miércoles, 9 de septiembre de 2020

Mi crítica de "La Casa de los Espíritus" (Cine)

Es bueno que cine y literatura se unan a veces, pero es una lástima que se obtengan resultados tan mediocres como en esta ocasión. Bille August, su director, cosechó lauros importantes en otros tiempos, como la magnífica "Pelle, el conquistador" (1988) que ganó el Oscar a la mejor película extranjera, entre otros premios, y "Con las mejores intenciones" (1992), film que narraba la infancia de Ingmar Bergman, quien lo eligió a August para que dirigiera la película y en donde conoció a la excelente actriz que sería su esposa: Pernilla August. El danés Bille August, de 71 años dirigiría en 1993 esta adaptación de la excelente novela de la chilena Isabel Allende, novela que en mucho excede la calidad de este film. Las novelas de Allende están sembradas de detalles, de cosas que parecen nimias pero que dan espesura a su escritura. Generalmente son sagas familiares, como en esta, que trascienden los límites del tiempo y el espacio y se prolongan hasta más allá del tiempo. La película es lo que yo llamo un "bolso de viaje", porque trata de meter en el mínimo espacio la mayor cantidad de cosas posibles. Como nunca en ninguna otra película se cuentan tantos hechos en una velocidad tan grande: se trata de compendiar un libro de 500 páginas en poco más de dos horas y veinte. Para eso se cuenta con un elenco multiestelar: Jeremy Irons (con su maquillaje burtlancasteriano absurdo), Meryl Streep (que es una de mis actrices favoritas, pero en esta película está inaguantable, luciendo su espíritu angelical de imbécil, no hizo ninguna otra película tan mala, salvo "Mamma mia!"), Glenn Close, una de las mejores actrices del mundo, que deja muy chiquita a Meryl con su papel de vieja bruja Férula, y los jóvenes Winona Ryder y Antonio Banderas, a los que no les toca papeles tan complicados porque dada su juventud no se trata ya de "componer" un personaje. La película no mejora al libro, sí saca algún provecho de la posibilidad narrativa del cine de la imagen por sobre la palabra, sintetizando situaciones con una visión que condensa el lenguaje escrito. Se pierden, sí, las reflexiones jugosas de Isabel Allende, que dejan siempre una profunda huella en quien disfruta de sus páginas, y con el apuro se le olvidó a August contar, por ejemplo, que Clara (Meryl Streep) tuvo dos hijos más que Blanca (Winona), y que la que fue torturada por el régimen pinochetista no fue Blanca sino su hija, Clara, cuando ésta ya contaba 18 años, por estar de novia con un estudiante de derecho comunista, Miguel. Se pierde mucho de la épica familiar que narra la autora con esta supresión de personajes. La novela es de 1982, y sólo voy a decir a favor de Allende (ahijada de Salvador, a quien consideró como un padre), que el libro que más me hizo llorar en mi vida -pero llorar con ganas, eh- es "Paula", en el que escribe de un modo novelado-documental la muerte de su propia hija después de meses de estar en coma. Algo que también se pierde en la película es el comentario de que el gobierno de Salvador Allende fue la única democracia de carácter comunista en el mundo votada en libertad de urnas y por voluntad del pueblo.

La película comienza con la niña Clara profetizando hechos que irían a ocurrir y pudiendo levitar objetos a voluntad. Mientras Esteban Trueba (Irons) era el prometido de su hermana Rosa. Rosa, una verdadera belleza muere a poco de iniciada la obra, por el hecho de tomar vino de la copa destinada a su padre, un candidato conservador. El hecho es preanunciado por Clara, quien, al sentirse responsable, decide dejar de hablar. Queda muda mientras pasan los años, hasta que Esteban vuelve a la casa familiar para pedir ahora la mano de Clara. Ahí ella se despabila y le pregunta si vino a ofrecerle casamiento. Revuelo general en la casa porque la joven Clara (ya nos comimos una punta de años) habla. Pero no por eso dejará de ser la tolola de siempre. Todos creen que como vive en ese mundo angelical rodeada de los espíritus del aire, del agua y de la tierra es un ser especial. Y lo es: nadie como ella para hacer mover las cosas a su antojo, poder éste que poseía la abuela de Isabel Allende, según nos cuenta. Pero la hermana de Trueba, Férula, es una mujer consumida por los celos y el resentimiento y ante el casamiento de su hermano se reúne en secreto con Clara para aclarar quién se va a ocupar de ella. Clara le dice que no tenga miedo, que se irá a vivir con ellos, y le ofrece su cariño haciéndola llorar y temblar de emoción, pues nunca en su vida había sido tratada con amabilidad y amor. El trabajo de Glenn Close roza la perfección y está lleno de matices: es de destacar que durante toda la vida en común Clara llevará vestidos de tonos blancos mientras que Férula vestirá siempre de negro riguroso. Se van a vivir los tres a Las Tres Marías, hacienda que Trueba había comprado luego de encontrar oro en una mina y de reconstruirla a fuerza de voluntad durante 20 años. Férula pasa a adquirir protagonismo -se convierte en el personaje más interesante de la película- cuando le cuenta al cura en acto de confesión su curiosidad malsana por la vida sexual que llevaban su hermano y cuñado, espiándolos a veces mientras tenían relaciones y deseando haber conocido hombre. Mientras, Esteban viola a una de las campesinas dejándola embarazada sin saberlo, y visita a una prostituta llamada Tránsito a quien le presta 50 $. Esta conexión le servirá de mucho en su futuro. A todo ésto Clara ha quedado embarazada de Blanca (los nombres de las mujeres denotan todas una cierta luminosidad y candidez: Clara-Blanca-Alba). En un viaje que hacen los padres de Clara para ir a visitarlos, tienen un accidente de auto y son atropellados por un tren, donde la madre pierde, literalmente, la cabeza. Por suerte Clara visualiza dónde está la cabeza y van a buscarla con la policía. En ese momento se le ocurre parir.
Ya nos salteamos otro montón de años (ah, perdón, en cine se llama elipsis temporal) y encontramos a Blanca de aproximadamente 7 años, cuando, en una tarde de juegos, entra a la casa el hijo que Trueba tuvo con la campesina y por un acercamiento que tiene con Blanca nos enteramos que trae resentimiento: está a punto de abusar de ella o de ahorcarla, quiere repetir lo que el patrón hizo con su madre. Blanca y Pedro, el hijo de uno de los campesinos, llamado Segundo, se bañan desnudos en el río, provocando el escándalo de su madre y la violencia del padre, quien impide que se vuelvan a ver. Pero Blanca vuelve, ya crecida, y se encuentra con Pedro de noche en el río para hacer el amor, como cada año mientras regresaba a Las Tres Marías en las vacaciones estivales. Se produce el primer enfrentamiento de Esteban con Pedro, pues lo halla movilizando a los campesinos para que reclamen salarios justos y días de descanso semanales. Hace dispersar a la multitud a punta de escopeta y al joven le da correazos con su cinturón. Mientras, los conservadores tratan de presionar a Trueba para que se presente como senador, y de presentarle un conde francés, Satigny, para que sea el novio de Blanca. Después de un terremoto, vuelve a su estancia y encuentra a Férula durmiendo junto a su esposa y la echa de la casa así sin más. Clara, que ha escuchado todo, lo rechaza. 
El conde Chatigny es un asiduo visitante de la familia Trueba y se ha puesto de novio formal con Blanca -lo que no dice la película es que llegan a casarse-. Una noche se presenta el espíritu de Férula para despedirse, ha muerto. Cuando Clara va verla en la mísera casa en que vivía, le revela al cadáver que sabe todo lo de la relación de su hija con Pedro, y que está muy orgullosa de ellos porque reivindican su amor y al campesinado. Pero el conde los descubre haciendo el amor junto al río y va a delatarlo al padre de Blanca, Esteban, preso de la ira, sale a buscarlos y se encuentra con Blanca volviendo y la desmaya a correazos. Clara se interpone y su marido la golpea, entonces ella le dice que desde ese momento dejará de hablarle para siempre. Clara y Blanca toman el tren y se van de la plantación. Segundo, el indio padre de Pedro también se va pues no quiere estar allí para cuando Esteban encuentre a su hijo. El hijo natural de Trueba se presenta para delatar el escondite de Pedro. Esteban lo encuentra dormido en un cobertizo y trata de matarlo, pero tiene muy mala puntería y Pedro se escapa.
Blanca está embarazada, y su padre le dice, en una visita a la casa familiar, que ya ha matado a Pedro, Blanca se enfurece y lo ataca, pero Clara la calma diciéndole que está vivo, que lo puede ver. Trueba deja la cámara del Senado para ir a ver a su mujer y pedirle perdón y pedirle de volver. Clara lo deja con la condición de no hablarle. Llega el cumpleaños de Alba, quien ya tiene 7 años y se presenta a la fiesta el hijo de Trueba y pide hablar con el Senador. Le dice que es su hijo y que quiere alistarse en el ejército y que necesita plata para sus estudios. Esteban le dice que lo va a conectar con gente conocida en el ejército. Mientras, asistimos a la elección presidencial: ha ganado el Frente Popular, el senador Trueba queda desolado. Pedro llama a Blanca por teléfono y se encuentran junto a la hija de ambos. Tras la derrota, Clara y Esteban vuelven a unirse y revisan fotos viejas juntos. Han expropiado la estancia de Las Tres Marías. Es Navidad -¿alguien le puede avisar a August que en Chile para navidad no nieva ni hace frío?- Clara está adornando el árbol y le da un ataque: está muriendo. Sólo está con su nieta, y le dice que no le tenga miedo a la muerte, y que le diga a su abuelo que pronto volverá para buscarlo. Y se muere. Asistimos al entierro, en donde hay varios militares que saludan al viudo. Los militares toman el poder. Lo que la película no dice que otro de los personajes es Pablo Neruda, que morirá pocos días después del suicidio de Allende, al entregar el poder.
Ahora vienen por Blanca. Ella sabe que no puede escapar, pide despedirse de su padre y le dice que Pedro está escondido en el sótano y que lo ayude a salir del país. Hay racias por la calle. La interroga su hermanastro y la golpea duramente. Esteban, desesperado por su hija pide ver al ministro, pero es recibido por un soldado y él le dice que si no sabe con quién está hablando, que gracias a él están ellos en el poder y que fue él quien hizo el contacto con los americanos. Pero le confiscan el auto.
Mientras el hermanastro de Blanca la tortura y la viola, y se da a conocer con sutiles referencias al momento vivido cuando ella era niña en Las Tres Marías -no me dan los tiempos-. Hay un momento de suspenso cuando Esteban lleva a Pedro escondido bajo el asiento del auto -¿cómo, no se lo habían confiscado?- al llegar a la embajada canadiense. Pedro logra escapar, gracias a la prostituta Tránsito -la única que no envejeció- quien ahora está en las altas esferas y le debía a Esteban un favor. Torturan a Blanca y la dan por muerta, pero el espíritu de su madre la rescata para volverla a la vida y la tiran en un descampado. Ella vuelve a su casa.
Luego que todo ha recobrado su orden Blanca lleva a su padre a Las Tres Marías para morir junto a Clara. Blanca dice que su madre lo ha dejado todo escrito para dejar testimonio de esos tiempos vividos y ella se pregunta si quiere seguir con esa historia de odio, rencor y venganza y encuentra que la vida es lo más valioso, junto con su hija, Pedro, la luz y el futuro.
Y así termina este gran bodoque pastiche que junta y rejunta cosas para que entendamos cómo llegamos al comunismo en Chile y cómo duró tan poco tiempo. Un consejo: lean el libro, que es mucho más interesante que este frankensteniano film.
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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