miércoles, 24 de marzo de 2021

Mi crítica de "Cuareterna con humor" (Teatro-Unipersonal)

https://www.teatrix.com/ver/cuareterna-con-gonal


 No me enganchan más con el pelotudazo de Sergio Gonal, aunque se decida a hablar de la cuarentena y lo matice con (¿?) humor, ya sea en una grabación en estudio especial para Teatrix, y no pare de hacerle propaganda a la plataforma de teatro en todo momento. El calvario dura sólo una hora y diez, pero parecen diez horas y una por lo insufrible. Cuenta chistes viejos, estúpidos, la mayoría de ellos con carga obscena o chabacana, se repite, se ríe de sus propios chistes, cosa que ningún cómico debe hacer y sobre todo manda cariños y besitos a todos: a las parejas, a los abuelitos, a las esposas, a las suegras, a los niños, todos ellos víctimas de sus chistes más salames.

Y cobra la gran infamia de rendirle tributo a Juan Verdaguer, un Señor del humor al que nunca se le escuchó una grosería, y lo que es más, jamás se reía de sus chistes, siempre con su eterna sonrisa irónica y esa cara de piedra que tenía para descerrajar las más profundas humoradas. Pero en fin, este es Sergio Gonal, quien sólo se pone interesante cuando se pone memorioso y evoca tiempos pasados, que son los míos, o cuando se pone a reflexionar sobre usos y costumbres de los argentinos, como la visita al supermercado chino o las mil y una forma de hacerse pasar por someliers que tienen aquellos que se hacen pasar por entendidos. Es loable su recuerdo de cuando su padre los llevaba a comer afuera y distinguía la calidad del restaurante a elegir por aquellos que tenían mantel de tela, en contraposición por el mantel de papel, que en definitiva era donde ellos terminaban comiendo.
Se puede tomar con algo de simpatía sus reflexiones sobre los barbijos y su uso -y su olvido- lo cual nos coloca en el rol de potenciales asesinos. Y de cómo incorporamos palabras nuevas a nuestro vocabulario como aquella de asintomático. Antes ser asintomático era saludable ya que quería decir que no estabas enfermo. Hoy es todo lo contrario, podés estar contagiado y ser un asintomático sin saberlo. De ahí desprende lo del cornudo asintomático, que viene a ser el que porta cuernos sin darse cuenta, y toda una sarta de chistes zonzos sobre el tema. Y como quiere tanto a los abuelitos -que vienen a ser los más expuestos al coronavirus- se manda todos los chistes viejos sobre idem que recuerda, siendo el más oprobiante aquel de las botas tejanas, que ya se lo había escuchado a otro cómico o a él mismo, vaya a saber, que no sólo es estúpido sino de muy mal gusto. Cuando nos advirtió que este material era para disfrutar en familia, con los chicos y los abuelos. También hace bromas sobre el Alzheimer o sobre las famosas dentaduras de los viejos.
Llega el turno de los chistes sobre restaurantes y no quedan afuera las cartas de los mismos con sus nombres de comidas edulcorados e irreconocibles o sus listas de precios. Y sobre el tema de los vinos de los que se jacta de ser un perfecto desconocedor, y de cómo saborearlos mejor, marear al vino, tomarlo por el tallo de la copa o sentirle sus mil y unos olores a esencias. Todo para terminar diciendo que su padre compraba el vino más barato y lo ahogaba en soda de un sifonazo. Una sutileza impecable. Por no hablar de las diferencias entre los chefs modernos y los cocineros antiguos, haciendo un culto a Doña Petrona, sin ahorrarse groserías ad hoc.
Y pasamos a hablar del tópico infaltable: los matrimonios, con algún que otro chiste aceptable pero la mayoría generosos en guarangadas y superfluos. Catalogando a las esposas en dos clases, a saber, las rezongonas y las escondedoras, como que no hubiese más categorías de mujeres. Todo le sirve en definitiva para contar sus viejos chistes sin tratar de aggiornarse o de entender que hoy en día los problemas de género pasan por otra parte, desde el amor infinito pasando por las separaciones compulsivas hasta llegar a la violencia doméstica y a los femicidios. Claro, eso no rinde para hacer bromas, pero si estamos haciendo un estudio sociológico hagámoslo enserio, ¿no?
Y finaliza su show hablando de los niños de hoy en día y dónde habrá ido a parar la supuesta inocencia, lo cual lo convierte en un cuentista más verde aun y menos apto para la familia. Lo que sí le envidio es que pueda pasar una hora y diez hablando a todo lo que da, sin cortar ni montar el material y ¡sin tomar un vaso de agua!
Conclusión, que hoy en día a cualquiera se le cuelga el rótulo de humorista, aunque no tenga la menor gracia para contar un chiste ni el más mínimo atisbo de respeto por un público al que consideran tan retardado y chabacano como a ellos. Por suerte hay de los otros casos, los cuales ya han sido comentados y elogiados también en este blog.
Bueno, gracias por seguir con la compañía y espero sus devoluciones y comentarios.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

miércoles, 17 de marzo de 2021

M crítica de "Pucha" (Teatro)

https://www.teatrix.com/ver/pucha


 Vi "Pucha" en contra de mis prejuicios, ya que siempre el stand up me ha decepcionado, me parecen monólogos llenos de groserías sin sentido y sin un verdadero contenido. Además venía de la mala experiencia de haber visto a Malena Guinzburg junto a "Las chicas de la culpa", ya comentado acá que me pareció una verdadera porquería. Pero no, este show me resultó fresco y divertido que, si bien tiene una gran parte de groserías, no me pareció tan chocantes. Vamos a ser sinceros, no es Bernard Shaw este espectáculo, pero puede competir en ingenio y verborragia. Los comediantes son cuatro: la ya mencionada Malena Guinzburg junto a Diego Scott, Pablo Fábregas y Fernando Sanjieo, quienes se sacan chispas en sus respectivos monólogos. Todos tienen la condición de la gracia en sí, ya que los cuatro saben decir muy bien sus textos, aportando la necesaria cuota de humor. No debe ser ajena a esto la dirección de Diego Reinhold, el cual se luce con mano maestra.

La tecnología aporta mucho al armado, ya que toda la presentación e intervenciones de Diego Scott están apoyados por un gran despliegue visual, así como pasos de comedia de los cuatro juntos. Las pretendidas acotaciones científicas de Scott le son refutadas desde la pantalla con las más aberrantes guarangadas, que sin embargo en vez de empañar el show lo acrecientan. Enseguida viene Malena, la primera disertante, y va a hablar de cómo nunca llegó a nada: para enana quedó grande -ella admira a la enana Noelia ya que al menos lo consiguió- a obesa tampoco llegó. Según ella siempre se quedó en el camino. Por supuesto sabe reírse de sí misma con mucha sabiduría. Le hubiera gustado militar en causas como las ambientales pero su espíritu nunca se lo permitió. Por aquello de defender a las ballenas, harta de cualquier comparación. Odia a aquellos militantes de los deportes, como por ejemplo los runners, que más o menos te obligan a enrolarte junto a ellos convenciéndote de que corras 42 km, con el pretexto de que es por la paz. Como así los adictos a las series que te ponen entre la espada y la pared a ver si "la seguís", aunque sea un embole mayúsculo. Todo dicho con mucho humor y mucho desenfado, como es el estilo habitual de esta monologuista.
El segundo en presentarse es Fábregas, quien sostiene que se siente muy orgulloso de ser porteño, y de que hay algo que todo porteño cumple a rajatabla: el no cruzar jamás la General Paz, porque ahí nos volvemos sapos de otro pozo, nos taramos, no sabemos cómo desenvolvernos y además podemos estar seguros de que nos van a robar, secuestrar, o como mínimo, violar. Y expone con mucha convicción sus temores a cruzar el temido límite y que en su casa existía esa norma tácita: nunca cruzar al más allá. Y que cuando tuvo que hacerlo para ir a la casa de un compañero de facultad se armó la de San Quintín en su hogar. Así como el porteño no debe viajar a ningún sitio que quede a más de 50 kms. a la redonda de la Capital. No así como esos que viajan a Jujuy y después les falta el aire no bien bajan del avión. Y ni hablar de la fanfarronería porteña en Jujuy que intentan comprar todo lo que les suene a regional, hasta los hijos mism
Y el último en actual es Sanjiao el que va a hablaqen los shoppings y la educación de los niños. Todo con absoluto pesimismo y mucha gracia. Por suerte el espectáculo no tiene golpes bajos, más allá de algunos temas políticamente incorrectos tocados por Malena, pero bajo el reinado del humor todo está permitido. La hechura del show es impecable y como dije antes se destacan los rubros técnicos y ni que hablar del material humano y la amplia generosidad en humor desplegada por los comediantes. Sería muy auspicioso verlos alguna vez trabajando todos juntos en una comedia con argumento.
Pero bueno, por el momento es lo que hay. Casi dos horas de diversión asegurada y acá les dejo el link para que puedan disfrutarlo tanto como yo. Un espectáculo altamente recomendable.
Espero sus críticas y gracias por seguir leyéndome.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

martes, 2 de marzo de 2021

Mi crítica de "El Amor en los Tiempos del Colesterol" (Teatro-Unipersonal)

https://www.teatrix.com/ver/el-amor-en-los-tiempos-del-colesterol


 Le estoy eternamente agradecido a Teatrix por haberse decidido a incorporar este material a su archivo, el unipersonal escrito, dirigido e interpretado por Gabriela Acher que me parece una pieza única dentro del humor. Siempre adoré a la Acher por su humor inteligente y sano, que nos pone a cada uno en el lugar de un espectador pensante y reflexivo y exculpador de las propias miserias, las del alma y las del cuerpo. Ella habla de las mujeres, pero en el fondo está hablando de todos, porque si bien el suyo es un humor femenino, a qué hombre no nos ha pasado lo mismo, de desear estar acompañado y permanecer absolutamente solo, de querer vencer los prejuicios y no alcanzarlo, de dudar a la hora del amor o del sexo. Su material es el más puro humor judío, admitido por ella, quien se siente digna hija de madre judía, aquella que pregunta: "hija, ¿estás sufriendo? ¿y entonces por qué no estás practicando?" Es la risa de la culpa, de la eterna queja, de la desgracia propia antes que la ajena. Porque el ser inteligente sabe que tiene que reírse primero de sí mismo para luego poder seguir con los demás.

Tal vez sea esa lucidez la que le hizo conseguir siempre parejas más jóvenes, aunque recomiende en su espectáculo a las mujeres que si están saliendo con un hombre mucho más joven que ellas, analicen: primero, si come solo, segundo, si no les pide upa cuando salen y tercero si en sus salidas no les piden llevarlo a un pelotero. Yo confieso que me seduce la posibilidad de estar en pareja con una mujer como Gabriela. Lo que no le perdono es todo el bótox y el colágeno que se puso en la cara, tratando de vencer al tiempo, la hizo parecer un ser monstruoso. Ella, que siempre habló mal de las cirugías y criticaba a aquellas que pasaban por el quirófano. Bueno, sea como fuere, cuando la fui a saludar hace dos años, ella se sorprendió y me dijo: "risa de hombre vale el doble". Es una genia total, lo admito, y aunque robe chistes de Woody Allen y de otros cómicos judíos ("la masturbación es hacer el amor con la persona que más amo", y otros) hay mucho ingenio propio en juego. Gabriela se pregunta: "¿por qué las mujeres estamos solas si lo que más queremos es estar con un hombre?" Y nos responde muchas veces su personaje de columnista cubana Conchita Contento, para el C. M. I. el Canal de la Mujer Insatisfecha. Y así pasamos por esa amiga de más de 40 que está sola por decisión, aunque no propia... (yo me siento identificado). O de esa madre judía que tuvo, que cuando ella se sacaba un 9 preguntaba: "¿y quién se sacó el 10?" o cuando se ganaba un auto en una rifa, "¿quién se ganó el departamento?". Todo en la vida hay que ganárselo con culpa, parece decirnos con este tipo de comicidad.
Muchos grandes humoristas provienen de raíces judías, no sólo Woody sino también Chaplin, Los Hermanos Marx, Neil Simon o Les Luthiers, que me resulta, a mi sano entender, el mejor humor en donde abrevar, porque bien lo dice un proverbio judío: por cada 9 judíos que sufren, está el décimo que los hace reír. Y es un pueblo que lo sabe todo acerca del sufrimiento, la injusticia y la insolidaridad, pero emerge de sus cenizas y se ríe. Y cuando ríe, hace reír al mundo entero, como bien lo dice la canción. Y además, ¿quién no tiene una idishe mame en su casa dándole consejos u órdenes? Como aquel otro chiste que cuenta Acher, el que le dicen a la Virgen María "a vos sí que te fue bien con tu hijo". "No, si yo quería que fuera médico". Como esta prueba, el espectáculo de Gabriela Acher está poblado de ocurrencias y frases ingeniosas. Es un lujo que conviene repetirlo de vez en cuando.
Así es como le reprocha a la ciencia, que no se explica cómo si la NASA pudo poner un hombre en la luna, no haya quien pueda poner uno en la puerta de su dormitorio. Además, entre las desventajas de ser mujer está la de la menopausia, con todas las consecuencias que conlleva, necesidad de apantallarse todo el tiempo, no tener nunca más un período, no poder tener hijos...cuando los hombres podemos tener hijos después de los 80 años... podemos tener hijos después de muertos... podemos tener hijos sin sufrir... podemos tener hijos sin saberlo... ¿No es injusta la naturaleza humana? Las mujeres no quieren ser un objeto sexual, pero en realidad lo único que quieren en sus vidas es ser un objeto sexual, pero para eso no basta con ser linda y flaca sino además tienen que ser jóvenes... Antes se era vieja después de los 50, ahora sos vieja después de los 30... y ahí intervienen los famosos cirujanos, ordenando todo cuanto la naturaleza desordena. Después de cierta edad se te empieza a caer todo... lo único que se retraen son las encías. Pero las ventajas de salir con una persona de la misma edad es que pueden divertirse comparando sus niveles de colesterol, intercambiarse radiografías...
Gabriela elije la crítica y la reflexión como punto medular de su humor, y no sólo es inteligente y ocurrente sino que aparte es graciosa. Sabe cómo contar un chiste o meter el bocadillo perfecto. Y el medio expresivo es el del consultorio sentimental, en donde recibe mails de mujeres desesperadas de todas las edades. Gabriela Acher definitivamente no sólo hace humor femenino, nos abarca a todos, y es un pilar básico para el humorismo de todos los tiempos de esta parte del Río de la Plata. Acá les dejo el espectáculo para que lo disfruten,
Espero sus críticas y gracias por seguir leyéndome.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).