo fantasma (que ahora tiene 18 años) convive Diana en su mente. De un médico se pasa a otro, y así recalan en una eminencia que le va a hacer psicoterapia e hipnosis. La hipnosis funciona, pero de sus sesiones vuelve siempre llorando a su casa. Se siente caer en un pozo sin fondo (para los que crean que es posible tocar fondo yo les digo "el fondo no existe"), gritar sin ser escuchada, estar muerta en vida. Como tiene un intento de suicidio porque su hijo la llama con él, se le recomienda el electroshock. Su esposo duda entre firmar la aceptación o no, pero el médico le susurra que todo va a ser para mejor.
Diana es sometida a terapia de electrosocks y después de dos semanas es dada de alta. Pero resulta que cuando vuelve a su casa, no la reconoce como tal, no reconoce a su hija, no recuerda el estar casada... ha perdido por compelto la memoria. Ante el desconcierto general, con el tiempo y la ayuda de su familia va reconicendo objetos de su pasado y va recuperando lo que perdió de su lucidez... pero siente que hay un agujero, que algo está sin completar. Esta falta se compelta cuando le hacen recordar la muerte de su hijo. Ahí la angustia y el dolor son incontenibles. El psiquiatra le aconseja una nueva terapia de electricidad, pero ahí ella decide suspender todo y alejarse de su casa para no enloquecer al resto. Ella se va y el fantasma del hijo pasa a ocupar ahora a su padre, quien busca ayuda médica.
Todo esto sería un dramón si no fuera porque hay toques de humor y porque esto es... un musical. Ni más ni menos que un musical. Todo es cantado. (La esturctura se asemeja a las óperas mozartianas o rossinianas, con grandes  partes cantadas y un recitativo para las partes habladas, no en vano se lo nombra a Mozart en la obra). Lo único que me disgusta al oído un poco es el ritmo de rock que lleva la obra (un género que no va conmigo) sobre todo en su primer acto, pero las letras  son muy sentidas y todo resulta llevadero.
Fui a verla el día de San Valentín (solo, como siempre, sin nadie para festejarlo) y coincidió con el cumpleaños de Laura Conforte (Diana), a la que al final de la obra le cantamos el "Feliz Cumpleaños", le llevaron una torta, flores y una chica cantó junto ella "Las cosas que más me gustan" de "La Novicia Rebelde" (obra que la tuvo a Laurita como su protagonista). Todo terminó bien y todos nos volvimos reflexionando en el colectivo. Lo peor: tenía al lado un sujeto (jóven, claro) que se reía todo el tiempo en la obra (ni se enteró que hablaba sobre el dolor, o por ahí  puso a funcionar un mecansimo de defensa), pero en compensación tenía atrás a una chica, mujer, o algo así, que lloraba a moco tendido. Gracias por compartir. Es la segunda vez que la veo, tengo grabado su audio y aún así me hace poner la piel de gallina y moquear en el teatro y cada vez que la escucho. Por lo tanto la recomiendo enfáticamente. Vayan a ver "Casi Normales" (que paseó por Broadway con este elenco) porque en definitiva, todos, somos casi normales...

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