viernes, 15 de diciembre de 2017

Mi crítica de "A Escola do Escandalo" (Teatro-Brasileño)


En esta oportunidad, Teatrix nos acerco, "A Escola do Escandalo", una producción brasileña, hablada en portugués y subtitulada, como ya ocurrió en otras ocasiones. Esta puesta es del 2011, y es una comedia de dos horas y veinte (¡¡¡!!!) tiempo que me parece excesivo para una comedia, más allá de sus valores intrínsecos que pueden no ser lo suficientemente desopilantes. El problema de la duración es que cuando se trata de risas, conviene no pasar de la hora y media, ya que es el tiempo adecuado en el que una persona puede reírse de un texto teatral o cinematográfico. La procedencia es una comedia del siglo XVIII, del autor irlandés Richard Sheridan (1751-1815), traducida, adaptada y dirigida por el brasileño Miguel Falabella. La comedia tiene bastante olor a naftalina, a pesar de su adaptación (transcurre en los tiempos isabelinos) y atrasa unos cuantos años en cuanto a risas, el teatro moderno es mucho más efectivo, está mejor construído dramáticamente para el humor y tiene chistes mucho más actuales. El tema de la pieza es el engaño de las parejas, es más, de un hombre pretendiendo a dos mujeres y se vuelve larga y pesada conspirando en contra del público. Igualmente, el público brasileño es idéntico al argentino: se ríen del único chiste levemente escatológico de toda la pieza y amenazan con aplaudirlo (¡no hay remedio...!). En cuanto a la dirección podemos decir que se esmera en presentar una comedia ágil en donde no falta ritmo y la marcación de actores es correcta, es más, todas las actuaciones son brillantes (omito acá los nombres de los actores pues son desconocidos en estas tierras y además no figura el personaje al cual interpretaban), teniendo cada uno su momento de lucimiento y no opacando ninguno a los  demás.
La pieza se desarrolla en ocho actos, un prólogo breve y un epílogo también corto. De lo que nos salvamos, aún contra las apariencias es de la moraleja con moralina, ya que se la enuncia, pero luego resulta que no es tal.
Recorramos someramente las escenas.
En el prólogo, el actor que luego interpretará a Peter Teazle, con peluca y maquillaje de la época (cara empolvada de blanco, labios y ojos pintados y algún lunar) nos asegura que los escándalos están a la orden del día en cualquier pasquín que uno lea, pero que en el siglo XVIII había una verdadera escuela del escándalo y nos sitúa en la casa de Lady Sneerwell.
Esc I: Allí conocemos a Lady Sneerwell, una mujer joven, de alta peluca que junto a su criado gay Benjamin está planeando una difamación. Y le manda enviar una carta ya que de sus dos vecinos, Joseph y Charles Surpace, ella está enamorada de Charles, quien a su vez está prometido a la joven María. Joseph se presenta en su casa para conjurar con ella y darse por aludido que no sólamente acosa a María sino que también a la esposa del comendador Peter Teazle, padrino de María y pariente de Olivia, la tía de ambos hermanos quien viven en la India desde hace incontables años. Llega Mrs. Candour, una vieja arpía que trae todos los chismes y quebrantos de las parejas conocidas y por conocer y con Lady Sneerwall se regocijan de ello. Finalmente llega María, quien se aburre del chusmerío y se aparta del daño que puedan hacerle a la demás gente.
Esc. II Casa del Comendador Peter. El Comendador es un hombre viejo casado con una mujer joven, la bella Rosalía, chica campesina de toscos modales y cultura a quien rescató del abandono casándose con ella y a quien refinó. Peter es hombre de gran fortuna pero mezquina el dinero a su esposa, quien por demás hace gastos exorbitantes. Reciben de visita a Lady Sneerwall, Joseph (quien corteja a Rosalía en ausencia de Peter) y Mrs. Candour. Traen nuevos chismes de maldades. Hasta acá la obra no levanta vuelo, pasando de alguna que otra reflexión meramente graciosa, creando un clima de comedia, sí, pero ningún chiste con efecto.
Esc III. Casa de Lady Sneerwal. Por la noche se hace una velada en su mansión, a dónde acuden todos los personajes vistos hasta ahora, y ella maquina con Joseph la forma de despojar a su hermano Charles de María y quedarse en manos de la anfitriona. Frases un poco más ingeniosas y un aburrido juego a las cartas entre Joseph y María, con quien trata de intimar.
Esc.IV. Casa del Comendador Peter. Llega la tía Olivia de su viaje por la India y viene a visitar a sus parientes. Pretende presentarse ante sus sobrinos, pero para calibrar la estima que le tienen y lo dadivosos que son va a hacerlo bajo el disfraz de una parienta de su madre, en bancarrota, quien les va a pedir dinero prestado a sus sobrinos, de nombre Abigail. El Comendador le dice que antes adopte el personaje de la prestamista Cynthia Penny ya que ellos se encuentran en mala situación económica a pesar de todo el dinero y los obsequios que ella les mandó constantemente desde India. Olivia acepta el juego sin sospechar lo que le depara la suerte. Acá se empieza a armar la situación de comedia de enredos, aunque todos los engranajes estén muy a la vista.
Esc.V. En la casa de Charles Surpace. Allí llega Lady Olivia, de quien los hermanos no tienen recuerdo presente físicamente y se encuentra con Charles, quien le dice estar en pésima situación económica y que ella, como prestamista, los puede ayudar. Empieza por hablarle mal de su tía y decirle que nunca les pasó dinero y que los hizo vivir en la indigencia, pero que es muy rica y a la muerte de ella, podrán pagarle todo lo que les preste. Ella les retruca que tal vez falte mucho para eso y Charles contesta que no, que acaso un par de años ya que enfermó muy gravemente en la India y no le queda mucho tiempo. Aprovecha para ponerle a remate todos los cuadros de sus antepasados, única riqueza con la que cuentan. Le va vendiendo cuadro por cuadro a un precio irrisorio, lo que causa más y más indignación en Lady Olivia. Pero al llegar a un óleo con el retrato de ella se detiene y dice que ese no lo puede vender ya que es su tía. La "prestamista" le ofrece valores siderales pero aún así él no da su brazo a torcer, conmoviéndola. Su fiel criado Rowley está al tanto de que es la verdadera tía, pero no la delata, más bien le sigue el juego. Acá la trama ya se ha armado definitivamente y todas las cartas están sobre la mesa: ésto es lo que propone la comedia, lo toman o lo dejan...
Esc.VI. Biblioteca de Josph. Allí está Joseph y llega Rosalía, a escondidas de su marido para decirle que entre los dos sólo puede haber amor platónico ya que es lo que se estila en la época. Él trata de acercársele de todas formas, incluso consiguiéndolo, pero en eso llega Peter, a confesarle que cree que su esposa lo engaña con Charles. Esconde a Rosalía atrás de un biombo. Son múltiples los intentos para que Peter no la encuentre. Peter le cuenta que ha redactado un testamento por el cual le asignará un porcentaje mensual de su dinero a su mujer y que a su muerte la ha dejado como única heredera. Esto ablanda el corazón de Rosalía. Llega Charles y esconde a Peter dentro de un armario. Joseph decide hablarle francamente a su hermano y éste le dice que el que tiene amoríos con Rosalía es él y que además lo vio cómo desea a María. Finalmente Peter sale del armario y Rosalía de atrás del biombo y ésta decide contarle toda la verdad a su marido: que ha ido hasta allí engañada por Joseph, pero al enterarse que le hace la corte también a María ve todo con claridad. Que le pide perdón y que al oír sus palabras de cuánto la quería se emocionó y que va a volver con él y nunca más engañarlo. Se presenta la pariente indigente y Joseph la saca corriendo, pero luego llega bajo la calidad de tía Olivia y se demuestra el engaño.
EscVII. Casa del Comedador. Todos discuten sobre el engaño de la mujer de Peter que ha quedado al descubierto y dudan si hubo enfrentamiento en duelo y por dónde entró la herida. Cuando lo ven llegar a él, sano y salvo, que decide perdonar a su esposa.
Esc VIII. En la casa de Joseph. Todos los entuertos se han aclarado, la tía repudia a Joseph por embustero y traicionero y disculpa a Charles porque no quiso venderle el cuadro con su retrato. Los esposos se han arreglado y Charles puede casarse con María provocando la desesperación de Lady Sneerwell. Todos felices y la comedia termina con una moraleja que no es tal cuando Rosalía aduce que ahora su esposo la va a llevar a vivir al campo, de dónde viene, pero que allí no podrá gastar fortunas ni engañarlo más, cuando ya le había empezado a gustar esa vida.
Bueno, llegamos al final, no es una gran obra ni una pieza de estudio, pero lo valen las actuaciones y el perfecto vestuario y pelucas de época, así como el mobiliario y algunas músicas incidentales como el Cuarteto de Schubert (el de "Barry Lyndon").
No me digan que no les avisé. Habrá a quienes les guste...
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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