jueves, 15 de septiembre de 2016

Mi crítica de "Cafe Society" (Cine)

Tengo una gran duda. Acabo de ver "Café Society", la nueva de Woody Allen y me quedé sin saber si era buena o mala película. Todo por culpa de haberla bajado del Torrent y tener un subtitulado espantoso, tarzanesco ("Mi ser mejor contrato Hollywood", todo así) y, demás está decir, haberme perdido los mejores chistes de la película, y los diálogos allenianos, que pueden transformarla en una obra maestra o en un bodrio. Lo peor es que las críticas que vengo leyendo la trataron muy bien y hasta llegaron a ponerle "Excelente" (vg. "La Nación", por el exigente Javier Porta Fuz, editor de "El Amante"). Les cuento lo que entendí. Hay en Hollywood de los dorados años 30 un magnate rico e importante, con conexiones en todo el ambiente artístico que responde al nombre de Phil Stern (Steve Carrell). Este Phil tiene un sobrino, Bobby Dorfman (Jesse Eisenberg) que llega a la meca del cine con la intención de hacerse un nombre, respaldado por su tío. Tienen una buena relación, aunque el tío no consigue ubicarlo en ninguna parte importante. Pero Phil tiene una secretaria, Vonnie (la bella Kristen Stewart) de quien Bobby se enamora perdidamente ya que ella se ocupa de él, de sacarlo a conocer Hollywood en sus ratos libres, que son muchos, pero le anticipa que no puede enamorarse pues ya tiene un novio, que es un hombre mayor que no para mucho en la ciudad. Pero la verdad es que Vonnie está saliendo con Phil, quien a su vez tiene un excelente matrimonio con Karen, una mujer de su edad. Vonnie es la amante del tío de Bobby, aunque no puede decírselo. Mientras siguen viéndose los dos jóvenes y sintiéndose cada día el uno más cerca del otro. Hasta que Phil decide dar por terminado su romance porque no puede seguir jugando a dos puntas. A todo esto, el hermano de Bobby, Ben (Corey Stoll), que se ha quedado en Manhattan, es un mafioso de primer orden a quien no le tiembla el pulso a la hora de dispararle en la cabeza a quien lo mira mal. Vonnie queda destrozada por su ruptura y se pone de novia con Bobby, con quien vive una vida de romance pleno, ya que él es un romántico empedernido, un ser sensible y delicado y un amante maravilloso, parecen el uno para el otro. Planean un futuro juntos, casarse e irse a vivir con la familia de él a New York. Todo marcha sobre ruedas. Hasta que Phil le dice a Vonnie que va a dejar a su mujer para casarse con ella, ya que no puede vivir sin su amor. La encrucijada que se le plantea a Vonnie es dura, vivir con un hombre con fortuna y seguridad social y económica o jugarse las fichas con el joven del que pretende estar enamorada. Y realiza la peor elección: Phil. A todo esto Bobby se entera de la relación y se lo toma muy mal. Pasa el tiempo y Bobby ha vuelto a Manhattan, su hermano sigue matando y él ahora es dueño de uno de los principales "night clubs" de la ciudad. Conoce a una rubia hermosa con el nombre de Verónica (que era el verdadero nombre de su antiguo amor) y pasado un tiempo se casan y tienen un hijo. Pero un día el pasado le hace una mala jugada a Bobby y aparecen en su local Phil y Vonnie, felizmente casados y llena de joyas ella. Lo invitan a la conversación y poco más tarde ella se reúne con él. Deambulan por Manhattan toda la noche y tienen varios encuentros clandestinos de amorío. Pronto se separan y vuelve cada uno a su vida de matrimonio en sus respectivas ciudades. Pero  la noche de año nuevo, después de besarse con sus respectivos cónyuges, los encuentra nostálgicos, pensando cada uno en el otro. FIN. Faltaría la frase final de "Otra Mujer" (1988): "Me pregunté si un recuerdo es algo que uno tiene o algo que ha perdido". Porque lo que quiere contarnos la película son las malas elecciones que hicieron dos personas que estaban destinadas a vivir juntas y a ser felices juntos. Esto también nos remite al final de "Crímenes y Pecados" (1989): "Nuestra vida es la suma de las elecciones que hacemos durante ella". Y también al Proust de "En busca del tiempo perdido": "Los únicos paraísos que existen son los paraísos perdidos". O como dice Bobby en medio de la película: "La vida es una comedia escrita por un escritor de comedias sádico". Debe haber sido infinito el dolor de la pérdida para él para ir a casarse con otra mujer sólo porque llevaba el mismo nombre que su antiguo amor. Y declararle a ella que no pasa día sin que piense en ella. Y también para ella, ya que reconoce que sueña con él muy seguido. Es infinito el dolor para ambos, aunque en la imagen final se los muestre recordando con nostalgia el pasado. Es la pérdida de una oportunidad única, que no volverá a aparecer en el horizonte de ninguno de los dos a menos que alguno haga algo. Quisiéramos que la película siguiese, para saber cómo va a terminar la vida de ambos. Lo cierto es que , como es costumbre en Woody Allen, el tema aparece planteado desde el primer fotograma, aunque no nos demos cuenta.
Un párrafo aparte merece la fotografía  (es la primera vez que Woody filma en digital), de la mano del gran Vittorio Storaro (genial colaborador de Bernardo  Bertolucci), acá con un aura especial, que hace tan "europeas" las películas de Woody, dándole un toque dorado a las imágenes del "Hollywood Dorado" y un azulado para las escenas de Manhattan y una capa fría para las escenas de los crímenes. Acá hay más planos-contraplanos que en el cine habitual de Allen, destacándose como siempre sus largos planos-secuencia. Y las escenas criminales conectan con esa otra gran obra que fue "Disparos sobre Broadway" (1994), en dónde unía el mundo del arte con el de la mafia. Justo es destacar que Jesse Eisenberg se está convirtiendo en el modelo de actor pintón perdedor "alla alleniana" y que Kristen Stewart haya ascendido al pedestal de las grandes heroínas trágicas de Woody. Lo acabo de comprobar. Aunque me perdí parte del texto he visto una de las grandes películas de Woody Allen... ese señor de 80 años llamado también Allan Stewart Konigsberg.
Y gracias por leerme nuevamente hasta acá.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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