domingo, 18 de marzo de 2018

Mi crítica de "Lady Bird" (Cine)

Vi esta maravillosa película que estuvo sonando mucho para la última entrega de los Oscars, porque estuvo nominada para Mejor Película, Mejor Directora (la debutante Greta Gerwig, genial) y para su actriz protagónica, la encantadora Saoirse Ronan, una chica hermosa y atractiva, sobre todo porque es lo anti-diva, con un físico aniñado, sin cola ni pechos, delgadita, tirando a feúcha pero con unos ojos verdes que encandilan, se come la pantalla y es capaz de enamorar a su público con su absurdo corte de pelo. Debo decir que el film me encantó, es una comedia fresca, con todos los condimentos necesarios para divertir y emocionar por dosis exactas.
La película empieza con un viaje en auto de madre e hija, Christine (un estigma "cristiano": Christine-Cristiana), autodenominada Lady Bird y su madre Marion. Discuten, como es usual en esta pareja y la hija sin previo aviso, abre la puerta del auto y se arroja afuera. A partir de este momento todo será desenfrenado en la película, las relaciones, las reacciones, las "primeras veces", las amistades, los noviazgos... Todo tiene un aire a novedad, todo ocurre por primera vez en la vida de esta chica, es nada más ni nada menos que el paso de la adolescencia a la juventud. Las primeras amigas, las primeras confesiones sexuales, las primeras peleas con la madre, el primer cigarrillo, la primera relación sexual (desafortunada), el primer novio y el primer desengaño, el egreso de la escuela secundaria y la elección de universidad, el primer desarraigo... y siguen los éxitos. Lady Bird vive en la ciudad de Sacramento (otro estigma cristiano al parecer, con un nombre de residencia que deja que pensar), ciudad que casi no aparece en los mapas de Estados Unidos y al que le da vergüenza pertenecer. Como le da vergüenza concurrir a un colegio católico, con sus normas estrictas de misas, confesiones, monjas y curas, etc. Como se avergüenza también la protagonista de ser pobre (convengamos, allá la pobreza es una pobreza digna, ya que viven en una casa que si bien no es lujosa, tiene todo lo necesario para vivir): el sueldo de su madre médica no alcanza para mantener dos hijos (Lady Bird y Miguel -Jordán Rodrígues-) y a un marido que se ha quedado sin empleo, el amoroso padre Larry (Tracy Letts). Todo lo que su padre le da en cariño y comprensión parece faltar en esa madre agria y rezongona, que, acuciada por la pobreza, le hace ver cada peso que le falta para cumplir sus objetivos. Las peleas entre madre e hija son casi constantes, no hay momentos de amor entre las dos (un amor desmedido y velado, que por supuesto, existe) y ella se justifica: "quiero sacar la mejor versión posible de tí", "¿y si esta fuera la mejor versión?" le contesta su díscola hija que no se queda atrás con sus actitudes.
Lady Bird sueña con ser elegida presidenta del consejo estudiantil y con irse a estudiar a una universidad en New York, pero su madre le dice que eso no es posible porque el dinero no alcanza, que la mandará a estudiar a la universidad de Davis, que por supuesto, queda cerca y es económica. Pero el padre meterá la cola (como el diablo) y contribuirá con sus pequeños ahorros para que se anote en la universidad de sus sueños y que logre alcanzarlos.
Lady Bird tiene una amiga: Julie (Beanie Feldstein), que hace juego con ella, otra desclasada, por demás obesa y si bien es linda y es brillante en matemáticas tiene que conformarse con la manguera de la ducha para reemplazar la falta de sexo, así como Lady BIrd lo hace con el agua de su bañera. Hasta que son convocados para una comedia musical en el colegio y allí conocerá al chico de sus sueños, Danny (Lucas Hedges), con quién se pondrá de novia enseguida y compartirá el primer beso, la primera noche bajo las estrellas, la primera cena de Acción de Gracias en la lujosa mansión de la abuela del chico, las primeras escaramuzas sexuales (pero sin concretar, él no le toca "las tetas, porque la respeta"). Hasta que, en una noche fatídica, lo descubre en un baño besándose con otro chico. A partir de allí nada será lo mismo para Lady Bird. Se irá forjando un carácter fuerte debido a su primer desengaño amoroso y pasará a convertirse en la amiga de su ex novio quien no se anima a confesarle a sus padres que en realidad es gay. Pero pronto lo reemplazará por otro chico, Kyle (Timothee Chalamet), un nihilista, anarquista y comunista que no se adapta (ni quiere) al sistema y no quiere entrar en la rueda de producción y conservarse bajo el sistema del trueque. Con él descubrirá el sexo (aunque otros ya lo habían descubierto antes) y será insatisfactoria la relación, ya que al creer que ambos eran vírgenes se sentirá realizada, para que, acto seguido, él le confiese que se acostó ya con seis personas distintas. Este será otro dolor de esos que calan hondo para Lady Bird. Una chica, que, como lo dice su nombre de fantasía, quiere volar como los pájaros y sentirse en libertad, una libertad tan ansiada que al final de la película llegará convirtiéndose en un gran alivio para ella y para el espectador. Pero no nos adelantemos.
Lady Bird se distancia de Julie porque hace buenas migas con la chica más popular de la división (esa que ha probado el buen sexo, tiene novio y usa polleras diminutas para ir al colegio... y vive en una mansión): Jenna, la hermosa y atractiva Jenna (Odeya Rush), a quien visita muy a menudo en sus fiestas acompañada por Kyle y con quien forman un cuarteto inseparable (las dos parejas). Pero le miente acerca de donde vive, y le da la dirección de la fastuosa casa de la abuela de Danny. Jenna se siente engañada al descubrir que le ha mentido y que es en una casa humilde en donde vive. Entretanto se busca un trabajo como mesera en una cafetería, y el hermano le deja su puesto en el supermercado. Miguel, su hermano, pasa a competir por un trabajo con el padre, quien desesperado por no encontrar empleo se presenta para manejar computadoras en una gran empresa. Por supuesto que el trabajo lo consigue Miguel, años luz más joven que ese viejo cascajo que pretende trabajar... Miguel parece ser adoptado (esto no queda en claro en el film) ya que tiene todo el aspecto de latino, con múltiples piercings y colgantes en su cara, al igual que su novia Shelly (Marielle Scott), también bella si no fuera por todo el colgantaje que luce en su rostro. Todas las mujeres hermosas parecen conspirar contra Lady Bird, que sobrevive como puede y hace lo que le sale (incluso bromas pesadas a las monjas o hasta hacer desaparecer la carpeta con las notas del profesor de matemáticas).
Pero también corta con Kyle ya que se niega a acompañarla a su baile de graduación, dejándola librada a su suerte. Es allí cuando Lady BIrd se reencuentra con su amiga Julie, y van juntas al baile y mientras todas las chicas bailan y se franelean con sus novios ellas componen una pareja amorosa/amistosa de ribetes tiernos. Y así como termina el colegio, llega la aceptación en la universidad neoyorquina y el viaje sola a la Gran Manzana. Es muy emotiva la separación con su madre, quien se niega a acompañarla al avión pero le escribe cien veces una carta que no se atreve a mandarle (y que es rescatada del cesto de los papeles por su padre y enviada a la hija). En New York tendrá otras aventuras amorosas, la primera borrachera que la lleva al hospital y la aceptación de una vez y para siempre de su nombre: Christine. Y la emoción con la misa dominguera y ese coro de ángeles que adorna la ceremonia.
En fin, un film que le hace bien al corazón y, sobre todo, a la inteligencia, con un guión pergeñado también por Greta Gerwig, una demiurga que ha sabido conducir con mano firme y segura un elenco que si bien no tiene primeras figuras, supo cosechar lauros importantes entre ellos varias nominaciones al Oscar. Para no dejar pasar. Un verdadero gusto.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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