jueves, 5 de mayo de 2016

Mi crítica de "El Diario de Adán y Eva" (Vers. China Zorrilla) (Teatro)

Recién acabo de disfrutar por Teatrix el anteúltimo espectáculo que realizara China Zorrilla (acá acompañada por Carlitos Perciavale) antes de retirarse definitivamente de las tablas, cuando cumplió los 90. Hizo un espectáculo posterior, que fue teatro leído con el que recorrió los barrios y que tuve la fortuna de ver:"Las D'enfrente", en donde cada equívoco de la vieja dama era festejado con aplausos y risas por parte de sus compinches/admiradores. Lo que pasa es que China era tan grande que se le perdonaba todo, hasta este espectáculo, mitad leído mitad memorizado en donde tiene que cantar inclusive y la voz ya no le llegaba.
Hay otra versión de "El Diario de Adán y Eva", que es la que protagoniza Miguel Ángel Solá con su nueva esposa (yo lo tengo grabado en la versión con su esposa anterior, Blanca Oteyza), que me parece superlativamente mejor que esta versión, ya que transcurre en dos mundos paralelos, el de la ficción de un radioteatro y un reportaje radial que la hija de su antiguo amor le realiza al actor, ya viejo. Este espectáculo fue escrito (respetando la letra de Mark Twain) por el propio Solá, Oteyza y el director Manuel González Gil. Desconozco la versión que está dando en la actualidad pero no debe diferir mucho de esa gran hazaña interpretativa original, plena de humor y sentimiento.
Pero volvamos a la versión de China. Acá la adaptación corrió por parte de la uruguaya, que le agregó canciones con letra propia y música de Federico García Vigil y que fuera estrenado allá por el '82. Antes de la obra hay un extenso diálogo con Perciavale, y ya se sabe que la China era una experta contando historias, aunque acá se la ve un poco desorientada y cansada, como si no supiera muy bien qué contestar. Pero cuando empieza la verdadera obra, se transforma en la gran Primera Dama del teatro rioplatense que fue siempre, casi no tiene que mirar el texto y pone las voces exactas que requiere su personaje (ya que toda la acción transcurre con los dos sentados ante una mesita y los textos en la mano), ya sea de la ingenua y mordaz Eva o la huraña y mandona Eva esposa de ese Adán. El texto de Twain se respeta (con la inclusión de las canciones y algún otro agregado "Zorrillesco"), y es un texto que nunca pasa de moda, si bien es un tanto ingenuo en su resolución, como ingenuas y predecibles son también las canciones.
China y Perciavale cuentan en la introducción la historia de la compra del libreto y sus primeras puestas. Una mujer había regalado a la Ciudad de Buenos Aires un teatro, y para promocionarlo se los convocó a los dos artistas para que llevaran a cabo este espectáculo, que fue armado de apuro y sin conciencia de lo que hacían. Pero después de una primera función, el éxito fue tan arrollador que debieron repetir funciones y fueron contratados por otro empresario para que hicieran temporada. Ahora, en el 2008 vuelven a este texto amoroso y loo reviven, con muchos años más y con una "cancha" que no tenían allá por las primeras funciones. El prólogo y la música del espectáculo es con un pianista de 20 años que tiene unos dedos mágicos para tocar 7 minutos del jazz mejor sincopado, llevándose los primeros aplausos. Después viene el momento de diálogo y por fin la obra en sí. "El Diario de Adán y Eva" cuenta la historia de esos dos personajes, conocida por todo el mundo, pero lo hace con un humor sutil ("ingles") que caracterizaba a toda la obra de Twain. Hay muchos momentos desopilantes, como cuando él dice que ella echaba "lago" por los ojos y le pide que deje de llover (haciendo alusión al llanto), con la tentadora manzana y la serpiente suspicaz, el enamoramiento de ambos y el nacimiento de Caín y Abel, una vez expulsados del Paraíso. Pero como dice Adán, ya viejo y después de la muerte de Eva, "allí donde estuviera Eva, ése era el paraíso". El reconocimiento del mundo, la nominación de todas las cosas incluyendo animales y vegetales, el nacimiento de los dos "animales" de los que en un principio no saben a qué especie pertenecen ("estoy seguro, no es un oso, no es un pez, es un canguro", dice Adán) está tratado con un humor limpio y apto para todas las edades.
China, vestida de largo y Perciavale con frac, se sacan chispas sobre el escenario y demuestran la amistad y complicidad que los unió toda la vida, y son los intérpretes ideales para la pieza. Es un cálido homenaje a la actriz uruguaya que nos dejara hace dos años y la muestra como la maestra de actuación que fue toda su vida. Perciavale también está bien en su Adán, se siente cómodo cantando y actuando, y nos hace olvidar de tanta indiferencia que me causaban sus monólogos.
Los que tienen la suerte de tener Teatrix podrán disfrutar de esta obra durante el mes de febrero solamente.
Un adiós inmenso para la querida China, quien supo protagonizar la mejor película argentina de todos los tiempos, que fue "Esperando la Carroza", una obra de arte mayor.
Bueno, gracias por leerme hasta acá nuevamente.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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