viernes, 31 de mayo de 2019

Mi crítica de "Durante la Tormenta" (Cine)

Vamos a decir desde un comienzo que esta película del 2018 dirigida brillantemente por Oriol Paulo, es un seco exponente del cine de suspenso, ese que ha derivado en llamarse thriller, y que cuenta con la luminosa presencia de Adriana Ugarte (la novia de Gerard Depardieu en "Enamorado de mi mujer"), la bellísima actriz española que es toda una garantía de éxito, acompañada en esta oportunidad por el Chino Darín en su incursión por el cine ibérico. Este film cuenta con un sinfín de vueltas de tuerca, una a cada instante, por eso no voy a contarlas acá todas porque desvirtuaría la sorpresa que requiere una buena película de intriga. Sólo digamos que la acción transcurre en dos tiempos paralelos que se desarrollan ambas dentro de una tormenta espantosa que dura exactamente 72 horas.
El prólogo de la película se sitúa en la casa de Nico Lasarte (Julio Bohigas Couto), un niño de 11 años aficionado a grabar video tapes en su época, que es la de el 9 de noviembre de 1989, justo el día en que por fin cayó el muro de Berlín. Esto funciona sólo a la manera de referencia histórica, ya que en nada incide en la acción. Están transmitiendo la noticia por la televisión cuando él la interrumpe para grabarse tocando la guitarra y cantando, algo que hacía muy seguido. Es de noche, su madre se ha ido, y él ve por la ventana cómo su vecino (el barrio donde viven se asemeja mucho al de "El joven Manos de Tijera", por la diagramación perfecta de sus calles, su pulcritud y orden, casi de maqueta de filmación), el correcto Ángel Prieto (Javier Gutiérrez) asesina a su esposa, HIlda Weiss (Clara Segura). Entonces se le da por cruzar la calle y meterse en la vivienda de el criminal para comprobar que la mujer ha recibido una puñalada en su estómago y yace en la bañadera. El asesino vuelve con implementos para cortar carne (sierras, cuchillos, serruchos) y la despedaza. El niño sale desesperadamente a la calle tras ser descubierto y al cruzar... ¡lo atropella un coche!!! El asesino, cuchilla en mano, cae derrumbado al comprobar que el niño está muerto...
Pero no se asusten, esto es sólo el comienzo y por esas arbitrariedades de la ficción se le dará una nueva oportunidad de vida a Nico. Ya en el futuro, la enfermera Vera Roy (Adriana Ugarte), que está casada con David Ortíz (Álvaro Morto) y tiene una niña pequeña con él, Gloria, viven una vida pasablemente feliz cuando se mudan a la casa donde viviera Nico Lasarte. Al principio todo marcha sobre ruedas, invitan a cenar al piloto de aerolínea y vecino y amigo de David, Aitor Medina (Miguel Fernández) junto con su madre, Clara (Nora Navas). Vera es la asistente de un importante neurocirujano de un sanatorio y éste le reprocha que hubiese abandonado sus estudios de medicina ya que sería la neurocirujana estrella de ese nosocomio de haberlos concluido. Hasta aquí presentados todos los protagonistas de este espectáculo, sólo falta el Chino Darín que se incorporará mediado el film. El caso de Adriana Ugarte es extraño. Es buena comediante, pero no excelente; es buena haciendo drama, pero no excelente; sólo se destaca por su hermosura que allí sí, es indeleble. Se podrá aceptar que es justa para este tipo de películas, donde la actuación no exige un gran desempeño, aunque acá se vea forzada a sentirse "extrañada" en buena parte del metraje.
Todo empieza a desfasar cuando David trae un viejo televisor y una cámara de video y cintas que encontró en la baulera. Las colocan, y allí puede verse al niño Nico tocando la guitarra. Le preguntan una noche de cena a Aitor quién sería ese chico y él les cuenta que era su mejor amigo, que habitaba la casa en dónde viven ellos y que murió atropellado por un coche una noche de tormenta. No sé cómo (no me pidan explicaciones de lo paranormal), pero en un momento, Vera logra conectarse a través de la televisión con Nico, y le dice que no salga de su casa esa noche porque acabará muerto. Éste se resiste, ya que ve el forcejeo de sus vecinos a través de la ventana. Se produce un contacto entre niño y mujer que los mantiene comunicados a través del televisor. Pero finalmente Vera se va a dormir... y cuando despierte nada ya será como había sido. Cuando llegue al hospital todos la llaman Dra. Roy, aunque ella trate de explicar que es sólo enfermera. Y le notician que la están esperando en la sala de operaciones para intervenir a un paciente del cerebro. Ella se resiste pero termina operando. El neurocirujano que era su jefe le indica cuál es su consultorio y le dice que ha estado rara desde que operó a una chica que no resistió la cirugía. Cuando va a buscar a su hija al colegio nadie la reconoce y niegan todo rastro de Gloria. Es más, cuando va a buscar ayuda entre los brazos de su esposo David, este no la reconoce y la hace sacar de su oficina. Vera se ha quedado oficialmente sin pasado, y todo por culpa de una tormenta y una extraña confusión de universos paralelos...
Ahí sí entra en el juego el Inspector Leyra (Chino Darín) y le dice que la ayudará a recuperar su identidad. Le hace las preguntas pertinentes y comprueba que ni su marido es tal ni hay rastro alguno de la vida de su hija. Es más, el vecino y amigo Aitor no la reconoce y no puede atestiguar sobre su pasado (que fue él quien se enamoró de ella en el tren, quien la llevó esa noche al cine en que conoció a David y como un flechazo se prendó de él). Estamos durante la tormenta nuevamente, y Vera sabe que tiene exactamente 72 hs. para recuperar a su esposo y a su hija. El único hecho que la conecta es Nico Lasarte, sabe que después de la conversación con él su vida dio un vuelco, y tratará de reencontrarse con él. El inspector le da el dato de una dirección en donde puede encontrarlo, que resulta ser falsa. Va a ver a David a su casa y éste está casado con otra mujer, de nombre Úrsula, quienes la sacan violentamente de la casa diciendo que los acosa. La policía acude, buscando a Vera, pero es ella quien se presenta ante ellos. Entretanto comprueba que el asesino, Ángel Prieto, se ha casado con Clara, la madre de Aitor, y sobre esa pista se pone a investigar. Sabe que el hombre ha enterrado el cadáver de su mujer en el matadero que es propiedad de él, y pasa esa información a la policía. En un operativo, comprueban que en el piso de el matadero se encuentran enterrados en una caja los restos óseos de una mujer y acusan a Ángel de asesinato.
Entretanto ha aparecido una escritora que publicó una novela basada en la conexión que tuvo el niño NIco Lasarte con una mujer del futuro a través de su televisor, y deciden, ella junto al inspector Leyra, entrevistarla. Ella les dice que es todo fruto de su imaginación, pero que si existieran dos universos paralelos podrían comunicarse dos personas de la manera en que lo describe en su libro. Ahora la única solución para Vera es encontrar a Nico, que ya debe tener aproximadamente la edad de ella. En la dirección que resulta ser falsa encuentra a David, en una cita amorosa con otra colega de ella, y comprueba que está engañando a su mujer.
Todo se complica de tal modo que parece que no hay una salida clara para el caso de Vera Roy. Pero sí, la respuesta está a la vuelta de la esquina, aunque no les voy a decir cómo. Si quieren saberlo tendrán que ver la película...
El film logra entretener (que no conmover, las lágrimas de ella no resultan convincentes) y logra crear tensión y atrapar al espectador con sus vueltas de tuerca, aunque la abundancia de estas pueden llevar a desorientarlo. El final es más bien inesperado, pero conforma a todos. Y la dirección de Orio Paulo, como dije, es ágil e inquietante, aunque sabe lo que busca. Realizar un film con visas de ciencia ficción y suspenso que es efectivo. Se deja ver, aunque no es la temática que yo prefiero a la hora de elegir película. Pero no está mal.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

jueves, 30 de mayo de 2019

Mi crítica de "Maxi 5, Más que un Stand Up" (Teatro-Unipersonal)


No sé, las propuestas estéticas de Teatrix me desconciertan, pasan desde lo inmejorable hasta lo deplorable con diferencia de unos pocos días... El caso de Maxi de la Cruz es extraño (extraño por lo malo), dice no ser un cómico de stand up pero lo que hace es básicamente eso, monólogos inspirados en el más clásico género del stand up, tan de moda en la actualidad y del que fueran sus precursores más insignes (cuando se llamaba de otra forma) nada más y nada menos que figuras como Pinti, Gasalla o Perciavale, quienes crearon el bendito género del café concert. Este Maxi de la Cruz es uruguayo y su espectáculo está grabado en un teatro del país allende el Río de la Plata y es del 2015. Yo lo recuerdo a él como el asistente gay de Valeria Lynch en sus shows, o de haberlo visto trabajar en la espantosa obra "Como el Culo". No tenía otra referencia del "humorista" (llamarlo así le queda grande) uruguayo. 
En primera instancia dice que el humor debe provocar, debe incomodar. Y lo cierto es que lo hace. Pero por otros caminos un poco más sinuosos que los del loable propósito. Comienza en un sketch filmado, como un cómico de cuarta con aires de rockstar, improvisa con su secretaria caminos para llegar al teatro en los que no tenga el más mínimo contacto físico ni visual con su público, al que aborrece, y tiene fobia a ser tocado por ellos. Desde un helicóptero hasta una limusina, pasando por una 4 x 4 para obtener la mayor lejanía posible. Ya en la limusina, se le ofrece conducir la entrega de los Oscars pero la rechaza por caer en domingo, día en que tiene que jugar al paddle. Como así rechaza también un contrato para trabajar junto a Les Luthiers, porque no soportaría compartir el escenario con cinco personas más. Y toma agua especial, esa que proviene de la basílica de la VIrgen porque no toma de cualquier agua. Llega al teatro siete horas antes de la función en su papel de divo para ir encontrando el personaje o porque en realidad no se quiere topar con el público. Resulta que el teatro está cerrado y cuando la única admiradora que encuentra le pide un autógrafo, sale corriendo hasta treparse a un árbol. Qué se puede decir. Que ha elegido un papel más bien antipático para presentarse en sociedad o que en realidad está haciendo una crítica de los "divos". Optamos por esto último.
Pero al empezar el show, un pobre cuerpo de baile lo recibe y él se descomprime hablando a toda velocidad con uno de sus monólogos que peca de insustancial, habla de la relación entre hombres y mujeres, de la reacción de los novios al encontrarse su pareja con un novio anterior por la calle, o de los inconvenientes cuando te para la policía para pedirte el carné de conducir. Todo muy light. Después se refiere a las citas a ciegas e interpreta tres de estas, junto a otras tantas partenaires sin el menor éxito. Eso sí, la gente explota de risa. No logro saber qué es lo que logra hacer reír al público uruguayo de este cómico de churrasquería al que acá no se le daría cabida (bhá, esto es un decir... pasó cada uno por las tablas!!! Desde el impresentable Fernando Peña (al que la mayoría tiene por un genio), hasta los capos cómicos de cuarta que inundaron nuestra malograda revista). Levanta un poco el vuelo cuando interpreta a un personaje marginal, "el Richard", un vago con licencia de chorro que no hace más que tironearse de los testículos y meterse el dedo en la nariz, con un sketch pasablemente logrado, que se refiere al momento en que va a buscar trabajo. Las anécdotas que cuenta tienen cierta gracia y una especie de crítica a una clase social determinada: la de los pibes chorros. Después presenta un cuadro abstracto (muy bien el videograph) en el que interpreta a la vez a (¡!) otro ladrón, un policía y un millonario en un museo de obras de arte. Es decididamente bueno como mimo, a lo que presta su arte en un gag corto de música con una canción rápida y trompetín, y en varias partes de su monólogo.
Termina el show con su cuerpo de baile y él cantando el tema "Smile", de Charles Chaplin. Todo lo demás es aire (y contaminado). Quién lo quiera disfrutar no tiene más que pulsar el "Ver Obra". Queda por cuenta de ustedes... no me digan que no les avisé.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

domingo, 26 de mayo de 2019

Mi crítica de "Una Vez en la Vida" (Teatro-Musical)

Todavía estoy emocionado y conmovido por esta obra inmensa, que vimos ayer a la noche en un 25 de mayo diferente, de teatro, junto a mi amiga Norah. Y digo, "Una vez en la Vida" es fascinante, hipnótica (no pude apartar la vista de la escena en las casi dos horas y cuarto que duró), movilizante, necesario deleite para oídos y corazones.  Está basada en la película de John Carney "Once", que obtuvo el Oscar a la mejor canción ("Falling Slowly") y el musical arrasó con cuanto Tony hubo a su alcance y con los Grammy. Con libro de Enda Walsh y música y letras de Glen Hansard & Marketa Irgloa, la obra seduce por su autenticidad, su sinceridad y su excelente música a un ritmo inusual en el teatro de musicales, y donde los 14 músicos que la integran, son a la vez excelentes cantantes y actores, interpretando otros tantos personajes. La obra se desarrolla en Irlanda, Dublin para ser más específico y está surcada de música irlandesa de la mejor, esa que te hace bailar hasta desfallecer (me acuerdo ahora de los fantásticos "Lord of de dance"), que hace palmear y zapatear a la vez. Es la relación que se entabla entre un músico callejero irlandés de folk y una inmigrante checa, que habla rudimentariamente el inglés (en este caso el castellano), con la familia de ambos pululando por ahí. Pero la relación no es de amor, ni de besos y abrazos, sino de una amistad y una pasión que trastocará la vida de los dos, aunque no se toquen, ni haya un beso siquiera, ni pase nada físico entre ellos. Me devastó el final, que no se queden juntos (perdón por contarles el desenlace pero me salía de mi alma por decírselos), si bien hay una catarata de amor reprimido entre ambos que no logra encontrar su curso, en parte porque ella no se lo permite a sí misma. Ella y él (así, sin nombre, porque es la historia que nos puede suceder a cualquiera de nosotros, esos seres anónimos que andamos por ahí, ¿quién no tuvo una historia de amor que lo haya marcado, aunque no haya podido dar rienda suelta a ella y con final triste?) son Paula Reca y Eliseo Barrionuevo, dos inmensos intérpretes que se ponen la obra al hombro y construyen personajes tan cálidos como entrañables (ella a la vez es hermosa, y me daban ganas de traérmela a mi casa, lo mismo que a todas las chicas músicas), él desde la guitarra y la vos y ella desde el piano y el canto. La orquesta se completa con guitarristas, violinistas, violistas, acordeonistas  bateristas, percusionistas y bajistas. Los nombres de estos actores-músicos (porque no debo omitir a ninguno) son: Santiago Otero Ramos (Banquero), Mariela Passeri (Barushka), Federico Coates (Svec), Federico Yernazian (Billy), María Armellín (Reza), Máximo Meyer (Andrejx), Violeta Videla (Ex-novia), Nicolás Muñoz (Eamon), Mariano Cantarini (Emece) y Mariana Carnovali (Maja), se le suman a estos el desaprovechado Roberto Catarineu (Padre), el que comparte con ellos tres o cuatro escenas y se desperdicia su talento de cantante y bailarín, y la niña Donna Lunadei (Ivonka). Lástima no poder identificarlos mejor a cada uno con su personaje, ya que casi no se dicen los nombres de éstos en el devenir de la pieza, pero sé que todas las chicas son muy sexys y sensuales, pero hay una de ellas sobre todo, (debe ser María Armellín) que me pareció extraordinariamente bella y lanzada como para despertar en mí todo el deseo de adoptarla...
La obra comienza cuando el guitarrista solitario (Él) está cantando en la calle por un amor perdido y se conoce con Ella, la inmigrante checa que le pregunta a quién está destinada esa canción. A una ex novia que me dejó para irse a Nueva York y ya está con otro, contesta Él. A partir de allí se desarrollará una gran atracción entre ellos con una enorme química provocando una pasión de aquellas que arrastran y cambian el mundo para siempre. Él es arreglador de aspiradoras y vive con su padre, ella es pianista sin piano y sueña con comprarse el que Billy (el dueño del bar) le presta para tocar, con una hija pequeña y una madre checa y varios amigos de la misma nacionalidad, que hablan precariamente el castellano. Él está por abandonar sus sueños de cantautor y colgar para siempre su guitarra, sumido en la depresión en que lo dejó su novia abandonante. Ella lo impulsará a seguir cantando y lo hará grabar un disco, con un préstamo que les otorga el banco, para lograr una sala de grabación por 24 hs. , las que utilizan a toda máquina. Cuando el muchacho la invita a su casa a charlar y la lleva a su cuarto, allí intenta besarla, pero el acto se ve frustrado al instante por una negativa de Ella. A partir de entonces ya ninguno se volverá a acercar al otro, si bien Ella en un momento le anuncia: "Ahora voy a darte un abrazo", y lo abraza. Este será el único contacto que haya entre ellos dos. Con el paso de los días (son cinco los días que transcurren desde que se conocen), ella le confesará que tiene una hija y que esa hija tiene un padre, el cual es su marido, y con quién se reconciliará pronto. Esto último, no sabremos nunca si es verdad o es un invento de ella para poner distancia en la relación. "No puedo ceder, tengo responsabilidades", le dice Ella en un momento a su madre.  Aunque en un último momento, antes de que Él emprenda el viaje a Nueva York por convencimiento de Ella para reencontrar a su ex-novia, Ella le diga "podemos ir a tu casa y portarnos mal".Esto, a mi juicio, no llega a concretarse, porque de haber sido así Él no partiría en busca de un amor que estaba ya terminado sino que se quedaría a luchar por este nuevo que le renovó el corazón.
Todas las canciones que Él canta son canciones de amor, aunque hayan cambiado su destinataria, ya no son más para su amor olvidado sino que pasan a ser para Ella. Ella también canta temas de amor, y la canción "Falling Slowly" ya se me pegó en la memoria y muy raramente se vaya de ahí, tan exquisita y conmovedora es. Ella le paga el servicio de arreglarle la aspiradora con música, y toca para él un tema de Félix Menndelsohn, aduciendo que es un romántico que ya está muerto, aunque Él también le resulta romántico. Los lances que se tiran el uno al otro son muy jugados, y es una pena que toda esa pasión no encuentre su cauce. La ambientación es una sola, el bar del amargo Billy, pero cambia constantemente a fuerza de imaginación e inventiva, bien puede ser la habitación de Él, la casa de Ella, el estudio de grabación, el despacho del banquero o unas rocas desde donde se ve la isla de Irlanda. El idioma checo de Ella no la abandona en ningún momento, dando el humor que necesita la anécdota (sí, también hay humor, y mucho, no sólo de melancolía vive esta obra), hasta se suceden en una pantalla palabras en checo que vienen a alumbrar algún que otro tramo. Por supuesto que toda esta maravilla desplegada sobre el escenario del Metropólitan Sura no hubiese sido posible sin ese gran artífice que es el director Julio Panno, un perfecto conocedor de los hilos del teatro musical que aquí se luce por su gran talento e inventiva para mantener viva esa banda de  músicos desquiciados. Y otro gran conocedor es el director musical, Tomás Mayer-Wolf (el nuevo "Luthier"), que ordena tanto la música proveniente del grupo como los arreglos corales con que engalanan gran parte de la obra (una maravilla es esa canción que cantan a coro, sin música todos los integrantes). Eliseo Barrionuevo se luce como ese guitarrista melancólico y apasionado, y desalineado que intenta a todas luces conquistar el corazón de la muchacha. Y Paula Reca es un talento detrás de esa seria vestimenta que le da todo el aire de mujer checa "seria y responsable": "soy checa, siempre hablo en serio", que sin embargo juega a ganarse los sentimientos de toda una platea y de ese hombre iluminado que tiene a su lado. Su labor como pianista y cantante también es muy grata y eficaz. Entre ambos sugieren mucho más de lo que muestran y logran arrastrar a las lágrimas de tantos espectadores conmovidos. Antes de irse a Nueva York, Él invierte todo el dinero que le diera su padre en dejarle el último legado a Ella: comprarle el piano que tanto deseaba. Y así, entre lágrimas y la alegría de la música irlandesa, finaliza esta fábula enternecedora de dos corazones solitarios condenados a latir bajo el mismo destino: la música. Una maravilla que engalana nuestros escenarios porteños. Por favor no se la pierdan, antes de que sea tarde.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

miércoles, 15 de mayo de 2019

Mi crítica de "La Verdad" (Teatro)

Bueno, ayer tuve la oportunidad de asistir a la función para "La Nación", de esta obra puesta a todo trapo en Buenos Aires, en el Complejo La Plaza. Se trata de un neovodeville magníficamente interpretado por Juan Minujín, Jorgelina Aruzzi, Valeria Lois y Héctor Díaz y sabiamente orquestado por Ciro Zorzoli. Cierta vez le pidieron a Oscar Wilde que escribiera una obra en la que su protagonista dijera sólo la verdad. Él respondió que eso sería imposible ya que no llegaría vivo al segundo acto. Algo parecido le ocurre a Martín (Minujín) pero por su opuesto, es un mentiroso consuetudinario que vive de traición en traición, a su esposa, a su mejor amigo, en una historia amorosa con la esposa de éste. Y convence a todo el mundo de los beneficios de no decir la verdad: "¿qué pasaría si todos dijesen la verdad? sería imposible que continuaran las parejas juntas, sería inexistente todo vínculo social..." Pero llegado el momento de enfrentarse con la sinceridad todo se vuelve contra él y nos damos cuenta de que vivimos en un mundo de mentirosos y todos lo estaban engañando a él. Resulta ser víctima de su propio juego patético.
Por supuesto que las grandes revelaciones entran más directamente cuando son tratadas bajo la óptica del humor. Y de eso hay mucho en la pieza, la carcajada es constante y no se apaga, y el sentido del humor es del inteligente, sin chabacanerías ni golpes bajos.
Estamos ante una nueva obra de Florian Zeller, el autor francés vivo más exitoso de su país, con cuatro novelas y once obras teatrales, estrenadas en todo el mundo, dramaturgo de tan sólo 38 años a la fecha (¡Un pibe! ...es que a mi edad ya todos me parecen unos pibes...). En nuestros escenarios esta es la tercera obra que se presenta: las dos anteriores fueron "El Padre" (protagonizada por Pepe Soriano) y "Sin Filtro" (con el "Puma" Goity y Carola Reyna), de extraordinario éxito ambas. Zeller no es un moralista, si bien presenta problemas éticos, no toma una postura, sino que deja que el espectador sea quien la adopte, variando el ángulo de su problemática a medida que transcurre la acción. Es el "niño mimado" de New York y Londres, siendo muy representado también en toda Sudamérica. Sus piezas tienen todas ese toque humorístico que las hace tan apetecibles, y aquí reaseguradas por la brillante traducción y adaptación de Fernando Masllorens y Federico González del Pino, quienes siempre componen un trabajo de artesanos.
Hay varios chistes notables en la obra ("pensé que el único que llamaba al teléfono fijo era Rodríguez Larreta"; "yo llegué al hotel con la cama tendida, la voy a dejar tendida") y hay uno en especial plagiado a Muscari (en "Falladas"), la exclamación tan aplaudida: "¡por Dios! ¡por Dalma y por Yanina!", pero como dice el diccionario de Les Luthiers: "plagio: fuente de inspiración". Aunque los más aplaudidos sean los espontáneos, los improvisados, como cuando falló el dispositivo que tenía que hacer entrar un sillón y lo tuvo que empujar a mano Minujín y agregó "estamos ordenando la casa". Son las cosas impredecibles que pueden ocurrir en cualquier función y el actor sabe cómo capitalizarlo a su favor.
Básicamente, el argumento de la pieza transcurre en relación a la mentira que Martín lleva a cabo en su relación con Ana (Aruzzi, recordada por su excelente trabajo el año pasado en "Niní en el aire"), esposa a la vez de Lorenzo (Díaz), su mejor amigo. La que completa el cuarteto es Julia (Lois), esposa de Martín, a la que miente con total descaro. Tan es así que el comienzo de la obra, después de pasar la tarde en un hotel con Ana, Martín vuelve a su casa y debe improvisar mentiras para ocultar su falta ante la llamada de un compañero de trabajo con quien asegurara que estaba reunido. La excusa es que se había ido a encontrar con Lorenzo quien estaba muy deprimido ya que había perdido su trabajo. Pero sucede que Lorenzo también lo llamó... Martín sale elegantemente de cada encrucijada que le plantea el destino frente a su mujer, y planea un "week-end" con Ana en Mendoza, diciéndole a Julia que tiene que ir para esa provincia por motivos de trabajo. Finalmente tienen la escapada los dos amantes y se ven acuciados por las llamadas de sus respectivos cónyuges al celular, para lo cual deben inventar salidas "espontáneas". Es sumamente graciosa la situación de Ana, quien le dijo a Lorenzo que estaba con una tía con Alzheimer ayudándola a hacer la mudanza. Lorenzo la llama y pide hablar con la tía, para lo cual Martín debe componer a una viejecita española con mucha gracia, y con no pocas metidas de pata que dan pie a otros tantos gags, muy celebrados por el público. Pero Ana ha llevado marihuana para probar, y entre la fumata que les cae muy mal a los dos y la culpa, decide hablar con su marido y ponerle todo en claro, lo que causa el pánico de Martín ya que va a quedar expuesto con su mejor amigo.
Ya junto a Lorenzo, con quien juega al tenis (y Martín se ha dejado ganar, por el remordimiento, pese a que el otro es un desastre como jugador), su amigo le refiere en los vestuarios que sospecha que Ana tiene un amante, y se pone de veras muy sádico en la forma que describe lo que le va a hacer al traidor cuando lo descubra. Primero lo va a abrir en dos con un facón que heredó de su tío, y en una segunda fase le va a pasar por encima con la camioneta hasta dejarlo completamente destrozado, lo cual pone a Martín blanco de terror. Él le recomienda que no le diga nada a Ana de sus sospechas, que la trate con cariño y ya va a ver como vuelve mansamente con él.
Martín va a ver a Ana a su consultorio de oculista y le dice que Lorenzo lo sabe todo, y ella le confirma que la noche anterior le contó toda la verdad y le dijo que se estaba acostando con él. Martín entra en pánico y decide volver a ver a Lorenzo y sincerarse con él. Lorenzo (desempleado) está en su casa viendo la televisión y recibe a Martín muy fríamente. Este, después de titubeos varios y otros tantos whiskys, le cuenta todo, a lo que su amigo le responde que ya lo sabía hace seis meses, fecha en que Martín y Ana empezaron a verse a escondidas. A lo que Martín, asombrado, le pregunta por qué no se lo dijo antes. Lorenzo le dice que temía que fuera por venganza... Sí, es que Lorenzo era desde hacía un año y medio amante de Julia, y todos estaban al tanto del engaño de Martín (incluida su propia esposa, quien ahora resultaba la principal infiel). Por lo tanto, el burlador resultaba burlado... Pero cuando Martín llegue a su casa y enfrente a su mujer diciéndole si ella sabía todo lo de Ana y él, ella resulta sorprendida y enojada y niegue todo vínculo con Lorenzo. Una vez más Martín ha caído en su propia trampa...
Una comedia de enredos desopilante, que nos induce a pensar que lo mejor es decir siempre la verdad... o no. Como sucede con las mejores obras del arte cómico nos hace reflexionar a la vez que nos entretiene y nos divierte. El desempeño del elenco es un verdadero lujo e inmejorable, los cuatro se sacan chispas y es inevitable pensar en la gran mano que está detrás de todo esto: Ciro Zorzoli quien demuestra un ejercicio total de la comedia y de los materiales que tiene enfrente.
Una obra para no perderse. La recomiendo fervientemente.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



viernes, 10 de mayo de 2019

Mi crítica de "El Elogio de la Risa" (Teatro-Unipersonal)


Ahora Teatrix ha estrenado este delicioso unipersonal interpretado por Juan Leyrado, en una actuación suprema, sobre el texto y la dirección de Gastón Marioni. Es un libro plagado de sutilezas, humor, nostalgia y una gran sensibilidad que el actor hace suya sin más. Para referencia vayan a mi crítica sobre esta obra realizada en el 2017, donde se hizo esta grabación en la sala del Multiteatro. El autor nos dice que la risa, aún en los momentos más adversos, es el cable a tierra que nos salva de la solemnidad, la pacatería, la negligencia y todas las actitudes nefastas que nos conducen a la muerte en vida. ¡Viva la risa!, aunque sea una obra más para la reflexión que para la carcajada. Bienvenido sea este estreno y quiero compartirlo con todos los que pulsen el "Ver obra" que antecede estas líneas. Disfrútenlo.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).