sábado, 26 de agosto de 2017

Mi crítica de "American Pastoral" (Cine)

Vi esta excelente película del 2016, dirigida y protagonizada por Ewan McGregor junto a mi amada y adorada Jennifer Connelly (¿dije que es la mujer que más me gusta en el universo?), quien está muy bien de cara, a pesar de haber cumplido ya los 45 años. Pero como en todas las películas que trabaja mi estrella, lo importante es la historia. ¿Puede una hija cuidada con amor y dedicación por dos amorosos padres provocar la muerte del progenitor por tristeza? Este es el núcleo duro del film y sobre el que pivotea la historia en todo momento. El comienzo es el encuentro en la actualidad de dos ex compañeros de secundaria que se reencuentran en una celebración de ex alumnos: Rupper Everett y David Strathaim quienes componen al hermano del "sueco Levov" y un admirador de él. El hermano del "sueco" le dice que está ahí porque a la mañana siguiente se celebrará el funeral de su hermano, a lo que su amigo responde con asombro. Y pasa a relatarle la historia de vida del "Sueco". Provenía de una familia judía ortodoxa, quien pide permiso a su padre para casarse con quien hubo sido Miss Nueva Jersey, Mary Dawn Drayer (Jennifer, hermosa) y el padre la acepta siempre que renuncie a todos los sacramentos católicos para su futuro hijo. Se prometen entonces no tener hijos para poder contraer matrimonio. Pero nace una hija, Merry, que es todo un talento mental, salvo que tartamudea. Ellos viven en un pueblito criando vacas y haciendo otras tareas rurales, mientras que el "Sueco" (McGregor) tiene una fábrica de guantes de cuero. La niña transcurre sin grandes avatares su niñez, siendo un prodigio en la escuela, contestando preguntas como "¿por qué estamos aquí?" y "¿qué es la vida?" con respuestas que dejan patitiesas a sus maestras. Pero sucede que cuando tiene 16 años (la bella y crecida Dakota Faning) se vuelve rebelde con sus padres. Estamos en plena ola de violencia contra los negros y en los albores de la guerra de VIetnam, y ella acusa a sus padres de ser un matrimonio de clase media a los que no les importa la guerra ni nada que no esté bajo sus dominios y les hace la vida imposible con su rebeldía. Tiene unos amigos en New York que la llevan a rebelarse contra todo régimen establecido, hasta que estalla como una bomba su desaparición, justamente por ser sospechosa de haber colocado un artefacto explosivo en una estafeta de correos que mató a un querido ciudadano del pueblo. Así lleva desaparecida por mucho tiempo sin que el FBI pueda dar con su paradero y causando la desesperación de sus padres. Hasta que un día, va a verlo una joven a su fábrica al padre y le lleva información sobre su hija. Por medio de ésta, logra encontrarla y todo ha cambiado de la acomodada chica que vivía con sus padres en el campo.
Ahora trabaja en una veterinaria, vive en un cochambroso y horrible departamento de un edificio abandonado y se ha asimilado al jainisismo, una secta india que proyecta no hacer daño a ningún ser viviente, ni siquiera pisar fuerte porque puede matar a microorganismos. Tiene toda la cara lesionada por la enfermedad y le faltan varios dientes. Se cubre la cara con un velo para no matar ningún ser vivo que se propague por el aire. A todo esto, Dawn, caída en la desesperación y la tristeza por no saber nada de su hija, se le  presenta desnuda al marido en la fábrica y de ahí va internada a un manicomio. Cuando se recupera, le echa toda la culpa de su vida a su marido, quien la ha "arruinado", por pretender casarse con la reina de la belleza, cunado ella sólo quería ser maestra de música. Cuando sale de la institución opta por hacerse una operación de estiramiento de rostro que la devuelva a sus adorados 30 años. A partir de aquí comienza una etapa de negación de toda su vida pasada, y cuando el "sueco" decide contarle que ve a su hija ella hace oídos sordos y anula toda posibilidad de diálogo. A la vez lo engaña (a plena vista de él) con un pintor y arquitecto quien piensa remodelar su casa. El "sueco" sigue viéndose con su hija, pero ésta le pide que no la moleste más y que la olvide, y se acusa responsable del crimen y de haber colocado dos bombas más que acabaron con la vida de tres personas. A partir de allí, por más que el padre la espere a la salida de su casa no la volverá a encontrar y esto es lo que poco a poco lo fue llevando a su muerte.
El día del funeral, está su padre y madre, hermano, esposa y amigo, entre tantas otras personas, y cuando están por enterrar el ataúd se acerca su hija, a quien Dawn ve pasar por su costado y reconoce. Allí se acaba el film, y asistimos a una hermosa versión de "Moon River" interpretada por la propia Dakota Faning.
Tomamos las palabras de la psicóloga que la atendía: el tartamudeo es para llamar la atención de tener que competir con su madre, quien fuera "Reina de la Belleza", ¿es esto posible? Bueno, probablemente sí, pero se le trasladó a la adolescencia, y la ayudó para disimular todo aquello que quería decirles a sus padres sobre su modo de ver la vida, y que le salía a medias. Cuando se convierte a esa religión se le va el tartamudeo, como un posicionamiento frente al mundo, a pesar de vivir en un estado de indigencia total. Es fácil adivinar también la negación que hace su madre, transida por tanto dolor, para luego, en el día del funeral, reencontrarse con la pena de verla. Es una película bien narrada y de consistencia muy fuerte, que convierte el debut en la dirección de Edward McGregor (sólo había dirigido un segmento dentro de una película mayor en 1999) en todo un empuje de talento y de mano firme sobre todo en la creación de climas y en la marcación de actores. Es un film fuerte, no voy a decir que no, sobre todo a nivel emocional, quienes sean padres o hijos lo sufrirán en distintas formas. Y sobre todo una excusa más para encontrarme con la extraordinaria Jennifer quien luce espléndida (me hizo recobrar un poco de "Shelter").
Gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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