sábado, 6 de abril de 2019

Mi crítica de "La Desgracia" (Teatro Musical)


Venía prometiéndola hace tiempo Teatrix y nunca la estrenaba. Por fin llegó el día. Y es un excelente musical con un tema por demás imaginativo. Está grabada en "El Galpón de Guevara" el 24 de septiembre del 2018 y parece que es un musical de culto y que llevaba ya varias temporadas circulando. El libro y letras, como así también la coreografía y la dirección general corren por cuenta de  Juan Martín Delgado y la música original es obra de Francisco Martínez Castro, un excelente dúo para llevar a cabo esta propuesta. Las canciones son pegadizas y se inclinan más para el lado del rock que de la balada tradicional, aunque hay un poco de todo, también son excelentes las partes de coro solo, sin acompañamiento musical, lo cual demuestra un buen trabajo de entrenamiento vocal de todo el elenco.  Con grandes actuaciones, algunas más contenidas que otras, más proclives al desborde, nos hacen recordar que no todo musical requiere de la sobreactuación.
Los roles principales están cubiertos por Belén Ucar (Leonor, la intendente del pueblo), Andrea Lovera (Ana, su hija, quien contrae "la desgracia"), Mariano Condoluci (Nora, la enfermera, aunque nunca sabré por qué utilizaron un hombre para este rol femenino), Patricio Witis (el médico), Nahuel Adhami (el cura, dogmático y corrupto) y Lula Rosenthal (Samanta, la loca asesina). La trama se ubica en un pueblo de provincia algo apartado del mundo, en donde se desata una epidemia, "la desgracia", una enfermedad que se transmite por las relaciones sexuales y que se manifiesta como un ardor en la entrepierna y trae como consecuencia la muerte. Es una enfermedad "bíblica" que cayó sobre el pueblo para que nadie se olvide del mandamiento de "no fornicar". La primera y única que la contrae, al parecer, es Ana, la hija de la intendente, quien, desoyendo el mandato de hija perfecta, todo 10 en el colegio, se enamora de un ayudante de la comisaría, Aroldo, y se va a la misma jefatura a hacer el amor con él. Y lo hacen repetidas veces y en todas las oportunidades. Esto exaspera a su madre, una intendente corrupta, en cuya figura se mezclan aspectos de Maléfica y Cruella de Vill, quien decide internarla. Va a parar primero al pabellón  de las MPF (Moribundas pero Felices) donde la tratan con hostilidad. Cuando se queda sola, y pensando que le queda poco tiempo de vida y que el universo ha conspirado para que ella no sea feliz y tal que no existe Dios, escribe una carta de despedida a su madre e intenta suicidarse colgándose de una soga hecha con sábanas, con tan mala suerte que cae en un contenedor de basura.
Es por eso que, ante la insistencia de su mamá, la pasan a una pieza sola y ella le hace prometerle que no hará más tonterías. Mientras tanto, está atendida por Nora, la enfermera un poco chanta, quien toma la presión y le dice a todos los pacientes la misma medición, y está perdidamente enamorada del médico, con quien sueña que está en un musical y él le dice que si empieza a cantar la orquesta la acompañará. Ella cata y la música aparece, es una bella canción: "Tenerte a mi lado", donde puede ensayar unos pasos de zapateo americano y se le une el médico y todo el elenco, creando un cuadro de tap más que deslumbrante. Es uno de los momentos felices de la obra, aunque toda ella ha sido llevada con mucho humor y no pocas puteadas. Lo que no logro explicarme es por qué el personaje de Nora fue interpretado por un hombre, ya que debe resultar sensual y atrayente, y esto le resta contenido erótico al papel. Lo cierto es que se presentan muchos en el hospital con ardor en la entrepierna y creen haber contraído la "desgracia". Aunque no es así.
El médico seduce a Nora, tiene una historia de amor de larga data con Leonor y no priva a su hija de sus atenciones. Es un cretino nato, aunque tenga buena voz para la balada rockera. Leonor, en su actitud de intendente del pueblo, manda a matar al cabo que se acostó con su hija, y la obliga a ella a concurrir a misa el domingo, aunque ésta esté en contra de la religión, que prohíbe cualquier acto de amor. La misa es llevada a cabo por un más que gracioso (por lo siniestro) cura, que hace repetir a todo el pueblo sus letanías a Jesús, y muestra una representación en donde María queda embarazada del Espíritu Santo ante la mirada atónita de José, por eso no contrae la "desgracia", y tienen un hijo al que llamarán Simba, mientras lo muestran ostensiblemente ante el público, en una referencia a "El rey León". La representación es interrumpida por Ana, quien manifiesta que Jesús nunca dijo tanta pavada sino que predicó "bienaventurados los pobres de espíritu" y "amaos los unos a los otros", lo que produce una rebelión entre los feligreses.
Pero retroraigámonos en el tiempo. Se ha presentado un piquete ante la puerta de la intendenta quienes reclaman (cantando) por salud, trabajo y educación para su pueblo y ella no sabe cómo sacarse de encima a esos "negros de m..."  Y complotándose junto al médico del pueblo, decide inventar una epidemia (la desgracia) para castigar a sus ciudadanos y que dejen de hacer lo que más les gusta: aparearse. Es por eso que aparece la "desgracia" sembrando el pánico de la muerte entre la población, y la primer infectada resulta ser su propia hija, a quien también quiere adoctrinar sobre el pecado del sexo y el placer. El médico es igual de corrupto que ella, y entregarán dinero a personajes claves del pueblo para que difundan el peligro de la enfermedad, entre ellos el cura y la enfermera Nora. Pero todo se les escapa de las manos ante el posible suicidio de su hija y la posterior seducción del médico, quien mágicamente ha curado a Ana. Al enterarse del intento de acercamiento del doctor a su hija, Leonor le confiesa que también es hija de él, lo que produce una profunda conmoción en la figura del médico y trata de traidora a Leonor. Le dice a Ana, en medio de una fiesta llevada a cabo en el hospital que después vaya a su consultorio que quiere hablar en privado con ella. Ana se hace ilusiones de que el médico por fin le revelará su amor (o por lo menos le dirá que quiere acostarse con ella), lo que no sabe Ana es que va a confesarle que es su padre. Lo cual también es una mentira inventada por Leonor para que no se propase con su hija. Pero cuando Ana va a encontrarse con su posible amante, lo encuentra muerto, y se desmaya.
Pero ¿quién es el o la asesina? Se barajan tres nombres (ha llegado un inspector forense), el de Ana, el de su madre y el de Nora, quien también estaba enamorada del galeno. Ahora todo se desarrolla rápidamente y se viene el final de la obra. Hemos pasado casi una hora y media de encanto entre canciones y un libro ingenioso y atractivo, con personajes muy bien trabajados por los actores y conducidos con mano eficiente por Juan Martín Delgado, el propulsor de todo este proyecto. La recomiendo y recuerden que pueden verla en su versión completa cliqueando el "Ver obra" que antecede a estas palabras.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



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