viernes, 13 de marzo de 2020

Mi crítica de "Joker" (Cine)

Cuando ingresamos al mundo de "Joker" estamos accediendo a un viaje de ida sin retorno al peor submundo de la mente trastornada. Excelente es el film de Todd Phillips que consagró con el Oscar al mejor actor a Joaquin Phoenix, así como excelente es su labor. Ambos, director y actor se han confabulado para arrastrarnos a la peor de las pesadillas que podamos padecer. Y es que esta es la historia de un psicótico, de un enfermo mental que se solaza cometiendo crímenes en respuesta de como la sociedad lo agrede a él. Sí, porque Arthur Fleck ("Happy" para su madre, otra psicótica), es una víctima de un sistema desigual, que no tiene piedad para los seres marginados. El "Guasón" (nombre que se le dio en castellano) es principalmente un payaso, que trabaja de payaso y vive de payaso, con ínfulas de comediante que se ve haciendo stand-up en los locales nocturnos. Pero su coeficiente mental no le da para tanto y no puede desprenderse de su sucio cuaderno que oficia de diario, y en dónde él escribe sus chistes. La persona de Arthur me hizo acordar mucho a la de un primo mío (pongámosle Maxi de nombre) que si bien es deficiente mental no cometió ni cometerá ningún crimen pues su bonomía no se lo permite. Pero este primo que les cuento, Maxi, tiene la "habilidad" de ser imitador. Y hace unas imitaciones desastrosas, pero él no lo advierte y se cree un genio. Así se presenta a cada radio o canal de televisión que tiene a mano y es (desgraciadamente) recibido, un poco por compasión, otro poco porque hay que rellenar el "aire" con cualquiera que pase. Y me hizo acordar al Joker porque él también anota todas sus ocurrencias en un cuadernito, que lleva a todas partes, a ver cuándo le viene la "inspiración". Y tiene éxito. Tal vez para burlarse de él, tal vez porque se la juega, pero es muy conocido entre los dueños del éter. Y como verán, ahí no se acaban las coincidencias con el Joker. 
Arthur tiene una vida muy solitaria, vive con su madre enferma, a la que mantiene con sus escasos ingresos, sueña con aparecer en el programa de su ídolo, Murray Franklin (Robert De NIro), un conductor de TV que impulsa jóvenes talentos y al que mira siempre con su madre Penny. Un día, al comienzo de la película, es abordado por unos pequeños maleantes quienes roban su cartel publicitario con que el payaso se gana la vida. Los persigue y acaba recibiendo una golpiza de parte de ellos. Para colmo, el sistema social que lo atiende por su enfermedad le informa que dejará de prestarle el servicio, así como a toda la troupe de enfermos mentales que de ellos dependen. Es prácticamente abandonado a su suerte, sin darle la medicación y sin una escucha para su tratamiento. Así Arthur es descartado del sistema, como un trapo viejo que ya no sirve, y queda desolado y a la buena de Dios. Uno de sus compañeros payasos le regala un revólver para defenderse de posibles nuevos ataques, y así, con el arma en la cintura se presentará a alegrar niños cancerosos a un hospital en donde trabaja. Pero con la mala suerte que la pistola cae de su cinturón y es descubierto. Por supuesto, es echado de su trabajo. Y así, sin trabajo ni medicinas sale a buscar su suerte. Querrá esa suerte que en el subte se tope con nuevos maleantes, unos chicos ricos que están molestando a una mujer. Y como una de sus características es una risa incontrolable y estentórea, síntoma de su enfermedad, que no puede disimular y que sale a relucir en los momentos más inoportunos, se vea enfrentado a esa pandilla quienes nuevamente lo golpean. Pero esta vez él no se deja basurear. Y los mata a tiros. Como iba vestido de payaso, la policía se dedicará a buscar a un payaso como causante del homicidio.
Y de buenas a primeras toda la ciudad (o mejor dicho, los marginales de la ciudad) se transforman en payasos para ser paladines de la justicia por un crimen según ellos, justo. Y así, esta "corte de los milagros", sale a las calles, se topa con la policía, hace manifestaciones, provoca disturbios, y así el "joker" es asumido a ídolo popular. Una de las rupturas de la película, algo que nos hace ruido a nuestra conciencia de buenos ciudadanos y personas de bien. Claro, porque no somos marginales. Y esta suerte de populacho son muchos, y tienen peso en la sociedad.
Arthur se entera por una carta que su madre le envía al millonario  Thomas Wayne que es hijo de él, quien tuviera una aventura con su madre, de joven, y luego la desechó por enferma. Ahora es dueño del poder. Y hasta su mansión va a buscarlo Arthur y se enfrenta con su hijo de unos doce años, pero no se le permite la entrada. Aún así se las arregla para encontrárselo en el baño de una función de gala. Y éste le dice que no es su hijo sino que fue adoptado por su madre, algo que luego comprobará. La progenitora (Francis Conroy) es internada por un ataque cardíaco y llevada a un hospital. Allí obtiene Arthur el certificado de que su madre es psicótica, de que él es adoptado y que fue abusado de niño. Entonces no se le ocurre mejor cosa que ahogar a su madre con una almohada. Tiene una vecina, una hermosa mujer de color (negro) a quien se ha cruzado algunas veces en el ascensor, y con quien lo vemos tener un romance... Claro, nos enteramos después que eso es parte de su delirio psicótico y que el escarceo nunca existió. Se presenta en un night club como monologuista y produce un estruendoso fracaso. Fracaso que será tomado por el conductor de televisión para transmitirlo en su programa y burlarse de él. Y acá llega otra coincidencia con Maxi. Porque él fue llevado, en sus actuaciones en televisión hasta el mismo programa de Roberto Petinatto (el hijo del torturador), quien lo utilizó para mofarse a su costa. Claro, Maxi tuvo una difusión increíble y acabó llamando a Petinatto para agradecérselo, sin enterarse siquiera que iba en plan de burla. Arthur también es convocado al programa de Murray Franklin para ser utilizado. Y hasta allí irá pintado el rostro con el característico del "Joker". Pero no cuento más, porque el final es inesperado.
Una película que destila violencia, la sádica propia de Arthur y la institucional, de la sociedad y de los medios. Que hace una apología, si se quiere, de esa violencia, poniéndola como fuerza reivindicatoria. Una película incómoda. Que nos pone en el papel de victimarios y de jueces, que nos hace aborrecer de la violencia pero que a la vez nos fascina. Todos queremos muerto al Guasón pero todos quisiéramos ser alguna vez como él. Vengador por mano propia, es lo que propone el film y lo que seduce a la platea. Es, de entrada, una película muy poco recomendable para el público infantil, sólo debe ser vista y comprendida por el adulto. 
Estupendo el trabajo de Phoenix en la piel de ese psicópata al que no le tiembla el pulso al cometer los crímenes más sádicos pero que puede disfrazarse de alguien que, en definitiva, hace reír a los niños. Como su baile sensual, que esconde en su tensión toda la fuerza y la violencia reprimida, excelente es el manejo físico del actor. Como sus gestos desfasados, su carácter psicótico bien marcado y su carcajada histérica, que, sin llegar a las alturas de la de Tom Hulce en "Amadeus", es una marca de fábrica. Todo un hallazgo es este Joaquin Phoenix en la piel del "Joker" y bien merecido sus premios. La dirección de Todd Phillips también resulta vigorosa e incómoda para un espectador acostumbrado a que lo traten bien en el cine, y éste sabe cómo molestar. Un buen material cinematográfico que da para el análisis sociológico y proporciona mucha tela para cortar en esa marea de marginales que finalmente toman las calles incendiando y rompiendo todo a su paso y entronizando como a un dios al asesino serial en que se ha convertido Arthur ("Happy") Fleck.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).



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