jueves, 5 de mayo de 2016

Mi crítica de "La Habitación Azul" (Cine)

Pude ver por fin en DVD la obra dirigida e interpretada por ese grande del cine francés que es Mathieu Amalric, de 2014, que tuvo un auspicioso pasaje por Venecia, Cannes y Berlín, cosechando gran cantidad de premios. Esta vez se trata de un policial de suspenso, basado en la novela homónima de Georges Simenon, pero sin los nervios del "thriller" norteamericano ni los sobresaltos del mismo. Esta transcurre en una paz casi bucólica, que a pesar de que el final es grave, nos deja a todos sus espectadores con un sentimiento de armonía impensado para este género.
El "amour fou" es un clásico del cine francés, cuyo principal abanderado fue el nouvellvaguista Francois Truffaut, con su pentalogía de Antoine Doinel (Jean-Pierre Leaud) y sus "Cuatrocientos Golpes", "Antoine et Collette", "Besos robados", "Domicilio Conyugal" y su final "El amor en fuga". También filmó amores fou con muerte como "La Mujer de la Próxima Puerta" o "Vivament Dimanche", su última película, las dos con su pareja en la vida real Fanny Ardant. Pero la que nos convoca hoy es otra obra de "amour fou", la que se establece entre dos amantes: Julien Gahyde y Esther Despierre, quienes se encuentran en esa habitación azul del título y del hotel donde pasan sus tardes de amor y sexo para terminar en tragedia.
Hay escenas de sexo, sí, pero filmadas con un pudor y un recato "como para que no se vea nada, quédese tranquila señora, no como esa porquería de 'El Último Tango en París' que se veía todo, figúrese desgraciados", que puede dejar tranquilas a las conciencias más puritanas. Claro, el esposo de ella (y amigo de Julien) aparece muerto, presuntamente asesinado, y se la acusa a ella. Poco más tarde, y avanzada la película, será Delphine, la esposa de Julien la que muera por una mermelada envenenada, y el sospechoso... es él. Los dos son detenidos (ya están detenidos cuando empieza la película que es un gran flash-back de todo lo vivido) y enjuiciados. Previamente se los interroga una y mil veces, se copian sus palabras de amor en la intimidad, se expone todo a la luz policial sin el más mínimo resguardo. Ellos proclaman su inocencia. Y el final será el menos sorpresivo de todas estas historias de suspenso. En realidad no hay ningún suspenso en la película, puede tomarse como un film de amor o familiar.
Julien es vendedor de maquinarias agrícolas y ama a su mujer y a su hija Suzanne, aunque la engañe. Esther es farmacéutica junto con su esposo hasta que este muera y sea reemplazado por la madre. Hay muchos datos en la película, muchas fechas, idas y vueltas en el tiempo y en la relación, aunque esto no sea más que un McGuffin (viejo término inventado por Hitchcock que designaba una trama falsa para desorientar al espectador). Lo que llama la atención es ese ascetismo en la vivienda de los Gahyde, esa prolijidad casi obsesiva que los lleva a no tener casi objetos de uso cotidiano, todo está vacío, desierto, es una intriga que me dejó la puesta en escena de Amalric y Stéphanie Cláeu (Esther). Bueno, Mathieu Amalric tiene una larga trayectoria como actor, y últimamente se ha puesto al frente de la dirección de sus películas que lo tienen también como autor (o adaptador) y protagonista, aquí interpreta a un Julien francamente desesperado por su situación amoroso-judicial, que lo terminará llevando a la prisión perpetua, los cambios en sus comportamientos son tan sutiles como ricos en matices, es un actor joven, de la nueva camada francesa al que vale la pena seguirle el rastro. No menos exacta está Cláeu en su Esther, que no se luce por su belleza ni por su figura sino por su modo de seducir y expresar el amor físico. Cumple también un importante papel Léa Brucker en su Delphine, la esposa fiel y abnegada que transita por el relato sin grandes compromisos más que el de su fresca belleza.
Un film interesante, corto (1 h. y 17 minutos, que se pasan volando), que si bien no pasará a la historia del cine (no por lo menos en lo inmediato) es una propuesta fresca, nueva y entretenida para mover las neuronas y estar atentos a su previsible final. Mi consejo: si pueden, véanlo, el título original para aquellos que lo quieran bajar es "La chambre bleue".
Gracias por leerme hasta acá nuevamente.
El Conde de Teberito (un crítico independiente)

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