domingo, 24 de febrero de 2019

Mi crítica de "Simplemente Eladia" (Teatro Musical)


Debió haber estado en un muy buen día Ana María Cores cuando se le ocurrió dirigir a Susan Ferrer en este unipersonal más cantado que hablado, de homenaje a la gran Eladia Blázquez. Por su bella voz, por la magia que irradia y por la emoción que pone en cada canción, igual lo debe haber entendido Teatrix para editarlo y hacer de este su último estreno de este caluroso febrero. Susan Ferrer se adueña de la escena con su impostura y le otorga a cada tema de la Blázquez su propia impronta, no trata de imitarla sino de evocarla según sus propias cadencias, ritmos, su propio estilo. Ferrer se inició en la comedia musical de la mano de Pepito Cibrián, fue una histórica de aquel "Aquí no podemos hacerlo", y se le nota su paso por las tablas, ya crecida y asentada como intérprete. Entre canción y canción hablará recordando el universo de Eladia o haciéndonos escuchar su propia voz, que se presenta en dos ocasiones, una de ellas para decirnos precisamente que nunca pudo escribir en los lugares denominados "bellos", una plaza, la playa, sino en sitios más alborotados. Susan está muy bien acompañada, con un dúo de piano y arreglos musicales (Diego Mano) y un bandoneón (Rodrigo Mercado), ellos son los encargados de acompañar con sus sonidos la bella voz de la cantante.
"Siempre se Vuelve a Buenos Aires" abre el programa, interpretado por maestría y voz tanguera de la Ferrer, para seguir con "Así Nació" y el primer tango escrito por Eladia "Sueños de Barrilete". Y explica que dentro de un mundo de hombres dedicados al tango, imponerse no le fue nada fácil para Eladia Blázquez, pero al fin lo consiguió, pasando a llamarse "la Discepolo con faldas". Toda la temática de Eladia gira en torno del amor, del dolor, el cariño por Buenos Aires o la nostalgia, pasando a revitalizar al tango, lleno de telarañas hasta su aparición y de amargura, ella abandona el devenir "bostálgico" para enunciar himnos del tamaño de "Honrar la Vida", que enaltecen la calidad y la cualidad humana. Eladia simplemente no se dejó abatir por la adversidad y puso en cada uno de sus tangos una cuota de optimismo que cerraban toda una historia tanguera dedicada al recuerdo rencoroso del pasado.
Susan explica que de aquí en más los puntos cardinales dejaron de ser cuatro, si bien los tres primeros permanecían, el Sur se dividió en tres: el Sur de Homero Manzi, el Sur de Borges y el Sur de Eladia. Y pasa a cantar "El Corazón mirando al Sur", otro gran himno de nuestra porteñidad.. Y explica que ella pensaba que en estos tiempos el tango estaba hecho más para durar que para vender. Y ahí nomás se despacha con "Cómo Somos", sigue con "Milonga de mi Ciudad", una milonga movida y alegre en la que prioriza al tango y a la milonga como ritmos urbanos, para seguir con "Como una máquina fiel".
Eladia se destacó entre las cantantes debido a su capacidad de pianista, guitarrista, compositora, intérprete y cantante, siendo una de las pocas (por no decir la única) mujeres que ejecutó tantos roles. Susan Ferrer explica que dicen las bailarinas que el tango es la única música que se baila más allá del cerebro y del corazón, que cabe en lo que cada abrazo amolda perfectamente su cuerpo al de su pareja, y es un instante que dura aproximadamente tres minutos que son como entrar a las puertas del paraíso, como besar el Cielo. Y arranca con "Prohibido Prohibir". Sigue con "A pesar de Todo" y culmina el tríptico con esa gran ironía que es "Argentina Primer Mundo". Y como remate ofrece "Y me dan por la Cabeza".
Sigue hablando loas y recordando con cariño a Eladia para seguir con "A un Semejante", luego continuar con "Contra Viento y Marea" y llegar a "Convencernos". Viene el momento más esperado de la noche, aquel en que desgrana los acorde de "Honrar la Vida", esa obra majestuosa y revitalizante dentro del extenso repertorio de Eladia, y seguirá con otro monumento: "Con las Alas del Alma". Para recordar luego que Eladia murió el 31 de agosto del 2005 y que será eterna, siempre se la recordará, no importa que pasen las generaciones. Y luego de presentar a sus músicos concluye con "Renacer en Buenos Aires", cantado por la propia Blázquez, a quien ella emula en articular la canción, pero sin sonido, sólo se oye la voz de la gran, emblemática y querida Eladia Blázquez.
Así, luego de una hora y cuarto de concierto, Susan Ferrer lo da por terminado e invita a su directora a subir a escena, la cual comparte con sus dos músicos. Un entrañable homenaje, plagado de emoción, recuerdos y las incomparables letras y músicas de una verdadera renovadora de eso que da en llamarse "música popular": el tango. Recomendable para toda la familia.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



sábado, 23 de febrero de 2019

Mi crítica de "Lutherías" (Teatro musical- Les Luthiers- 1981)

Hola, hoy con toda la alegría de haber descubierto este material inédito en el EMule y haber podido disfrutar del show completo, filmado en Colombia o tal vez en España. Lo primero que hay que decir es que acá está casi toda la formación integral de Les Luthiers (salvo el Flaco Masana, que murió allá por el 73), con Daniel Rabinovich, desgraciadamente muerto hace algunos años de un ataque al corazón, y Ernesto Acher, otro imprescindible del grupo, quien escribiera las mejores piezas de jazz para el conjunto, que debió abandonar el sexteto en el 86, por "desavenencias". Lo cierto es que Rabinovich hacía mucho tiempo que no se hablaba con Acher y quería que dejara el grupo, por "mala persona". Así las cosas, Ernesto Acher tuvo que retirarse. Y el tiempo confirmó su carácter conflictivo: habiendo formado "La Banda Elástica" a pocos años de haberla constituido también debió retirarse debido a su mal genio, lo que hizo que el nuevo grupo sobreviviera apenas un año para disolverse luego.
Los números que integran este recital, de 1981 son:
1)Marcha de la Conquista (marcha forzada);
2)Bolero de los Celos (trío pecaminoso);
3)Cuarteto Op. 44 (cuarteto para quinteto);
4)El Poeta y el Eco (canción... ón...ón...);
5)Papa Garland had a Hat and a Jazz Band and a Mat and a Black Fat Cat (Rag);
6)Las Majas del Bergantín (zarzuela náutica);
7)Añoralgias (zamba catástrofe);
8)Homenaje a Huesito Williams.
 La primer obra, estrena un instrumento nuevo, el "órgano de campaña" compuesto por los tubos de un órgano comandado por un teclado, que se pueden cargar en la espalda como mochila, mientras que el teclado es manipulado desde el frente, completa el extraño órgano unos fuelles que se impulsan con los pies al caminar. La "Marcha de la Conquista" es una singular pieza de Henry de la Pourcell, quien dado su mal desempeño en el cuartel de artillería fue nombrado músico del ejército y por esto volvió al cuartel de artillería. La "Marcha" expresa el amor de un adusto militar por una joven a quien le da órdenes castrenses para expresar su pasión.
El "Bolero de los Celos" se inicia con la lectura de un poema de un autor tan acaramelado como su libro "Atardecer de un Ocaso Crepuscular", que en sus versos más inspirados dice:
"Te seguí Helena,
arrobado por el color de tus ojos azabache.
Y vacilé al escribir tu nombre en la arena,
pues nunca supe bien si Helena es con hache".
Luego viene un bolero en la mejor tradición del grupo, con dos guitarras, bongós, guitarra eléctrica y una extraña maraca y una letra muy cómica en la que Rabinovich canta: "He instalado un micrófono en tu cuarto
y tus cartas reviso indiscreto...
Entre ella y yo, no hay secretos."
Acto más tarde, luego de una jugosa introducción de Johann Sebastian Mastropiero a cargo de Mundstock, en donde directamente "se va por las ramas" de la lectura anticipatoria del tema, asistimos a un cuarteto en el que lucharán Acher y Núñez Cortés por ocupar el definitivo cuarto lugar en la formación (dos latines y una violata). La pelea es sin cuartel, y cada luthier engaña al otro para sacarlo de su asiento luciendo un nuevo instrumento. Al final, Acher opta por ponerle pegamento en la partitura a Núñez para que cuando este dé vuelta la hoja se quede adherido. Pero se descuida y le da la mano y quedan los dos pegados. Acto seguido aparecerán vistiendo un mismo saco de smocking y portando un acordeón del cual cada uno toca un extremo y se incorporan al cuarteto, finalizando con música de chamamé. Un muy efectivo e imaginativo número sin palabras en el que se recurre mucho a la mímica y a la expresión, además del dominio de varios instrumentos.
Después viene "El Poeta y el Eco", un viaje a las montañas en donde Mundstock busca a Helmut Wüsengaitt, un ignoto compositor y lo encuentra en la persona de Rabinovich, con quien mantiene un diálogo desopilante. Ante cada llanto de Daniel, Marcos le pregunta qué le pasa y el otro le contesta: "es que me acordé de mi perro". Luego vendrá la auténtica canción del eco por Núñez Cortés en piano y Maronna en voz y López Puccio haciendo la resonancia del eco, en donde se entabla un diálogo picaresco y López Puccio termina cantando "culo, culo y culo", ante el asombro de los otros dos.
Le sigue un rag, la pieza de jazz obligada de cada recital, acá sólo con la letra "a" en su título: "Papa Garlanda had a Hat...", muy sincopada en su ritmo y con mucho cambio de instrumentos por parte de Les Luthiers, en pleno los cinco músicos. Muy hermoso es el rag y con muchas ganas nos quedamos de bailarlo.
A continuación la ya conocida zarzuela náutica "Las Majas del Bergantín", en donde Acher oficia de capitán, Nuñez Cortés al piano y los otro cuatro en el doble coro de marineros y prisioneras. En el cual las forajidas cantan ante la visión del cuerpo tatuado de Francisco "el Estampado" (Rabinovich):
"Qué maravilla su cuerpo tatuado,
anclas sirenas, gaviotas, anguilas,
tiene tatuajes, por todos lados,
tiene tatuajes hasta en las axilas".
Y él contesta:
"Vean tatuado en mi vientre
el continente europeo.
Y... no les muestro la Italia,
Porque quedaría feo..."
Finalmente tienen que liberar a las prisioneras asediados por el barco del pirata Raúl, y ante el llanto de Francisco, el capitán le dice, "Vamos, no llores más por ellas", a lo que él responde: "No lloro por ellas, es que me acordé de mi perro..."
El séptimo lugar es para "Añoralgias", una zamba que describe con ricas melodías salteñas todos los desastres ecológicos que puede sufrir un olvidado pueblito del interior de la Argentina, con resultados muy pero muy cómicos. Toda la introducción fue cambiada para agasajar al país anfitrión, ya que no se habla más del noruego Sven Kündesen (un hombre del norte) sino de un ¿español? de doble apellido que evidenciaba la duda metódica. Con igual efecto cómico.
Y la función concluye con un "Homenaje a Huesito Williams", disimuladamente a nuestro Palito Ortega, un hombre que hizo de la ignorancia su medio de vida. Y lo presenta en sus cómicas canciones como a un bruto compositor, dueño del más inusual estilo de composición, y que se adelantó en muchos años al éxito "Línea ocupada" de los Pimpinela, otros cultores del desastre criollo, en "El teléfono del amor", una canción cantada por teléfono que no lleva por buen camino.
Esto es lo que hay. Una hora veinte del más brillante humor, de la mano de esos genios ya autenticados de nuestra argentinidad como son Les Luthiers, unos brillantes pulidos que nos regalan su imaginación, ingenio, creatividad y buen humor a cada minuto. Qué más se puede pedir. Y este recuerdo a 38 años del estreno, que suena siempre fresco, siempre nuevo, siempre vigente e innovador. ¡¡¡Gracias amigos!!!
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



jueves, 21 de febrero de 2019

Mi crítica de "Transit" ("En Tránsito") (Cine)

Vi en DVD esta maravillosa, talentosa y original película, que todos los críticos no dudaron en calificar como la mejor del año pasado, estrenada tan sólo una semana después de otro peso pesado, "Cold War", que también estuvo entre lo más granado de la temporada.
Hasta no hace mucho tuve obreros trabajando en mi casa. El más chico de ellos, un joven comprometido con la escritura me afirmaba que lo bueno de ser escritor es que uno puede mentir con facilidad, y ante cada persona que conocía, podía inventarse una vida completamente distinta y nueva de la que llevaba. Yo no estuve muy de acuerdo con eso hasta que vi "Transit". Acá pasa algo similar. Lo primero que debemos destacar es el anacronismo de la historia. Porque se basa en una novela escrita en 1942 sobre la ocupación nazi en Francia. Y la película transcurre en plena actualidad. Y los personajes deben huir de Alemania y de Francia por su condición de judíos. Y la "limpieza" propulsada desde Alemania se lleva a cabo por policías sin el uniforme de la SS sino vestidos como en el presente, se habla de teléfonos celulares y se viste como en la actualidad. Hay muchas cosas sorprendentes en el film, una de ellas es su meterse en plena historia apenas transcurrido un minuto de película. Otra son los diferentes "capítulos" en que se concibe la acción, micro historias que van cambiando según cada volantazo de guión. La acción impulsa siempre la narración hacia adelante, no se detiene nunca y aporta nuevas vueltas de tuerca a cada momento. Y toca gran cantidad y variedad de temas: desde la persecución racial hasta la atracción de un hombre por una mujer, desde la fidelidad entre dos hombres hasta la amistad de un hombre con un niño, desde la usurpación de identidad hasta el suicidio por desesperación.
La película tiene un aire persecutorio o paranoico de entrada. Georg (Franz Rogowski), el protagonista de la historia es un perseguido que debe escapar de Alemania junto a otros amigos. Uno de ellos le ofrece entregar dos cartas en un hotel a cambio de una paga, al otro día un auto con un asiento libre lo espera rumbo a Marsella. Una de las cartas es para un escritor, la otra corresponde a la mujer del mismo. Detenido en una racia callejera en donde aprehenden a su amigo, logra escapar. Va hasta el hotel a cumplir su cometido y lo recibe una huidiza y bella mujer, encargada del hotel, que está limpiando la habitación del escritor. Consigue meterse en ella y ve un derrame de sangre de impresionantes proporciones: el escritor se ha suicidado dejando su manuscrito para un libro (al que Georg toma) y se supone que después de leer la carta de su mujer en donde le dice que lo dejaba. La hotelera confirma que habían arribado ambos juntos y que luego ella se había ido. Georg recoge las pertenencias del escritor.
Al día siguiente se dirige a la embajada para averiguar algo de éste pero es confundido con el escritor, quien había pedido asilo en México, enseguida le otorgan el pasaporte para México. Él consigue llegar a Francia en un tren, escondido con otro amigo al que le han amputado una pierna y que por una infección, muere en el camino. Ya llegado a la ciudad gala de Marsella, es abordado por una extraña mujer que enseguida lo deja. Será detenido un par de veces más por esa indecisa mujer que así como se acerca a él pareciera que algo le repele. En los trámites en la embajada, el cónsul le dice que su mujer (la del supuesto escritor, de quien él ha tomado la identidad), lo estuvo buscando y quiere reencontrarse con él. Le preguntan el nombre de esa mujer. Georg lo recuerda de la carta y afirma: Marie. Marie será desde ahora un personaje esencial en la película. Mientras, necesita comer y hospedarse, y va a ver a la esposa del difunto amigo que viajaba con él. Lo recibe su hijo, Driss (Lilien Batman... ojo con los chistes, miren que el negrito va a crecer...), un chico de unos diez años que juega a la pelota con él. Vuelve la madre, Melissa (Maryam Zaree), una magrebi sordomuda que se hace entender a través de su hijo. Georg, o Weidel, tal el nombre del escritor, de quien él ya ha tomado su personalidad en el pasaporte, le explica a Melissa que su marido ha muerto en el viaje.
Pronto consigue hacerse muy amigo del niño Driss, y una vez que este está en cama le arregla una radio. De allí saldrá su inventado nuevo trabajo: técnico en radio y televisión. Logra una profunda amistad con Driss, y cuando le dice que debe partir esa semana el chico se enoja con él y corre a su casa. Entretanto el chico enferma y Georg debe ir a buscar a un médico. Lo encuentra en otro emigrante, Richard (Godehard Giese), quien está en una habitación de hotel con Marie (Paula Beer), la enigmática mujer que tanto se le acercara a Georg. Se va con él a revisar a Driss de quien detecta que padece de asma. Pero Georg logra acercarse a Marie, quien no es otra que la esposa del escritor y quiere volver con él (mientras se revuelca con Richard). Vemos que lo que sucede (y seduce) del film, son sus impensadas y espontáneas vueltas de tuerca.
Georg, de paso ha conocido en la embajada a una mujer judía que cuida de dos perros collies, dejado en guarda por sus patrones, con quien debe unirse en Estados Unidos. Volverá a cruzarse con la mujer y los perros en varias ocasiones. Hasta que en una de ellas, la última, la mujer lo invite a comer, le diga que los perros han muerto (no sabemos cómo) y le pide que no hable durante el almuerzo, que lo que busca no es charla sino una compañía. Después de comer recorren un antiguo murallón, y cuando él quiere acordar, la mujer se ha suicidado arrojándose de él.
Mientras, Georg ha logrado seducir a Marie, y le promete huir junto a él en el barco que lo llevará a México: ella sólo añora reencontrarse con su marido, de quien no cree que esté muerto. Richard va a partir sin ella, porque ya lo había intentado y ella se había vuelto. Parte, pero lo deportan nuevamente a Marsella porque la "limpieza" de judíos ha empezado. A partir de aquí no conviene revelar más los misterios de la trama, porque tiene un final impensado y decisivo. Sólo reste decir que toda la película está narrada desde una voz omnisciente que va contando las diversas acciones de los personajes y que, a la postre descubrimos en la voz del cantinero a quien Georg le deja el manuscrito de Weidel.
Es una película tan ligera de ver como densa y profunda de comprender, una verdadera maravilla que ha salido de la técnica y la pericia de Christian Petzold, su director y co-autor, tan cuidada y pretenciosa en cada detalle que parece haber sido estudiada y discutida por mucho tiempo. Ya está en Internet, así que pueden bajarla y disfrutar de ella como yo lo hice. Y no duden que es una de las grandes revelaciones del pasado año.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



domingo, 17 de febrero de 2019

Mi crítica de "Freno de Mano" (Teatro)

"Freno de Mano" podría haber sido una excelente pieza. Una obra mucho mejor de lo que resultó. Pero no encuentra el "timming" exacto de la comedia. No puedo echarle la culpa al libro, que es muy bueno, con la autoría del argentino Victor Winer (tal vez un poco demasiado largo y repetitivo, aunque se ajusta a la hora y media, pero al ser una obra sólo para dos personajes resulta demasiado monótona), ni a la ágil dirección de Rubén Pires (que se esforzó por darle agilidad a la pieza), ni siquiera echarle la culpa a los dos magníficos actores que encuentran en María José Gabin y Esteban Prol el envase perfecto para esos dos personajes desesperanzados (hay una breve intervención de Iardena Stilman, pero al ser tan breve no merece siquiera el análisis). Sucede que se tarda demasiado tiempo en entrar en el juego de la comedia, y los chistes, si bien son buenos, están muy distanciados unos de otros y no son lo suficientemente efectivos. Dicho esto, vamos a criticar a "Freno de Mano" con entusiasmo, como si fuera una de las más perfectas propuestas cómicas de lo que se ofrece en Buenos Aires en este momento.
La acción transcurre en una habitación de hospital en donde pasa sus horas Matilde, antes de la operación de vesícula a la que debe someterse y, de la que está segura que no saldrá viva. Hasta allí llega José, su marido, un hombre sacudido por las sucesivas crisis que han golpeado al país y que ahora trabaja como testigo falso... Se presenta a los juicios y brinda su testimonio a favor del culpable y su abogada, para la que trabajan en yunta. Se ha especializado en poner cara de circunstancia y hasta a derramar sus lágrimas en favor del cliente. Llega a visitar a su mujer, próxima para el cadalso, según como ella lo toma y ésta le dice que le adelantaron la cirugía para el día siguiente por la mañana. Pero hete aquí que el sinvergüenza de José tiene preparado todo para irse ese día con su tía y su prima a New York, para buscar un nuevo trabajo: hacerse atropellar por autos y cobrar la indemnización para pararse para siempre. Y además de eso, quedarse a vivir en Estados Unidos como inmigrante y mandar a buscar a su esposa por su sirvienta cubana o mexicana. Ésto, lejos de sonar como música celestial para los oídos de Matilde, resuena más como un intento de suicidio por parte de José. "Si no falla el freno de mano (de ahí el título de la obra) del yanqui, estamos salvados. Hay que saber caer sólamente", le dice muy suelto de cuerpo mientras ensaya una caída debajo del auto agresor. Y debemos decir que lo hace con mucho arte. Tiene marcadas en su cuerpo con lápiz labial las zonas que acumulan más puntaje según la lesión. Matilde mira todo esto aterrada, sobre todo porque su marido la abandona para morir en manos de un norteamericano cuando ella está a punto de pasar a la gloria en manos de la ciencia... Y resulta que José se ha comprado un librito lleno de frases absurdas como "My house is red and my cat is death", que según él le van a enseñar todos los misterios del inglés. Hasta está tan fanatizado que canta a viva voz el himno de los EEUU, ante la mirada horrorizada de su patriótica mujer, que quiere vivir y morir en su Argentina, soportando las crisis que haya que soportar.
Y lo peor, José no sólo acompañará a su tía a los Estados Unidos sino también a su prima, una flamante divorciada que ha bajado muchos kilos de peso (parece una "pepona") y que lo arrinconó en pleno almuerzo con su tía sometiéndolo a sus más bajos instintos... con su anuencia. Esto acaba por desequilibrar a su mujer quien ya ha barajado la opción de vender su riñón para pagarle un nuevo pasaje al país del norte, pero después de la operación. La venta ilegal de órganos se cotiza muy bien en el mercado negro y eso puede salvarlos, le dice ella. Pero él no acepta peros, viajará sí o sí con su tía y su prima a hacerse chocar por un extranjero. Además cae con la noticia de que les han embargado la casa, que tienen un policía en la entrada que le ha prohibido el acceso y no tienen dónde caerse muertos. Por lo tanto él se va... Ha podido rescatar de la casa una valija con algo de ropa y una pequeña guitarrita como para irse. Pero es generoso, le ha traído algo para ella, tres bombachas y el vestido de novia, que ella se pondrá para que la acompañe en el momento de la operación, ya que ha tenido un sólo hombre en su vida: José, a quien ahora quiere definitivamente muerto.
Él acepta que hubo algo con su prima y cuando Matilde le pregunta si él la quiere y la desea, éste contesta muy melifluamente. Está caliente con la pepona y nueva divorciada y nueva flaca de su prima. Matilde tiene muchos reproches que hacerle, y se los hace, quiere irse purificada al otro mundo, y lo odia por dejarla sola en este sagrado momento. Los diálogos son chispeantes y hasta graciosos pero no llegan a provocar la carcajada franca que otras propuestas ofrecen. Por eso pienso que el problema sustancial de la obra puede ser de estructura. Si partimos de unas bases flojas, es muy pobre el edificio que podamos construir encima. Y eso es lo que sucede con esta obra.
Matilde recibe una pastilla con un vaso de agua de la enfermera, que le frene el insomnio que viene padeciendo hace tres noches. La toma y, entre ganas de vomitar, logra dormitarse un poco. Es allí cuando llega la prima de José, a quien Matilde no ve pero escucha, entre sueños, muy complaciente con su primo, quien le trae hasta un sobretodo para vencer los fríos neoyorquinos del momento. Y quiere que esa noche la pase durmiendo con ella, a lo que él responde que no puede abandonar a Matilde. El final, no por previsible, es menos sorprendente.
La premisa de la obra es "¿Cuál es tu límite? ¿Hasta dónde estaría cada uno dispuesto a llegar?" Y esto puede iluminarnos un poco sobre la intención del autor al escribir esta pieza, entre su larga lista de producciones, según atestigua el programa de mano. María José Gabin (hija de Celis Pérez, más conocido como Pérez Celis) es una muy buena comediante que se une al juego con entusiasmo, al igual que Esteban Prol, a mi gusto de mejor ver ahora que antes, con el pelo corto y todo el porte de un hombre hecho y derecho. Iardena Stilman, pese a su breve intervención se nota que también es una gran comediante. Ya se los dije, recomendable entre lo poco de nuevo que hay en la ciudad, pero hasta ahí...
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

jueves, 14 de febrero de 2019

Mi crítica de "Labios Negros" (Teatro)


Teatrix estrenó ahora "Labios Negros", un vehículo más para el lucimiento de Francisco Pesqueira, el cual a mí ni me divirtió ni me emocionó. Está acompañado en esta ocasión por Claudio Pazos y Claudia Pisanu y el libro es de Laura Coton, María Rosa Pfeifer y Patricia Suárez y la dirección de Carlo Argento. Ni el uno ni el otro me parecieron interesantes ni que salga de una monotonía adormiladora extrema. Todo pretende ser un gran homenaje al cine argentino de la época de oro, los tres intérpretes: Pesqueira (Delita), Pazos (Hermida) y Pisanu (Adalberto), son dos mujeres y un hombre (que extraño suena esto de los sexos cambiados) que fueron extras de cine, pero que en su vida aparecieron en pantalla ya que sus actuaciones fueron cuidadosamente recortadas de los films. Lo que tienen es muy buena memoria para acordarse de todos los nombres y apellidos de actores, actrices y directores que alumbraron esa era dorada (o decadente) de nuestro cine nacional, ya que cuando alguno de ellos pronuncia un nombre, todos los demás corean enseguida el apellido de la estrella en cuestión. Lógico que no es tan difícil, después de tanto, si uno conoce el ABC del cine argentino. Los dos travestidos incluso recrean alguna escena de las tantas películas célebres que se filmaron en ese período.
Pero lo que asoma, por debajo del pretendido homenaje al séptimo arte es la eterna pelea entre peronistas y antiperonistas que desde tiempos remotos asoló nuestro país (antes había sido entre unitarios y federales, rosistas y antirosistas, no si en eso de la grieta somos diestros y viene de lejos).
Hermida es una defensora acérrima de su adorada Evita y no perdona el cachetazo que le pegara Libertad Lamarque en la filmación de "La Cabalgata del Circo". Hablando de esa película es donde empieza todo, en un cuadro que se titula "Olor a hombre" (1950) y en donde los tres representan a jugadores de fútbol pues están rodando "El hincha" (siempre como extras de último reparto), y acomete la peronista Hermida contra la anti Delita, quien llevará su odio racial hasta las últimas consecuencias, al igual que la otra su desprecio por la "oligarquía". Pareciera que las viejas heridas no se cierran, y hoy puede ser tan actual este enfrentamiento como en pleno auge del peronismo de aquella época. Que a mí, la verdad, ya me tiene bastante podrido... Además de estas dos películas se recuerda también en este episodio a "Dios se lo pague" y se recita alguno de sus diálogos. Pesqueira entona "Yira, yira" con voz de absoluto varón (¿?).
El fragmento que sigue se denomina "Olor a crisantemo" (1952) y se sitúa durante el velatorio de Evita en el que Hermida llora su dolor de hija desamparada y Delita festeja porque al fin se murió "la" Eva, y seguramente no es al cielo a donde va a ir. Hermida ya fue a ver el ataúd durante cinco días seguidos y escribió una carta al Vaticano para que se la canonice y le pide a Adalberto que haga otro tanto. No por la muerte dejan de recordarse películas, como "Si muero antes de despertar" o "Las aguas bajan turbias" rodadas ese mismo año, y siguen peleando por un papel de extra más o menos visible. La escena no consigue dar con la gracia requerida ya que se trata de un culto a la muerte, que siempre resulta chocante.
En "Olor a viento y a sal" (1954) nos situamos en Mar del Plata, en el festival internacional de cine, a dónde arriban Hermida y Adalberto en busca de toparse con las estrellas y en mostrar chapa de todas las películas en que ellos participaron. Delita mientras tanto, se está tiñendo el pelo... de negro, aunque siempre juró no ser confundida con un "cabecita negra" ni con un peronista. Pero no por nada, sino para hacerse pasar por la Lollobrigida, con su acento italiano logra encandilar a sus amigos hasta que advierten que es ella. Allí cae su máscara. Y Hermida le echa en cara que tiene un hijo de 13 años internado en un instituto mental con las monjas, a las que ellas mismas prestan caridad. Y que lo fue a ver, haciéndose pasar por una amiga de su madre. Y que el chico es igual a un antiguo productor que estuvo a punto de casarse con ella y a quien sorprendió con Delita en posturas no muy santas. Esta reconoce que es hijo de ese hombre, pero que niega reconocerlo como padre así como se niega ella a aceptar su maternidad, habiéndolo internado de por vida. Se mencionan varias películas y actores, casi todos ellos extranjeros que concurrieron al festival.
En la escena que sigue, "Todavía hay olor a quemado" (1955) se encuentran los tres en el set de "La casa del ángel", dirigida por Leopoldo (¡¡¡Torre Nilson!!!, claman a coro), preparándose como extras para pasar a formar parte de la película. Bailan el vals y otros ritmos para la filmación. Siguen las rencillas peronismo-antiperonismo entre Hermida y Delita. Adalberto, que le ha ofrecido a Delita ser un padre para su hijo, es rechazado por ella porque no quiere reconocer al infante ni unir su vida a la de ese hombre timorato y falto de carácter, que no se decide por ninguna de las dos posturas políticas y que lucha contra una enfermedad bronquial que adquirió de chico. Finalmente son llamada por Torre Nilson quien les ofrece decir una línea a Hermida y dos a Delita, lo que hace que se estrechen en un abrazo olvidando sus rencillas ideológicas. Terminan la obra cantando los tres a todo pulmón el tango "Labios negros".
Como propuesta teatral, si bien puede ser muy interesante para algunos (yo tengo amigas a las que les encantó), a mí me parece muy pobre, esgrimiendo un humor muy básico, muy elemental y con actuaciones que distan mucho de ser perfectas en el rol de mujeres los varones o de hombre la mujer, como sí podría hacerlo un Geretto o un Gasalla por sólo buscar dos ejemplos (sin olvidar las perfectas de "Casa Valentina"). Además confunde mucho ese cambio de identidad sexual, que si bien coincidirá con las suyas, logra distraer para mal al público que no está acostumbrado a las actuaciones de Pesqueira. No hay más remedio, si quieren hagan un click en "Ver Obra" y compruébenlo por ustedes mismos. Acá dejo yo.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

Mi crítica de "Así de Simple" (Teatro)

Ayer fui a ver mi primer obra teatral de este año, y empecé con "Así de Simple", en el Picadero, obra que ya va por  su sexta temporada. Y debo decir que la disfruté. "Así de Simple", el título mismo es una ironía o una paradoja, pues en cuestiones de amor de pareja nada es "así de simple", siempre hay recovecos, zonas oscuras, desvanes a los que no queremos subir, sótanos que nos da miedo visitar. Y nada es simple en la pareja que forman Clara y Joaquín, el candor de los tres o cuatro primeros meses se esfuma enseguida. Pero ¿cómo seguir cuando el amor no es suficiente? ¿O cuando se ama pero la rutina mata el enamoramiento? ¿Qué es lo que nos arrastra al fracaso en una relación? Todo esto se pregunta la obra escrita por Ignacio  Bresso y Sofía González Gil, y dirigida por esta última, que a la sazón debe ser hija del prolífico Manuel González Gil, aunque nos preguntamos ¿a la sazón de qué?
Clara y Joaquín. Joaquín y Clara. Dos personajes que ya han pasado al imaginario propio de todos los que asistimos a ese ritual de teatro que se produce todos los miércoles a las 21 hs. Y es que Clara y Joaquín no son dos, sino que son seis. Cada uno interpretado por tres actrices y actores, que comparten escena todo el tiempo y se refuerzan con los parlamentos y los diálogos unos a otros. Todo se deshilvana como verdaderos flash-backs (miradas sobre el pasado), aunque también hay un flash-foward (hacia el futuro), extrapolando este término del mundo del cine.Sí, porque todo empieza en el momento en que Clara y Joaquín deciden separarse, y él está destrozado por la decisión (es muy cómico como uno de los tres Joaquines se deshace en llanto, igual que una de las tres Claras). Este desdoblamiento debe haberse imaginado para dejar en claro que nuestros mundos interiores no son uno solo sino varios, y que cuando hay que tomar una decisión son muchas las voces que pugnan por opinar. En Clara está más claro: parecen ser las tres instancias psíquicas que imaginó Freud para su tercera tópica: el Yo, el Ello y el Super-Yo. Una es la racional y adecuada, otra se deja llevar por las pulsiones y está la tercera que es la que pone el orden y decide siempre sobre lo "correcto". Después de esa primera instancia de separación (no sin dolor y no con menos risas) volvemos para el pasado y accedemos a los momentos apacibles de la pareja, cuando veían una película juntos y la comentaban (claramente la película que están viendo es "Antes del Amanecer", de Richard Linklater, que trata sobre el enamoramiento de una pareja en su primer momento) y ella quedaba extasiada ante los conocimientos cinéfilos de su pareja. También asistimos al momento de conocerse y a las vueltas claras de toda pareja para tomar la decisión de encarar el asunto. Pero pasamos también por la falta de deseo sexual de él, acosado por la rutina y estupefacto viendo un partido de fútbol. A la cara de traste de ella haciendo la limpieza y después de haber concurrido a una fiesta familiar en donde todas las miradas estaban clavadas en ellos y en la expectativa de cuándo iban a tener un hijo, comparándolos con la hermana de él, la prolífica Marianita. En la difícil decisión de instalarse a vivir juntos y de darle las llaves del departamento a ella, etc.
Clara es diseñadora de interiores, profesión que Joaquín subestima y dice que se parece más a un hobbie que a una carrera, mientras que él es ingeniero, y en una primera cita ella se pone a bailar, borracha, ante el estupor de él. Ella le pregunta si no sabe bailar, y ahí se viene el momento más aplaudido de la noche: el baile de él (de los tres), coordinados al unísono por la magnífica coreografía de Carolina Pujal, en donde demuestra un excelente estado atlético y de gran bailarín, dejándola boquiabierta a ella y a todos nosotros. Clara acota: "no sabía que un ingeniero podía bailar así". El humor bordea toda la obra y son ingeniosas las réplicas que dan los dos tríos de amantes, casi al unísono y sin solución de continuidad. Los cambios de vestuario también son muchos y se producen en un instante, sólo el momento de entrar o salir por una puerta. La escenografía no peca de ingenio, tan sólo un sillón, una cama y una repisa, con dos cajones practicables en el centro, que van cambiando de funciones. Todo el derrotero de la obra nos pasea por las variadas fases del enamoramiento, hasta concluir mal, pero luego de ese principio de separación, viene el esperado flash-foward, aquel en que Joaquín invita a Clara a deshacer la casa y viene la posibilidad de un empezar de nuevo, aunque saben que es difícil, casi imposible por todo lo que han pasado, la chispita del deseo y la pasión se vuelve a instalar en ellos y se avecina un reiniciarse de la relación. De hecho, el final de la obra los muestra a los dos, detrás de una transparencia, besándose apasionadamente.
Los actores y actrices son todos excelentes y están a la altura de las circunstancias, lástima que no puedo identificar a cada uno por el nombre de su personaje, pero los nombres de ellos son (primero las actrices): Magdalena Pardo, Julieta Goncalves y Ailín Zaninovich y el de ellos: Andrés Passeri, Ignacio Bresso y Francisco González Gil. Es muy destacable también la labor de la joven directora Sofía González Gil que supo imprimir toda la frescura y la problemática del amor de juventud a esos seres que, por triplicado, le dan vida a una obra que de haber tenido sólo dos personajes hubiera sido muy convencional y aburrida. Toda la dinámica de la pieza está en ese desdoblamiento de sus criaturas que aman, padecen, desean o sufren por causa del amor. Y que mejor preludio para un día de los enamorados como hoy el haber visto esta obra. De las actrices cabe resaltar la labor de la "pobre víctima", la que sufre o se alegra más que nadie, la más joven y petisita del elenco que hace una labor magistral y que debe estar encriptada en uno de esos tres nombres... La obra está muy bien aceitada y ofrece momentos de sano regocijo y, lo más importante, nos deja pensando (y penando). Por eso sólo vale su visión. La recomiendo ampliamente.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

domingo, 10 de febrero de 2019

Mi crítica de "Enamorado de mi Mujer" (Cine)

Esta nueva película dirigida por Daniel Auteuil, se basa en el exitazo de Florian Zeller que acá se bautizó como "Sin Filtro" y que todavía se está exhibiendo en el teatro La Plaza. A diferencia de la obra, la película no se detiene en los comentarios de lo que la pareja protagónica piensa y se escucha en voz alta, aquí encarnados por el propio Auteuil (Daniel) y Sandrine Kiberlain (Isabelle). Con este recorte se pierde casi toda la gracia de la obra y mucho de lo que nos proponía la reflexión: la hipocresía, la doble moral, los deseos ocultos. De esto último se encarga de enfatizar la reescritura del propio Zeller, autor del guión, quien le otorga a la pieza más respiración de film, con ambientes abiertos, pasajes de vacaciones y recreos naturales. Digo que se ocupa de los deseos ocultos ya que casi toda la película transcurre en la mente de ese Daniel, obsesionado con la nueva pareja de su amigo Patrick (Gerard Depardieu), la joven y hermosa Emma (Adriana Ugarte). Me voy a detener acá un momento. Si bien Ugarte es una verdadera belleza no tiene ni punto de comparación con Muni Sieguelman, la argentina que encarna el mismo papel en la obra teatral. Ésta en verdad es una bomba, mientras la Ugarte adolesce de unos pechos pequeñitos, la nuestra ostenta unos volúmenes notables y su rubia cabellera impacta más que el morocho de la francesa. Puestas a competir en belleza la de la obra argentina le lleva varias cabezas de ventaja a la gala.
El problema más notable de la película es la falta de la autorreflexión que instalan los pensamientos en voz alta y algo fundamental: la presencia de Goity en la obra. Goity es un animal de teatro, imbatible por donde se lo mire y con un excelente talento para la comicidad. Auteuil se defiende pero hace lo que puede, más dado a la comedia romántica que a darle un verdadero carácter humorístico a la pieza. Se pierde mucho en la comparación, e incluso el final, que invita a la reflexión está más logrado en la puesta vernácula que en la extranjera. Sucede lo mismo con varias comedias francesas que acá fueron éxito y en la pantalla pasaron sin pena ni gloria, como el caso de "Le prenom". Decimos que está desarrollado el ensueño del protagonista ya que, a falta de palabras, sus pensamientos se ven en pantalla, engañando al espectador en más de una oportunidad, como las vacaciones compartidas en Ibiza, el viaje a Venecia de ambos amantes (Daniel y Emma, ya que aquí han cobrado estatura de pareja en más de una fantasía), la obra de teatro que protagoniza Emma, etc. Incluso el final es engañoso, ya que los ubica como habiendo dejado a sus respectivos cónyuges y convertidos en amantes clandestinos que han blanqueado su situación, incluso con un viaje de novios a Venecia. Cuando finalmente Emma decide abandonar a Daniel, este vuelve arrepentido a su casa y tanto su mujer como su amigo le cierran la puerta en la cara. Pero lo que creíamos que sucedía en verdad (se extiende por más de veinte minutos) está en la cabeza de Daniel, quien finalmente agradece locamente estar casado con Isabelle y se entrega a ella con toda la pasión que puede. Si bien las insinuaciones de Emma existieron en la realidad, su escape con ella al aeropuerto y posterior viaje no existieron jamás.
Resumamos la historia para quién no haya leído la crítica de "Sin Filtro" (a la que derivo). Daniel e Isabelle son un matrimonio bien avenido, de muchos años juntos. Ella profesora, él editor, compartieron en otro tiempo amistad con Patrick y Laurence, una pareja que supo ser señera en su sitial. Pero un buen día Patrick se enamoró de Emma y decidió dejar a su mujer, por una jovencita de 30 años, él que ostenta sus buenos 60. Eso lo hizo aborrecible para Isabelle quien se convirtió en paño de lágrimas para Laurence. Por eso cuando se encuentran en la calle Daniel y Patrick y este prácticamente se invita a cenar a casa de sus antiguos amigos para presentarles su nueva adquisición, hace entrar a estos en conflicto. Todo esto, que en la puesta argentina lleva su buen tiempo de escenario, acá está narrado elípticamente. Llega la noche de la cena y Emma cae como una bomba (en realidad es una bomba) y Daniel cae seducido por ella y sueña con una nueva vida a su lado, hasta que repara en toda la mezquindad, ruindad, iniquidades y aire de superioridad que quiere darse su amigo Patrick ante ellos, exhibiendo su trofeo de caza, su gran fortuna económica, así como las casas que alquila para vacacionar, la nueva residencia a la que se van a mudar, hasta el vino con que se presenta a lacena. Todo esto está tratado con mucho mayor humor y sagacidad en la puesta local que en esta adocenada película que sin embargo lleva el sello de un gran autor como es Auteuil, que supo revivir con éxito las películas más importantes de Marcel Pagnol. Una lástima que se haya desperdiciado tan buen material. O será que los argentinos tenemos un cuerpo de teatro que es imbatible en el mundo entero...
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

jueves, 7 de febrero de 2019

Mi crítica de "¿Por qué Será que las Queremos Tanto?" (Teatro)


Teatrix ha sumado a su catálogo esta obra en calidad de Obra Recuperada, grabada en el NDAteneo en el 2013. Como comedia, escrita y dirigida con solvencia por Daniel Dátola, es fresca, humorística y ágil, complementos de llevadera porque está interpretada por dos grandes actores como son Diego Pérez (Juan Carlos) y Alejandro Müller (Leo), quienes mantienen una charla de café distendida en donde se dedican a hablar de lo que hablamos todos los hombres: de mujeres. Y lo hacen no desde el costado libidinoso o en plan seductor sino en el de crítica abierta a ese ser inclasificable e indescifrable que se denomina mujer. Es por eso que el título de la obra resulte paradójico, porque se encargarán de encontrar y subrayar todos los defectos que su experiencia conyugal les acarrea con sus respectivas esposas. Juan Carlos y Leo son amigos entrañables y están casados en segundas nupcias, ambos, el primero con Martita y el otro con Susana, y es por la confianza que se tienen que pueden tomarse el pelo o provocar asombro en el otro por conductas impensadas. El lenguaje que utilizan es el de los muchachos de café, por lo tanto no es apto para puristas del idioma, con la puteada fuerte y constante de la que tan bien nos tenía acostumbrados el "Negro" Fontanarrosa con sus historias de café y de minas. El lenguaje no es el de la Sorbona, pero es lo bastante explícito como para pintar la picardía, el costumbrismo y el cuadro de situación que intenta describir Dátola en su retrato del mundo femenino, el cual siempre es acertado.
Para aquellos que no estamos casados ni nunca lo estuvimos no resulta ajena la anécdota, ya sea porque tal vez hemos tenido que sufrir la inoperancia femenina en más de una oportunidad o porque el mundo de la mujer es sobradamente conocido, así como sus manías y costumbres. Es muy gracioso que Leo tenga en su celular el ringtone con la música de "Tiburón", el que inmediatamente copiará Juan Carlos para anunciar el llamado peligroso de su mujer. Es sabido que en el mundo de los hombres se dedica mucho tiempo a hablar, contrariamente a lo que dicen los que creen que la mujer habla más, y se explayan durante hora y media sin interrupción y logrando el milagro de hacernos partícipes, de no aburrir nunca a pesar de estar casi clavados a sus sillas: lo que se ve es una charla amena y ágil que indaga sobre los comportamientos femeninos con sutileza y con la mirada masculina puesta en censora. Así discurren muchos teman importantes de la convivencia como por ejemplo los viajes a Miami y la inagotable pasión por visitar shoppings de sus esposas, la comida dietética y la imposibilidad de hacer un asado, la incomprensión por el fútbol, las vacaciones de verano con todos los detalles playeros, las fiestas de casamiento en que uno no conoce al novio ni a la novia, lo friolentas que suelen ser las mujeres en comparación con el hombre, la compra en las tiendas de ropa y su constante indecisión, las críticas de las mujeres entre ellas, los códigos que tienen los hombres en comparación a los de las mujeres, los recitales a los que debe uno acompañarlas, las horas que pasan en el baño arreglándose, la indecisión sobre qué ponerse, etc.
Un tema que sobresale es el de que los hombres somos más sensibles que las mujeres, en contra de lo que muchos piensan, ya que cuando la situación no da para más es el hombre el que da vueltas para cortarla, en cambio ellas no dudan en divorciarse, olvidándose de su marido y desechando el amor que este siente por ellas ya que es el que siempre se queda llorando la pérdida de su mujer. Muestra de esto son las letras de las canciones, desde los tangos que siempre invocan la huída de la fémina en desdén del macho; los boleros, las canciones románticas que siempre hablan del sufrimiento masculino en pos de un amor trunco. ¿Ellas qué tienen para ofrecernos? La letra de "Malo", o "Que le den candela", el pedido de "qué ganas de no verte nunca más" u "olvídame y pega la vuelta" cantado por esposas despechadas.
Es imprescindible la química que se monta en el escenario entre Pérez y Múller cuando hablan de sus respectivas parejas y al fin y al cabo lo mucho que las quieren, haciendo cosas impensadas por ellas, desde calentar los pies de la mujer en invierno en la cama o aceptar que decidan por ellos sobre qué ropa debe gustarles más a sus maridos. A pesar de pecar de grosero y altisonante, el diálogo da en el clavo con sus agudas observaciones y la risa se hace incontenible, y en varios momentos estallan los aplausos. Realmente ambos son muy buenos comediantes y saben mantener vivo un texto que en otras manos y cuerpos hubiera resultado asfixiante. La solución parece estar en dejarlas hablar a las esposas, prueba de ésto es la sordera que padecía el padre de Leo, que hizo que salvara el matrimonio con una mujer que le gritaba todo el día. Al final la cansaba y reinaba la paz. La confianza del mundo masculino es otro pilar sobre el que se apoya la obra, tanto Juan Carlos como Leo no dudan en dar sus opiniones y en sentir complicidades varias ya que se alternan los diálogos sobre las esposas y uno se anima a continuar la observación que dejó inconclusa el otro. No hay golpes bajos a pesar de todo, y el sano humor corre por todo el espectáculo. Un show que permite tanto la risa del hombre como dela mujer, ya que en ningún momento esta es ofendida en su condición de tal.
Y hoy que está tan de moda el femicidio, no dejan de observar que el programa favorito de sus esposas es "Mujeres asesinas", y que rematan cada capítulo con un "¡lo bien que hizo!". Lo que hace delirar a los hombres con "nos quieren matar". Es aguda la mirada sobre la mujer de los tiempos del hoy, sobre el mundo que nos toca compartir, sin herir susceptibilidades ni menospreciar a esos seres tan indóciles como amados. Es un verdadero placer ver "¿Por qué Será que las Queremos Tanto?", es una gran propuesta recuperada por Teatrix. Lo pueden ver sólo haciendo un click en "Ver obra". Disfrútenlo.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

domingo, 3 de febrero de 2019

Mi crítica de "Cold War" (Cine)

Probablemente la mejor película del pasado año, una historia deslumbrante que figuró primera en los top ten de casi todos los críticos y que por fin pude ver. Lo que se cuenta no es más ni menos que una historia de amor con un final ortodoxo: casamiento, pero lo que importa es el contexto. Estamos en Polonia, en 1949, apenas unos años han pasado desde que terminó el tremendo Holocausto nazi y ahora bajo el régimen comunista de Stalin. La vida no es fácil para el pueblo polaco. Pero hay un grupo de personas que se encarga de ir recolectando cantos y músicas populares por poblados y comarcas con intenciones de crear un nuevo movimiento artístico.
Se convoca a una multitud de jóvenes que sepan cantar o bailar para ingresar a una escuela de arte en la misma Polonia a la que se presentan miles de muchachas y muchachos en busca de nuevos horizontes para sus vidas. Hasta bien entrados los primeros veinte minutos de película no sabemos todavía sobre quienes tenemos que apuntar nuestra vista, quiénes serán los protagonistas. Se prueban muchos cantores y bailarines para quedarse con los mejores de los mejores (como toda selección que hacía el régimen autoritario soviético, así se formó el Bolshoi, entre otros grupos de excelencia). Sólo algunos pocos pasarán la prueba y entrarán a formar el cuerpo estable de la escuela.
Ahora sí, ya lo sabemos, nuestra estrella será Zula, así llamada a Zuzana Lichon (Joanna Kulig), una bellísima rubia con una importante voz, destreza para el baile y un delicado físico. Ella pasará enseguida a engrosar las filas de canto y baile para la academia. Y no va y se enamora de su profesor y pianista, Wiktor Wreski (Tomasz Kot) y él de ella. Vivirán un tórrido romance (sí, con sexo incluido) que los llevará al delirio amoroso, entre bailes y canciones. Toda la película está surcada por muy buenas expresiones musicales del pueblo polaco y luego internacionales. Se forma el grupo "Mazurka" y se presenta con gran éxito por todo el país, deslumbrando con sus estrellas fulgurantes salidas del campesinado más popular. Un pequeño detalle es que Zula ha matado a su padre, quien se había propasado con ella y ésta acabó acuchillándolo... En 1951 visitarán Varsovia y enseguida serán las autoridades advertidas que sería muy "útil" incluir en el repertorio cantos de alabanza al camarada Stalin e incluir su retrato en el escenario. Por supuesto los directores se oponen a esto porque va contra el espíritu libertario de la escuela, pero siempre hay un advenedizo que dice que sí, y todos terminan cantando loas al gran camarada.
En 1952 viajarán a Berlín Oriental con su grupo, y Wiktor y Zula preparan la huida a una París libre, que se les antoja el mejor medio para su amor desbocado y su anhelo por expresar su arte. Wiktor cruza la frontera con su valija y espera infructuosamente a Zula, quien se ha quedado en una fiesta auspiciada por el gobierno ruso en honor del cuerpo de canto y baile. Wiktor debe hacerse a la idea que ha perdido a su gran amor, y se lo ve desprolijo, sin afeitar, tocando el piano en una orquesta de jazz en París, donde transcurren sus días. Los rumbos de Zula y Wiktor se han distanciado por primera y no única vez y deberán aprender a vivir el uno sin el otro. Pero en la Yugoslavia de 1955, Wiktor viaja a ver el ballet y ve a Zula desde la platea, quien a su vez lo advierte y todo su encanto y su perfección técnica se derrumban y tiene un momento de trastabilleo en el cuadro danzante.
En París en 1957 Wiktor está tomando la última copa en un bar a punto de cerrar, de donde lo despiden diciéndole que su chica no vendrá. Pero se produce el milagro: Zula aparece enfundada en su traje de terciopelo negro y se arroja a sus brazos. De allí, por supuesto, se van a hacer el amor. Ella le relata que ahora es ciudadana libre porque se ha casado con un italiano, a quien no ama, ya que lo hizo por él, para poder encontrarse. Comienzan a vivir juntos en París y empieza el lanzamiento de su carrera internacional como cantante. Wiktor ya es un talento de la música, faltaba su musa inspiradora para terminar de construir la perfección. Perfección que no es tal porque empiezan a llevarse como perro y gato. Ella, tironeada por una fama que no busca añora su Polonia natal y ocupada por el enemigo, y él trata de convencerla para que conozca gente. Así le presenta a Michel, un productor de discos, que hace una fiesta en su casa para una multitud de gente. Van los  dos, a disgusto ella, y ahí mismo se topa con la antigua amante de Wiktor, una poetisa francesa algo mayor que ella, pedante y dueña de sí con quien se enfrenta. Zula aprovecha para beber de todas las copas que se le ofrecen y así va emborrachándose, hasta terminar tirada en el baño tomando del pico de una botella. Sin embargo es rescatada por Wiktor quien la lleva en brazos hasta su apartamento. Ella graba un disco a desgano, Wiktor tiene que pedirle que se concentre ya que lo está echando todo a perder. Cuando el disco por fin aparece a las ventas, ella lo arroja a la calle. Aunque Wiktor sigue enamorado profundamente de Zula, ella ya no siente lo mismo por él y le dice que se ha acostado con Michel quien lo hace mucho mejor que él. Desaparece. Wiktor corre a casa de Michel para reencontrarla y éste le dice que ha partido a su tierra natal. Vemos volver a Wiktor después de un tiempo a Polonia en el año 1959, donde termina como preso en un campo de concentración comunista. Los años son largos, pero allí va a visitarlo Zula, arrepentida de su conducta y dispuesta a sacarlo deahí. Por fin, en 1964 son ambos libres nuevamente y deciden casarse en secreto, en una destartalada y abandonada iglesia y con un rito muy pagano se juran amor. ¡¡¡Se ha formado una pareja!!! Finalmente, luego del casamiento se sientan a observar el paisaje y deciden que es mejor verlo desde el lado de enfrente, con lo que sospechamos que van a volver a París. Así termina esta relativamente corta y encantadora película sobre amores y desamores, encuentros y despedidas, todo signado bajo la dura mirada del régimen comunista en su peor época.
Filmada en un hermoso blanco y negro y dirigida por la mano maestra de Pawel Pawlikowski, este film es un canto a la belleza, desde sus cuidadas imágenes, la calidad de su banda sonora que incluye las más bonitas canciones, la buena traza de sus intérpretes, la belleza de Joanna Kulig para los hombres y la de Tomasz Kot para regocijo de las féminas, todo parece hecho para el deleite en este film memorable que pasó por nuestras pantallas allá por septiembre del 2018. De visión imprescindible para cualquier amante del buen cine y para los entendidos en belleza y estética en general.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).