viernes, 5 de julio de 2019

Mi crítica de "Inocencia y Juventud" (Cine-Alfred Hitchcock-1937)

Continuamos con el análisis de los films del período inglés sonoro del gran "maestro del suspenso".
En 1936, Hitchcock es reconocido por unanimidad como el más representativo director británico. Sus películas aportan dinero y son saludadas por la crítica. Sin embargo la Gaumont British, la casa de producción que lo contrata, se debate por sus serias dificultades económicas. Primero, es objeto de intenciones comerciales de parte de las empresas norteamericanas más importantes, como la Twenty Century-Fox. Incluso en Inglaterra, John Maxwell, propietario de una compañía más poderosa, intenta tomar también el control de la Gaumont British. Luego, sobreviene la crisis del cine inglés. Demasiados films se produjeron en treinta años. El mercado, ya no puede absorberlos. Los nuevos dirigentes de la Gaumont British anuncian bruscamente su decisión de reducir la producción. Resultado: una serie de despidos entre los cuales el propio Michael Balcon, el productor de Hitchcock, es una de las víctimas. Enseguida encuentra trabajo en la filial londinense de la Metro-Goldwyn-Mayer. Siempre por problemas económicos, la Gaumont British se deshace de sus estudios de Sheperd's Bush, considerados demasiado onerosos, para inclinarse hacia los de Islington.
Todos estos acontecimientos tienen como consecuencias que Hitchcock esté, a partir de ahora,, libre de cualquier compromiso respecto de sus empleadores. Entonces firma con la Gainsborough, lo cual no representa un gran cambio para él, puesto que esta empresa continúa trabajando, pero alternadamente, para la Gaumont British. En el calendario muy apretado de la producción, se previó una película con Hitchcock para 1937. ¿Va a rodar el quinto film de espionaje? Se preguntaban si, fuerte en sus éxitos de ese género, no iba a dedicarse completamente a ello.
De hecho, "Inocencia y Juventud" marcará una ruptura con esta serie. La trama se basa esta vez en un boceto policial clásico. Tal vez haya una razón comercial para este cambio de inspiración: "Agente Secreto" y "Sabotaje" no tuvieron el mismo éxito que "Los 39 Escalones". Otro cambio: el libro en el cual se inspira el film, "A Shilling for Candles", de Josephine Tey, no está firmado por un autor conocido, como fue el caso de las dos películas anteriores, adaptada la primera de un cuento de Somerset Maugham y la segunda de una novela de Joseph Conrad.
Entonces, sin escrúpulos, se toma muchas libertades con el texto. Cuando en la novela un detective tenía el primer papel, Hitchcock eligió como héroe a una pareja. Siempre refractario a las intrigas policiales simples (siempre detestó los famosos whodunits), cambia la identidad del asesino y se deshace incluso de ese suspenso desde  las primeras imágenes, incluso antes de que el crimen se cometa conocemos al autor.: ¡el ex marido de la víctima! Al principio, Hitchcock trabaja la adaptación con Charles Bennet, como lo viene haciendo desde hace varios años. Pero, signo anunciador del propio destino de Hitchcock, el guionista lo deja muy rápidamente: contratado por el productor David O. Selznick, parte hacia Estados Unidos.
Eso no perturba en ninguna medida al director, puesto que, tal como lo cuenta su ex productor Ivor Montagu: "el nombre de Charles Bennet figuraba en los títulos, pero lo que Hitchcock quería era un simple portaplumas. Deseaba sobre todo alguien con quien discutir. Alma (su esposa) se ocupaba perfectamente de ello. Por lo demás, él decidía todo, al capricho de su inspiración del momento". Por otra parte, en general Hitchcock pasa por lunático. Los actores son las primeras víctimas de sus cambios bruscos de humor. En el set, los insulta, los humilla, les hace todo lo que puede para desestabilizarlos. Lejos de disculparse, legitima esta práctica y hace de ella un método de trabajo. Si quiere "darles rabia" -explica- es para hacerlos "naturales". Se comporta como un dictador ante el cual todos tiemblan.
Es esta imagen la que Derrick de Marney, el actor principal de "Inocencia y Juventud", conservó del rodaje con Hitchcock. "En el set -confía a un periodista del 'New York Times'- cabeceaba gustoso. Mi compañera, Nora Pilbeam, encarnaba a una joven romántica por primera vez en su carrera. 'Hitch' quería que interpretáramos una escena en un 'tempo' sumamente rápido. Aunque la cámara entró en acción, se hundió en un sopor beato. Finalmente abrió los ojos con dificultad, consultó su reloj y gruñó: 'Demasiado lento, cincuenta segundos en lugar de treinta como había previsto. Hay que volver a hacer la toma'" En esa época, el director todavía necesitaba de un cronómetro. En lo sucesivo prescindiría de él, aunque diera más la impresión de que se desinteresaba por lo que ocurría en el set.
Para el papel femenino convocó a Nora Pilbeam, quien comenzó su carrera en las tablas como niña prodigio. La joven, en el momento de la filmación no tenía más que 17 años, pero Hitchcock ya la había contratado tres años antes para "El Hombre que Sabía Demasiado". ¿Es porque la conoció de muy pequeña que se muestra con ella y sólo con ella paternal y afectuoso? Tal vez comprende que no podrá sacar nada más de una actriz que, según Eric Rohmer y Claude Chabrol, nunca formará parte de su panteón de heroínas. Sin embargo, el humor insoportable de Hitchcock tiene otra explicación. Luego de las dificultades de la compañía, la filmación se interrumpió al cabo de unos días. El equipo debe dejar Live Grove para instalarse en los estudios de la Pinewood. ¡Desagradable para un profesional como Hitchcock! Finalmente él gana con el cambio.
El mayor set de ese complejo ultramoderno, que requisa como oficina, le da la posibilidad de realizar una verdadera hazaña técnica, un travelling de antología, una de esas secuencias que apenas filmadas, entran sin dificultad en la historia del cine. Como en "El Hombre que Sabía Demasiado", la última gran escena tiene por marco un lugar público. Esta vez no se trata de un teatro, sino del hall de un gran hotel. En escena, una orquesta de músicos blancos maquillados como negros, según la tradición de entonces de "The Black Faces Minstres" toca jazz. En la sala, al fondo, sentados a una mesa de té, la joven heroína y un vagabundo (vestido de manera elegante para la circunstancia) trataban de descubrir al criminal. No saben de él más que un detalle: tiene un tic, guiña los ojos. La cámara va a encontrarlo, al final de un travelling de 45 metros que necesitó dos días de ensayos, que movilizó a docena de extras, utilizó la mayor grúa de Inglaterra, y obligó a Hitchcock a rehacer el decorado una vez que se terminó de  filmar la secuencia.
El director le contó a Francois Truffaut cómo había procedido: "Coloco la cámara en la posición más alta de la gran sala del  hotel, cerca del techo y encaramada en la grúa. Esta atraviesa la gran sala de baile, pasa a través de los bailarines, llega hasta la plataforma en dónde están los músicos negros, aísla a uno de esos músicos que está en la batería. El travelling concluye con un primer plano del baterista  que también es negro, hasta que sus ojos llenan la pantalla, y en ese momento los ojos se cierran, es el famoso tic nervioso. Todo esto en una sola toma". Como siempre, la hazaña técnica no tiene nada de gratuito. Primero, está al servicio de la acción. Los elementos apuntan al mismo objetivo, aplazar el suspenso y hacer surgir el interés del espectador. "En ese momento -explica Hitchcock- el público sabe quién es el criminal, y la pregunta que se hace es: ¿cómo el vagabundo y la muchacha van a descubrirlo?" De esta manera, el ojo del espectador está literalmente hipnotizado por ese largo y rico movimiento de la cámara que Eric Rohmer y Claude Chabrol han calificado como "el más hermoso travelling antes de toda la historia del cine". Pero la música también cumple su papel. El fragmento interpretado por la orquesta se titula "The Drummer Man" ("El Baterista") y la letra dice: "No es un enigma, no es una adivinanza, pero ¿quién es aquel a quien siempre se olvida cuando se piensa en una orquesta?" La cámara da la respuesta. "Es el lenguaje de la cámara la que sustituye al diálogo" -aclara Hitchcock-. Y no es tampoco casualidad que el asesino sea un baterista: ¡en inglés, murderer, es el anagrama fonético de drummer!
 Sólo por una hazaña, "Inocencia y Juventud" merece su lugar junto a "El Hombre que Sabía Demasiado", "Los 39 Escalones", "Agente Secreto", "Sabotaje" y "La Dama Desaparece", en la serie agrupada por los críticos bajo el nombre de "Clasic Thriller Sextet", seis películas filmadas en la misma década y para la misma compañía inglesa. "Inocencia y Juventud" es incluso uno de los films de Hitchcock que contiene en germen toda su obra futura. El travelling final anuncia el de "Notorius". La manera en la cual Derrick de Marney atrapa con su mano a último instante a Nora Pilbeam prisionera en el auto que se hunde en el suelo, recuerda la escena de "Intriga Internacional" en la que Cary Grant hace lo mismo con Eva Marie Saint. También en "Inocencia y  Juventud" hay un plano de pájaros agresivos asociados con un crimen... veinticinco años antes de "Los Pájaros". Pero "Inocencia y Juventud" puede estar relacionada con "Frenesí", "El Hombre Equivocado" o "Para Atrapar al Ladrón". Y otras tantas comedias románticas y de aventuras en las cuales el héroe, acusado injustamente de un crimen que no cometió, se lanza a una carrera de persecución para probar su inocencia. En cada oportunidad recibe ayuda de una joven que termina enamorándose de él y que lo ayuda a demostrar que no es culpable.
Hitchcock ofrece aquí una variación más liviana del tema. El film lleva bien su nombre: la juventud y la inocencia son sus vectores. Los actores tienen la edad de su papel: Nora Pilbeam apenas ha salido de la adolescencia, Derrick de Marney tiene justo 30 años. Está en el principio de su carrera. La historia de amor que los une está construida como un cuento de hadas, con dos referencias claras a "La Bella Durmiente del bosque": en la escena del encuentro entre ambos héroes, Nora Pilbeam hace volver en sí a Derrick de Marney, quien se ha desmayado en la comisaría. Un poco más tarde, el joven sube a la habitación de la muchacha y la arranca de sus sueños para anunciarle que ha decidido entregarse a la policía.
Sin embargo, no reina un buen clima en la filmación. A pesar del cambio de estudio, el ambiente continúa siendo detestable. Apenas se termina el rodaje, Hitchcock viaja a Italia, dejando el montaje para más adelante. A su regreso, se entera de que las nuevas dificultades económicas pueden retrasar el estreno de "Inocencia y Juventud". Entonces se anuncia que tomará nuevamente vacaciones con su familia, pero esta vez en los Estados Unidos. Según los suyos no se trata nada más que de un viaje de placer. Pero nadie es tonto. Desde hace muchos años los productores norteamericanos le ofrecen propuestas. Hitchcock se hace el desentendido. Pero los acontecimientos se precipitan. La partida de Charles Bennet no era una excepción: numerosos colaboradores del director ya han tomado una decisión. Le cuentan sus condiciones de trabajo en un país donde el cine es rey. En Inglaterra, su carrera sólo puede estancarse, ¿no es acaso el primero? Y luego, la situación económica continúa degradándose en las productoras. La noticia de la llegada de Hitchcock a los Estados Unidos no pasa inadvertida. Cuando el magnate de Hollywood David O. Selznick se entera de ello, le envía un telegrama a su agente, Katherine Brown. "Deseo tener a Hitchcock como director, y creo que sería prudente que usted se encuentre y charle con él".
In situ, Hitchcock permanece muy evasivo. Pero multiplica las entrevistas, como si quisiera tantear el terreno. Su humor hace las delicias de la prensa. Apenas se le pregunta sobre sus intenciones, responde muy evasivamente. De hecho, su decisión ya está tomada. Pero el montaje de "nocencia y Juventud", abandonado una vez más, ya no puede esperar. Entonces Hitchcock regresa a Inglaterra a principios de septiembre para ponerse a trabajar. Lo hace con la prisa de un hombre que sabe de qué está hecho su futuro. Por apresurarse suprime la última escena, una cena con la familia de Erica (Nora Pilbeam) en la que Robert Tisdall (Derrick de  Marney) es oficialmente invitado y reconocido como futuro yerno del muy serio comisario de policía encargado de la investigación. Después de los últimos tijeretazos Hitchcock sólo tenía una idea en su cabeza: liberarse de su contrato con la Gainsborough. Le debe todavía una película pero su mente está ya en otra parte...
Y gracias por leerme nuevamente hasta aquí.
El Conde de Teberito (un crítico independiente).

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